COMO SER MÁS FELIZ, PARA SIEMPRE
Introducción
¿Es usted Feliz?
Muchos afirman que el sentido de la vida, reside en el goce y
disfrute de la felicidad. Sin embargo, más del 65% de la población mundial, define
su propia vida como una carga pesada de infelicidad, y sólo una de cada diez
personas es real y totalmente feliz. ¿En qué bando se encuentra usted? Y lo que
es más importante ¿En qué bando desea estar Usted?, es decir, ¿Desea ser
feliz?.
Todos poseemos en nuestro interior, las capacidades y talentos para
ser felices, la máquina de la Felicidad, reside en su interior y está en
perfectas condiciones, pero para funcionar usted debe pulsar voluntariamente el
botón de arranque. ¿Está decidido a hacerlo? ¿ Ya Ha decidido ser feliz?.
Dado que está leyendo estas líneas, obviamente su respuesta será ¡Si, quiero ser feliz!, considere pues este
libro, como un vehículo que le conducirá a ese estado de Felicidad que desea, o
mejor aún, como el manual de instrucciones de su máquina interna de Felicidad,
porque gracias a él, descubrirá los secretos y técnicas que le traerán la
felicidad a su vida, independientemente de sus circunstancias personales,
elevándolo por encima del común de los hombres y llevándolo a un estado de
verdadera luz y Felicidad.
Los contenidos de este libro, están extraídos, tanto de la
sabiduría milenaria, proporcionada por los más grandes maestros de la
humanidad, como de los más avanzados descubrimientos de la ciencia moderna y
probados y comprobados, por la experiencia directa de millones de personas.
Lo que tiene delante de sus ojos no es un libro lleno de teorías,
sino un libro práctico, que le proporcionará resultados, con sólo que usted
cumpla dos condiciones:
La primera es que lea cada párrafo, cada palabra, cada letra, con
un estado mental abierto, con el objetivo de asimilar totalmente la información
aquí expuesta, y con el deseo ardiente de ser totalmente Feliz.
La segunda, por otra parte, es más sencilla, sólo recuerde que el
conocimiento sin acción no sirve de nada, usted ha de aplicar cada concepto en
su vida diaria, justo en ese mismo momento en que este le sea presentado
¡Aplíquelo!.
Con cada concepto aplicado, su Felicidad aumentará un poco más y
Usted lo sentirá en su interior y lo verá en el reflejo del espejo de su cuarto
de baño en forma de un Usted más sonriente y feliz.
Si usted siempre ha deseado ser feliz, pero nunca ha podido saber
como conseguirlo ¡Felicidades! Porque hoy supondrá, el inicio de una nueva vida
para usted, una vida en la que la luz retirará las sombras del abatimiento y la
depresión. Una vida en la que sus sentidos, le harán vibrar con el cálido
sentimiento de la esperanza en la nueva vida.
En definitiva, una nueva vida, repleta de Felicidad
COMO SER MÁS FELIZ
PARA SIEMPRE
Capítulo 1: ¿Se merece Usted ser Feliz?
Grábese esto en su cabeza ¡Usted se merece ser
feliz!, dígalo ahora en voz alta
¡Yo, merezco
ser feliz!
¡Voy a ser
Feliz!
¡Estoy
comenzando a ser Feliz!.
La vida media de un hombre, son unos 75 años, la
mitad de ese tiempo, usted la pasará durmiendo, así que sólo tiene unos 37,5
años de vida Consciente, un total de sólo 1.980 semanas de vida consciente, ¿se
da usted cuenta de que cada gota de este tiempo es un tesoro de incalculable
valor que jamás regresará?
Así que, dígame ahora, ¿Cuánto de ese tiempo ha
pasado ya? Quizás ha pasado ya más de la mitad, le queda mucho menos que cuando
empezó.
¿Cuánto ha desperdiciado preocupándose y siendo
infeliz? Y dado que su tiempo es el bien más escaso y limitado ¿No cree que
sería muy inteligente aprovechar cada gota al máximo, siendo inmensamente
feliz? ¿Verdad que suena razonable?
Cuando somos felices, la vida es lo más hermoso
del mundo, pero cuando la infelicidad nos tiene cogidos, apenas podemos
respirar, y la vida nos parece una carga inmensa, tanto que la gran mayoría de
suicidios, se producen porque la infelicidad y el sufrimiento, eran tan
grandes, que la vida ya no tenía sentido. Eso es tanto como decir que quizás el
sentido de la vida, sea Vivir Feliz. ¿Algo exagerado? ¡Quizás!, pero recuerde
que los escritos bíblicos afirman que Dios le concedió al hombre, a Usted, la
tierra y todo lo que hay sobre ella para su propio Goce y disfrute Sano y
Feliz.
O mejor aún, pregúntese a sí mismo ¿Acaso no ha
sentido en sus propias carnes que la vida si tenía sentido cuando su felicidad
era plena y total? Entonces, ese "Quizás" quiere decir que Usted se
debe a sí mismo el ser Feliz, porque como cada segundo de vida, es un bien
preciado que jamás regresará, pues quizás, lo más responsable sea apreciar ese
regalo y aprovecharlo disfrutando de la más plena y sana felicidad, de las que
seamos posibles ¿No lo cree usted así?
Ahora bien ¿Quién es Usted, que se merece ser
Feliz?
Lo primero y más Obvio, es que Usted es una
persona que Nació Manadora, me explico, en el momento de su concepción, habían
otros Mil Millones de espermatozoides compitiendo con Usted, con el que le
formó a Usted.
Mil Millones es una cifra que se dice pronto, pero
¿Podría ser capaz de visualizar tan enorme cantidad?. Sería casi imposible para
la mente humana realizar este logro, pues es una cantidad tan desmesurada, que
sólo la podemos sopesar, de una forma abstracta. Pues ahí está el Usted, la
esencia de Usted, compitiendo contra otros Mil Millones por conseguir el mayor
de los premios, un Premio que sólo Uno podía alcanzar, y que sólo Usted
alcanzó. ¡Realmente excelente! Realizando el increíble y maravilloso milagro de
la vida. ¿Comprende ahora que Usted
O mejor dicho, su esencia, es total y plenamente
de ganador?
Como premio a es Primer y Gran Logro, Usted
recibió esas aproximadamente 1.980 semanas de Vida Consciente, tiempo que
aprovechar, para disfrutar, siendo feliz.
Pero ¿Como ser feliz? Ese es un secreto que
descubrirá entre las líneas de este libro, puede ser que lo descubra en la
primera página, quizás hacia el medio, o puede ser que aparezca ante Usted,
justo en la última página. Pero aparecerá, y cuando lo haga, será como una
revelación en su vida.
En ese momento, por favor, deténgase y disfrute de
ese momento, pues será un momento tan especial, que cambiará su forma de Ver y
Sentir la vida para siempre.
Ahora lo importante, es que Usted ha comprendido,
que Usted Se Merece Ser Feliz; porque es un derecho que se ha ganado con su
nacimiento. Es su premio, el mítico sentido de la vida, hecho sentimiento.
Ese es el Objetivo al que ha de apuntar
tranquilamente con cada fibra de su ser, porque la Felicidad es esa sensación
que le eleva a una plenitud tal que cualquiera diría que usted ha evolucionado
a un nivel superior.
Por eso, le pido ahora por su propio beneficio
que, por favor, repita Ahora en Voz Alta, estas tres sencillas frases, para
afirmar su Decisión y su Derecho de Nacimiento, en su Subcosnciente:
¡Yo, merezco
ser feliz!
¡Voy a ser
Feliz!
¡Estoy
comenzando a ser Feliz!.
COMO SER MAS FELIZ, PARA SIEMPRE
Capitulo 2.-
Circunstancias... o Percepciones!
¿Quién decide si es usted Feliz o no? Usted mismo.
Algunas personas achacan erróneamente su Felicidad a sus
circunstancias, razón por la que jamás llegan a ser totalmente felices, porque
son como un barco sin velas ni timón, perdido en el océano, bamboleándose una y
otra vez, de un lado a otro y sin sentido.
Usted desea ser Feliz ¿verdad?, entonces le aconsejo que haga como
las otras personas, las que si son felices, las que tienen el control del el
timón de su propia vida e hinchan las velas para dirigirse directamente en el
sentido de la Plena y Sana Felicidad.
¿Cómo hacen esas personas?
Estando yo de vacaciones en el Caribe, tomé lecciones para conducir
un pequeño y rápido bote velero, llamado Catamarán, recuerdo que al comenzar
las lecciones, el viento soplaba en el sentido contrario de hacia donde yo deseaba
ir, y que el instructor estaba dirigiéndonos justo en esa dirección ¿Cómo lo
hacía? El usaba las circunstancias, el viento y las mareas para impulsarnos
hacia allá.
Eso es algo que intriga a mucha gente ¿Cómo puede ser posible
llevar un barco de vela en contra del viento?. Quizás porque si eso fuera
posible hacer, sería también posible dirigir nuestra propia Vida y la
Felicidad, en el sentido deseado. Aún con las circunstancias en contra.
Y Realmente ambas cosas son Posibles, y lo que es más, Millones de
personas lo hacen diariamente. Quizás, si le explico como lo realizaba mi
instructor de Catamarán, eso le lleve a aplicar la misma técnica en su vida.
¿No cree Usted que sería posible? Intentémoslo al menos.
Todo el mundo sabe navegar a vela, cuando el viento llega desde
detrás, simplemente dejas la vela, formando 90 grados respecto al viento, como
los antiguos barcos veleros de madera y el empuje del viento desde detrás te
impulsa hacia delante ¿Cierto? Esto es claro. El problema surge cuando el viento
llega desde delante, y uno desea ir en esa dirección, porque si tienes la vela
en posición normal, entonces el barco irá marcha atrás, justo al lado contrario
de donde deseas ir.
En la antigüedad, cuando esto pasaba, era hora de plegar las velas
y sacar los remos, y sudar para alcanzar el lado contrario, pero hoy en día la
Ciencia sabe más, sabe que si ponemos la vela en unos 45 grados con respecto al
viento, el propio viento nos impulsará hacia adelante y un poco a la derecha.
Así que sólo hemos de corregir la trayectoria un poco con el timón, y estaremos
aprovechando el viento contrario para ir allí donde queremos ir, y sin
esfuerzo.
Lo mismo pasa en la vida, cualquiera es Feliz, cuando todo le sale
bien, eso es muy fácil, pero ¿Qué hacer cuándo las circunstancias van en contra
de nuestros deseos? Simplemente no ser tan inflexibles, ser algo más flexibles,
para poder utilizarlas como un barco contra el viento, a nuestro favor, y
usarlas para conducirlas en la dirección deseada, la Felicidad.
¿Cómo se hace eso?
Utilizando nuestras velas, es decir, nuestros pensamientos, y
nuestro timón, es decir, nuestras percepciones.
En la antigua China, existía una hermosa historia para explicar
esto.
Cuando la Furia del poderoso Dios Viento se Desata Derrumbando
Casas y Haciendo Volar al ganado, el poderoso Roble se enfrenta al Dios Viento
usando toda su Fuerza y Rigidez. El Roble es orgulloso, porque está hecho de la
madera más endurecida que existe, pero ¿Qué mortal puede con un Dios?, así que
finalmente, el poderoso Roble se ve tumbado, vencido, roto y sirviendo sólo
como leña para los aldeanos.
Sin embargo, su primo el bambú es mucho más sabio, cuando el Dios
viento se enfurece, él se dobla sobre si mismo, en el compás del viento, hasta
que alguna veces, llega incluso a tocar el suelo, de forma piadosa, tal y como
si rezara. De tal forma resiste, adaptándose a las circunstancias, y cuando la
furia pasa, puedes encontrar el Bambú apuntando de nuevo al Sol. Feliz,
Contento, Vigoroso y Vivo.
Por eso, si deseas vencer en la vida, no seas obstinado, terco y
exigente como un roble, porque aunque seas tan vigoroso como él, los Dioses
podrán contigo, si quieres Ganar y Obtener la Victoria, se Flexible, Moderado,
y Adáptate como el bBmbú, disfruta de cada experiencia, sea buena o mala,
porque así estarás cada vez más Fuerte y Sabio y sobretodo más Vivo y Feliz.
Una gran sabiduría digna de mención ¿No lo cree usted así? De
hecho, si mira usted a su alrededor, verá que las personas infelices, son
aquellas que son siempre inflexibles y exigentes.
Mientras que aquellos que disfrutan de la vida, no se preocupan de
la circunstancias, disfrutan de cada momento, y saben sobrevivir, a las peores
circunstancias.
Así pues, llegamos a uno de los mayores descubrimientos de la Ciencia
Moderna, llamada Psicología, que no es otra que: "La Felicidad, no
depende de la circunstancias, sino de la interpretación que la mente da de
ellas".
Por tanto, lo importante no es lo que a usted le ocurre, eso no le
hace a usted ser feliz o infeliz, sino que realmente, es su Interpretación
sobre lo que ocurre, lo que causa esa reacción de felicidad o de infelicidad, o
lo que es lo mismo, su propia decisión sobre si realmente desea ser feliz o no.
Esto es realmente importante, Abraham Lincolm, lo describió de la
siguiente manera "En la vida, he descubierto que las personas son tan
felices, como previamente han decidido serlo"
Muchas veces he preguntado a las personas: "Y tu ¿Deseas ser
Feliz?"
Y siempre me responden que sí, pero cuando les pregunto "¿Y
has decidido Ya ser feliz?" Una mueca de sorpresa y desconcierto cruza por
sus caras, no comprenden que la Felicidad es un mero acto de decisión, y a lo
sumo me responden: "yo seré feliz cuando en mi vida ocurra ESTO...".
El "ESTO", algunas veces es ganar más dinero, ser curado de una
enfermedad, cambiar de país, de coche, o tener algo tan futil como una consola
de videojuegos.
Lo curioso es que cuando eso ocurre, si ocurre, son felices sólo
durante unos instantes, y luego regresan a su estado usual de infelicidad, en
busca del siguiente caramelo dorado.
Y es que Realmente la Felicidad, no reside en tu exterior, porque
la Felicidad se Encuentra Sólo en Tu Interior. Así que ¿Por qué no deseas ser
Feliz Ahora?.
Decide ahora ser Feliz. Dí "Ya" en voz alta:
"Yo decido ser Feliz
ahora, desde Ya, y para siempre, Soy Feliz".
¡Felicidades! Amigo mío, porque acaba usted de dar el primer paso
para alcanzar la Felicidad en su vida.
Hemos de realizar nuestras ilusiones, y más importante aún, hemos
de dejar que los demás realicen las suyas.
Estando un día en el parque, observé a un niño extremadamente
feliz, su sonrisa iluminaba su cara con aún más fuerza que el Sol, acababa de
bajar por un tobogán y estaba intentando subirlo al revés. Como era un niño
pequeño le costaba, pero cada paso ganado, era un enorme sentimiento de
satisfacción, superación personal y felicidad.
En esto sucede que con toda la buena intención del mundo, su madre
le toma en brazos y le sube directamente arriba del todo del tobogán,
poniéndole incluso en posición sentado para que bajara.
Como es lógico, el niño comenzó a berrear y a llorar
estrepitosamente, la Felicidad, se había transformado en una honda tristeza, la
sonrisa en lágrimas, y la madre no era capaz de comprender el "Por
que". Pues ella, al ser adulta, estaba acostumbrada a pensar en objetivos
realizados. Se había olvidado de que lo importante en la vida, es disfrutar del
proceso, así que con la mejor intención, ayudó a su hijo a subir rápidamente al
final, para que fuera feliz, disfrutando del objetivo alcanzado.
Pero el niño, puro como era, y por lo tanto, aun conocedor de su
propia naturaleza, era más Sabio al saber que lo importante para él, no era
alcanzar la parte superior, sino el proceso de Superarse en Cada Paso, de
Sentirse Vivo, y Mejorar, por ser Capaz de Realizar ese pequeño Logro que era
para él Tan Importante, de saberse, capaz de subir por el mismo.
Así que cuando la madre le ayudó, al proporcionarle una ayuda que
no había sido solicitada, en realidad le hizo un daño profundo en sus
sentimientos. Pues le robó la ilusión de autosuperarse, de librar su propia
batalla, disfrutando el proceso y sintiéndose mejor por ello.
El más grande de todos los maestros, dijo algo así como "En
verdad, que el sea en su corazón, como este niño, podrá alcanzar en su alma, la
paz, y el goce Feliz, del reino de los cielos".
Naturalmente, he cambiado un poco las palabras, para adaptarlo
mejor al tema que tratamos, pero la esencia permanece intacta. ¿Sabría decirme
quién pronunció estas palabras? De cualquier forma, lo importante, es
reaprender, lo que ya sabíamos de niños y nos hicieron olvidar. Que una vida
sin retos, no tendría sentido, sería demasiado sosa, aburrida.
Cierto que sería bonito durante una semana, quizás incluso durante
un mes, el tener una vida sosa y sin complicaciones, pero después perdería toda
su gracia. Porque en la vida, si sabe usted mirar bien, la lógica dificultad,
es en realidad, un reto, una oportunidad de disfrutar autosuperándonos.
De hecho, cuanto mayores sean sus problemas, eso significará que
usted vale más, que es más capaz, porque es lo suficientemente bueno, como para
enfrentarse a ellos y superarlos.
Naturalmente, mientras estamos inmersos en el problema, siempre
puede aparecer el miedo de no ser capaces de superarlo. Pero si miramos
objetivamente, veremos que siempre hemos solucionado cada problema de una forma
u otra. Si no me cree, mire hacia atrás en diez años. ¿Qué le preocupaba
entonces? Seguramente, le será difícil recordarlo, por eso algunas personas se
sienten tentadas a decir "¡Ah, entonces yo no tenía verdaderas
preocupaciones!" Pero si piensan con detenimiento, tendrán que reconocer
que tenían también problemas, que eran importantes a su nivel. Y algunos
problemas quizás, hasta los echen de menos. A pesar de lo mucho que los odiaban
entonces.
Es por ejemplo, el caso del hombre casado, que entonces se
preocupaba de saber, con que bella muchacha saldría esa noche. Quizás esté
contento y feliz con su estado actual, pero puede ser, que quizás eche algo de
menos esa sensación de conquistar, o ser conquistado, de la experiencia de la
caza. De hecho, en este sentido, los expertos cazadores dicen que lo importante
de la caza no es conocer la presa, no es comerse la presa en la cena, sino el
disfrutar de esa sensación de sentirse vivo. La sensación del reto.
Personalmente aborrezco la caza, porque odio matar, pero sé
reconocer la sabiduría que el cazador pronuncia, al afirmar que "lo
importante es la sensación de sentirse vivo con el reto"
Y es que el Hombre, y naturalmente la Mujer, es un conseguidor de
metas Está en nuestra naturaleza el querer ir a más. El Autosuperarse, el
Sentirnos Mejores, Más Vivos y útiles.
¿Sabía Usted que la probabilidad de morir de un ataque cardiaco, se
multiplica por diez, después de Jubilarse? La Ciencia Médica afirma que es por
una causa muy sencilla, al desaparecer los problemas, las preocupaciones, los
pequeños y grandes retos de la vida diaria, las ganas de vivir, desaparecen
también, y el cuerpo humano comienza a entrar en un proceso de autodestrucción,
que no podrá ser detenido, a no ser que se encuentren nuevas tareas y retos con
las que disfrutar y sentirse mejor.
Así que quizás sería inteligente, replantearse la típica postura de
retrasar y repudiar los problemas, después de todos, estamos vivos gracias a
ellos, por que son los que nos producen esas ganas de vivir para superarlos.
En cierta ocasión, conocí a un comercial que odiaba vivir, no sé
hasta que punto sería cierto, pero esas eran sus palabras, literales. Me
comentó que... "¡Si no fuera porque tengo que mantener a mi esposa y a mis
hijos, me suicidaría!" Era verdaderamente algo trágico oírle decir
aquello. Así que le señalé, que era una suerte que él tuviera tantos problemas
económicos, él asombrado me preguntó "¿Por qué?"
"¡Bueno!," le dije yo, "si usted fuera rico y
careciera de preocupaciones económicas, quizás decidiera matarse de verdad, y
tanto su esposa como sus hijos, carecieran de la persona que más aman en el
mundo."
Aquella respuesta le sorprendió verdaderamente, y le hizo pensar,
tanto es así, que le preguntó a su esposa y a sus hijos que preferirían, si
vivir ricos y sin él, o vivir pobres, pero con él. Por suerte, la mujer le
dijo, que era un condenado cascarrabias, pero que era "¡Su
cascarrabias!" Y que prefería cien veces vivir pobre y con él toda la
vida, que estar sola y tener todas las riquezas del mundo.
Aquello cambió su vida, y le hizo recordar porqué se había casado,
y ver las incalculables riquezas que poseía en un cuerpo sano, dos hermosos
hijos y una esposa fiel que le amaba, como sólo una mujer puede amar.
Y paradójicamente, aquello cambió su vida, a partir de entonces,
cada vez que recibía una factura más, no cabía de gozo en sí mismo, porque se
repetía a sí mismo, "¡Es maravilloso, poseo tanto amor en mi vida, que
siempre estamos juntos en las dificultades!" Aquello le daba fuerza para
superar obstáculos y seguir adelante. Él mismo reconocía que no sabía como lo
conseguía, pero siempre lo hacía, como siempre lo había hecho. Y como lo hacen
diariamente millones de personas en todo el mundo. Pero lo importante es que
ahora disfrutaba del proceso, era feliz, y realmente hay mucha diferencia,
entre vivir, desgraciado y feliz. Mucha más que entre ser pobre o rico.
Naturalmente, no estoy diciendo que sea necesario ser pobre para
ser feliz, ni eso ni todo lo contrario. Pero lo que si afirmo categóricamente,
es que Usted, y cualquiera puede ser totalmente feliz y disfrutar de la vida,
de una forma plena y total, independientemente de las circunstancias.
Esto es tan importante, que aunque no me agradan las repeticiones,
lo diré de nuevo, para que quede bien grabado, en su subconsciente, si usted,
así lo desea.
"Usted puede ser totalmente feliz, independientemente de las
circunstancias".
De hecho, el secreto de cómo conseguir que esta afirmación sea
verdad para Usted, es lo que descubrirá en estas páginas, un secreto que
cambiará su vida, mejorándola para siempre.
Para ello debemos antes de comprender bien, que cada uno de
nosotros, tiene una mente independiente, con sus propias ideas y su propia
forma de ver la realidad, de tal forma, que lo que puede ser verdadero para
Usted, puede no serlo para mí o para otra persona, lo que es más, puede no ser
en absoluto lo que ocurrió realmente.
Cuando digo eso, me viene a la mente una imagen que ya no recuerdo
donde vi, quizás era uno de esos chistes gráficos que tanto éxito tienen en los
periódicos, en él se veían a tres personas, mirando una escena donde había
pintado un círculo sin adornos.
Un empresario de internet veía en él una imagen del mundo.
Un médico dietético veía una manzana.
Y un piloto de carreras, el esquema de un neumático de alto
rendimiento.
Encima de ellos lucía un cartel con letras inmensas que decía
"¡El mayor descubrimiento de la humanidad!"
De hecho, quizás para Usted, ese mismo círculo podría significar
algo totalmente diferente. Por lo que podemos comprender fácilmente, que lo
importante no es tanto el hecho que ocurre, sino como reaccionamos ante él. Esto
puede ser tan importante, que puede marcar la diferencia entre el Éxito o el
Fracaso, la Vida o la Muerte, y más comunmente, entre la Felicidad o la No
Felicidad.
Recuerdo que W. Clement Stone, en su magnífico libro "La
actitud mental positiva", una obra maestra que le recomiendo
imperiosamente que lea, comentaba que, y cito textualmente "En cada
adversidad, existe la semilla, de un beneficio igual o aún mayor".
Por ejemplo, que usted pierda su empleo, puede ser una desgracia, o
la oportunidad que necesitaba, para dar un vuelco a su carrera y empezar otro
mejor, más rentable, y que le llene mil veces más.
O que el novio de toda su vida le abandone, puede ser la
oportunidad de conocer a un chico que la aprecie más, la quiera más y la haga
sentirse mejor.
Así pues, dado que en casi todas las ocasiones, toda desgracia o
adversidad, contiene la semilla de la oportunidad de obtener un beneficio
quizás mayor ¿Porqué llorar las pérdidas? ¿No sería más inteligente y sabio
alegrarse y celebrar los Beneficios que obtendrá?.
En cierta ocasión, siendo mi negocio aún joven, sufrimos un
importante ataque hacker, un pirata informático de alto nivel, entró en
nuestros ordenadores, haciendo una sutil e inteligente maniobra con la
intención de hundirnos. Una hora después, los efectos se sintieron, y fuerte.
Recuerdo a los socios reunidos, abatidos y temerosos, entonces entré yo,
alegre, feliz, rebosante de entusiasmo y pronuncié "¿Os habéis enterado?
¡Que maravilla! ¡Hemos tenido un ataque hacker!" Recuerdo que la encargada
de contabilidad me miró con los ojos insípidos y me dijo "¿Qué tiene eso
de maravilloso?" He de reconocer, que esa era justo la pregunta que yo
necesitaba y estaba esperando.
"¿Qué tiene eso de maravilloso? ¿No os dais cuenta? El ataque
tiene las mismas pautas que el de yahoo.com, de hace unos días, eso quiere
decir que para algunos hackers importantes del Undergrow ya somos casi tan
importantes como ese gran monstruo que es yahoo.com. ¡Es Magnífico, jamás me
había sentido tan importante!" Y colocando el informe encima de la mesa,
pregunté "¿Cómo creéis que podríamos usar este incidente a nuestro
favor?"
La respuesta fue tan clara y rápida, que a los 15 minutos, ya se
estaba poniendo en práctica. Escribíamos un e-mail, a nuestros vendedores y clientes,
tanto reales como potenciales, explicando lo ocurrido, en esos mismos términos,
mostrando todos los hechos sin ocultar nada, reconociendo todos los errores
posibles, y pidiendo disculpas por las molestias causadas, ya fuera culpa
nuestra o no. Oh sí!, es cierto que algunos clientes nos abandonaron,
exactamente un 0,01%, pero en 24 horas, nuestra producción se multiplicó por 10
y se mantuvo así, al final, lo que una interpretación negativa había podido
causar la ruina de muchos esfuerzos, se transformó en un impulso sin
precedentes.
Algo realmente magnífico, que ocurrió sólo gracias a que supimos
mantener una interpretación adecuada de los hechos, algunos lo llaman a esto
una Actitud Mental Positiva, pero a mí, personalmente, ese término no me acaba
de convencer en absoluto, para mi gusto, decir que es una Reacción Más Sabia y
Eficaz, refleja mejor los resultados que te aporta.
También he de decir, que aquel día fui totalmente feliz. Sin duda
si hubiese reaccionado preocupándome, habría sido realmente infeliz, pero lo
acepte como un reto que superar, que disfrutar superando.
La Vida es Sabia, siempre lo hace todo en Tu Beneficio, sobretodo a
largo plazo, aunque tu no lo veas a corto plazo. Pero dado que al final las
cosas siempre salen bien ¿Por qué preocuparse? ¿No es acaso más sabio y eficaz
disfrutar del reto para aprender de la experiencia, superarse y obtener unos
mayores resultados?.
Aprenda a ver cada problema o dificultad, como un Reto del que
Disfrutar. Y le Garantizo Personalmente, aquí y ahora, que será Mil veces más
feliz, ¡Como Poco!.
"Y eso... ¿Cómo se consigue?" Me preguntará usted, y hará
bien en preguntármelo, porque sería muy fácil decirle a usted, que ha de
interpretarlo todo como un reto, pero de que serviría si no le enseñase él COMO
hacerlo.
Y es que además, la técnica es muy fácil, tanto como hacerse unas
simples preguntas, cada vez que le pase eso. "¿Sólo eso?" Sí, sólo
eso.
¿No le he dicho acaso que la felicidad es muy fácil de alcanzar? De
hecho, en mi opinión, la felicidad es lo más hermoso y sencillo de alcanzar en
esta vida.
Solo Fíjese Como.
Cada vez que le ocurra algo que pueda hacerle infeliz, acuérdese de
mí, y recurra a "La Técnica Fenix para ser Feliz". Es totalmente Eficaz
y No está patentada, así es que, si lo desea, puede usarla siempre que quiera,
e incluso enseñarla a aquellos que ve sufrir, para alegrarles la vida.
"La Técnica Fenix, para ser Feliz", consiste en tres muy
sencillos pasos ¡Preste mucha atencion! Y aplíquela en su vida ¡Sentirá los
Resultados!
Paso 1: ¡¡¡SONRIA!!!.
Controle su reacción y Sonría, esto es muy importante, porque si
usted hunde sus hombros, se apena y se pone a llorar, sólo se hundirá en el
pozo de la miseria y de la infelicidad. Así que ni piense en fruncir el ceño,
así que ni piense en fruncir el ceño. Más todo lo contrario ¡Sonría! Y sonría
bien fuerte, hágalo, obligándose a sonreír con la boca, los ojos y el corazón,
yerga los hombros, enderece la espalda, levante el mentón en alto, y diga en
voz alta mientras sonría "¡Es Maravilloso!"
Esto ayuda a crear, una Actitud Positiva en todo nuestro cuerpo,
una actitud que nos salvará de las garras de la infelicidad a corto plazo, y
nos permitirá tener una íisión más bjetiva, al contrarrestar nuestra tendencia
natural hacia una pena. Una vez que obtenemos esta visión magnífica de los
hechos, pasamos al paso dos.
Paso 2: Pregúntese a sí mismo "¿Porqué
es Maravilloso?"
Y obliguese a encontrar la causa de porque eso es tan maravilloso.
Y si no la encuentra, oblíguese a encontrarla por medio de replantear la
pregunta.
"¿Por que podía ser esto maravilloso?"
La mente humana siempre nos ofrece respuestas a las preguntas que
le hacemos. ¡Porque ese es su forma de funcionar! Por es si usted se pregunta
algo como... "¿Por qué me ocurre esta desgracia?" La respuesta sólo
puede retumbar y aumentar su infelicidad.
En cambio si usted se pregunta a sí mismo "¿Por qué es esto
maravilloso?" Tendrá unas infinitas posibilidades más, de conseguir,
encontrar el método para saber transformar, las circunstancias que le ocurren,
en algo positivo para usted.
Igual que me ocurrió, con el ataque hacker a mi compañía.
¡Créame! Siempre existe un porqué positivo para Usted ¡Si usted se
Esfuerza REALMENTEG en alcanzarlo!
Después de encontrar el "porque" es esto maravilloso para
usted, pase simplemente al paso tres.
Paso 3: pregúntese ¿Cómo
puedo utilizar esta maravilla a mi favor?
Si la respuesta es difícil, replantee la pregunta. ¿Cómo podré
utilizar esta maravilla a mi favor? Su mente, le dará una respuesta.
Trabaje con todas sus fuerzas sobre ella y encontrará un
"como" utilizar esa maravilla a su favor. Una vez encuentre ese
"como", póngase en acción. Aplique el "como" en ese
momento, no espere, no lo dilate, hágalo ya.
Existe una razón psicológica para esa inmediatez, los expertos en
psicología han descubierto que la acción, el trabajo, favorece las actitudes
positivas, como la felicidad y tienden a destruir las causas negativas de la
infelicidad.
Un hombre que está tan atareado, que no puede pararse a tomar un
vaso de agua, no tiene tiempo para ser infeliz, el hastío, el aburrimiento, son
causas muy importantes de infelicidad. Así que una vez que Usted encuentre el
"como" utilizar esa maravilla a su favor, podrá saber hacerlo, en ese
mismo momento.
Y Recuerde que también en algunos casos, la acción se consigue por
medio de la "no" acción, por ejemplo, si usted ya en el 2º paso, en
el "porqué esto podría ser positivo para mí", descubre que realmente
el problema que veía antes tan importante, es en realidad, una trivialidad,
quizás la mejor forma de solucionarlo, sea simplemente ignorando y pasando de
él.
Recuerdo que hace años, me acuciaba a mí un problema profesional,
del cual no encontraba respuesta, así que acudí a la iglesia, a ver si en la
tranquilidad de la oración, podría encontrar una respuesta. Una anciana muy
amable se acercó y me preguntó que era lo que me preocupaba, le dije que tenía
un problema grave, al que no encontraba solución, ella me miró y me dijo -¿no conoces
el salmo? Yo le dije ¿qué salmo? "Dame Señor fuerzas para cambiar las cosas que debo, y
para aceptar aquellas que no
debo"
Realmente, el "salmo" como denominaba graciosamente aquella
buena mujer, me impresionó mucho, así que opté simplemente por ignorar el
problema, lo dejé a un lado y esperé a que se solucionase por sí mismo. Y
realmente se solucionó por sí mismo! Ahora, varios años después, puedo
mirar al pasado, y ver que realmente el problema no era tan importante, sin
embargo, al estar yo de aquella tan metido en las circunstancias y por ser
humano, me parecía desorbitadamente importante, pues los seres humanos,
tendemos a hacer montañas de granos de arena, sobretodo, con los
problemas que vemos dentro de nuestra mente.
Yo le recomiendo ahora a Usted, que se dedique a hacer montañas a
partir de granos de arena dentro de su propia mente, ¡Montañas de Felicidad!, y
cada vez que se encuentre un problema, o vamos a decir mejor, una
circunstancia, un hecho, que tiende a llevarle a Usted hacia la infelicidad,
recuerde el método "Fénix", recuerde la técnica "Fénix"
para ser Feliz, pues es extremadamente práctica, y millones de personas la
utilizan diariamente con excelentes resultados.
Paso 1: Sonría y repítase en voz alta,
"¡Es Maravilloso!"
Paso 2: Pregúntese ¿Porqué
es maravilloso? Y
encuentre la causa de porqué eso es maravilloso.
Paso 3: Pregúntese ¿Cómo
puedo utilizar esa maravilla a mi favor? Y una
vez encuentre la respuesta, póngase en acción.
Por ejemplo, si a Usted le causa infelicidad, el hecho de que su
novio de toda la vida le ha abandonado por otra mujer, Sonría, mire al frente,
y dígase ¡Es maravilloso!.
Después pregúntese ¿Porqué es maravilloso?. Entonces podrá encontrar
la respuesta, que quizás la relación no funcionaba tan bien como desearía,
había una gran cantidad de problemas, y realmente esa no era la persona ideal
para Usted.
Así que el que la relación se cortase, resultó la eliminación de
quizás, posibles mayores sufrimientos en el futuro. Después al preguntarse
¿Cómo puede utilizar esta maravilla a su mayor?, pues quizás pueda encontrar,
que es el momento adecuado, para empezar a buscar a otra persona, que la haga
sentirse mucho mejor, que la considere más, que la haga más feliz, y que pueda
tener una relación mejor, más satisfactoria y plena.
Si por ejemplo, el hecho que le preocupa, la circunstancia que le
preocupa, es que ha perdido Usted su trabajo, no tienda a preocuparse, ceñir su
ceño, golpearse el pecho y preguntarse ¿Porqué le habrán despedido? ¡No!, Eso
sólo le dirigiría directamente hacia la infelicidad, todo lo contrario ¡Sonría!, yerga su espalda, mire al
frente y dígase ¡Es
maravilloso!, ¡Es
maravilloso que me despidieran!. A su vez pregúntese ¿Porqué es maravilloso?
Quizás descubra, que ya llevaba años cansado de ese trabajo y hastiado de su
jefe. Paso tres, pregúntese ¿Cómo
puedo utilizar esa maravilla a mi favor? Quizás
descubra, que hace tiempo que estaba deseando cambiar de trabajo, quizás es el
momento de cambiar a una empresa que le reconozca más, o de dar un vuelco a su
carrera profesional, quizás realizó unos estudios por satisfacer a sus padres,
y llevaba toda la vida efectuando un trabajo que no le gustaba en absoluto, sin
embargo, ahora puede retomar su carrera profesional, y ser aquello que quiera
ser.
Es cierto, cambiará de trabajo, y quizás tenga que luchar para
ello, y a lo mejor incluso, pase por tiempos difíciles. Pero al final
conseguirá lo que desea, y alcanzará un destino que le hará Pleno y Feliz.
En cierta ocasión, descubrí a un hombre, al que le habían
diagnosticado, una enfermedad mortal. Le quedaba exactamente un año de vida
según los médicos. Estaba altamente deprimido, y le enseñe la técnica Fénix para ser Feliz. Así que
cogió, cambió su postura, erguió los hombros, levanto la cabeza, sonrió
plenamente, se dijo ¡Es magnífico!. Después se preguntó ¿Por qué es
maravilloso? Y se dijo ¡Es maravilloso!. Después se preguntó ¿Por qué es
maravilloso?. Descubrió que era maravilloso, porque durante toda su vida, había
estado desperdiciando, todas las horas y los días que le habían sido regalados,
en una cantidad de tonterías increíbles. La noticia de su cercana muerte, le
había dado, la capacidad para apreciar, el valor de cada minuto y de cada
segundo. Cuando se preguntó ¿Cómo puede utilizar esta maravilla a su favor? La
respuesta fue directa y clara:
Aprovechando cada segundo que
tengo, en ser feliz, hacer lo que me gusta y disfrutar de la vida.
Más adelante, en su funeral, dejó escrito que la mejor noticia de
su vida, fue que le diagnosticasen aquella enfermedad mortal. Porque si ello no
hubiera llegado a ocurrir, hubiera desperdiciado, el total de su vida, sin
embargo, aquello le permitió obtener, un año de total Felicidad. En ese
sentido, ese hombre fue más rico que el propio Napoleón.
Napoleón fue en su tiempo el hombre más poderoso de su época. Y sin
embargo, en su hora póstuma declaró: "En mi vida sólo he tenido seis días
de plena felicidad" y sin embargo, mi amigo había podido tener 365 días
plenos, completos y felices.
Realmente hay muy pocos hombres que puedan acumular tantos tesoros,
durante toda su vida.
¿Esperará Usted a que se le declare una enfermedad mortal para
empezar a ser Felicidad? ¿O quizás, probará a empezar a probar ya desde hoy la
técnica Fénix para ser Feliz?
¡Hágalo y se sorprenderá de los resultados!
Recuerde que es muy sencilla.
Paso 1: Sonría y dígase ¡Es
magnífico!, ¡Es maravilloso!
Paso 2: Pregúntese ¿Porqué es
maravilloso?
Paso3: Pregúntese ¿Cómo puedo
utilizar esta maravilla a mi favor? Y póngase en acción ¡Ya!
COMO SER
MAS FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
3.- La fisiología
Como usar su cuerpo para obtener una fuente
de Felicidad, casi infinita.
Yerga su cuerpo ahora, siéntalo, céntrese un
momento en sus constantes vitales.
¿Cómo late su corazón? ¿Rápido? ¿Lento?
¿Fuerte? ¿Relajado?.
¿Cómo está su presión arterial? ¿Cómo está
su espalda? ¿Recta con los hombros erguidos... o torcida y decaída? ¿Tiende
Usted a mirar hacia el frente... o quizás hacia el suelo? ¿Y cómo están sus
músculos? ¿relajados y listos para ponerse en acción... o un poco tensos y
agarrotados?
Cada sentimiento que tenemos, se refleja en
nuestro cuerpo, en nuestra respiración, en los latidos de nuestro corazón, en
la tensión de nuestros músculos, en nuestra postura y el tamaño de las pupilas
y la dirección de la mirada. En la dilatación de los vasos sanguíneos, en el
sudor de nuestro cuerpo y hasta en la postura de los pelos de nuestras
extremidades. Y todo eso es sólo una parte del total.
Cuando sentimos miedo ¿Qué ocurre? Nuestra
respiración, se hace entrecortada, llegando menos oxígeno a nuestro cuerpo y a
nuestro cerebro. Nuestro corazón se desboca, y las pupilas se empequeñecen,
reduciendo nuestra capacidad de visión lateral, a la par que todos nuestros
músculos se agarrotan porque su tensión se ve aumentada.
Como resultado nos sentimos menos capaces,
más indefensos, es decir, Sentimos Miedo.
Cuando a una mujer, en una velada romántica,
le dicen un piropo agradable, su rostro se sonroja, porque los finísimos vasos
capilares de sus mejillas se dilataron y se relajaron, aumentando la cantidad
de sangre que circula por esa zona. Al mismo tiempo, sus pupilas se dilatan,
abriendo su capacidad visual. Abriendo su capacidad receptora ante sí. Sus
músculos se relajan, preparándose para recibir caricias de amor, su temperatura
corporal aumenta y hasta su corazón late más fuerte y potente. Y todo eso y más, ocurre
en un instante.
Cuando un superior elogia los méritos de un
hombre, éste endereza la espalda, yergue los hombros, saca pecho, una sonrisa
de satisfacción acude a su boca, su mirada se centra y sus ojos brillan. En ese momento se siente bien,
seguro, lleno de energía y capaz de comerse el mundo.
Está probado que la mente modifica el cuerpo, todo
el cuerpo en su totalidad, cambiando todas sus variable o "Constantes
Vitales", a patrones determinados, como en esos ejemplos de arriba, o como
en otro más:
Una mujer está feliz, sentada en su cocina,
de repente piensa en su hijo, recuerda como murió atropellado hace un año. La
tristeza le invade y se pone a llorar, nada de los alrededores podría causar
esa reacción física, pues las lágrimas son la respuesta natural del cuerpo a un
humo o a un polvo, y dado que no existen esas condiciones ambientales en la
habitación, queda demostrado que la mente controla las glándulas del cuerpo que
generan las lágrimas. Si comprobamos su pulso, sudor y tensión, tanto cardiaca
como muscular, apreciaremos que esos datos se han modificado, sin llegar tan
lejos, veremos a simple vista que su postura física también cambió, ella bajó
su cabeza y la metió entre sus manos. Si analizamos su sangre, veremos que la
mente también controla las glándulas del cuerpo, pues en ese momento han
producido hormonas tóxicas, que le hacen sentirse mal.
Y otros valores, como la acidez del
estómago, también varían, dependiendo de las emociones. Esto bien lo saben los
que han padecido una úlcera, ¿Qué pasa si se irritan? Que el estómago produce
más ácido y la úlcera duele que mata.
¿Adonde quiero llegar? ¡Dígamelo Usted! ¿Qué
es un sentimiento?.
Sabemos que la Felicidad y la infelicidad,
son como el Amor y el Odio, sentimientos, pero estos ¿Qué son? ¿Cómo los
sentimos? ¿Qué formas usamos para percibirlos? Quizás jamás se había parado a
meditarlo, ¿Verdad?. Los sentimientos son algo natural en Usted, siempre los ha
tenido, está tan acostumbrado a ellos, como a sus manos y a sus pies, por lo
que puede que jamás se haya planteado ¿Qué son? Y ¿Cómo los siente?. Bien, hagalo ahora. Plantéese
que son los sentimientos y como los percibe Usted.
El cuerpo humano, su cuerpo, envía a la
mente información sobre una gran cantidad de variables tan sorprendente, que sólo
para enumerarlas, necesitaríamos tres libros. Antes hemos citado algunas muy
relevantes, como la respiración, los latidos del corazón, la postura del
cuerpo, la postura de los ojos, la temperatura corporal, la sudoración y la
tensión de los músculos.
Durante las 24 horas del día, la
súpercomputadora que es su mente, sabe exactamente cual es el estado del
cuerpo, de cada parte de éste.
Este es un proceso inmenso cuyo control
se lleva totalmente de forma subconsciente, es decir, que aunque usted no se
entera conscientemente de que se realiza, una parte de su mente sabe hasta cual
es el estado de la célula número 3.374.521 de la parte derecha de su pie, y de
todas las demás células de su cuerpo. Este es un global informativo tan inmenso
que ni usted ni nadie analiza o puede analizar conscientemente, sin embargo,
está ahí. Lo que
es aún más interesante, es que el resumen de todas esas variables, es lo que le
es presentado a usted con el nombre de Sentimiento.
Así pues, podemos decir, que el informe o resumen del estado
de su cuerpo, es lo que llamamos Sentimientos, ¿Sorprendido?.
Algunas personas, hasta rechazan la idea de
que los sentimientos como el miedo, el odio, la seguridad, la autoestima e
incluso la Felicidad y la Depresión, sean en última instancia un enorme
complejo número de factores de su cuerpo, que podemos llamar Fisiología.
La Ciencia Médica, ha descubierto esto no
hace tan recientemente, y ya un número de estudios científicos lo corroboran.
Por ejemplo, en Estados Unidos se tomó a 20
atletas profesionales con perfecta salud, y se les mandó caminar cabibajos, con
los ojos hundidos y mirando al suelo durante dos horas seguidas, esa es
justamente la postura que presentan los depresivos crónicos, y ¿Se puede
imaginar los resultados? Los 20 atletas, habían cogido todos una "señora
Depresión", de repente, todas las cosas malas del mundo, parecieron
juntarse en su mente, su autoestima se vio inmensamente dolida, y a pesar de
que todos habían superado un riguroso test psicológico ante de la prueba,
absolutamente todos cogieron una terrible depresión. En ese momento, los
sometieron de nuevo al mismo test que habían superado horas atrás y lo
suspendieron todos.
La reacción normal de la psicología moderna,
habría sido llenarlos de drogas y encerrarlos con una camisa de fuerza, por
gracia, aquello era un experimento.
Así que los médicos pasaron a la fase dos,
llamaron a 20 pacientes del hospital con antecedentes de más de diez años de
depresión, les sometieron a un test y verificaron que en ese momento tenían graves
problemas emocionales, baja autoestima y depresión, entonces les mandaron
caminar durante dos horas, con la espalda bien recta, los hombros erguidos, el
pecho fuera, la cabeza alta, la mirada fija al frente y los brazos rectos o
poderosos al frente. El resultado, a las dos horas, todos los pacientes
parecían totalmente curados. Superaron las pruebas psicológicas y se sentían
felices y llenos de energía. En verdad, que sus problemas personales,
psicológicos y de infancia, no habían desaparecido, pero su actitud ante ellos,
si había cambiado, es decir, habían pasado de la Infelicidad, a la Felicidad.
El Resultado de este experimento, fue una
suerte para los primeros atletas, que después de caminar otras dos horas con la
postura correcta, regresaron a la normalidad.
En los inicios de la PNL, rama de la
Psicología Moderna llamada Programación Neuro Lingüística, que se enfoca en el
funcionamiento práctico de la mente, con fines medicinales útiles y directos,
se observaron trabajar a los dos psicólogos más importantes de la época, en
cuanto a curaciones de la mente correspondían. En un principio, estudiaban sus
palabras y métodos de trabajo, pero eran exactamente iguales a los de sus
contemporáneos, así que ¿Dónde estaba el secreto?.
Después de mucho estudiar, se dieron cuenta
de que la curación, se realizaba a otros niveles, niveles de comunicación no
verbal, o comunicación Subconsciente; como la corrección de malas posturas del
cliente, hasta que este la hacía por sí mismo, tanto de ojos, como de cuerpo.
Por ejemplo, si el paciente tendía a encorvarse, el médico le instaba a
enderezarse ya sea empujándole o por similitud, técnica basada en adoptar la
postura de la otra persona, y luego adoptar lentamente la correcta, para que la
otra persona, sin darse cuenta, te imite.
También, si miraban hacia abajo, el médico
movía las manos en su campo visual, obligándolo a subir la mirada.
Curiosamente, cuando la postura del paciente, quedaba reestablecida, su salud
mental también.
Naturalmente, no estoy diciendo que los traumas
psicológicos, se curen corrigiendo la postura del cuerpo, para eso hace falta
años de psicoanálisis. Pero lo que si ayuda al variar la postura, es la
interpretación que hacemos de esos sucesos. ¿Y en que consiste la Felicidad,
más que en saber mantener nuestra perspectiva, independientemente de las
circunstancias y sucesos?. Así pues, si a una mujer le ocurrió la gran
desgracia de pequeña de ser violada, el sentirse culpable por ello, siendo
adulta, no la ayuda a ser Feliz, sino que le amarga la vida.
Sin embargo, si sabe decirse a sí misma.
"De acuerdo, fue una desgracia, pero a todo el mundo le ocurren sus
propias desgracias y la vida sigue. Eso es cosa del pasado y ya está enterrado.
Lo que voy a hacer, es seguir viviendo, aprovechando lo que me queda de la vida
para ser feliz, y realizarme." Pues
seguramente vivirá mucho mejor, y sabrá apreciar más su Vida y su Felicidad.
Y el mantener la postura corporal correcta,
le ayudará a tomar esa decisión y a afrontar el futuro, con esperanza e
ilusión. Y si eso puede hacer la fisiología por las personas que tienen grandes
depresiones, que no podrá hacer por usted y yo, personas medias con
preocupaciones y problemas mucho más triviales.
Los sabios orientales, conocían tanto el
poder de la correcta fisiología para obtener la Felicidad, que dedicaron Miles
de años a su estudio, y crearon artes tan antiguas e impresionantes como el
taichí y el yoga; artes que consiguen la paz de la mente, gracias a unas
correctas posturas y movimientos del cuerpo.
La meditación y la relajación, tanto las
milenarias técnicas orientales como a las modernas técnicas de autohipnosis
occidentales, se basan en un principio muy sencillo "Cuando el cuerpo se
relaja totalmente, la mente se relaja completamente".
¿Sufre Usted de estrés, preocupaciones y una
tensión alta? Pues pruebe a meditar 5 minutos al día, verá como las tensiones
desaparecen de su mente tan rápidamente, como sus músculos se destensan. Muchas
personas no entienden el proceso de la meditación, y es que es imposible
entenderlo sin comprender antes la fisiología.
Centrémonos un momento sólo en las tensiones
de los músculos, cuando las personas normales dicen que tienen muchas tensiones
encima, se están refiriendo sin duda a tensiones mentales. Pero Realmente su
frase, es mucho más acertada de lo que parece en un primer momento. Nuestro
subconsciente nos añade una información extra que si sabemos aprovecharla, nos
podrá ser muy útil. Porque Realmente las personas que dicen que tienen
Rensiones, es porque Realmente esas tensiones Mentales, se han Reflejado en su
Cuerpo, por ejemplo cargándose en una tensión muscular en su cuello
o espalda.
Por la fisiología sabemos, que las tensiones
diarias, se suelen cargar en el cuello, en el musculo esternocleidomastoideo,
en la zona de los hombros y en la espalda en general.
Las tensiones familiares, más a largo plazo,
suelen cargarse más en la zona de las piernas, y la ira y las sensaciones de
potencia y frustración, suelen cargarse en la zona de las sienes, de hecho es
muy típico, en los altos ejecutivos, que tengan grandes problemas de tensión en
su cuello y que a lo largo de una jornada llena de tensiones y frustraciones,
además, tengan que darse masajes en las sienes, para eliminar esas jaquecas y
dolores de cabeza tan pesarosas.
Sin llegar a ser ningún alto directivo ni
ejecutivo, cualquier persona que sufra las tensiones, y la frustración en su
vida, notará también tensiones en su cuello y dolores de cabeza frecuentes,
producidos por la tensión de los músculos en las sienes.
Sin embargo, gracias a la Fisiología,
sabemos que si eliminamos esa tensión de esos músculos, la sensación de tensión
desaparece también de nuestras vidas. Lo cual, nos permite seguir Viviendo
Felices.
Naturalmente, eso no soluciona el problema,
pero si hace que el problema no nos Coma a nosotros. Porque Realmente el mayor
problema que tienen los problemas, es que nos comen la Felicidad, porque al
reflejarse en tensiones en nuestro cuerpo, nos dan sensaciones de tensión, de
ira, de miedo y de infelicidad.
La meditación y la relajación, son formas
maravillosas, de eliminar estas tensiones, puesto que si relajamos los
músculos, nuestro cuerpo adquiere de nuevo la sensación de que todo va bien, y
reestablecemos la sensación de Felicidad que necesitamos.
Esto es algo maravilloso, porque si miramos
atentamente, veremos que el poder de la Fisiología, es que es un camino de
doble sentido.
Nuestra mente modifica las variables de
nuestro cuerpo y eso, redunda en que el estado de nuestro cuerpo que es presentado
a nuestra mente como un informe llamado Sentimiento.
Ese sentimiento podrá ser amor, odio,
felicidad o infelicidad. Ahora bien, si ese sentimiento no es el que nosotros
deseamos tener, podemos modificarlo de una forma consciente y Simple, ¿Cómo? Por
medio de cambiar los patrones de nuestra Fisiología.
Naturalmente no todas las personas son
capaces de variar factores como su presión sanguínea o el latido de su corazón.
Al menos no conscientemente, pero si todos somos capaces de cambiar nuestra
postura. Si nos sentimos deprimidos, abatidos e infelices, veremos, si nos
miramos en un espejo, que nuestra postura es estar con los hombros caídos, la
cabeza mirando al suelo, los ojos mirando hacia abajo, y tendremos un ritmo de
respiración muy superficial. Si
conscientemente erguimos los hombros, levantamos la cabeza, miramos al frente o
al cielo, sonreímos, respiramos de forma profunda y nos decimos "¡Es maravilloso estar
vivo! ¡Soy Feliz!" ¿Qué
ocurrirá? Que gracias
a la Fisiología Seremos Realmente Felices.
Napoleon Hill, en su best-seller
"Piense y Hágase Rico" decía "Si
quieres estar entusiasmado, actúa de forma entusiasmada".
Parafraseando a Napoleon Hill, diríamos "Si quieres ser Feliz,
actúa de forma Feliz"
¿Cómo se actúa de forma Feliz? Muy sencillo,
las personas Felices, están Relajadas, así que elimine las tensiones de su
cuerpo, Usted puede hacerlo por medio de acudir a un masajista, solicitarle a
su pareja que le de un masaje o simplemente por medio de un ejercicio de
relajación.
En la versión de Lujo de este mismo Libro,
incluimos un ejercicio de relajación, que usted podrá seguir, simplemente
echándose sobre la cama, y siguiendo las instrucciones del CD.
Este ejercicio relajará absolutamente todos
sus músculos, y le dará el primer paso para ser feliz, después una vez que
tenga todos los músculos relajados, levántese, póngase de pie, estire la
espalda, yerga los hombros, saque pecho, respire de forma completa, mire al
frente o hacia el cielo y repítase "me siento feliz, soy
feliz, es maravilloso sentirse feliz" y mientras lo haga, sonría con
el corazón, con sus ojos y con su boca. ¿Qué descubrirá después de hacerlo? Que
sólo con mantener esa postura fisiológica, usted será feliz, y después de cinco
minutos manteniendo esta postura de felicidad, usted será aun más feliz, porque
el resto de variables fisiológicas, se irán adaptando a la postura de
Felicidad.
La Ciencia Médica, tiene un aparato llamado
Ergógrafo, ¿Qué hace ese aparato y porqué es interesante para Usted? Ese
aparato mide el nivel de la Fatiga del cuerpo a partir de valores como toxinas
en sangre y similares, es decir, mide un apartado de la fisiología que
normalmente no podemos ver tan claramente como la postura corporal, pero que si
podemos sentir como fatiga y cansancio.
Aunque la finalidad inicial del
Ergografo no fuera esa, puede usarse y se ha usado, para realizar una serie de
muy interesantes experimentos, acerca de cómo las diversas actitudes mentales
afectan a nuestro nivel de energía. Los resultados son claros, cuando la persona
se ve aquejada por pensamientos infelices, es criticada, tiene una actitud
mental negativa, escucha música deprimente o repite frases desmotivadoras,
siente que su energía se reduce drásticamente, pasando en pocos minutos, de ser
un individuo normal y feliz, a ser un pobre despojo de sí mismo. Pues puede
pasar de un nivel normal de 100, a sólo tener 5, 10 ó 20 puntos, lo cual
refleja una profunda infelicidad, una gran fatiga, e incluso es posible que una
incipiente Depresión.
Sin embargo, si una persona está dominada
por una actitud mental positiva, es feliz, si es elogiada sinceramente, escucha
música positiva o repite afirmaciones positivas, su nivel de energía aumenta de
forma espectacular. Su fatiga se reduce. demostrando así una vez más, el como la
mente controla absolutamente todas las funciones de nuestro cuerpo, de nuestra
fisiología.
Por ejemplo, sujetos con una cifra de inicio
de sólo 20, después de un solo elogio, un elogio sincero y dicho por una
persona que le importa, suben a 80.
Y si se mantiene una buena alimentación de
afirmaciones positivas, una postura correcta, una música motivadora, se pueden
alcanzar fácilmente los 150!
¡Es
realmente más eficaz que las vitaminas o una buena comida!
¿Se ha preguntado Usted alguna vez por que
las personas Entusiasmadas con su trabajo, pueden pasar días enteros sin apenas
comer ni dormir? Es
gracias a ese entusiasmo.
¿Se ha dado cuenta Usted que en períodos de
vacaciones en los que es feliz, necesita comer y dormir menos? Es gracias a que
esa Felicidad, le mantiene con más eficacia que todo el descanso y la comida
del mundo.
Gracias al ergógrafo, la Ciencia ha
demostrado que la actitud positiva, o lo que es lo mismo, el control de
nuestros pensamientos hacia ideas positivas y motivadoras, elimina mejor la
fatiga, que la comida, las vitaminas o incluso el sueño.
Si se fija, podrá usted ver que aquí está la clave de la
Felicidad.
Cuando una persona comienza el día, comienza
en una cifra de digamos 100, entonces empieza a despertar al mundo. Quizás comienza
diciéndose "¡Oh, otro día agotador por delante!", y después enciende
la televisión y ve en los noticiarios todos los desastres que han ocurrido por
la noche y cuales serán los posibles desastres que ocurrirán durante el día.
Lee el periódico y se inunda de más malas noticias, con cada una de esas
acciones negativas para sí mismo, su energía decrece, la fatiga aumenta y su
sangre comienza a producir toxinas. Es decir, su fisiología se adapta hacia la
infelicidad, con lo que puede llegar rápidamente a un nivel de 50, 40 ó 20 ¡Ya
ha gastado Mas de la Mitad de su Energia para todo el Dia y aún ni siquiera ha
empezado su trabajo!
De está forma se ha colocado ya en un nivel
de moral muy baja, ha estado comiéndose la cabeza con todo lo que se ha dicho a
sí mismo y con lo que le han dicho las noticias y quizás con lo que le han
dicho las personas de alrededor, y ya ha desperdiciado más del el 50 por ciento
de la energía que tenía para vivir y trabajar ese día.
¿Cómo puede alguien que se encuentra a la
mitad de sus fuerzas, afrontar sus días con Energía y Felicidad?.
Eso puede causar la infelicidad a cualquier
persona, y también su fracaso en la vida, a no ser que tome medidas y se
estimule a base de afirmaciones positivas, música motivadora, elogios sinceros y
meditación, con lo que puede reestablecer otra vez su energía a 100 y subirla
incluso a 150. Lo cual hace que parte de los resultados de su trabajo, de su
vida personal, sean más plenos y mejores, pues dispone de mas energía para
afrontar cada reto, y causa, naturalmente, su directa Felicidad.
Si usted ha conocido o ha trabajado alguna
vez de comercial, de vendedor, sabrá que normalmente los vendedores, suelen
repetirse varias veces al día afirmaciones positivas, afirmaciones como las
recomendadas por W. Clement Stone en "Actitud Mental Positiva" "¡Me siento sano! ¡Me
siento feliz! ¡Me siento magnífico!" ¿Porqué repiten estos
comerciales tantas veces al día "¡Me siento sano! ¡Me
siento feliz! ¡Me siento magnífico!"?
¿Es por puro capricho? ó ¿existe una razón
fisiológica que se revela en un aumento de su energía y por tanto una mayor
capacidad para rendir y para producir más dinero?
Así es, pues gracias al ergógrafo, vemos
como las repeticiones de afirmaciones positivas, actúan en nuestra fisiología,
reduciendo nuestra fatiga y aumentando nuestra energía.
Toda persona que quiera aumentar su energía
y por tanto también su felicidad, vera como su energía aumenta, en gran medida,
si repite, cinco veces al día a cada hora:
"¡Me
siento sano! ¡Me siento feliz! ¡Me siento magnífico!"
Porque esa simple afirmación positiva, hace
que nuestra energía se dispare en el ergógrafo, es una recarga constante de
energía, mucho más eficaz que si tomásemos vitaminas cada hora. Y eso
naturalmente, redunda en el aumento de nuestra Felicidad (y tambien de la
mejora de nuestros resultados profesionales).
¿Usted quiere ser Feliz? ¡Siga este método!
No le costará ni un centavo, y los resultados que le dará serán realmente
sorprendentes.
Repítase a sí mismo cinco veces a cada hora
del día: "¡Me
siento sano! ¡Me siento feliz! ¡Me siento magnífico!" Y notará como a cada hora,
realmente se siente más sano, se siente más feliz y se siente magnífico. Como
su energía aumenta, y como su Felicidad aumenta, eso redundará también en otra
serie de beneficios en su vida personal, dado que esa simple afirmación
consigue que la fatiga en su sangre disminuya y su energía aumente, eso hará
que el rendimiento en su trabajo aumente también, le dará muchas más
posibilidades para aumentar sus ingresos, o de conseguir un ascenso.
En lo profesional, yo considero que la frase "¡Me siento sano! ¡Me
siento feliz! ¡Me siento magnífico!", es
prácticamente inmejorable. Lleva siendo utilizada desde hace casi cien años,
por Millones de personas en todo el mundo, con resultados magníficos. De hecho
ya se utilizaba antes de que el ergógrafo existiera y pudiese demostrar su
utilidad práctica, porque las personas que la usaban Sentian y Veian los
Resultados en su Vida.
Le aconsejo pues que lo utilice.
"¡Me
siento sano! ¡Me siento feliz! ¡Me siento magnífico!"
Tome esa repetición en su vida como un
hábito, y encontrará como su vida aumenta en Felicidad.
Otro experimento muy interesante para usted,
es uno que se realizó en Japón, se tomaron a 100 individuos normales, y se les
hizo ver una película de un genero determinado cada semana. Antes de ver cada
película se le hacían análisis de sangre y de orina, para ver sus niveles
hormonales, medir su fatiga y ver como estaba su cuerpo. Después de ver la
película, se volvían a repetir individualmente cada uno de los análisis, para
ver que efectos había tenido la película, sobre su Fisiología.
La primera semana, se les ordenó ver una
película de una hora y media de duración, sobre un tema irrelevante, era una de
estas películas lentas, que ni elevan ni hunden. Al salir de la película, les
hicieron los análisis correspondientes, y al compararlos se vio que
prácticamente nada en su sangre había cambiado.
A la semana siguiente se les ordenó ver una
película de miedo, de terror, y al hacer los segundos análisis, se vio como los
niveles de toxina en sangre, habían aumentado de una forma espectacular. Todos
los sujetos estaban mucho más cansados y decidieron ir a sus casas a descansar,
incluso algunos de los sujetos, al rememorar la película más adelante, sentían
como sus fuerzas les abandonaban.
Durante la tercera semana, se les ordenó ver
una película de humor, una película verdaderamente buena y vibrante, el
resultado fue, que al salir de la película los análisis mostraron, que las personas
tenían mucha más energía que antes de ver la película, ¿Cuál era la razón? El
Humor, el reírse, el haber sido felices gracias a esa película, había hecho que
las glándulas de estas personas produjeran hormonas positivas, que aumentaran
su energía.
Mientras que el ver la película de terror,
la película negativa, había hecho que sus cuerpos produjeran hormonas
negativas, toxinas que mataban poco a poco su cuerpo.
Dado que Usted desea ser feliz y una vez
conocidos los resultados de esta investigación, ¿no cree que sería muy
inteligente y sabio por su parte, el realizar una preselección de aquellos
tipos de películas y de música, que va a recibir su mente, para así controlar
la reacción fisiológica que tendrá su cuerpo?. Si Usted está acostumbrado a ver
películas de terror, películas de miedo y películas acerca de desgracias, y
grandes enfermedades, y guerras, ¿quién sería el culpable de que después Usted
se sintiera infeliz?.
Sin embargo, si limita el rango de películas
que ve Usted a películas positivas, de humor, con un humor sano y vibrante, que
no se mete con nadie, ¿no será entonces normal, que fuese Usted una persona
mucho más feliz y más desbordante de energía?.
Estos mismos experimentos se han repetido
con distintos tipos de música en la
rama de la Medicina que utiliza la música para curar, llamada musicoterapia.
La musicoterapia existe desde hace ya muchos
cientos de años, pero sólo hoy se ha podido demostrar científicamente su
eficacia. La musicoterapia funciona de la misma forma y bajo los mismos
principios, que el experimento de las películas del señor japonés, las
películas del cine en Japón.
La música que es motivadora, que ensalza el
alma, aumenta la energía y mejora la Felicidad. Clásicos de música clásica,
como la pequeña serenata de música nocturna de Mozart, siempre elevan la mente,
aumentan su energía y por medio de las reacciones que crean en la fisiología de
Usted, aumentan su Felicidad.
Se sabe que los ritmos latinos con letras positivas,
obtienen los mismos resultados, así como otros tipos de música. Sin embargo,
muchas canciones modernas, tienen letras deprimentes y obtienen resultados negativos,
y son causa de que una gran parte de la juventud actual, sufra de reacciones
negativas y de una profunda Infelicidad, de la cual los padres no son
capaces de encontrar el motivo.
El motivo está en que esa música negativa y
pesarosa que escuchan continuamente estos jóvenes (y no tan jóvenes), produce
reacciones perjudiciales en la Fisiología. Hacen que las hormonas de esas
personas, produzcan toxinas que matan poco a poco al cuerpo ¿Y quién podría ser
Feliz en un cuerpo que se está matando a sí mismo?.
¿Es usted infeliz?. Vigile el tipo de música
que escucha. Vigile el tipo de películas que ve. Vigile el tipo de noticias a
las que permite llegar a su mente y puede ser que encuentre una muy importante
fuente de infelicidad en su vida.
¿Comprende ahora la Importancia de la
Fisiolia en su Vida? Si Usted usa este conocimiento de forma correcta, obtendrá
unos resultados que le traerán Felicidad a su Vida.
Por ejemplo si en vez de comenzar su mañana
abriendo el periódico y leyendo las noticias preocupantes sobre guerras y
desgracias que hay en el mundo, conecta usted su CD de música, con música relajante
con sonidos de la naturaleza, o música con ritmos latinos motivadores, que le
permitan iniciar el día, bailando mientras se viste y susurrando letras de
acción positiva sobre su cuerpo. Usted se encontrará que sale de casa mucho más
animado, mucho más Feliz.
Pues si en el caso habitual de las personas
que se dedican a escuchar las noticias de posibles guerras y desgracias en el
mundo, les pusiéramos un ergógrafo, encontraríamos que salen de casa con
una energía inferior a 40.
Sin embargo las personas que deciden ser
felices y toman las medidas adecuadas para serlo, las personas que se
despiertan con los ritmos adecuados que les traen felicidad a su vida, y que
bailan y cantan y disfrutan mientras se están duchando y vistiendo para
afrontar el día, descubriren que comienzan el día con una energía de quizá 150.
¿No es normal entonces, que sean Felices y que tiendan a traer más el éxito a
su vida?.
Despues de todo ¿Cuando rinde Usted mas?
¿Cuando esta cansado y Fatigado, o cuando esta Feliz, Entusiasmado y Lleno de
Energia?
¡Atrévase!. Aplique estos conceptos ahora en
su vida. Aplíquelos desde ya. Y descubrirá, y se sorprenderá al descubrir, como
su energía, su vitalidad y su salud, aumentan de una forma espectacular.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
4.- La fisiología 2
Ahora deténgase un
momento, piense y respóndame a esta pregunta.
Si yo le explicase
como transformar 30 minutos diarios en una fuente de salud y felicidad ¿Le
interesaría?. Controlar la forma de pensar, tener los correctos
pensamientos, visualizar y meditar, son cuestiones imprescindibles para poder
ser Feliz.
Sin embargo, Usted no es sólo su mente, Es una mente con un cuerpo
y quizás algo más.
Gracias a la
Fisiología, nosotros ya sabemos como influye el cuerpo en su Felicidad. Esto es
así porque nuestro cerebro consta de tres partes.
El lado izquierdo, es
el lado Lógico, el que razona, el que se encarga de elaborar, del pensamiento
matemático y el que produce esa cháchara de pensamientos que usted escucha
dentro de su cabeza todo el día. ¿Correcto?.
El lado derecho es el
que se encarga de visualizar, de imaginar, de soñar, el que trata los
sentimientos y el que hace que cuando usted cierra los ojos, pueda ver dentro
de su mente aquellas cosas que desea.
La tercera parte de
nuestra mente es el bulbo raquídeo, que se sitúa en la parte trasera de su
cabeza, uniéndose al final de la médula espinal, columna vertebral, y es la
parte que controla su cuerpo, La Fisiología. ¿Cómo interactúa con las otras dos partes?
Y ¿Porqué es importante para Usted conocer su funcionamiento para aumentar su
Felicidad?.
Cada pensamiento que
tenemos dentro de nuestra cabeza, cada imagen que imaginamos o vemos, se genera
en nuestra mente consciente y se amplifica por medio de nuestros subconsciente.
En especial por nuestro bulbo raquídeo. Esto es un hecho científico comprobado,
pero ¿Hacía donde son amplificados los pensamientos?
Hacia nuestro cuerpo.
¿Y como se refleja esto
en nuestro cuerpo físico? Por medio de la Fisiología, como ya sabemos.
Por ejemplo si a Usted,
le cargan de tensiones y problemas, esto se ve reflejado instantáneamente en
una tensión muscular, siempre de unos músculos específicos. ¿Dónde suele cargar
usted la tensión en su vida diaria? ¿Quizás en el cuello o en la espalda?.
Cuando escuchamos
sonidos y visualizamos imágenes con un contenido específico, por ejemplo por
medio de una película, estas imágenes y los contenidos de los sonidos que
llamamos palabras, se amplifican hacia nuestro cuerpo modificando nuestra
fisiología. Así si vemos una película de terror o escuchamos una música
preocupante, veremos que nuestro cuerpo se pone a producir toxinas en nuestra
sangre, pero si escuchamos música motivadora o vemos películas de humor,
comprobaremos que en nuestra sangre se están produciendo hormonas positivas que
traen la Felicidad.
En este sentido, se
realizó un experimento, realmente interesante, consistente en lo siguiente: Se
tomaron a 100 individuos, y se dividieron en dos grupos, 50 en el grupo A y 50
en el grupo B.
A todos los individuos
del grupo A y del grupo B se les pidió que realizaran una tarea específica, a
las 50 personas del grupo A, se les puso antes de que realizaran esa tarea, un
vídeo formativo en el que se explicaba el como realizar esa tarea.
A las 50 personas del
grupo B, se les puso un vídeo de humor de también 30 minutos.
¿Quiénes cree usted que
realizaron mejor la tarea?.
Desde un punto de vista
lógico, hubiera parecido que el grupo A tendría que haber hecho mejor la tarea,
gracias a tener primero el vídeo formativo que les explicaba Como hacerlo. Sin
embargo, la verdad es que todos los individuos del grupo B, realizaron la tarea
en un tiempo 10 veces menor que los individuos del grupo A. ¿Porqué esto
ocurrió así? Porque los individuos del grupo B, habían aumentado su energía
pues su fisiología había producido hormonas que producían energía y felicidad
en sus cuerpos.
Dígame cuando rinde
usted mejor en su trabajo, ¿cuándo está aburrido, cansado y agobiado? o ¿cuándo
esta feliz y entusiasmado y a gusto con lo que hace?.
Como ve, el ser feliz,
no sólo influirá en su vida y en su Felicidad, sino que también influirá en la
calidad de su trabajo, y en la mejora de su vida personal.
¿Le estoy diciendo a Usted,
que tendría que acostumbrarse a ver sólo películas de humor y a escuchar solo
musica motivadora? Sí, naturalmente. Al menos si usted desea ser más feliz
en su vida.
Tenemos otro caso muy
interesante, sabemos que la Salud es importante para ser Feliz. Y lo más
importante es la Salud Mental. Muchos psicólogos definen que la Felicidad es un
estado, en el cual la mente se encuentran en un estado de salud mental total, y
que ese estado de salud mental total, es lo que llamamos Felicidad, ahora bien,
nuestro cerebro es un órgano. ¿Qué necesita este órgano para ser feliz, para
funcionar bien? Necesita nutrientes y necesita Oxígeno.
Muchas personas se
sorprenden al saber que el 90 por ciento del oxígeno que absorben nuestros
pulmones, en cada una de las inspiraciones que realizamos, es para nuestro
cerebro. Esta es otra de las causas de la Fisiología que intervienen en la
Felicidad, si usted respira de una forma muy superficial, la cantidad de aire
que le llegue a su cerebro será insuficiente, con lo cual este rendirá a
trancas y barrancas, y usted tenderá a ser infeliz. Respirar más profundamente,
causa más felicidad.
El taichi, es un arte
chino milenario que produce una gran paz interior y una gran felicidad. La
mitad de ese arte, podríamos encontrar que se basa en saber meditar
adecuadamente, para relajar los músculos y entrar en un estado de paz interior.
Y la otra mitad, en saber controlar su respiración de una forma correcta y adecuada.
Normalmente nadie nos
ha enseñado a respirar, lo hacemos tal y como hemos aprendido a las duras, y
por la tanto tendemos a realizarlo de una forma no completamente eficaz. La
respiración eficaz y completa se realiza de la siguiente forma: Partiendo de
unos pulmones lo más vacíos posibles, se comienza a inspirar aire, se empieza
primero a llenar la zona abdominal de de una forma pausada. Cuando la zona
abdominal se ha llenado de aire completamente, entonces pasamos a llenar la
zona pectoral, hemos de hacerlo de una forma tranquila, pausada. Podemos llegar
incluso a contar entre uno y ocho, de una forma tranquila y pausada, antes de
haber completado la inspiración.
Entonces con los
pulmones llenos de aire, lo que haremos es retener el aire, unos
segundos en los pulmones. La sangre puede tardar 20 segundos en recorrer
nuestro cuerpo, y cambiar todo el dióxido de carbono, es decir, las porquerías,
por el oxígeno, es decir, el nutriente que deseamos adquirir del aire. Lo que
haremos para obtener una máxima eficacia, es una vez que tenemos los pulmones
llenos de aire, contar hasta seis.
Esta cuenta se realiza
de forma tranquila: uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis, y entonces pasamos a
expulsar el aire de una forma tranquila, en una cuenta otra vez, de hasta ocho,
empezamos expulsando tranquilamente el aire que tenemos en la parte superior de
nuestro pecho y acabamos expulsando el aire que tenemos en la zona abdominal.
Cuando digo expulsar,
quiero decir expulsar, expulsamos el aire de forma completa, evitando que nos
queden residuos de aire, esperamos uno o dos segundos con los pulmones
totalmente vacios, y después volvemos a repetir el ciclo desde el principio,
volviendo a llenar los pulmones completamente en una cuenta de ocho.
¿Qué beneficios aporta
este método de respiración? Este ejercicio de respiración, permite que a
nuestro cerebro le llegue el oxígeno que necesita para funcionar. Un correcto
funcionamiento ayuda a un mejor rendimiento, aumenta nuestra capacidad
cerebral, nuestra inteligencia y ayuda a nuestra felicidad.
En este sentido se
realizó también un estudio en California, EEUU. El estudio consistía en
descubrir las formas en el que el rendimiento cerebral mejoraba, junto con el
rendimiento cerebral, se medía tanto la capacidad intelectual, como la
Felicidad, puesto que se vio que un individuo estando en un estado de Felicidad
Optimo, obtenía su máximo rendimiento intelectual, mientras que cuando estaba
sumido en la depresión de infelicidad, su rendimiento cerebral era mínimo. Se
encontró que el tener retos frecuentes y motivadores que afrontar, era una de
las formas principales de mejorar el rendimiento cerebral y por tanto la
felicidad. Las personas que afrontan retos en su vida, son las personas
felices, pues como ya hemos visto, el afrontar retos, es una de las principales
causas vigorizantes en las personas. De ahí que cuando las personas se jubilan,
sus riesgos de padecer ataques cardiacos, aumenten de una forma tan increíble.
¿Cuál era el segundo
método para aumentar la capacidad cerebral y por tanto la Felicidad? Es un
método que sólo le ocupara 30 minutos de su tiempo diario. Le proporcionará un
mayor rendimiento cerebral, y por tanto un mejor rendimiento en su trabajo, le
aportará una mayor Felicidad en su vida, y también aportará una mejora de Salud
importante para Usted. Además es totalmente gratuito y no le costará ni un
solo centavo. ¿Cuál es? Es:
El Ejercicio Fisico
Muchas personas no
realizan ejercicio, simplemente porque desconocen cuales son todas las ventajas
que les puede aportar un correcto programa de ejercicios. O porque tienen una
idea equivocada acerca de cómo tienen que realizar ejercicio. Algunas personas
creen que para realizar ejercicio de forma que su cuerpo note beneficios,
tienen que entrar en un programa de autosacrificio y castigo, que le
proporcione enormes molestias, agujetas y le coma mucho de su tiempo diario.
Esto es un error. De hecho está demostrado científicamente, que el excederse en
programas de ejercicio, como por ejemplo culturismo, puede causar más mal para
la felicidad, que bien.
Sin embargo, un
programa de ejercicios moderados, diarios, de digamos sólo unos 30 minutos cada
dia, le puede dar a usted unas increíbles mejoras en su nivel de vida y en su
Felicidad.
Cuando efectuamos
ejercicios del tipo aeróbico, es decir, ejercicios que no conllevan un excesivo
esfuerzo por parte del cuerpo, pero que favorecen la sudoración y que necesitan
de una mayor capacidad de respiración, de aire, de tomar más oxígeno, favorecen
la eliminación de la glucosa en la sangre, y de ciertas toxinas en el
organismo.
Un programa de
ejercicios moderados que puede beneficiar a casi cualquier persona, es realizar
15 minutos de tranquila bicicleta, no demasiado lento, no demasiado rápido, ya
sea en una bicicleta estática o en una bicicleta convencional.
Después realizar tres
series de 15 abdominales, tres series de 15 lumbares y tres series de 15
levantamientos de las piernas. Otros 5 ó 10 minutos de bicicleta, y ya
tendremos absolutamente, todo el ejercicio básico que necesitamos. Es así de
sencillo.
También hay otras
formas más divertidas de hacer este ejercicio necesario. Por ejemplo si usted,
toma a su pareja y la lleva todos los días a bailar media hora o una hora,
encontrará que con esa diversión social, usted realiza también todo el
ejercicio aeróbico que necesita.
Otra forma de ejercicio
aeróbico es caminar. La medicina tradicional india, llamada ayurveda, asegura
que un paseo matutino de 15 minutos al amanecer, dejando que el sol bañe sus
brazos, es una de las mejores medicinas preventivas que existe. Aumenta la
Felicidad y mejora el rendimiento en nuestro trabajo.
Los sabios orientales
siempre han insistido mucho acerca de la necesidad de mantener un cuerpo sano y
en forma, para tener también una mente equilibrada y feliz.
Los romanos solían
decir "men sana in corpore sano", es decir, mente sana en un cuerpo sano.
Si quiere usted, puede
acudir al gimnasio más cercano a su casa, y solicitar que le pongan un programa
de ejercicios ligero. Pero tenga cuidado, no le quieran forzar demasiado,
porque eso puede ser perjudicial para nuestro Objetivo y para Usted.
El Doctor que creó
el aerobic, en un principio pensaba, que el ejercicio adecuado, era aquel que
forzaba el cuerpo hasta el máximo. Después de más de 25 años de estudios y
observación, se convenció de completamente lo contrario, que el ejercicio
adecuado, para un nivel de vida óptimo, era aquel, en el que el cuerpo
simplemente hacía el ejercicio suficiente, pero no excesivo. ¿Qué es un
ejercicio suficiente? Naturalmente, eso depende de cada persona. Lo que puede
suponer para un atleta profesional, un ejercicio suficiente, puede ser un
programa demoledor para usted. En general, una persona normal, que vive la vida
sedentaria que se da hoy en día, con esos 30 minutos o una hora de ejercicio
diario, tiene más que suficiente.
Comience hoy un programa
de ejercicios. Empiece a hacer ese deporte que le gusta. Apúntese a unas clases
de aerobic, o una clases de baile, o simplemente realice de 15 a 30 minutos de
bicicleta diaria, o algo similar que le haga mover sus Musculos, sudar y
respirar mas profundamente durante una hora al dia. Ese ejercicio hará que el
riego sanguíneo hacia su cerebro mejore. También causará que al mover sus
músculos, estos tengan que tensarse y destensarse muchas veces en cada
aplicación. Recordemos que las tensiones mentales, se reflejan, como tensiones
musculares físicas. Si usted manda a ese músculo que mantienen esa tensión
determinada en recordatorio de esas situaciones de infelicidad, que se comprima
y descomprima muchas veces durante 30 minutos, usted causará, que esa tensión
base, tal y como se llama en términos médicos, se elimine.
¿Y qué causará eso?
Causará que esa preocupación desaparezca de su vida, mejor dicho, causará que
esa Sensación de preocupación desaparezca de su vida, y sea por tanto,
sustituida por una sensación de Felicidad.
Si yo le explicase la
forma de convertir 30 minutos diarios en una fuente de felicidad ¿lo haría?
Pues entonces, haga 30 minutos de ejercicio diarios, y encontrará en su cuerpo,
una fuente casi infinita de Felicidad y Satisfacción.
Recuerde los principios
para utilizar la Fisiología de tal forma que le proporcionen Felicidad.
Norma 1: Controle su postura y sus reacciones.
Norma 2: Controle sus pensamientos, repítase diariamente 5
veces cada hora, o al menos 5 veces por la mañana, a la hora de comer y a la
hora de cenar: ¡Me siento sano! ¡Me siento magnífico! ¡Me siento
estupendamente!.
Norma 3: Controle que tipo de noticias, música y películas
acceden a su mente y procure que sean sólo aquellas que le proporcionen
Felicidad.
Norma 4 : Haga 30 minutos de ejercicio diarios.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
5.- Elimine la Infelicidad de su Vida.
Como eliminar las
preocupaciones para siempre.
Recuerda Usted como el ergógrafo
mostraba, que cada vez que introducíamos en nuestra mente un pensamiento
negativo o una frase desmotivadora, nuestra fatiga aumentaba y nuestra
infelicidad crecía.
Nosotros sabemos ahora
que esto es así, y que lo contrario también es cierto. Llene su mente de
afirmaciones positivas y de situaciones agradables, y entonces la fisiología de
su cuerpo creara Felicidad en su vida.
Ahora bien, ¿realizamos
esto en nuestra vida diaria?.
El otro día estaba
acudiendo a una cena con unos amigos y pasó lo que suele pasar, que siempre hay
uno que comienza a quejarse de todo, empezó por señalar un pequeño defecto que
tenía uno de los vasos, y acabó quejándose del gobierno, de la situación
económica y de la salud de su pobre madre. ¿Qué ocurrió? Que naturalmente con
cada una de esas afirmaciones negativas, si nos hubieran puesto un ergógrafo a
cada uno de nosotros, se habría demostrado como nuestro cuerpo se ponía a
producir toxinas. Y como los músculos del cuerpo de cada uno de los presentes,
sufrían diversas tensiones, y comenzaban a adoptar posturas relacionadas con la
infelicidad.
Realmente aquellas
afirmaciones negativas, no hacían bien en ninguno de los presentes. Cuando esto
ocurre y una persona cae en cometer eldelito de causar la infelicidad en otras personas y
de fabricar su propia infelicidad. Produce que cada uno de los presentes, se
vayan con la vaga, pero sería sensación de que todo va un poco mal.
Esto es así, porque
naturalmente si nuestro cuerpo adopta la fisiología de las preocupaciones y la
infelicidad, después cuando salimos de esa situación y pasamos a la siguiente,
nuestro cuerpo aun conserva esa configuración y nuestra mente nos va a
proporcionar la ligera, pero sería sensación de que algo va un poquito mal. Esa
es la causa de que nuestra fatiga aumente y nuestra infelicidad crezca.
¿Cómo se puede eliminar
toda esta serie de causas negativas? De una forma muy sencilla. Elimine usted
de su vida las pequeñas y sutiles quejas diarias que pronuncia. Todos somos
culpables de este delito tarde o temprano. Durante años he sido
formador de triunfadores y he tratado temas sobre la actitud positiva. Todos
aquellos que me conocen, me consideran como la persona más positiva y eficaz
que jamás han conocido. Soy capaz de reaccionar ante las mayores catástrofes de
una forma tan eficaz, que acabo convirtiéndolas en una gran ventaja para todos.
Sin embargo, como humano que soy no soy perfecto, así que en cierta ocasión me
impuse analizar mis imperfecciones, y dentro de ellas encontré una muy común;
la costumbre de pronunciar todavía de vez en cuando, pequeñas y sutiles quejas
diarias. Esto suelen ser meras tonterías, cosas sin importancia de las que nos
quejamos de forma "inocente" sin darnos cuenta ¡Pero si que se da
cuenta nuestra Fisiologia! Y luego bien que lo pagamos como una disminucion de
nuestra Energia y una perdida Inutil de Felicidad.
Por ejemplo, un
director puede mandar realizar una operación a un empleado, y según
este se marcha simplemente pensar para sí mismo "Es un gran empleado,
tiene un gran futuro, pero tiene que pulir este cierto aspecto de su carácter,
porque sino no logrará mejorar". Ese simple "pero" ya produce en
nuestra Fisiología un efecto negativo, ya hace que cuando nos enfrentamos a la
siguiente tarea, lo hagamos con la pequeña pero seria sensación de que todo va
un poquito mal. ¿Cuál es la solución? Simplemente eliminar esta pequeñas quejas
diarias.
Haga usted una prueba,
en las siguientes 24 horas prométase a sí mismo no quejarse de absolutamente
nada. Por muchas ganas que tenga, no se queje, ni juzgue, ni condene.
Usted es Capaz de
Hacerlo, es mas nisiquiera lo piense o llegue a torcer el ceño. Verá
Usted que le va a resultar difícil. Para facilitarle la tarea, en cada una de
las ocasiones en las que tenga ganas de quejarse, haga exactamente lo
contrario. Halague algo, diga un elogio de esa persona o busque un aspecto
positivo de esa situación. Hágalo así durante 24 horas, y si puede mantenerlo,
aplíquelo durante siete días. Invierta esos siete días de su vida, en realizar
un Experimento Científico y ver como cambia su vida en esa semana. ¿Que se
encontrará al final de esa semana? Se encontrará con que su Felicidad, ha sido
tal, como nunca jamás ha alcanzado. ¿Por qué?.
Hasta ahora hemos
estado trabajando para eliminar las causas principales de infelicidad y
sustituirlas por las causas principales de felicidad. Para ello hemos corregido
nuestras posturas, mejorado nuestra fisiología, mejorado nuestra forma de
hablar, y nuestra forma de reaccionar ante los hechos. Hemos conocido y aplicado
la técnica Fénix para ser feliz, y nos hemos estado repitiendo una serie de
afirmaciones positivas a cada hora. Además de otras bastantes cosas, hemos
estado tratando de aceptar aquellas principales causas de felicidad, y
aplicarlas a nuestra vida.
Ahora bien, por hacer
una comparación, lo que hemos estado haciendo, es echar en nuestra bañera,
cubos de felicidad. Imagínese usted que toma la bañera de su baño, cierra el
tapón, y abre el grifo de tal forma que sólo caiga una gotita cada poco. Muchas
personas tienden a despreciar esa gotita, pero si son atentos, verán que en
sólo uno o dos días, esa gota es capaz de llenar nuestra bañera. Tal es el
poder de la constancia. En unos pocos días, una pequeña gota, es capaz de
llenar una enorme bañera.
Una antigua fábula
japonesa, afirma que el espíritu del agua y de la roca, hicieron una apuesta.
Apostaron a ver cual de los dos era más fuerte. La Roca afirmaba, que con su
increíble dureza, era el ser más fuerte que existía. Y sin embargo, el agua
afirmaba que ella era mucho más poderosa, gracias a su constancia. Así que la
roca se colocó debajo de una cascada de la que caía una sola gota de agua, pero
de una forma continuada, pasaron dos minutos, y dijo la roca -¿ves?, yo soy más poderosa. Sin embargo, el espíritu del agua dijo -Espera a que pasen los años. Cien años después, de la roca solamente
quedaba gravilla, una fina arenilla, porque la paciencia de la gota cayendo
continuamente "cloc, cloc, cloc, cloc" había conseguido erosionar toda
la roca, y transformarla en la más fina arena.
En mi pueblo, cuando
era pequeño, existía también una gran roca redonda, que estaba colocada en uno
de los cruces del camino, una roca grande, que justamente su forma favorecía a
que los niños jugásemos encima y nos sentásemos en ella jugando a indios y
vaqueros. Hace unos pocos años, volví a mi pueblo y vi la gran roca,
sorprendido vi que más de la mitad de ella, se había erosionado. ¿Cómo había
sido posible esto? El rozar de la tela de los pantalones de los niños al
subirse encima de ella, la había ido puliendo con el paso de los años. Y con el paso de los años, niño tras niño,
la roca se había ido gastando poco a poco. De esta forma, causaba que lo que
antes había sido una forma rugosa, ahora era una forma lisa y suave al tacto.
Esto mismo ocurre con
las pequeñas cosas que pronuncíamos diariamente, son como gotitas de porquería,
que empañan el agua cristalina y pura de nuestra Felicidad.
Puede ser que una gota
impura, no pueda contaminar todo un estanque de agua clara, pero una gota tras
otra, tras otra, tras otra, durante cada hora de cada día, acaba enturbiando
hasta la más clara y pura agua.
Por desgracia la
mayoría de las personas fabrican su propia infelicidad, a base de realizar,
pequeñas y continuadas quejas una tras otra. De lo que no se dan cuenta,
es que además de fabricar su propia infelicidad, causan el hastío y la
infelicidad en las personas que la rodean, y por eso, las personas acaban
alejándose de este tipo de personas. Lo cual les crea aún más infelicidad.
En mi vida profesional
lo he visto millares de veces, personas magníficas, y muy capaces que se ven
apartadas del grueso del éxito debido a que siempre están aportando el lado negativo
de cada cosa. Naturalmente estas personas se excusan, diciendo que lo único que
están intentando es presentar los problemas a los que se pueden encontrar el
resto de la gente, para encontrar una solución por adelantado. A esto se le
llama preocuparse, que si lo leemos como "pre" y
"ocuparse", podremos leer que es ocuparse antes de que sea posible,
antes de que ocurra, vamos, una toneria.
Estas pequeñas y
continuas pre-ocupaciones que cargan este tipo de personas sobre los demás,
causan un descenso de energía en el equipo. Si repitiésemos el experimento del
ergógrafo, veríamos que cada una de estas afirmaciones, pueden quitar cinco o
diez puntos de energía a cada una de esas personas, que las tensiones en la
espalda de estas personas aumentan cada vez que se le presentan cada uno de
estos temas, y por tanto, cada una de estas personas, se sienten mal, su
infelicidad aumenta y su energía desciende.
Naturalmente cuando el
grueso del equipo siente que la causa de su infelicidad es esa persona que está
dando siempre la versión negativa de los hechos, ¿que cree que ocurrirá?, Usted
y yo deseamos ser felices, todo el mundo desea ser feliz, así que cuando la
gente encuentra que una persona es una fuente de infelicidad, tiende a
apartarse de ella. -¡Oh, es un gran tipo si, pero no me
gustaría tenerlo en el equipo!, esta frase la he visto repetirse millares de
veces, durante mi vida profesional.
Si usted no quiere ser
el caballo cojo del equipo de su vida, elimine de todas las conversaciones
en las que usted participe, cualquier tipo de queja.
No le estoy pidiendo
que sea siempre el alma de la fiesta y que sea siempre el que de la luz aún en
la más completa oscuridad. Porque las personas que hacen eso son los líderes, y
si usted no desea ser un líder, no tiene porque hacerlo. Simplemente elimine
todas las pequeñas quejas y críticas de su vida y observará que pasan dos
cosas: primero que su energía personal aumentará, pues al eliminar esas pequeñas gotas de
impureza, el agua cristalina de su felicidad, será más pura. Y segundo, al
eliminar absolutamente toda crítica de su forma de hablar, encontrará que las
personas quieren estar más con usted, que le aprecian más.
Benjamin Franklin fue
una persona tan importante en su época, que le nombraron embajador de Estados
Unidos en Francia, ¿Porqué ocurrió esto? Porque junto con Abraham Lincolm,
compartía una pequeña filosofía de vida, esta filosofía de vida se podía
resumir en una sola frase:
"Nunca en la vida, pronunciaré una crítica de hombre alguno,
más al contrario, siempre buscaré algo en que elogiarle".
El gran filósofo
Emerson, pronunció una frase cargada de sabiduría que mantiene un significado
parecido: "Todo hombre es superior a mí en algún sentido, y en ese sentido
intentaré aprender de él".
Sin ir más lejos, usted
puede encontrar en La Biblia, lo que ha sido llamado como la regla de oro,
también Confuccio y otra gran cantidad de sabios, pronunciaron esta misma regla
de oro, en épocas muy dispares de la Historia Humana, lo cual prueba su
verdadera y total efectividad.
"Haga a los demás, lo que le gustaría que los demás le
hicieran a usted".
Véalo de esta forma
Trate a los demás de la forma que le gustaría que le tratasen a usted y
encontrará una fuente no sólo de felicidad, sino de éxito en la vida. Piense
durante un momento, cuando usted se reúne con alguien, ¿le gusta a usted que la
otra persona esté todo el rato quejándose, señalando errores y echando
serpientes por la boca?
No ¿verdad?. Sin
embargo, todos apreciamos a aquellos que son capaces de traer un poquito de luz
a nuestras vidas. Y piense que si usted se reúne con una persona con la que
mantiene una conversación banal, de esas que mantenemos tan a menudo, si la
otra persona no pronuncia ninguna crítica, usted, subconscientemente toma una
mejor opinión de la otra persona.
¡Aplíquelo usted en su
vida! Prométase no criticar jamás, aunque sea por puro egoísmo, no critique por
usted. Recuerde que cada vez que critica, o cada vez que relaciona un hecho
negativo por medio de una frase, lo que está realmente haciendo es fabricar su
infelicidad, está modificando su fisiología por medio de los pensamientos y de
sus palabras, de tal forma que se están produciendo toxinas, tensiones, y al
fin y al cabo infelicidad! ¿Usted quiere ser Feliz? Pues conviértase en una
fábrica de Felicidad. Por medio de realizar repeticiones de afirmaciones
positivas, eliminar la crítica de su vida, y pronunciar de los demás elogios
sinceros, que salgan de su corazón.
Recuerde que Jesús dijo
que "no
es lo que entra por la boca del hombre lo que nos hace impuros, sino lo que
sale por la boca del hombre lo que nos hace impuros".
Realmente, esto es
cierto y aplicable al cien por cien y está demostrado por la medicina moderna.
Porque si usted saca de su corazón hacia su boca críticas y pensamientos negativos,
en el mismo momento en que estos son pensados y pronunciados, se reflejan en su
cuerpo, como toxinas, tensiones y en última instancia, como infelicidad.
¿Quiere ser feliz?. Yo
le ofrezco ahora una forma egoísta, por medio de la cual Usted puede alcanzar
la Felicidad?. Le animo a que sea egoísta al no
decir jamás una sola crítica, porque si en vez de decir las críticas, sólo
pronuncia y piensa elogios y hagla sólo del lado bueno de las cosas,
primero será mucho más feliz, y segundo será usted mucho más capaz de sacar
provecho de las circunstancias que le rodean.
Recuerde que algunas
veces la crítica no supone decir mentira alguna, sino que simplemente supone el
hacer algo tan sencillo, como señalar la realidad. Esa muchacha, tiene un pelo asqueroso, puede ser una verdad. Pero lo que no estamos
aquí juzgando en este momento, es si la crítica es verdad o es mentira. Porque
lo que estamos juzgando es el efecto que esa crítica tiene sobre su vida y
sobre la infelicidad que fabrica.
Si en vez de pronunciar
usted esa chica tiene un pelo asqueroso!, dice simplemente ¡Esa chica tiene unos ojos hermosos!, el efecto que se produce sobre su cuerpo,
es totalmente distinto.
En Estados Unidos,
existe El Club del Elogio, es un club, que no tiene residencia y al que todo el
mundo puede pertenecer con sólo cumplir una pequeña condición, y es que sus
miembros han de encontrar al día tres cosas que elogiar, solamente tres cosas.
El simple hecho de
encontrar tres cosas que elogiar diariamente y haber eliminado la crítica de su
vida, le puede aumentar su energía y su felicidad, en más de treinta y cuarenta
puntos.
Si esto es así ¿no cree
usted que sería muy inteligente en traer la Felicidad a su vida, por medio de
pronunciar un elogio sobre todas aquellas personas y circunstancias en las que
se encuentre?.
Elimine las críticas de
su vida. De esta forma eliminará, esa vaga pero seria sensación, de que todo va
un poco mal.
Sustituya las críticas
por elogios, y de esa forma creará en su vida la vaga pero seria sensación de
que todo va un poco bien. Y eso solidificará su Felicidad de la misma forma que
el calor solidifica el cemento.
Traiga la Felicidad en
su vida, por medio de controlar aquello que dice.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
6.- ¿Necesita más energía?
Como obtener más
entusiasmo, aumentar su energía y disfrutar de su trabajo.
¿Le falta a Usted
energía para pasar al siguiente nivel?.
En España, es casi una
tradición, el tener un reloj de agujas en la cocina. El de mi cocina, como es normal
hoy en día, funciona con una pequeña batería de tamaño AA. Hace un año esa
pequeña pila, se quedó sin energía suficiente, justo a las cinco y cuarenta y
tres minutos y cuarenta y ocho segundos, ya entonces me llamó la atención que
el segundero se quedara en los cuarenta y ocho segundos, intentando
repetidamente llegar a los cuarenta y nueve, con pequeñas pulsaciones. Resulta
que siempre tiene la energía suficiente, para intentarlo una vez más, pero que
le falta una pizca de energía, como para poder pasar al siguiente segundo. Hoy,
más de un año después, mi reloj sigue ahí, intentándolo sin alcanzarlo. ¿A
cuántas personas les ocurre lo mismo?.
En mi carrera, como
formador de emprendedores, he visto miles de veces a personas que son iguales
que mi reloj. Siempre tienen la energía suficiente para intentarlo una vez más.
Pero no la suficiente para triunfar y ascender al siguiente nivel. ¿Conoce a
alguien que está en esa situación?.
Si a mi reloj, le
cambiásemos la batería por una con más energía, ¿qué cree usted que le
ocurriría? ¡Que podría marcar el siguiente segundo!. De la misma forma, si
usted, yo o cualquier otra persona, nos vemos en una situación de estar
atascados en un nivel, sólo hemos de reemplazar nuestras baterías o recargarlas
de nuevo, para poder continuar al siguiente nivel, sólo que en los seres
humanos, nuestra energía no nos la da una pequeña batería, sino que nos la
proporciona algo llamado Entusiasmo.
¿Qué es el entusiasmo?
A veces observo atentamente como juega mi hijo, es una delicia de tres años que
sabe muy bien lo que es el entusiasmo, porque como todos los niños, tiene las
baterías nuevas y bien cargadas. Verlo jugar es un primor, toma un pequeño
objeto desconocido entre sus manos, y lo manipula con los ojos totalmente
abiertos, demostrándole un gran interés. Lo abre y exclama ¡Uh, papá se abrió!,
¡Si, hijo, se abrió! Respondo sonriendo, porque mientras el dice ¡Se abrió!,
sus ojos brillan y su pequeño cuerpo se estremece. ¿Cuándo fue la última vez
que le brillaron los ojos a usted? ¿Cuándo fue la última vez que se estremeció
por una cosita pequeña y aparentemente insignificante?. Algo como un hermoso
amanecer, una mirada de la persona amada, disfrutar bebiendo un vaso de agua, o
simplemente haciendo su trabajo.
Cuando digo esto, algunas
personas me dicen "¡Pero no voy a estar entusiasmado todo el día!
¿Verdad?." Y entonces me recuerdan al reloj de mi cocina. Yo y Usted
sabemos que desean poder saltar al siguiente nivel, ser felices y disfrutar de
la vida. Pero no se atreven, o quizás no tienen la energía suficiente, porque
una persona que vive entusiasmada, no es una persona que está moviéndose
frenéticamente de un lado a otro sin parar. Sino que es una persona natural,
segura, repleta de buena energía, que disfruta de la vida, es plena y se siente
feliz.
¿Ha visto usted a
alguien Entusiasmado que estuviera triste? ¿o a alguien verdaderamente
Entusiasmado que no se sintiera de maravilla?. ¿Nunca le ha pasado de estar
enfermo, cansado, agobiado y lleno de dolor y que le mencionaran algo que le
Entusiasmara y Empezara usted a sentirse mejor, y al poco rato se levantara y
estuviera usted en plena forma?.
Luego, mas tarde, si el
entusiasmo remite, el mal de la enfermedad regresa, pero si se mantiene el
entusiasmo, la enfermedad, simplemente se olvida y desaparece. Es tal como si
usted hubiese estado funcionando con unas baterías bajas de energía, y por
tanto su funcionamiento, fuera defectuoso. Pero al cambiar estas baterías
bajas, por otras repletas de energía, su cuerpo se pone a funcionar de manera
correcta otra vez, y quien dice el cuerpo dice también la mente.
¿Recuerda el
experimento del cine japonés, en el que a cien personas les hacían ver una
película de terror y su cuerpo se ponía a producir toxinas? ¿Recuerda lo que
ocurría cuando estas personas se ponían a ver una película de humor? Que su
cuerpo se volvía más sano y su sangre empezaba a llenarse de hormonas que les
daban energía y que sus anticuerpos, subían y aumentaban. Los antiguos chinos,
afirman que el cuerpo es una serie de canales de energía, según la acupuntura,
y que si estos se saturan, la energía baja y el cuerpo enferma. Pero si estos
canales se liberan, le energía fluye bien otra vez y el individuo regresa a su
estado natural de sano entusiasmo.
Los maestros en acupuntura,
afirman que si una persona está baja de energía, es por culpa de las
preocupaciones o de un estado mental y físico desequilibrado.
Cuando nos referimos a
entusiasmo, no nos referimos a ese falso estado de excitación nerviosa que
algunos fingen. Sino justamente a un estado natural, en el que la persona está
repleta de energía. Sus ojos brillan, su interés es elevado y sus ganas de
vivir plenas. En un ergógrafo nos referiríamos a un nivel de energía de 150,
"pero" me dice Usted "¿Y si estoy fatigado porque estoy
físicamente cansado?" Entonces.. ¡Duerma!.
Laotsé, uno de los
hombres más sabios de este mundo y creador de la filosofía china llamada
Taoísmo o El Camino, cuando su maestro estaba muriendo, fue a verle y le
preguntó: "Maestro, me has enseñado los máximos patrones de sabiduría que
pueden ser enseñados en esta vida, pero ahora te estás muriendo ¿Tienes algún
gran secreto que enseñarme, que aun no me hayas dicho? Si es así, por favor
hazlo ahora, porque mañana, quizás ya no puedas decirme nada". El maestro
le miró, y con sus últimos alientos le dijo
-¡Si, discípulo mío,
tengo la mayor de las sabidurías que enseñarte, y se resume en una sola frase "Cuando tengas hambre, come y cuando tengas
sueño, duerme"!.
- Maestro, ¿pero acaso no
es esto lo que hacemos todos?
- ¡Oh, no! - Exclamó el
maestro, casi levantándose de su tumba. - Las personas normales, cuando van a
comer, comen acompañadas de todos sus problemas y cuando van a dormir, duermen
sepultadas debajo de mil pies de preocupaciones.
A lo cual, Laotsé
respondió. ¡Ah, maestro, en verdad que este ha sido el
consejo más sabio que jamás me ha enseñado!.
Sí, en verdad que es el
consejo más sabio, y en verdad que ahi está el secreto del Entusiasmo y la
Felicidad. En eliminar las preocupaciones ydisfrutar de la vida. En hacer a
cada instante lo que tienes que hacer. Sólo eso, nada más que eso!
De hecho es tan
sencillo, que su gran complejidad, reside en su propia sencillez.
En cierta ocasión una
buena amiga llamada María Angela, una beata cristiana, me escribió una carta
titulada "Tengo miedo". En la que me hablaba de sus preocupaciones, y
yo parafraseando a Cristo, le contesté lo siguiente:
"Querida María,
permíteme que te llame así, pues tienes el mismo nombre de mi hermana y siempre
me has recordado a ella.
Yo no tengo miedo, soy
feliz, estoy sano y me siento dichoso ¿Porqué?
Porque si Dios quiere
que me pase algo, nada de lo que yo pueda hacer podrá impedirlo.
Y si Dios quiere que
no me pase nada y sea feliz, nada de lo yo pueda hacer, podrá cambiarlo, así
pues ¿Porqué preocuparse?
¿Acaso se preocupan
las aves del cielo? ¿Y acaso no les da El Señor día a día todo lo que
necesitan?
Y si les da eso a
ellas ¿qué no nos dará a nosotros que somos sus hijos bien amados?
Nada hay que temer, excepto
al miedo, porque es la forma en la que el mal, te roba tu Felicidad y tu
tranquilidad, y además ¿Qué es lo máximo que te puede ocurrir? Que te mueras ¿y
que tiene eso de malo? ¿Qué tiene de malo acudir al cielo a ser amado, por
aquél que nos ama infinitamente más de lo que ni siquiera podemos concebir?
En verdad que esta es
una vida bella y segura.
Dijo el gran filósofo
romano, del cual no me acuerdo en estos momentos de su nombre "Mi vida ha
estado plagada de desgracias... el noventa y nueve por ciento de las cuales,
jamás ocurrieron".
¿Necesitaremos
también, ambos, Usted y yo, llegar al lecho de muerte para comprender esa
verdad? ¿o podemos ver antes que lo mejor es dejarse plenamente en manos de
Dios?
Pues ya los antiguos chinos,
que eran hombres sabios, y crearon el mayor imperio que ha existido, decían:
"Si un problema no tiene solución ¿para que
te preocupas?
Y si el problema tiene solución ¿De qué te
preocupas?".
Si algo nos ha de ocurrir
en el futuro ¿Por qué preocuparse?. ¿No sería acaso más lógico y sabio,
disfrutar del tiempo que nos queda?.
Y si nada nos va a
pasar ¿Para que preocuparse?.
Un abrazo María!
Fénix"
Realmente ahi está el
único secreto de la Felicidad. En saber eliminar las preocupaciones
irrelevantes que de nada nos sirven.
En cierta ocasion,
Raquel, una amiga mía dominicana, me contestó "¡Pero yo tengo que preocuparme! Soy la
única que puedo" ¡Qué pena! Le contesté yo. Porque eso no te lleva a ningún lado, porque
no te da ningún resultado, sino que al final, te arruina la vida. Te roba la
felicidad, y hasta te frena para encontrar la solución eficaz.
"¡No
entiendo!" Me dijo simplemente, pues en la vida actual,
parece que tienes que preocuparte para ser responsable. Sin embargo, los
ancianos chinos eran ya sabios cuanto nuestros ancestros, se mataban en
sangrientas batallas de conquista. Estos hombres orientales tan sabios, resumen
la Responsabilidad en un par de frases:
"Si un problema no tiene solución ¿para que te preocupas?
Y si el problema tiene solución ¿De qué te preocupas?".
Obviamente, si un
problema no tiene solución, preocuparse por él, no tiene ningún sentido, porque
si no tiene solución, pues no la tiene. Y entonces por mucho que pienses sobre
él, nada conseguirás. Asume las pérdidas, y pasa a la siguiente cuestión
disfrutando de la vida.
Como decía Chema, mi
profesor de álgebra avanzada "Si algo no puede ser, no puede ser, y además
es imposible". O como dicen los árabes "Está escrito". Es decir,
no puede cambiarse, así que olvídate de ello. Asume la pérdidas y sigue
adelante.
Recuerde que si algo ya
pasó, Usted, haga lo que haga, no puede cambiarlo, porque pertenece al pasado.
Así que pensar sobre ello lamentándose, no le solucionará nada. Así que ¿porqué
hacerlo?.
Como empresario y
hombre de negocios, he aprendido a ser eficaz, es decir, no hago nada si eso no
me reporta beneficios, sobre todo en el terreno mental.
Trimestralmente mi
asesor fiscal y mi abogado, vienen a verme todo preocupados por la cantidad de
millones que tengo que pagar al Estado en forma de impuestos. Y mi respuesta es
siempre la misma. ¿Y qué? ¿Qué importancia tiene?. "Al César lo que es del
César" y a Dios lo que es de Dios. Lo que está claro, es que no me voy a
preocupar por ese dinero, porque yo no cambio mi dinero por mi Felicidad. No
permito que el que mi fortuna económica mengüe, reduzca un ápice mi Felicidad.
Porque sé que ser Feliz es más importante que todo el oro del mundo. Y que algo
de dinero, arriba o abajo, no mata la Felicidad, pero la preocupación por
perderlo o ganarlo, Si. Así que elimino esa preocupación antes de que surja. Y
así, soy feliz y disfruto de la vida.
Muchos me dicen -¡Ya Fénix, pero es que Usted es un hombre
rico! Así que en su situación, bien puede decirlo cómodamente. ¡Si es cierto, pero no siempre lo fui!. Nací
en una familia bien humilde y gané cada centavo de mi fortuna con mi trabajo y
mi esfuerzo. Y la vida también me dio palos, como a cualquiera. Naturalmente
que usted me dirá que esas dificultades, no serán tan graves como las suyas. Y
si hablamos largo y tendido sobre ello, me reconocerá Usted, que más que nada
es porque esas son sus dificultades, las que usted vive y siente, porque para
cada persona de este mundo, sus propias dificultades son las mayores.
En cierta ocasión, yo
deseaba crear una empresa que era casi una utopía ideológica "Market
2000" siguiendo a la filosofía Samurai y a las técnicas del E-Commerce
(comercio electrónico), deseaba crear una compañía que fuera en verdad, un gran
equipo de soñadores trabajando juntos, por unos altos ideales: Honor, Honradez,
Honestidad y Buena Voluntad.
Era algo que nunca se
había hecho, al menos con ese enfoque. Así que pedí consejo a ciertas entidades
del marketing y confirmaron mi propia impresión. Era totalmente imposible
hacerlo, no se podía hacer por que nadie lo había hecho antes.
Así que, naturalmente
me puse a hacerlo. ¿Quién puede resistirse al reto de cumplir su sueño y lograr
lo que nunca nadie ha logrado antes?
Para poder comenzar a hacerlo,
tuve que renunciar a una renta de varios millones de dólares que me
proporcionaba un contrato en exclusiva con una compañía de Nueva York. Mi
notario se moría mientras se lo decía, además coincidió, que me estafaron la
fuente de ingresos que me quedaba, de unos $50.000 Mensuales. Así que entre una
cosa y otra, me vi de la noche a la mañana, de ser rico a perderlo todo. Todo
por lo que había trabajado durante años, se perdió. Yo tenía una familia que
mantener y sólo $10 en el bolsillo. ¿Podría pagar la renta del nuevo piso al
que nos habíamos tenido que trasladar? ¿Podría poner a mi familia un plato de
comisa sobre la mesa al día siguiente? ¿Los habría condenado a la miseria por
miserable orgullo?. Yo sabía que si me dejaba llevar por las preocupaciones eso
sería lo que ocurriría. Así que siendo por naturaleza un hombre práctico, me
centré en el trabajo, para hacer mi sueño realidad. Sólo nos quedaban un
ordenador y los $10 que tenía en el bolsillo. Así que con los $10 compré una
conexión a internet y me centré en eso. Recordé como Alejandro Magno y otros
conquistadores después de él, para obtener una victoria imposible, habían
quemado sus naves, sus barcos, detrás de él, para vencer o morir. Y no darse un
margen de retirada. Y triunfó. Así que me dije. O.K. he quemado las naves
detrás de mi, así que me dedicaré por completo a obtener mi victoria. A hacer
realidad mi sueño. Y venceré.
Y vencí. A los pocos
meses, ya poseía una compañía por valor de 7 Millones de Dolares. Mi sueño de
Market 2000, era una realidad.
¿Cree Usted que lo habría conseguido de haber perdido el
tiempo preocupándome?.
Napoleon Hill, en
piense y hágase rico, cuenta la historia de un millonario, que en el crack de
1929 perdió toda su fortuna. Tenía una buena familia que mantener, y de repente
se vio pobre. El día anterior, era uno de los hombres más ricos de su país, y
al día siguiente, no tenía absolutamente nada. De hecho, se vio echado
literalmente a la calle de su propio despacho, poseyendo sólo el traje que
llevaba encima. Hasta le hicieron entregar su pitillera de oro. Así pues, dejó
a su mujer y a sus hijos en casa de la madre de ella, y el acudió caminando
tranquilamente, hasta el barrio donde los mendigos dormían. Cambió sus zapatos
por un sitio donde dormir, hizo un nuevo amigo entre los mendigos y se fue con
él a dar un paseo por la tarde.
Mientras caminaban, en
un acto reflejo, se llevó la mano derecha al bolsillo donde guardaba
normalmente su pitillera, sin acordarse en ese momento que la había tenido que
entregar para pagar una de las deudas. Encontró el bolsillo vacío, no estaba la
pitillera, pero encontró una grata sorpresa, le quedaban unos pocos dólares en
ese bolsillo, apenas unas monedas sueltas, a las que el día anterior no había
mirado siquiera. Hoy, eran! su salvación, así que las sacó, las miró y entonces
vio a la izquierda del camino, a unos niños pobres.
Estos niños hacía
varios días que no comían, y él, al menos había cenado bien el día anterior,
así que les arrojó las monedas, y siguió caminando. Su nuevo amigo le dijo -¿porqué has hecho eso? Esas monedas eran
nuestra salvación -, a lo que el contestó: -¡amigo, lo que yo necesito son unos
cuantos millones de dólares, no unas cuantas monedas!. Así que empezó de cero. Encontró un trabajo
de camarero muy mal pagado, pero ya que era un hombre que se había hecho a sí
mismo y había llegado a ser millonario con su propio esfuerzo, se dijo: ¡Si lo he conseguido una vez, lo podré
conseguir otra!. A los tres años ya era otra vez uno de los hombres
más ricos de su país y su fortuna superaba a aquella primera fortuna que tenía.
Todo ¿gracias a que? A que no se rindió. A que continuó adelante. Y sobretodo
gracias a que no se preocupó.
El poder de este
hombre, reside también en usted, así como en todos los seres humanos. Porque es
inherente a todo ser humano. Forma parte de él, de Usted, sólo que igual está
enterrado entre capas y capas de preocupación.
La asociación de
emprendedores Warrios of Internet, afirma que para triunfar lo primero que tienes
que hacer, es ponerte en positivo y apartar a los negativos de tu lado. Y cuan
verdad es! De hecho todo triunfador podrá confirmárselo.
Recuerde que sólo puede
tener dos tipos de problemas: los pasados y los futuros.
El pasado está muerto, ya pasó. Está muerto y enterrado. Haga
lo que haga, no volverá.
El futuro, nunca sabemos si llegará.
Así que sólo se puede ser feliz ahora.
De hecho, los estudios
psicológicos modernos, demuestran que todos los problemas de salud mental,
revierten por medio de la preocupación de centrarse demasiado en el pasado o
demasiado en el futuro.
Las personas que se
centran demasiado en el pasado, pensando que habría ocurrido si hubieran reaccionado de una forma u otra, o
lamentándose de las pérdidas pasadas, son las que cogen depresiones. Está
probado que centrarse en el pasado, crea melancolía y depresión.
¿Qué ocurre si te
centras en el futuro? Que se provoca ansiedad , que es un estado de
nerviosismo, casi tan malo como la depresión.
Asi que sólo nos queda
un momento para ser feliz, y ese momento es el ahora.
Si usted acude a su
álbum de fotografías y mira las fotografías en las que es feliz. Encontrará que
cada momento de felicidad, es un momento, que en aquel momento era el ahora.
La felicidad es una
suma de momentos felices. Usted puede ser feliz ahora, siempre. Sólo con así
desearlo y aplicar las técnicas que se le están enseñando en este libro.
Simplemente elimine sus preocupaciones, descanse, y su energía regresará y con
ella su felicidad.
Enfréntese a sus
problemas de una forma lógica, utilice la parte izquierda de su cerebro, que es
como una computadora, para eso se le ha dado.
Cuando tenga un
problema, escriba en un papel estas preguntas y contéstelas:
1 ¿Qué es lo que le
preocupa?.
2 ¿Por qué le
preocupa?.
3 ¿Qué es lo peor que
podría ocurrir?.
4 ¿Es realmente esto
tan grave?.
5 ¿No podría ser esto
una ventaja escondida?
6 ¿Por qué podría ser
esto una ventaja escondida?.
7 ¿Qué beneficios le
podría aportar esta maravilla?.
8 ¿Cómo podría
aprovechar esta maravilla a mi favor?
9 ¡Póngase en acción
ya!
Luego, una vez que ha
respondido a las preguntas, queme el papel en un sitio seguro, como la bañera
del cuarto de baño, y sienta que mientras se quema el papel, sus problemas desaparecen.
Después siga el
ejercicio de meditación feliz de este mismo libro, en la versión completa de
lujo del CD, y se verá Usted como una persona nueva con las baterías totalmente
cargadas. Será nuevamente feliz y se sentirá mejor que nunca.
Esta es una fórmula
infalible, que miles de personas han verificado. No es una forma teórica de
alcanzar la felicidad, sino que es una fórmula real, práctica, que funciona y
da resultados. ¿A qué espera? Pruébela ahora. Recuerde que el secreto para
aprender, está en repetir y poner en práctica todo conocimiento, en el mismo
momento en que se adquiere ese conocimiento. Aplique ahora esa fórmula y sea feliz.
Cada vez que encuentre
un problema, pregúntese -Si esto tiene solución ¿por qué me preocupa Y si no tiene solución ¿para qué me
preocupo?. Tome el papel. Haga las preguntas. Contéstelas. Rompa y queme el
papel para simbolizar que ya no le preocupa y que tiene fe en que todo le irá
bien, y luego haga el ejercicio de meditación feliz; Entonces sentirá que su
energía regresará a usted y que su entusiasmo, renace. Que su batería está otra
vez cargada, y que es otra vez feliz.
Repita este ejercicio
por cada problema de su vida, y así será siempre feliz.
Otra forma muy eficaz,
de tomar energía y de disfrutar de su trabajo y de su vida es aclarar cuales
son las motivaciones que le mueven. La mayoría de las personas, surcan por su
vida, como un barco sin vela ni timón. Cuando usted sabe por quien trabaja,
quien es usted y porque trabaja, entonces cuenta con una gran ventaja. Porque
sabe dos cosas.
una: donde está
dos: donde quiere llegar.
Igual que el ergógrafo
demostraba que la afirmación de frases positivas, aumenta la energía de la
persona al disminuir la fatiga. El recordar cuales son las motivaciones de uno,
también aumenta nuestra energía, y por tanto, nuestra Felicidad. Por esta
razón, quiero que ahora usted y yo nos sentemos aquí, y veamos, cuales son las
motivaciones que le mueven a usted en la vida.
En Occidente, cuando
tenemos un problema, solemos atacar a los síntomas en vez de a las causas. Sin
embargo, los ancianos sabios chinos, tenían por costumbre utilizar una máxima,
que se resumía con la siguiente frase:
" Para enfriar una cacerola ardiendo, retirarla del
Fuego"
Simple y sabio
¿verdad?. Sin embargo, ¿por qué será que muchas veces, en vez de hacer eso, los
occidentales nos dedicamos a poner toallas de agua fría alrededor de la
cacerola?. Naturalmente, eso enfría la cacerola a corto plazo, pero en cuanto
el agua de la cacerola se evapora, ya sea en horas o días, el fuego recalienta
otra vez la cacerola, poniéndola al rojo vivo, entonces ¿no es más eficaz,
atacar los problemas de raíz?.
Si usted le pregunta a
cualquier campesino como se puede acabar con una mala hierba, seguro que no le
dirá ¡Quemándola!, sino¡Arrancándola de raíz!. De igual manera ocurre, si resulta que
nuestra falta de energía, se basa en que no conocemos exactamente cuales son
nuestras motivaciones o si las tenemos enterradas debajo de montañas de
preocupaciones. Entonces, lo único que tenemos que hacer, es recordar cuales
son estas motivaciones que nos mueven, y entonces la energía volverá a
nosotros, en un caudal que hace mucho tiempo que no sentíamos.
¿Qué son las
motivaciones? Es el saber y tener muy claro, las causas por las que uno trabaja.
El tener claro por quien trabaja uno. El saber quien es uno mismo. Quien quiere
llegar a ser. Y el saber porque cosas materiales se trabajan.
Cuando una persona sabe
exactamente lo que quiere conseguir, sabe por quien lo hace, y se ha aceptado
totalmente así mismo, entonces posee una fuerza y energía, que el común de los
mortales, ignora y envidia.
En la universidad de
Hardvard se hizo un año, un estudio. Se tomo a toda la promoción, que eran
quinientas personas y se les preguntó a todos los alumnos, cuantos de ellos
tenían claras sus motivaciones, por quien trabajaban, quienes eran y que cosas
materiales deseaban alcanzar en la vida. ¿Cuántos cree usted, que de los
quinientos, respondieron de una forma directa y eficaz, dando exactamente todos
los detalles de lo que querían alcanzar?. Solamente tres.
Cincuenta años después,
se estudió a toda la promoción, y ¿sabe Usted algo? Que esas tres personas,
habían conseguido sólo entre ellas, más que las cuatrocientas noventa y siete personas
restantes. A pesar de que estos tres, no habían sido los que habían obtenido
mejores notas. ¿Por qué habian triunfado mas? Porque el tener claro nuestras
motivaciones, aumenta nuestra energía, y también nuestra felicidad, en un nivel
desmesurado.
Tenga claro
"quien, por que, y por quien", y entonces realizará de forma eficaz
todos los "comos". Y alcanzará esa felicidad que desea. Y
posiblemente aún más.
Confuccio decía que
sólo un hombre estúpido, edificaría su casa sobre una playa de arena, porque en
cuanto soplaran los primeros vientos, al no tener una base sólida, esta se
derrumbaría y ese hombre se encontraría arruinado y sin techo. Así pues, el
hombre sabio edifica su casa, sobre la sólida piedra, para que cuando sople el
viento, esta esté fuertemente agarrada a su firme base y resista en pie,
ofreciendo seguridad y protección.
La casa que nosotros
deseamos construir, es la felicidad de usted, y los cimientos, son naturalmente
las motivaciones.
Lea pues ahora, de una
forma muy atenta. Y recuerde preguntarse y contestar en su interior, a cada una
de las preguntas que le planteo. Es más, le invito a apuntar en un papel las
respuestas, y a colocarlas donde pueda verlas cada día, eso le ayudará sin duda
a alcanzar rápidamente la felicidad.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capitulo 7.- Sus Motivaciones
¿Desea disfrutar de su
trabajo?. Antes aún de poder responder a esa pregunta y poder alcanzar la
felicidad con lo que hace, ha de tener bien claro Por Quien Trabaja. Las personas trabajan siempre, en último y
primer lugar, por otras personas, esas personas son nuestras motivaciones, la
poderosa razón principal por las que hacemos las cosas. Así que ¿Por Quien
trabajas tú?.
Puede parecer una
inconcluencia que te preguntes a ti mismo Por Quien haces las cosas. Pero está
demostrado que un 33% de las personas, fracasa, solamente por que no tiene
claro, por quien tiene que alcanzar el éxito. A esas personas, las mundanas
ocupaciones de la vida, les han hecho olvidarse temporalmente por quien
trabajan, robándoles así su fuerza para luchar. Apagándolas con tanta eficacia,
con la que apagas una lámpara si la desenchufas de la pared.
Dado que siempre es
mejor prevenir que curar, y que hay una entre tres posibilidades de que este
mal ,te achaque a ti. ¿No sería sabio dedicar tres minutos de tu vida a
solucionarlo?. Y es que recordar el Por Quien Trabajamos, es tan fácil como
sentarnos, y repasar un poco mentalmente nuestra vida, para recordar el Por
Quien hacemos las cosas.
Y así la energía
regresa a nuestra vida, con tanta certeza como si enchufas de nuevo la lámpara
en la pared.
Y Usted, Por Quién?
¿Quizás por Usted mismo?
Está claro que nuestras
vidas, giran alrededor de nosotros mismos. Usted sólo puede percibir su mundo a
través de sus ojos, sus manos, sus pies, es decir, su cuerpo, eso es claro. ¿O
es acaso usted capaz de mirar desde los ojos de otra persona de forma literal?.
Así pues, es lógico que la persona por la que lucha, trabaja y desea alcanzar
el éxito, sea usted mismo. Para darse a sí mismo una existencia más plena,
llena, gozosa, saludable y feliz. ¿O acaso no desea ser feliz? Claro que sí. ¿Y
verdad que desea tener salud y amor? ¿Y verdad que desea sentirse vivo y bien?.
Así pues, una de las razones de querer alcanzar la Felicidad, es simplemente,
por Usted mismo.
"Deseo ser Feliz, por Mi Mismo"
Una famosa marca de
cosméticos, afirma en sus campañas publicitarias que la mejor razón que tienen
sus clientes, es "Por Que Yo Lo Valgo", siendo yo el cliente individual. Esta es sin duda una
poderosa razón.
Confuccio afirmaba
" El hombre noble, bueno y sabio se fortalece primero a sí mismo y luego
fortalece a los demás". Y la sabiduría japonesa añade, "Pues ¿Cómo
podría ayudar una persona que necesite ayuda, a nadie?". Así pues es
lógico, bueno y sano que usted desee lo mejor para sí mismo. Y trabaje para
alcanzarlo. Siempre que, naturalmente, no perjudique a los demás en ese acto,
es decir, que no trabaje bajo una filosofía de Ganar-Perder, sino una de Ganar-Ganar, en la que ambas partes salgan
beneficiadas.
Si usted abre La Biblia
en el evangelio de San Mateo 22:39, verá que Jesús dijo "Amarás al prójimo, como a ti mismo"
Lo cual implica, que es
necesario amarse a uno mismo. Pues ¿cómo podría sino amarse a los demás en igual
medida?.
Por desgracia algunas
personas se han olvidado de amarse a sí mismas, de que viven, luchan y trabajan
también por sí mismas.
Así que si Usted siente
alguna vez que su energía disminuye y que se siente agobiado por las visicitudes
de la vida, pregúntese "¿Me habré desenchufado de la pared?", es decir, ¿Se habrá despistado
momentáneamente olvidándose de por quién lucha?. ¿Quizás no recuerda que
trabaja por usted? ¿Para darse un buen nivel de vida que merece y es justo que
tenga para alcanzar su felicidad?.
Porque tan pronto como
recuerde que usted lucha y trabaja por sí mismo, sus energías progresarán.
No tema que esos
pensamientos sean egoístas. Usted debe de luchar por usted porque es justo.
¿Quién sino se lo regalará?. Es justo que sepa valerse por sí mismo, el que
luche por obtener lo que desea.
Recuerde que las
sagradas escrituras dicen, que todo lo que ha sido puesto sobre esta tierra, ha
sido puesto ahí para que usted disfrute de ello de forma sana y sea feliz.
¿Quizás trabaja Usted por sus seres queridos?
Algunas personas
cometen el error de conformarse con poco. Y es un error,
sobretodo porque muchas veces se sienten infelices con ese poco. Cayendo así en
la inconcluencia de que se conforman con su insatisfacción, en vez de luchar
para darse más.
Sin embargo, tienen una
suerte que les salva, y es que son personas nobles, que son capaces de darlo
todo por aquellos a los que aman.
En cierta ocasión
conocí a un taxista que odiaba su trabajo, le producía dolores de espalda,
cólicos y le ponía de los nervios. Pero seguía siendo taxista. Yo le pregunté:
"¿Por qué lo hace si tanto le desagrada?", y por toda respuesta me
señaló una foto que había en su retrovisor.
- Es mi hija, - me
explico - ¿Qué no haría yo por ella?.
Eso si que es tener
claro sus motivaciones personales. ¿Qué no haría un padre por sus hijos? ¿o una
madre por sus hijos?. Por un hijo se hace todo.
En muchas ocasiones he
visto a personas normales convertirse en superhombres, para triunfar por sus
hijos.
En una ocasión una
pareja se encontraba al borde de la ruina, pero vieron un anuncio en el
periódico, era sobre un negocio desde casa, en el que tenían que abonar unos
cientos de dólares, para comprar unos productos que luego venderían. Esta es
una forma de negocio cada vez más común, en la que más personas se atreven a
ganar mucho dinero.
Pero esta pareja jamás
habría comenzado, si no fuera por dos cuestiones clave:
La primera fue, que
tuvieron la suerte de topar con un maestro experimentado, que les inspiró
confianza por su sabiduría, pues vieron que tendrían un buen guía.
Y la segunda, es que
tenían dos hijos por los que luchar.
"La causa de
nuestro éxito fueron nuestros dos hijos," afirmaban. "Si no fuera por
ellos, nos habríamos conformado con dormir en la calle, pero ver dormir en la
calle a nuestros hijos ¡Nunca!"
Ni siquiera tenían el
dinero de entrada para comprar los productos, así que hicieron un trato con sus
hijos. Ellos les dejaban vender su pequeño televisor y su aparato de música,
para comprar el kit de inicio, y los padres se comprometían a comprarles una
televisión gigante antes de tres meses.
Y así fue.
Los niños aceptaron por
que confiaban en sus padres. Y los padres cumplieron su promesa, y no sólo eso,
sino que también se hicieron más ricos de lo que nunca hubieran imaginado. ¿Por
qué? Por que al tener claro que no luchaban por ellos mismos, sino por sus
hijos, se llenaron de una energía que desconocían, y se vieron realizando
logros que antes habían considerado imposibles.
En la antigua China,
eran los hombres los guerreros que iban a la batalla, normalmente. Pero si
estos eran derrotados, las mujeres tomaban las armas de su marido y hacían
frente al ejército invasor, mientras los ancianos ponían a salvo a los niños.
¿Y saben que? Esas mujeres desentrenadas, eran mil veces más mortales que
ningún ejército de mercenarios. Y eran a las que más miedo se les tenía, porque
a pesar de no contar con ninguna instrucción militar, y hasta el tener en su
contra el haber vivido toda la vida menospreciadas y controladas por una
sociedad machista, ellas no tenían miedo a morir. Porque daban la vida a cambio
de la supervivencia de sus hijos. ¿Qué madre no lo haría? ¿Y qué fuerza hay
mayor que esa?. No es pues de extrañar que muchas veces, ganasen la batalla
contra todo pronóstico. Pues igual que una Osa que protege a sus cachorros,
puede soportar diez veces más dolor de lo normal. También un ser humano, ya sea
hombre o mujer, desarrolla una fuerza interior especial, cuando lucha por
aquellos a los que ama.
Así pues ¿Por quién
lucha usted? ¡Descúbralo!. Y sus miedos desaparecerán. Y sus energías se
renovarán y alcanzarán unos límites de fuerza y energía que nunca antes había
imaginado. Esa energía, le permitirá ser inmensamente feliz con el trabajo que
realice. Olvídese de este punto, y su energía decaerá hasta que será como una
simple sombra de sí mismo.
Tiene Usted toda una
batería energética en cada persona a la que ama, si lucha por ella.
¿Por quién lucha usted?
¿Por su amada o amado?
¿Por su hija o por sus hijos?
¿Por alguien más?
Identifique hoy, ese
Por Quien. Pegue su foto ahí donde pueda verla constantemente, donde trabaje. Y
cada vez que tenga un problema, dígase mirando a esa fotografía:
¡Sí, lo hago por ella, a la que amo con todo mi ser ¿Qué
puede detenerme?.
Hasta mi vida daría por ella! Así que sea como sea Saldré
Adelante!
Conecte a su vida la
fuente de energía de sus seres queridos y de su corazón, y todo le será
infinitamente más fácil. Este es el primer secreto para triunfar. Todo el éxito
que desea y toda la felicidad que necesita. ¿A que espera? ¡Aplíquelo ahora!.
Porque en cuanto lo haga, será capaz de superar todos los obstáculos que se le
pongan, y alcanzar el éxito, y sobretodo ser feliz. Completamente feliz.
Si el primer punto que
tienes que tener muy claro, es el Por Quien Trabajas. Un segundo punto que
tienes que tener aún más claro es Quien Eres Tu.
Como persona, ¿por qué deberías triunfar? ¿qué logros has
conseguido en el pasado? Y ¿qué te hace ser merecedor de la Felicidad?.
Bueno, muchas personas
creen que para obtener el éxito en la vida, es necesario haber cursado estudios
superiores y ser un genio. Sin embargo la mayoría de las personas que piensan
así, viven en cierta medida de fracaso y en una cierta medida de infelicidad.
Curioso ¿verdad?.
Analiza esto: un
influente amigo mío, solía decir: "¡Soy millonario gracias a que soy
Tonto!"
Naturalmente, escuchar
esta afirmación de los labios de uno de los cien hombres más ricos del mundo,
es algo como poco sorprendente, pero él se explicaba: "Nací en una familia muy pobre y con
problemas, eso debió afectarme, porque en mi niñez no era capaz de aprender en
clase. No entendía nada, y por eso ni siquiera asistía a las clases. Eso me
salvó, porque cansado de oír como la sociedad me llamaba inútil, dejé sin
terminar mis estudios primarios. Pero yo tenía un sueño. Deseaba ser un hombre
rico, así que intenté copiar a todos los hombres de éxito que conocía, que eran
pocos. Y acudí a la biblioteca a ver que se había escrito sobre el tema. Devoré
los libros de Dale Carnegie y Napoleon Hill y otros autores de éxito, que
explicaban como triunfar, y lo apliqué en mi vida. Lo cual me convirtió en uno
de los cien hombres más ricos del mundo." Y añadió "¡Si hubiera sido más listo, como la
sociedad me indicaba, hubiera seguido con mis estudios, y quizás con
veinticinco o veintiocho años, tendría algún máster en leyes o en medicina o en
arquitectura, pero una cosa es segura, y es que no sería, como soy ahora con
veintiocho años un hombre increíblemente rico, y feliz! Así que ser medio tonto
a los ojos de la sociedad, me permitió salir del sistema actual y centrarme en
alcanzar mi sueño. ¿Por qué los listos no harán lo mismo?."
Está escrito que Henry
Ford, no era un hombre más listo de lo común. De hecho apenas había tenido
estudios, y con cerca de cuarenta años, era un fracasado. Pero ocurrió algo. Se
casó. Y con una mujer tan buena, que le animó a cumplir su sueño.
En cierta ocasión, al
Henry Ford millonario, le llevaron a los tribunales para demostrar que era un
inculto, y le hicieron preguntas que un bachiller medio, habría contestado sin
dificultad. Pero el fue incapaz de hacerlo.
Sin embargo, este
glorioso hombre fue el responsable de inventar la fabricación en cadena, base
de la economía industrial moderna, así como de hacer del automóvil lo que es
hoy. Además de que llegó a ser uno de los hombres
más ricos de su tiempo y famoso por su feliz matrimonio.
Si no fuera por Henry
Ford, la civilización en la que vivimos, no sería tan avanzada, porque en vez
de viajar en automóviles, viajaríamos aún en caballos. Y si no fuera por la
fabricación en cadena que Ford invento, usted no tendría ni ordenador, ni
nevera, ni ningún electrodoméstico de los que hay en su casa.
Así pues, ese sencillo
hombre, al que con cuarenta años, llamaban fracasado, ha sido más importante
para la historia de la humanidad, que la mayoría de los abogados, ingenieros y
médicos titulados. ¿No lo cree usted?.
De hecho ¿Sabía Usted
que más del cincuenta por ciento de los abogados y médicos, se encuentran
actualmente sin trabajo?
Igual pasa con la
mayoría de las personas tituladas. Incluso en titulaciones punta, como
Telecomunicaciones e informática, gran parte de los titulados, malviven, o
simplemente no tienen trabajo, y aún tienen que aguantar como la sociedad les
dice: !Pero si es de lo que más se necesita ahora"
¿Si?, pues que se lo
digan a esos millones de informáticos y al resto de titulados sin trabajo. Y es
que, a algunas personas, les cuesta años de sufrimiento, el descubrir que los
estudios convencionales, no tienen que nada ver con alcanzar el éxito o la
felicidad en la vida.
Más al contrario, son
otros, y muy distintos los conocimientos que se necesitan aplicar, para poder
triunfar.
Por ejemplo, el
instituto Dale Carnegie de tecnología, demostró estadísticamente, que más del
noventa por ciento de los sueldos de los ingenieros, no depende de sus
conocimientos técnicos, sino de su habilidad para comunicarse con las personas.
De hecho, desde los
inicios de la llamado, "la Ciencia del Éxito", se ha hablado de duplicar reacciones
y formas de pensamiento de los hombres de éxito, para duplicar así el éxito de
ellos, en la vida de Usted. Y es que esta es una forma tan sencilla y práctica
de alcanzar el éxito, que ha dado inmejorables resultados a lo largo de toda la
historia humana.
Dado que para muchas
personas, alcanzar el éxito, es sinónimo de alcanzar la felicidad. Si usted
quiere alcanzar la felicidad. Simplemente tendrá que duplicar en su mente,
aquellos patrones de pensamiento que causan la felicidad en las personas que
son felices.
Una vez lo haga así,
Usted habrá alcanzado la felicidad en su vida.
Estos patrones son lo
que le he estado enseñando durante todo este libro, y que espero que aplique
como una forma de triunfar.
Porque todos tenemos en
nuestra mente, un ordenador con las mismas capacidades, sólo que unos admitimos
unos mejores programas que otros.
Dijo Einstein, el mayor
genio de nuestro tiempo. "Si seguimos haciendo lo que siempre hemos hecho,
seguiremos obteniendo los mismos resultados que siempre hemos obtenido". Para conseguir resultados
diferentes, hacer cosas diferentes, ¿No cree usted?.
Y digo yo, si lo que ha
hecho una persona es realizar cosas que le conducían a la infelicidad, cargar
programas que le hacían infeliz, ¿por qué no cargar acciones y actitudes que le
conduzcan hacia la felicidad, como ya han conducido a otros millones
anteriormente?
Así pues, dese cuenta
de que no son los estudios los que le van a hacer feliz, igual que no son los
estudios lo que hace a una persona rica o no. ¿Sabía usted que el noventa por
ciento de los millonarios de hoy en día nacieron en una cuna muy humilde?
¿Sabía que fueron personas, en su mayoría sin estudios, que se hicieron a sí
mismos por medio de copiar y hacer suya las actitudes de los hombres de éxito?
Actitudes, como una simple actitud mental positiva, una constante
perseverancia, el ardiente deseo de triunfar, y una filosofía de ayudar a los
demás, mientras se consigue siempre que ambas partes salgan beneficiadas en
cada trato.
Así pues, usted no va a
alcanzar el éxito o la felicidad porque tenga o no estudios de ingeniería o
letras. Tampoco lo va a hacer porque los logros que pueda, o no, haber conseguido
en el pasado.
Ya sea para bien o para
mal, ¡desengáñese!. Porque su capacidad para triunfar no depende de estas
cuestiones, sino de algo mucho más básico, elevado e importante. Dígame ¿cuánto
vale usted como persona?
¿Cuánto vale su brazo derecho?
¿Un millón de dólares? ¿Quizás más?
¿Y sus dos brazos, sus
piernas y su cabeza? ¿Cuánto dinero vale usted?. ¡Millones! ¿Verdad?. Mucho más
aun ¿Cierto?.
Mire esto un momento.
Un joven discípulo se
acercaba a su anciano maestro con estas palabras:
- Vengo maestro,
porque me siento tan poca cosa, que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen
que no sirvo, que no hago nada bien. Que soy torpe y bastante tonto ¿Cómo puedo
mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?.
El maestro sin mirarlo
si quiera le dijo:
- ¡Cuánto lo siento
muchacho, pero no puedo ayudarte. Debo resolver primero mi propio problema.
Quizás después...... - y haciendo una pausa agregó - si quisieras ayudarme tu a
mí, yo podría resolver este problema que me achaca, con más rapidez, y tal
vez te pudiera ayudar despues.
- ¡Encantado maestro!
- Titubeó el joven. Pero se sintió otra vez desplazado y sus necesidades
postergadas.
- ¡Bien! - asintió el
maestro, se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al
muchacho agregó - Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hacia el
mercado. Debo vender este anillo, porque tengo que pagar una deuda. Es
necesario que obtengas por él la mayor suma posible. Pero no aceptes menos de
una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven, tomó el
anillo y partió. Apenas llegó al pueblo empezó a ofrecer el anillo a los
mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que
pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos
reían, otros le daban vuelta a la cara, y sólo un viejecito fue tan amable como
para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro, era muy valiosa
para entregarla a cambio de un anillo.
En una ocasión alguien
le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía
instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su
joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien, se quedó abatido
por su fracaso, montó en su caballo y regresó.
Cuanto hubiera deseado
el joven tener el mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado
él mismo al maestro, para liberarlo de su preocupación, y recibir entonces
consejo y ayuda.
Al fin llegando al
templo, entró en la habitación y dijo:
- Maestro, lo siento,
pero no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o
tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda Engañar a nadie respecto al
verdadero valor del anillo.
- ¡Ah, que importante
es lo que me dijiste, joven amigo! - Contestó sonriente el maestro. - Debemos
saber primero el verdadero valor del anillo antes de pedir nada por él ¿No
crees?. Vuelve pues a montar y vete al joyero, porque ¿Quién mejor que él para
saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo, y pregúntale cuanto te da por
él. Pero no importa lo que te ofrezca. No se lo vendas. Vuelve aquí con mi
anillo.
El joven volvió a
cabalgar. Llegó al joyero y le enseñó el anillo. El joyero examinó atentamente
el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo.
- Dile al
maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya. No puedo darle más de cincuenta
y ocho monedas de oro por su anillo.
- ¡Cincuenta y ocho
monedas! - Exclamó gritando el joven.
- Sí, replicó el
joyero. Ya se que con el tiempo podríamos obtener por él cerca de Cien Monedas
de Oro. Pero no sé, si la venta es urgente......
El
joven emocionado, corrio presuroso a la casa del maestro a contarle lo
sucedido.
- ¡Siéntate! - Dijo el
maestro después de escucharlo. Y mientras se colocaba de nuevo su anillo
en el dedo dijo - ¡Discípulo mío, tu eres como este anillo, una joya
valiosa y única, y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto!
¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero
valor?.
Usted también es como
ese anillo. Ahora dígame ¿En cuánto se le puede valorar a Usted?. Naturalmente,
no le pida a un cualquiera que se lo diga, porque le dirá muchísimo menos de la
cifra real. Deje que un experto como yo, que ha formado a más de un Cuarto de
Millon de Emprendedores y Triunfadores de internet, se lo diga:
¡¡¡Usted vale millones!!!
Miles de millones
Mucho más aun!
Su vida es incalculable
porque Usted es una pieza única e irrepetible, hecha por el más grande de todos
los artistas, el propio Dios. De hecho Usted es una obra tan valiosa, que en
toda la historia de la humanidad, no ha existido otro ser humano que fuera
total y exactamente igual a usted. Ni lo volverá a haber jamás, así que su
valor real, es totalmente incalculable.
De hecho, Usted,
como ser humano que es, posee capacidades latentes, capacidades que quizás no
use actualmente, pero que existen dentro de su mente, por el mero hecho de
ser Usted un Ser Humano.
Si Usted Utilizase esas
capacidades Latentes en su Interior, al 100%, Usted se Convertiria en Todo
aquello que Desea Ser.
Usted en el transcurso
de unos pocos años, puede alcanzar tanto la felicidad plena, como el ser todo
un millonario, una persona de éxito o conseguir a la persona amada.
¿Cuáles son esas
capacidades latentes que existen en su Interior?
Entusiasmo.
Empatía.
Empuje.
Perseverancia.
Actitud positiva
Y, sobre todo, la
capacidad para adquirir los conocimientos y reacciones, que necesita para
alcanzar el éxito.
Y todos ellos se
resumen en un solo punto. Su capacidad humana para duplicar en usted, las
formas de pensamiento, actitudes y acciones de los hombres de éxito.
De hecho, durante todo
este libro, usted ha estado duplicando en sí mismo, las formas de pensamiento
que le dirigen hacia la felicidad.
Una graciosa historia
dice lo siguiente:
Una hermosa mujer era
acompañada por un hombre bastante feo.
La gente les miraba
asombrados al pasar, y a la mañana siguiente, el hermano pequeño de la chica le
preguntó:
- ¿Por qué no sales
con un hombre más guapo y más listo?
La muchacha que era
muy sabia le respondió:
- Fran, mira tu
desayuno, es un huevo con beicon ¿cierto?
- Si - dijo el joven
asintiendo desconcertado.
- En tu desayuno, una
gallina intervino, aportó un huevo, pero el Cerdo se comprometió, porque se
transformó en el beicon.
El muchacho se rió
copiosamente,
- Ríe Fran, pero
entiende que las mujeres somos como la propia vida. No nos gustan los veletas
que son cobardes como las gallinas, y sólo intervienen. A nosotras nos gustan
los que se comprometen y se transforman en lo que necesitamos, por eso muchas
veces, las mujeres, hasta nos casamos con los cerdos.
La importancia que
refleja esta historia, es que uno debe convertirse en aquello que debe ser para
triunfar.
Si Usted quiere
triunfar alcanzando la felicidad, entonces debe de convertirse, en una persona
que piensa como una persona Feliz, y para eso lo único que deberá hacer es
aplicar en su vida absolutamente todos los conocimientos que le aparecen en
este libro. Si para eso ha de leer Usted varias veces este libro, ¡Adelante!
¡Hágalo!. De hecho, mi recomendación, es que lea como poco, entre seis y nueve
veces el libro.
En la primera lectura,
disfrute usted, conociendo por primera vez los principios de la Felicidad.
En la segunda, subraye
aquellas partes más importantes.
En la tercera, apunte
en una libreta el resumen de aquellas ideas y métodos que considera más
importantes.
En la cuarta,
apréndase de memoria aquellas frases, métodos, técnicas e incluso trozos del
libro que considera importantes para alcanzar la felicidad en su caso.
Después repáselo de
vez en cuando, una o dos veces al año y comprobará como no sólo su vida se
mantiene Feliz, sino que aumenta su felicidad, cada vez más.
Recuerde a Einstein:
"Si seguimos haciendo lo
que siempre hemos hecho....".
Si usted después de
leer este libro, sigue haciendo lo que siempre ha hecho ¿Qué obtendrá?.
Entonces ya sabe que
tiene que hacer para obtener la felicidad ¿Cierto?.
Es lo mismo que una
persona que desea triunfar, pero que mantiene restos de actitudes mentales del
pasado como actitudes mentales negativas. Por mucho que quiera, seguirá
consiguiendo lo que consiguió en el pasado, pues esta haciendo lo mismo que
antes.
Si esa persona desea
triunfar. Lo primero que deberá hacer, es deshacerse de esos frenos negativos,
para sustituirlos por nuevas formas de pensamiento que le proporcionen los
resultados que desee. Como las actitudes mentales positivas, entusiasmo,
empatía y demás que pueda encontrar en obras mías como: "Como obtener cien años de éxito continuado" o el "Curso Market 2000". Porque esto es lo que se le llama
duplicar, en Usted mismo, las formas de pensamiento de los hombres de éxito.
La próxima vez que
acuda a su librería habitual, hágame un favor. Visite un momento la sección de
autosuperación-exito y lea simplemente los títulos de los libros. Estos libros
han logrado llevar a los hombres, desde un origen humilde al puesto de los
hombres más ricos del mundo. Y eso no es sólo que yo lo diga, pues sólo me limito
a repetir lo que más del noventa por ciento de los millonarios y hombres más
ricos del mundo dicen. Sus títulos suenan algo así como: "Piense y hágase rico." "Piense como un millonario, es el primer
paso para conseguirlo" y "Actitud Mental Positiva."
Pues bien, si esas
formas de pensar llevaron a esos hombres al éxito. ¿No cree que cualquier
persona que desee triunfar y alcanzar esas mismas cuotas de éxito, deberá
duplicarlas en sí mismo?.
Es lo mismo que estamos
haciendo, Usted y yo en este momento, el duplicar en usted las formas de
pensamiento que le dirigen hacia la felicidad.
Piense un momento en
esto.
En el momento de su
concepción, Usted compitió con otros Cien Mil Millones de posibles personas, porque
ese era el número de espermatozoides, que luchaban por un solo óvulo, sólo uno
podía ganar. ¿Se da cuenta de que las posibilidades de fracasar, estaban
totalmente en su contra?
Sin embargo, Usted lo
hizo. Cien Mil Millones es una cantidad que se dice pronto, pero ¿Sería capaz
de imaginarla en su cabeza? Yo no sería capaz de imaginarla, o al menos no
literalmente. Porque la mente humana, sólo puede comprender de forma abstracta
una cantidad tan desmesurada.
¿Se da cuenta del gran
logro que supuso esa Victoria?.
Lo importante de
comprender, es que usted luchó contra Cien Mil Millones, y venció. Como
resultado de esa lucha, Usted nació.
La vida fue su
recompensa.
La recompensa suprema,
y usted y sólo usted era y es el mejor de todos ellos. ¿Se da cuenta, que por
tanto su esencia es de vencedor?
¿Quiere una prueba?
Mírese ahora en el espejo. Está Usted Vivo. Ese es el mayor de los triunfos.
Uno que seguramente, normalmente no tiene siquiera en cuenta, pero que supone
un logro y un reto mayor que cualquier otro que pueda imaginar. Si usted pudo
conseguir todo eso, lo puede todo, incluido el ser Feliz.
Usted posee ahora
mismo, todo lo que necesita para ser Feliz. La capacidad humana de poder
duplicar en su mente las formas de pensamiento necesarias para ser Feliz y el
saber cuales son esta formas de pensamiento. Y dado que estas formas de
pensamiento le han sido reveladas a Usted en este libro, Usted posee todo lo
necesario para ser Feliz. Simplemente aplíquelas en su vida y descubrirá que es
Feliz.
Repita ahora en voz
alta
¡Yo, El Triunfador, Soy Feliz!.
Sólo recuerde, que para
alcanzar lo que desea en la vida, siempre ha de trabajar activamente por ello.
Así que para ser feliz, sólo debe de aplicar activamente en su vida, todas las
técnicas que le estoy enseñando.
¿Recuerda que al
principio de este libro, Usted tomó la decisión de ser Feliz? Pues bien, esa
decisión era el camino que deseó tomar. Eso es algo muy importante, porque todo
camino tiene un fin, y ese fin es nuestro destino.
Dado que usted ha
escogido el camino de la Felicidad. ¿Cuál es el destino que le aguarda?. Su
destino es la Felicidad.
Repita ahora en voz
alta:
MI destino es ser Feliz.
Ahora ya estoy comenzando a ser feliz.
Cada día a día, soy más feliz, en todo los sentidos.
Repita esta afirmación
varias veces al día, y descubrirá que es más verdad para usted.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capitulo 8.- Obteniendo Mas Energia Feliz
Ahora ya conocemos por quien
trabaja Usted, por cierto ¿Por quien trabaja? ¿Lo recuerda aún? Seguro que si,
¿Verdad?
Ahora ya sabemos
tambien Quien es Usted. Usted, es un Triunfador destinado a obtener la
felicidad.
Por eso, lo que ahora
tenemos que descubrir es: ¿Por qué trabaja usted?
Y de esta forma
acabaremos de encontrar, cuales son todos los objetivos por los cuales Usted
trabaja.
A la hora de fijar el
porqué, lo que tenemos que hacer, es fijar las cuestiones materiales por las
que usted trabaja. Permítame que esto lo hagamos de una forma un poco especial.
Lo que quiero hacer, es acceder con su permiso, a su subconsciente, para tomar
todas aquellas cosas que le han hecho daño, eliminarlas, quemarlas y
sustituirlas por todas las cosas que le traerán felicidad en su vida.
Para ello lo primero
que tienes que hacer es tomar una hoja de papel, y escribir que es todo aquello
que no te gusta en tu vida actualmente. Tienes que comprender que en esta hoja
tienes que reflejar absolutamente todos los aspectos negativos de tu vida, todo
aquello de lo que estás descontento.
Por ejemplo, si
consideras que tu sueldo es insuficiente, escríbelo. Si estás hasta las narices
de tu jefe, escríbelo. Escribe todo aquello de lo que normalmente te quejes, y
hazlo, intentando asociar ese folio en el que estas escribiendo, como todo
lo negativo que exista en tu vida, hasta que llegues al extremo de que te
de asco tocar ese papel.
Toma ahora un folio y
hazlo ya.
...
...
...
...
...
...
Bien ¿Ya has escrito el
folio con todo lo que no te gusta de tu vida?. Entonces ahora acude a un lugar
seguro, como la bañera de tu cuarto de baño, o el fregadero de la cocina, y
quema ahora ese papel.
Mientras lo quemas
tienes que asociar la sensación de que todo lo negativo de tu vida se está
quemando. Porque este pequeño ritual, ayuda a informar a tu subconsciente, de
que todo lo negativo de tu vida, desaparece.
Si ya has
hecho este sencillo ritual, ahora te sentirás nuevo, renacido. Te sentirás
como una persona cuyo futuro no tiene límites, porque en realidad gracias a este
Ejercicio de PNL, esto es asi ahora.
Esto es algo que tienes
que tomar por costumbre. Cuando haya algo en tu vida que no te gusta, escríbelo
en un papel y quemalo.
¿Por qué tienes que escribirlo en un papel?.
Recordemos otra vez la
fisiología. Cada vez que hay algo negativo en nuestras vidas, nuestro cuerpo
adopta una determinada postura y nuestros músculos adoptan una determinada
tensión,. Esto se hace asi, porque es la forma que utiliza nuestro cuerpo, para
recordar a nuestra mente, que ese algo negativo está ahí.
Pero si nosotros
tomamos un simple trozo de papel y escribimos en él esa cuestión negativa,
entonces ocurre que nuestra mente considera ya innecesario el recordar esa
circustancia como una tensión de nuestro cuerpo y, entonces, nuestra
mente elimina la tensión muscular.
Porque nuestra mente y
nuestro cuerpo, están diseñados para economizar al máximo las energías. Y como
ahora, eso que queremos recordar, está escrito en un papel, pues ya no
necesitamos recordarlo por medio de las técnicas de memorización física.
¿Comprendes ahora la Importancia de Escribir los
Problemas Negativos?
¿Y Por Que es Importante Quemar el Papel?
Porque
despues, cuando tomas el papel y lo quemas, estás informando a tu subconsciente
de que estás quemando esa cuestión negativa, destruyendola. Y eso hace que esa
cuestión negativa, desaparezca de tu vida.
Fíjate un momento en lo
sencilla que es esta operación, y lo altamente eficaz que es. Determinamos
primero que es lo que nos preocupa, o que es aquella parte negativa que nos
hace infelices.
Reconocemos que ese
algo está aprisionado en nuestro cuerpo, causando efectos negativos sobre
nuestra salud, y causándonos infelicidad.
Entonces lo pasamos a
un papel, para que sea el papel el que sufra, y nosotros nos liberemos de todas
las tensiones.
Y finalmente quemamos
el papel, para eliminar esa situación de nuestra vida.
Y como resultado
obtenemos la Felicidad.
¡Muy Bien! Ya hemos
eliminado las partes negativas de tu vida, esto ha dejado un hueco en tu
inerior que podemos aprovechar para algo mejor. Entonces, ahora pasemos al paso
dos ¿Te parece?
Toma otro trozo
de papel y ponte a escribir todas aquellas cosas que deseas alcanzar en la
vida.
Antes de ponerte a
hacerlo, piensa que sólo tienes una vida para alcanzar todo aquello que deseas.
Así pues determina exactamente que cosas materiales deseas tener. Esto
puede ser una casa, un coche, cierta cantidad de dinero... Solo tu lo sabes,
determínalo ahora. Porque sólo tu conoces tus sueños. Ten en cuenta que ahora
estamos trabajando con nuestra imaginación. Y dado que en la imaginación los
materiales no tienen coste ninguno, no seas rata, no te autolimites, más al
contrario, se generoso, se más generoso contigo mismo de lo que estás acostumbrado
a serlo. Apunta alto. Recuerda que los indios nativos americanos, tienen un
dicho: "Más
vale apuntar al sol y darle sólo a aun águila, que apuntar al águila y darle a
una piedra".
Está demostrado
estadísticamente, que justamente el problema de muchas personas, es que han
apuntado al águila en su vida, y por tanto le han dado sólo a una piedra. Sin
embargo, aquellos que tienen la costumbre de apuntar muy alto, apuntar al sol,
y de trabajar por alcanzarlo, suelen darle al águila, y suelen ser los que
obtienen unos mayores beneficios en todos los campos de la vida.
Así pues, ahora
recuerda cuando tenías siete años, eras un niño y soñabas con poseer....
¿Qué era eso que
deseabas poseer? ¡Apúntalo! ¡Escríbelo!. Y después de escribirlo, permítete
sentarte un momento, relajar los músculos e imaginarte que realmente ya tienes
eso entre tus manos. ¿Por qué tienes que hacer esto?.
Como vimos en el
experimento de Harvard, solamente las personas que fijan aquellos objetivos que
desean alcanzar, son las que pueden llegar a alcanzarlos.
Decía el doctor L.
Rivero en su libro "El éxito no llega por casualidad", que no se alcanza la cima del
Everest por casualidad, uno no va paseando tranquilamente por la vida, y de
repente se encuentra en la cima del Everest. Primero tiene que haber soñado con
alcanzar la cima del Everest, tiene que haberse puesto a planear, a planificar
y a trabajar duramente, para después, poder por fin conseguir alcanzar la cima
del Everest y conseguir realizar así su sueño.
En todas las facetas de
la vida ocurre lo mismo. Uno no puede alcanzar la felicidad, si antes no ha
decidido ser Feliz. Por eso, al principio de este libro, tu has decidido ser
Feliz.
Es cierto que uno no
tiene porque tener ninguna posesión material para alcanzar la felicidad. Sin
embargo, recordemos al niño en el parque con su madre, uno Necesita tener
objetivos que desear alcanzar, para poder alcanzar la Felicidad.
La felicidad no está en
poseer esa casa y ese coche, pero si que está en desear poseerla, y en sentirse
bien mientras uno trabaja por alcanzarlo.
Porque eso es lo que
nos permite ver que tenemos un objetivo a largo plazo, por el que estamos
trabajando. Si todos los días dedicas Quince minutos de tu tiempo, quizás antes
de dormir, a verte poseyendo esa casa y ese coche que deseas, encontrarás que
tus energías se renuevan mucho más rápidamente, y que al día siguiente vas a
trabajar mucho más Feliz y mucho más contento y con mucha más energía. Porque
tienes un Objetivo en la vida, por el que Luchar.
Recordemos que para
modificar nuestra fisiología, podemos pensar frases positivas, podemos
alimentarnos de música y películas motivadoras, y podemos también utilizar la
imaginación, para imaginar aquellas cosas que deseamos, eso aumenta también
nuestra energía. Sobretodo si ese sueño es lo más definido posible. El día que
seas capaz de sentarte por la noche y ver con tanta claridad, como caminas
por esa casa de tus sueños, como disfrutas de esas cosas que deseas, y como lo
haces junto con tus seres queridos (tus Por Quien). Descubrirás que tu
vida normal es mucho más Feliz.
Recuerda ejecutar este
ritual al menos una vez al año. Yo te aconsejaría hacerlo una vez al mes, o
incluso todas las semanas, o incluso diariamente. Apunta en un papel todas
aquellas cosas que odias; para pasarlas de tu cuerpo al papel, y después
quémalas en un pequeño ritual en el fregadero de tu cocina.
Después apunta otro un
papel cuales son todas las cosas que deseas. Guarda ese papel en tu cartera,
cerca de tu corazón para simbolizar que es algo que deseas, y échate en la cama
o sienta en una silla, a imaginar que ya posees esas cosas y que estas
disfrutando de ellas.
Hazte también con
fotografías del coche que deseas, de ese deportivo que quieres, o de esa casa
de tus sueños y pégalas ahí, cerca de donde trabajas. Añade a esas fotografías,
naturalmente, aquellas fotografías de las personas "Por Quien"
Trabajas, de tus seres queridos. Y descubrirás entonces, que realmente
disfrutas de tu trabajo, porque lo considerarás un medio para poder llegar a
alcanzar aquello que deseas.
Y así serás más feliz
Cada día.
COMO SER MAS FELIZ, PARA
SIEMPRE
Capítulo 9.- Acéptese
Como aumentar su autoestima y obtener más
amor.
La falta de autoestima es uno de los mayores
males de esta sociedad, y por desgracia, quien no se ama a sí mismo, no puede
amar a los demás, ni permite ser amado.
La felicidad es una parte del amor, y si
una persona no se ama a sí mismo, no puede ser feliz. Simplemente porque
considera que no se merece ser feliz. Por eso el primer paso para alcanzar la
felicidad, siempre puede ser, simplemente, Aceptarse.
Repite ahora en voz alta
¡Yo me amo, y me
acepto totalmente como soy, porque me quiero!
Esas palabras harán más bien a tu
subconsciente de lo que imagina.
Recuerde quien es Usted, es un Triunfador
cuyo Destino es ser Feliz. Te has ganado ese destino, porque fue el premio que
obtuviste al triunfar en tu primera lucha, cuyo premio te otorgó la vida.
Si abres La Biblia por las primeras
páginas, encontrarás, que ya hace varios miles de años, fue dicha una gran
verdad, y es que, este mundo, ha sido puesto aquí para tu sano disfrute y para
tu Felicidad.
Esta vida es un regalo que te ha sido
concedido, así pues, no seas desagradecido, aprovecha este regalo que te
ganaste, para ser Feliz.
Para ello lo primero que tienes que hacer,
es aceptarte a ti mismo, con tus errores y con tus virtudes.
Las personas que tienen problemas de
autoestima, se basan principalmente en dos cuestiones.
La primera es que son demasiado
perfeccionistas, quieren ser perfectos. Pero todo ser humano es, por
definición, imperfecto.
Yo tengo mis virtudes, y tengo también mis
defectos y mis errores. Esto ocurre así con todos los seres humanos, no hay
nadie que sea perfecto. Quien se exige a sí mismo la perfección, está tan
destinado al fracaso, que sólo puede obtener la infelicidad en su vida. Porque
lo perfecto, es lo enemigo de lo bueno.
Confórmate con ser algo bueno, tu eres algo
bueno, algo muy bueno, algo con un valor incalculable, un ser único e
irrepetible, una obra maestra.
Si acudes a un museo de arte y te fijas en
las grandes obras maestras que existen en él, verás que ninguna de ellas es
perfecta. Todas son hermosas, bellas y buenas, pero no son perfectas.
Por ejemplo la estatua de David, carece de
colores, es totalmente blanca. Si quería representar de forma fidedigna de
un hombre ¿No debería haberle dotado le los colores de ese hombre?.
Esto que estoy diciendo, lo hago para que
te des cuenta, de que cualquier tonto puede señalar los defectos de otra
persona o de cualquier cosa, porque todas las cosas en el mundo tienen defectos
y tienen imperfecciones, por eso son cosas únicas.
Si no fuera por las imperfecciones y los
errores, todos seríamos iguales y sería todo realmente aburrido. De hecho si te
fijas, todos los tontos suelen dedicar su vida a señalar los errores de los
demás. Ven la paja en el ojo ajeno, y no son capaces de ver la viga en el suyo
propio.
Una de las cosas que has aprendido al
principio de este libro, es que toda circunstancia, todo hecho, tiene dos
caras, tiene una cara negativa y mala, y tiene otra cara que es positiva y
buena.
Era lo que hablábamos por ejemplo del caso
de una mujer a la que le abandona el novio de toda la vida. La cara negativa y
mala, puede ser aquella de que ella se siente abandonada. Y que puede causarle
el temor de no ser querida. Pero la cara buena y positiva, es aquella que
muestra, que puede ser que realmente esa relación no funcionase, y gracias a
que ha sido cortada, puede ahora ella empezar a buscar otra persona con la que
tener una relación más estable, sólida y positiva.
Esto es aplicable absolutamente a todas las
facetas y cosas de la vida. Así pues, si sabes mirarlo con objetividad, podrás
ver que justamente tus mayores defectos, son justamente tus mejores virtudes.
De esta forma, si eres "cabezón como
una mula", puedes verlo como un defecto, o puedes verlo como una enorme
virtud. En el mundo comercial, ser perseverante es una de las principales
características del éxito. Sólo los que son cabezones como mulas, pueden llegar
a triunfar. De hecho, el gran éxito de Henry Ford, que le permitió pasar de ser
uno de los hombres más insignificantes de su tiempo a ser uno de los hombres
más grandes de su época, es atribuido a una única cualidad de su personalidad.
El ser "terco como una mula". El ser perseverante.
Esto es así con todos los aspectos y con
todas las cuestiones que pueden ser dichas sobre una persona. En mi carrera
profesional, mi trabajo consiste en formar a emprendedores a que alcancen el
éxito. Una de las preguntas que le hago a estos emprendedores es: "¿cuáles
crees que son tus mayores defectos?" En cuanto me lo dicen enseguida
encuentro cuales son las mayores virtudes de esas personas. Exactamente sus
mismos defectos, vistos desde otro punto de vista.
Así pues, cuando te aceptes totalmente, con
todos tus errores y virtudes, habrás encontrado que realmente eres mucho mejor
de lo que pensabas.
Recuerda la historia del sabio del anillo.
No puedes pedirle a cualquiera que tase tu precio. Porque al no ser expertos,
te dirán un precio muy por debajo de lo real. Yo ya te he dicho,cual es tu
valor real ¿Te acuerdas de cual es?.
Seguramente muchas personas, al leer estas
líneas dirán. "Si Fenix, yo reconozco que usted tiene razón y que valgo
mucho, pero eso no evita que yo siga sintiéndome menos." Esto es
algo normal y comprensible, dado que a estas personas les han estado señalando
durante toda su vida sus errores, y han recibido tantas críticas, que han
acabado de sentirse realmente mal, y menos.
Como decía antes, cualquier tonto puede
señalar los defectos de otra persona. Y por desgracia en esta sociedad parece
que existen demasiados tontos dispuestos a hacer esto. Por eso aquellos que
triunfan y alcanzan las mayores cotas de la vida, son los que se dedican aelogiar las virtudes de los demás, y lo hacen de
corazón.
Si usted tuviera un problema de autoestima
¿Qué es lo que podría hacer?. Primero darse cuenta de que lo que le dicen las
otras personas, no tiene por que ser verdad.
Las personas normales tienden a prejuzgar
demasiado. Tienden a poner etiquetas a las demás personas. Es un error. Esto es
un error. Un error que acaba hiriendo los sentimientos a los demás y que causa
problemas y dolor en las otras personas. Dese cuenta que cuando usted acepta lo
que están diciendo estas otras personas, es como si estuviera aceptando que la
imagen que ve de Usted en un espejo de feria, es real.
¿Ha estado Usted alguna vez delante de
alguno de esos espejos de feria que le hacen más alto o más gordo o con una
cabeza graciosa a uno?. Pues el resto de las personas son así. Normalmente,
cuando usted se ve en el reflejo de las críticas de los demás, está viéndose de
una manera similar a, por medio de esos espejos.
Se está viendo de una forma irreal,
exagerada en unos aspectos y disminuida en otros.
Una vez que Usted se de cuenta de esto, se
dará cuenta de que tantos años mirándose en esos espejos, le han hecho
posiblemente olvidar cual es su forma real.
Yo le voy a incluir aquí un pequeño
ejercicio, que le ayudará a recuperar cual es la visión verdadera de usted
mismo:
Imagínese que usted tuviera que usar
gafas, y que esas gafas estuvieran sucias de años y años de acumular polvo y
porquería. ¿Cómo vería a través de ellas?
Vería mal, ¿verdad?.
Entonces lo primero que tenemos que hacer,
es limpiar las lentes de esas gafas para poder ver mejor. De hecho es muy
recomendable limpiar esas lentes cada mañana ¿Cierto?.
El ejercicio que yo le voy a recomendar
aquí, es un ejercicio que le permitirá limpiar las gafas mentales que usa para
mirarse a sí mismo. Es un ejercicio que le recomiendo que haga ahora, y que
recomiendo que lo haga cada día de su vida delante del espejo todas las
mañanas. ¿Por qué? Porque tenga por seguro que mientras viva en la sociedad en
la que vivimos, sus gafas de visión verdadera de sí mismo, se ensuciarán en el
trato diario con otras personas.
Por eso usted
tiene que limpiarlas cada día, para poder verse tal y como es.
De hecho yo le invito a que
realice ahora este ejercicio, de una forma muy sencilla. Acuda a su cuarto
de baño, mírese al espejo y piense que es lo que ve. Después repita las
palabras del ejercicio (que estan solo un poco mas adelante en le texto) y
vuelva a mirarse. Y verá que ve algo totalmente distinto, mucho mejor. Y
realmente más cercano a lo que es usted en verdad.
Por gracia, espero haber eliminado parte de
la porquería de sus lentes en el capítulo anterior. Si no es así, acabaremos de
limpiar todos los residuos que queden en este capítulo, para que usted pueda
alcanzar una felicidad mucho más plena y completa.
¿Cuales son las palabras,
casi mágicas, de este ejercicio que le ofrezco? Bien, ahora se las voy a
decir. Pero recuerde como siempre, que esto no es ningún ritual mágico, es un
método científico, psicológicamente comprobado, que aumenta la Felicidad de
uno, su autoestima y también su capacidad para amar a los demás. Como resultado
de ejecutar este ejercicio diariamente, delante del espejo, Usted encontrará
que se aprecia más a sí mismo, que su miedo al rechazo es inmensamente reducido
y que también es capaz de dar mucho más de Usted a los demás, de amar más, y
que en su vida obtiene más amor. Esto naturalmente, se redundará en una mejora
o en un aumento de Felicidad en su vida.
SOY AMOR
Tu eres amor.
Para ser
amoroso, actúa con amor.
Cada día a día,
soy más amoroso.
Por que YO soy
amor, y por eso me acepto tal y como soy.
Porque me amo
completamente.
Soy amor y me
acepto, y me amo.
Mi esencia está
hecha con amor, mis sentimientos son buenos.
Mi espíritu
está entretejido con amor,
porque el amor
es energía pura, y yo soy pura energía.
Soy amor
Porque cuando
me veo, se desde lo más profundo de mi ser, se que me amo.
Me amo.
Porque cuando
te veo, mi corazón te dice que te quiero y mis ojos te dicen que te amo.
YO SOY AMOR.
Cada día a día,
soy más amoroso.
¿Verdad que es sencillo?. Simplemente tiene
que repetir las palabras anteriores delante del espejo y gesticulando con sus
brazos mientras lo hace, y encontrará que su nivel de autoestima sube, que es
capaz de dar más amor en su vida, y si tuviera un ergógrafo a su lado,
encontraría que su fatiga disminuye, y que su energía aumenta.
Muchas personas me han comentado que esas
palabras parecen casi magia, por los efectos tan sorprendentes que tienen en su
vida.
Simplemente repetir esas palabras, les
permiten salir con una sonrisa de oreja a oreja en sus caras y en sus
corazones. Con un Gran Sentimiento de paz dentro de si mismos. Y sintiendo como
rebosan amor.
Después de repetir esas palabras, sus
familiares, les comentaron que parecían como iluminados por una luz interior.
Porque justmaente esos son los efectos que produce la autoaceptación o lo que
es lo mismo, lo que yo llamo la limpieza de nuestros lentes internos.
Cuando usted limpia, gracias al "Soy
Amor", sus lentes internas, eso le permite ver a través de su corazón de
una forma mucho mejor y más eficaz. Porque le permite verse tanto a usted mismo
como a los demás, de una forma más sincera y honrada, en los que no exige la
perfección a los demás, sino que los acepta tal y como son.
Creo que fue el rey Arturo quien dijo, en
cierta ocasión "No soy capaz de amar a los demás a
trozos, sólo puedo hacerlo en su totalidad". Esa es
la forma correcta de amarse a Usted mismo y de amar a los demás.
Recuerde que para poder dar amor en su
vida, ha de amarse primero a sí mismo.
¿Acaso no dijo el mayor de los maestros,
que el deber de toda persona era amar a los demás como a uno mismo?.
Ahora bien, recuerde que el ejercicio
anterior no es un ejercicio teórico, sólo porque usted lo vea en estas páginas, no le
va a hacer ningún bien. Sin embargo, tómelo entre sus manos, acuda al espejo de
su cuarto de baño y allí con tranquilidad y paz, repita las palabras mirándose
directamente a los ojos.
Repita las palabras aplicando Sentimiento
en lo que dice, y entonces descubrirá que su alma se inunda con una paz que
hacía muchos años que no conocía. Cuando salga, se encontrará tan bien y tan
elevado que seguramente correrá a besar y a abrazar a sus seres queridos. Y
encontrará que en ese momento, usted ha alcanzado una felicidad tan plena que
jamás querrá abandonarla.
Repita este
ritual todas las mañanas delante del espejo de su cuarto de baño.
Despues de todo, ¿acaso no se ducha
Usted y se lava todos los días para eliminar la porquería de su cuerpo?, entonces
¿por qué no duchar y lavar también su mente para eliminar la porquería que se
acumula en nuestra mente durante las jornadas diarias?. Este pequeño ritual le
ayudará a limpiar gran parte de su mente y de su corazón. Y eso le permitirá
ser más feliz, amar más, ser más admirado y ser más amado.
Las ventajas son enormes, usted tiene mucho
que ganar y no tiene nada que perder. Porque repetir estas palabras delante del
espejo no le costará ni un centavo. Y los beneficios que le traerán, son muy
superiores a los que le puede dar ningún producto. Pruébelo ahora y compruébelo
por sí mismo. ¿A que está esperando?.
SOY AMOR
Tu eres amor.
Para ser
amoroso, actúa con amor.
Cada día a día,
soy más amoroso.
Por que YO soy
amor, y por eso me acepto tal y como soy.
Porque me amo
completamente.
Soy amor y me
acepto, y me amo.
Mi esencia está
hecha con amor, mis sentimientos son buenos.
Mi espíritu
está entretejido con amor,
porque el amor
es energía pura, y yo soy pura energía.
Soy amor
Porque cuando
me veo, se desde lo más profundo de mi ser, se que me amo.
Me amo.
Porque cuando
te veo, mi corazón te dice que te quiero y mis ojos te dicen que te amo.
YO SOY AMOR.
Cada día a día,
soy más amoroso.
COMO SER MAS FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo 10.- Adentrese en la
Aventura!
Naturalmente, podria resultar extraño que
en un libro de Ignacio Gonzalez "Fenix" no se hiciera cita a la
"Filosofia Samurai" que tanta fama he generado con su creacion
¿Cierto?
Durante todos estos años, he visto como
ciertas "Entregas Samurai" hacian retornar la Felicidad a la vida de Millones
de Personas, una y otra vez. Por lo que he creido, ya no bueno, sino
Imprescindible, el incluir aqui tambien las partes que Mas Felicidad le pueden
Traer a su Vida, pues ¿Acaso no es ese el objetivo de esta Obra?
Solo tenga en cuenta, que de la bella
historia del Joven Khan en el "Manual Samurai", solo he incluido aqui aquellas partes que son mas Beneficiosas para
Usted, pues se que la simple amena lectura de estas "Entregas
Samurai" le daran mucho que pensar, y le traeran Felicidad a su vida.
"El Inicio" Le ayudara a ver su
Vida como una Aventura Digna de ser Vivida, le ayudara a saber Enfrentarse
a sus Miedos para Tomar Valor, y disfrutar de la Experiencia.
"La Primera Leccion" Le enseñara
el secreto del exito en la vida.
"Goletas Samurai" Le mostara que
en la vida, no hay que rendirse despues de tener un simple reves, sino que hay
que intentarlo una y otra vez, sin parar, hasta conseguir el exito. Porque en
verdad que la Persistencia, es el Verdadero Camino del Exito.
"El Increible Golpe del Samurai"
Le dara una sorpresa al enseñarle cual es el "Golpe Magico" que le
traera el Exito y la Felicidad a su vida, y le enseñara a Organizar sus Metas y
Objetivos, de tal forma que le sean mas Faciles de Alcanzar, y que Disfrute Mas
con el Proceso.
"El Sembrador" Le hara llorar,
tal y como le ha hecho llorar a Millones de Personas, pero con cada una de esas
lagrimas se ira un lastre de su pasado, y se encontrara que la finalizar su lectura,
se encontrar Usted con Mas Energia y sera Mas Feliz, pues habra quemado todas
las zarzas que le hacian daño en su espiritu. Quizas quiera acudir en el
futuro, con frecuencia, a releer esta entrega, para quemar las cargas y las
penas que la vida le pueda traer, tenga por seguro que "El Sembrador"
le hara "Renacer", literamente.
"La Entrenadora" Le permitira ser
Feliz, y liberarse de esas Ansiedades inutiles. (Seguramente se habra fijado
Usted que "El Sembrador", le ayuda a descentrarse del pasado, para
centrarle en el Presente. Y que "La Entrenadora", le ayuda a
descentrarse del Futuro, para centrarle en el Presente. Pues como Usted ya
sabe, el unico momento en el que Usted puede ser Feliz es en el
"Ahora", en el Constante y Continuo Ahora. Asi entre ambas le
ayudaran a ser Mas Feliz, para Siempre.)
"El Viejo Sabio" Le mostrara, con
su Sabiduria, la propia Naturaleza humana, el porque unas personas escogen ser
Felices, y otras... ser Infelices. Y le ayudara a saber Como puede Usted
escoger siempre, la mejor Opcion para Usted (Ser Feliz, claro!)
Finalmente, "La Trilogia de
Roxana", consistente en "El Mercader", "El Cocinero" y
"Chang el Samurai Obscuro" Le ayudaran a Elevar su Energia, su
Felicidad, a la par que le enseñan secretos que encontrara Sorprendentes y
Enriquecedores... o quizas solo le entretenga! ¿Quien sabe? En este ultimo caso
permitame retarle para que sea Usted quien descubra que es lo que se puede
aprender y aplicar en su propia vida ¿De acuerdo?
En todos los casos, estas entregas del "Manual Samurai" nos ayudaran a cumplir nuestro Objetivo, alcanzar su Felicidad, para
Siempre, a la par que le llenaran de Energia, le Inspiraran y... bueno ¿Por que
no empezamos a comprobarlo por Usted Mismo?
¡Lea Usted Atentamente! Que yo, para
variar, matendre mi voca cerrada durante un tiempo ^_^
EL INICIO
Hoy era un día feliz para Kan, hoy cumplía
12 años y su padre había prometido concederle el mayor de los tesoros. Una
espada de Samurai.
Naturalmente no sería una espada de doble diamante como la de su padre, sería
una sencilla espada katana. Lo demás habría de ganárselo por si mismo. Era un
inmenso honor el que le hacía su padre. A partir de ahora dejaba de ser un niño
para convertirse en todo un aprendiz de Samurai. Un brillante futuro se
presentaba por delante si estaba dispuesto a aprender y a trabajar. Y Kan lo
estaba desde lo más profundo de su corazón.
Su padre Kazo estaba frente a él, solemne
e imponente como era natural en su persona. El anciano Samurai aparentaba mucha
menos edad de la que realmente tenía, sólo su larga cabellera blanca y unos
ojos llenos de sabiduría revelaban su verdadera edad. Su armadura de General
Samurai reflejaba los dorados rayos del sol como si fuera de oro mientras
que los dobles diamantes engastados en la empuñadura de su propia espada
katana, formaban un doble arco iris enlazado en su base. Kazo había luchado mil
batallas y formado a cientos de Samurais, y por fin hoy iba a instruir a su
propio hijo. Un acontecimiento que llevaba esperando desde hacía doce años. En
sus manos sostenía la futura katana de su hijo, un arma poderosa que debía
usarse con sabiduría. Kan debía entender que lo más importante de un Samurai no
era su arma, sino su sabiduría y su honor.
La cara de Kan resplandeciente de honor y
gozo al recibir su espada, llenó el corazón de su padre de un orgullo como
nunca antes había sentido. Ahora ya era oficial, el joven aprendiz había
superado todas las sutiles trampas que se le habían tendido y por sus propios
méritos se había convertido en uno más del clan.
Esa misma noche, después de las
celebraciones y las risas, padre e hijo se sentaron juntos alrededor de la
hoguera. La noche era cálida y en el cielo lucían las estrellas como
luciérnagas en un estanque, la Luna llena brillaba con fuerza, como si quisiera
arropar al joven Samurai con sus rayos de luz.
- Hijo mío - La voz de Kazo era grave, relajante y penetrante como las caricias
de una madre - Hoy has dado un paso muy importante en tu vida. Has dejado de
ser una persona normal, has dejado el bosque para introducirte en el camino de
la vida por el sendero del Samurai. Has superado la trampa invisible que
tienden los fantasmas del miedo y del fracaso. Nunca luches contra los
fantasmas del miedo, ellos harán que todos los problemas parezcan agolparse
para vencerte y doblegarte, cuando estos fantasmas te ataquen, no te
defiendas, sigue adelante enfrentándote a los problemas
uno a uno. Ese es el único secreto del éxito hijo
mío.
- Sí padre, estas semanas las dudas
recorrían mi mente - Kan miraba a la Luna en busca de fuerzas para expresar lo
que había sentido - no sabía si sería capaz de llegar al final, tenía miedo de
entrar en la senda del Samurai por miedo al fracaso, por miedo a decepcionarte,
por miedo a que se rieran de mí los demás mientras no domine todas las técnicas
como lo hace un Samurai de verdad. Era un dolor intenso - dijo mientras su mano
se posaba en su estómago - como si me clavaran afiladas agujas en el estómago.
Pero me di cuenta que si no empezaba,
habría fracasado aún antes de intentarlo. - Sus ojos se clavaron en los de su padre - No sé si llegaré algún día a
ser un Samurai tan bueno y poderoso como tú padre, pero ten por seguro que lo
intentaré hasta con el último vestigio de mi alma, nunca me rendiré al
camino. Siempre seguiré adelante.
Kazo no podría estar más orgulloso. Su
hijo poseía una fuerza que le conduciría allí donde él quisiera. Porque nadie
mejor que el viejo Samurai sabía que el mayor secreto para conseguir en la vida
lo que se desea es el no rendirse jamás. A su tierna edad ya conocía ese
secreto, sin duda llegaría muy lejos, mucho más lejos que su padre el General
de Generales.
- Hijo, ahora eres parte de los Samurais y
por lo tanto has de regirte como tal - El viejo Samurai cogió un grueso leño y
se lo pasó a su hijo. - Parte este leño hijo mío, sé que puedes hacerlo.
- Pero padre, este leño es muy grueso, -
dijo el joven abatido - y yo sólo tengo doce años, aún no soy un hombre maduro.
No tengo la fuerza suficiente.
- Claro que tienes la fuerza hijo,
pero tu fuerza no está en tus músculos - sentenció a la vez que rodeaba con su grande y cálida mano el estrecho
brazo de su hijo - sino en tu cabeza, es en tu inteligencia y en tu fuerza de
voluntad donde posees la energía suficiente
para realizar todo aquello que desees. Si piensas que no eres capaz de
hacerlo... seguramente nunca serás capaz. Sin embargo, si estás
convencido de que es posible, y desde el fondo de tu corazón brilla la verde
llama de la esperanza y la fe en ti mismo. Podrás hacer lo que desees, sólo
habrás de buscar el medio.
- Pero padre... - Kan quería creer a su
padre, era un Samurai y los Samurais nunca mienten. Entonces debía existir una
forma... pero cuál - ¡Ya sé! Ahora yo también soy un Samurai, ¡puedo hacer lo
imposible!
Y desenfundando por primera vez su espada
katana lanzó con todas sus fuerzas un terrible golpe contra el tronco...
consiguiendo que la katana se incrustara fuertemente dentro del tronco. Kan
intentó sacarla de un tirón, pero sus esfuerzos eran inútiles. Estaba demasiado
fuertemente enganchada. Se estaba poniendo muy nervioso, y si no fuera porque
la cálida mano de su padre le calmó, como tantas veces había hecho de pequeño,
se habría echado a llorar.
- Tu intento ha sido digno de elogio Kan,
pero has de aprender antes de hacer. - El viejo Samurai tomó entre sus manos la
espada de su hijo y con un giro rápido de muñeca extrajo la espada del tronco.
- Has de fijarte pequeños objetivos, fáciles
de cumplir con tus capacidades, para conseguir lo que deseas. - Dicho esto devolvió la espada a su hijo. - Primero intenta crear una
zanja en el tronco, no de un golpe directo, sino de dos curvos que te ayuden a
debilitar la rama.
Kan lanzó un tajo curvo y cortante que
hizo saltar unas astillas del tronco, a continuación lanzó otro en dirección
opuesta que hizo que casi la mitad del tronco se dispersara por el suelo.
Animado repitió la operación y unos instantes después el grueso tronco reposaba
en el suelo, partido en dos pedazos y un montón de astillas.
- Tienes razón padre! El tronco entero era
demasiado para mí, pero poco a poco he logrado debilitarlo y al final yo he
vencido. Si hubiera pensado que no podía, nunca lo hubiera intentado. Pero decidí que era capaz, que debía de existir una manera de cortarlo, y
la encontré!
- Siempre existe una manera - La voz del
viejo Samurai penetró en los oídos de su hijo grabando estas palabras a fuego -
siempre existe una manera de lograr lo que deseamos.
- Y para ello debemos hacer lo que sea
padre - Preguntó inocentemente Kan.
Kazo se alarmó, no quería que su hijo le interpretara mal, siempre había que
regirse por el honor y la generosidad, pero una vez que vio la inocente mirada
de su hijo, la calma se apoderó otra vez de su corazón.
- Hijo, puedes conseguir todo lo que desees en la vida sólo con que
ayudes a otras personas a conseguir lo que ellas desean.
- No entiendo padre.
- Tú sabes que el granjero siempre recoge más
de lo que siembra ¿No es así? - Kazo sabía que su hijo había ayudado a sembrar
a sus vecinos y se había quedado maravillado al ver como crecían las plantas
día a día y como de un puñado de semillas surgían, con el tiempo, cientos de
sabrosos frutos - Pues igual que el granjero siempre recoge más que lo que
siembra, tu debes saber que no estás sólo y has de ayudar todo lo que puedas a
tu equipo, si lo haces así después recogerás la cosecha más fructífera que
nunca hayas soñado.
Kan quedó pensativo, todavía era muy joven
para entender todas las palabras de su padre, pero él sabía que su padre
siempre había sido generoso y gracias a ello había llegado a ser un general de
generales, por eso decidió firmemente que él haría lo mismo.
- Padre, tengo una duda que me atormenta -
Se sinceró Kan - antes no te la quise decir porque hoy es un día de dicha. Pero
no concuerda con lo que me acabas de decir.
- ¿Si hijo?
- Ayer conté a mis amigos del pueblo que me iba a convertir en Samurai, que
aprendería los secretos de nuestro arte y que me convertiría en el tipo de
guerrero más poderoso que existe - los ojos de Kan se clavaron en el crujiente
fuego - y los otros niños se rieron de mí, me dijeron que era un blandengue,
que todo eran mentiras y que tuviera cuidado porque lo más seguro es que me
dieran una paliza los verdaderos Samurais por mentiroso, y que luego me
echarían a la hoguera. ¿He de ser generoso también con esos niños padre?
- Hijo... - Una sonrisa de comprensión surcaba los labios del viejo Samurai, a
él le había pasado lo mismo en su juventud y sabía que las mismas personas que
hoy criticaban y ridiculizaban a su hijo, mañana serían sus más fervientes
admiradores por su valentía y coraje - Hay una forma muy fácil de evitar las
críticas...
-¿Cuál es padre? - Preguntó entusiasmado Kan
- ... simplemente no seas nada y no hagas nada, consigue un trabajo de
barrendero y mata tu ambición. Es un remedio que nunca falla.
- ¡Pero Padre! Eso no es lo que yo quiero, yo quiero ser fuerte y poderoso como
tú, tengo aspiraciones y sueños que quiero cumplir en la vida.Y sólo tengo esta vida para hacer esos sueños realidad ¿Cómo me pides que haga eso?
- Entonces Kan, ten mucho cuidado con los ladrones de sueños - dijo Kazo
misterioso
- ¿Los ladrones de sueños? - El niño Samurai miró temeroso a su alrededor -
¿Qué son? ¿Demonios de la noche? ¿Duendes malignos? ¿Seres tenebrosos?
- No hijo, son tus amigos y las personas cercanas a ti - Los ojos de su hijo lo
miraban con una expresión triste, como si le acabara de caer el mundo encima -
No te preocupes, sólo son amigos tuyos, mal informados que quieren protegerte,
quieren todo el bien para ti y que no sufras, por eso intentarán detenerte en
todos los proyectos que hagas, para evitar que fracases y te hagas daño.
- Pero entonces son como los fantasmas del miedo y del fracaso, quieren mi bien y sin embargo me infringen el mayor daño que puede existir:
robarme mis sueños, mis ambiciones y por tanto las más poderosas armas que
tengo para alcanzar lo que yo quiero. Si nunca lo intento... nunca lo conseguiré. Es cierto que si lo intento
puedo fracasar, sin embargo también puedo tener éxito
y conseguir lo que yo quiero!
- Eso es hijo y además, sin quererlo,
acabas de descubrir tus tres armas más poderosas.
- ¡Cuáles! dímelo - su ilusión ante la perspectiva de tener más armas era
enorme.
- La primera el Entusiasmo, si crees en lo que haces y de verdad te gusta podrás conseguirlo todo y
debes creerlo con todos los vestigios de tu ser.
Kan asintió con la cabeza temeroso de
interrumpir a su padre.
- La segunda ¡El Empuje! Has de aprender y trabajar, aprender y trabajar y después... enseñar,
aprender y trabajar. Sólo con el trabajo conseguirás tus objetivos. Si
pretendes aprovecharte de la gente sólo encontrarás el fracaso, sin embargo, si
trabajas con honor, en equipo y siempre intentas superarte... no habrá nada que
pueda pararte.
Kan posó la mano en su corazón y se
prometió a si mismo, en absoluto silencio que siempre trabajaría con honor y
que nadie le pararía.
- Y tercera la Constancia - los ojos de Kan preguntaban a su
padre que era la constancia, acaso no era lo mismo que el empuje - La
Constancia hijo mío, es la capacidad de aguantar en los tiempos duros y seguir
trabajando para que vengan los tiempos buenos, la constancia es el Arte
de Continuar Siempre! Tú ahora acabas de empezar y mañana empezarás a practicar con los
Samurais. Al principio, después de cada entrenamiento, te dolerán los músculos
y estarás cansado, tendrás ganas de abandonarlo todo porque pensarás que esto
es demasiado duro para ti. Pero si eres Constante y continúas aprendiendo y
practicando, poco a poco tu cuerpo se irá adaptando y desarrollando, así como
tu mente. Y verás como cada vez las cosas te resultarán más fáciles y obtendrás
más resultados y más fácilmente. Los comienzos son siempre duros hijo, y sólo si eres Constante tendrás el éxito asegurado.
Kazo vio como su joven hijo asentía medio
dormido. Ya era tarde y hoy había aprendido más que en toda su vida. EL viejo
Samurai cogió a su joven hijo y ahora aprendiz de su arte en sus brazos
levantándolo, a pesar de su avanzada edad, como si de una pluma se tratara. Su
hijo le susurró algo al oído como "gracias papa!" antes de quedarse
dormido. El general de generales se preguntó si realmente su hijo seguiría al pie de la letra todos los
consejos que hoy había aprendido. Sabía que si así lo hacía llegaría aun más
alto de lo que él, general de generales, había logrado.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
11.- La Primera Leccion Samurai
Era una hermosa
mañana, en el cielo, a lo lejos, volaban altas las gaviotas retando al Sol.
Kan estaba sentado
sobre la fresca hierba junto con otros aprendices a Samurai. Era su primera
clase y por "casualidad", su padre Kazo, el viejo Samurai, el general
de generales había decidido dejar sus otras obligaciones en manos de sus
hombres de confianza para dar el mismo la clase a los jóvenes Samurais. Kan
sabía que era por amor a su hijo. Pero el viejo Samurai nunca lo hubiera
reconocido.
Y allí estaba el viejo
general, sentado en la hierba, con su larga cabellera blanca meciéndose al
viento y su espada Katana de doble diamante dibujando estelas de luz en el aire
cada vez que su dueño hacía el más leve movimiento.
- Hoy jóvenes
aprendices - su voz omnipresente y penetrante acalló instantáneamente todas las
jóvenes voces - os quiero prevenir de las trampas con las que podeis
encontraros en vuestras vidas. Debeis siempre recordar que si os topais con
alguna de estas trampas será signo de que os habeis alejado del camino correcto
y os habeis adentrado en el bosque. Pues es únicamente en el bosque de la
vergüenza y el deshonor donde se encuentran instaladas las trampas. El camino
del honor es el único medio para llegar al éxito. Puede ser que algunas veces
parezca largo y pesado e incluso parezca que podemos atajar por el bosque para
llegar antes, pero eso siempre son ilusiones. El único medio para alcanzar el
éxito y lograr todos vuestros objetivos, es seguir el camino del honor, la
amistad y el trabajo en equipo. Si lo haceis así llegareis a la meta mucho
antes de lo que creeis.
Después de decir esto,
el viejo Samurai, guardó silencio un momento para que las jóvenes mentes de sus
alumnos pudieran asimilar la sabiduría de sus palabras. Sólo cuando comprobó en
la mirada de todos y cada uno de sus alumnos que lo habían comprendido
continuó.
- No debeis caer en la
tentación de querer crear un nuevo golpe "mágico" que os solucione la
vida. El camino es único para todos y no podemos crear otro. Lo único que
necesitais es seguirlo aprendiendo de vuestro mentor, aplicando y practicando
sus enseñanzas... y más adelante enseñando lo que sabeis a vuestros propios
alumnos.
Todos los aprendices a
Samurai asintieron, su sueño era aprender correctamente las enseñanzas de sus
maestros para poder ponerlas en práctica. Después, algún día, querían poder
enseñar también a sus propios alumnos como hoy les enseñaba a ellos el viejo
general.
- No debeis caer en la
tentación de dedicar poco tiempo a vuestros deberes pensando que sois mejores que
los demás. Sólo el trabajo duro conlleva a los resultados y al éxito. Así mismo
debeis aprender a pensar a lo grande desde hoy mismo. Cuando yo tenía vuestra
edad, mi maestro me dijo "Si quieres darle dar a un águila, apunta al
sol" yo no entendí sus palabras y le pregunté "¿Por qué
maestro?" a lo que me contestó "Mas vale apuntar al Sol y dar sólo a un
águila, que apuntar al águila y cazar una piedra"
"" Desde
entonces mi objetivo ha sido el ser el más grande de los Samurais que nunca
halla existido. El mismo que vosotros debeis fijaros. Muchos creeis que soy el
Samurai más poderoso y experimentado que existe, yo creo que sólo soy el más
viejo - las risas de los alumnos resonaron en el tranquilo valle - Sin embargo
- continuó Kazo muy serio - todos los días trabajo para mejorarme un poco, para
llegar un poco más que el día anterior - su voz se fue reduciendo poco a poco a
un ligero susurro - y gracias a eso he llegado hasta donde estoy... pero no se
lo conteis a nadie, es un secreto...
Los alumnos tenían los ojos muy abiertos, como si así pudieran escuchar mejor a
su maestro.
- ¡Ese es el verdadero
secreto! - Su voz se elevó y su expresión resaltaba la pasión de sus palabras -
Un Samurai debe estar siempre en forma, para ello ha de entrenar y practicar todos
los días - La expresión del viejo Samurai se tornó dura y sus ojos se redujeron
a dos estrechas líneas - La falta de entrenamiento destruye al Samurai. Sin
embargo... Teniendo en mente los más grandes objetivos y dando todos los
días un paso más... Se recorre el camino de la única forma posible...
- Paso a Paso - Contestó Kan sin poder evitarlo.
Una sonrisa cruzó la
cara de Kazo, parecía que todos los Jóvenes aprendices habían comprendido que
sólo trabajando todos los días se podía alcanzar el triunfo.
- Sí Señor Kazo, -
Alzó la voz un joven aprendiz medio escondido entre los demás - yo todos los
días les digo a mis hermanos que hagan como yo, que practiquen cuando yo. Algún
día los convenceré de que se hagan un Samurai como yo.
-¡ESE! - El padre de
Kan subió repentinamente su tono - ¡ESE! Es un grave error - El Samurai
advirtió que la cara del joven aprendiz se había teñido de vergüenza, por lo
que moderó el volumen de su voz y reafirmó su postura - Nunca debes convertirte
en el tema de conversación. Si afirmas continuamente que tu camino es el único
correcto caerás en un grave error, existen muchos otros caminos correctos. Y
aunque tú, como yo, creas que este es el mejor de los caminos... nunca has de
intentar romper las creencias de los demás. - mientras decía estas palabras se
irguió en toda su estatura - El hombre ha de ser libre para vivir su propia
vida y escoger el camino que desee, pues aunque se equivoque, es su libre
albedrío lo que está en juego. Si no cumples esta regla sólo te crearás enemigos.
Y tus enemigos siempre intentarán romper tus creencias y matar tus sueños
acabando así con tu futuro. - entonces desenvainando su espada para resaltar
sus palabras concluyó - Si te encuentras con un enemigo que quiera romper tus
creencias... - entonces envainó su espada - lo más sabio es retirarte de la
lucha hasta que estés totalmente preparado.
Un largo puñal voló en
un destello de su mano hasta el joven aprendiz, enterrándose hasta la
empuñadura, justo a su lado en la tierra.
- Lo que debes hacer es
esforzarte en aprender para convertirte en un verdadero Samurai - dijo
acercándose - Búscate un mentor, normalmente será aquel que te ha introducido
en el arte Samurai. - al mismo tiempo arrancaba el largo y fino puñal del
suelo, una preciosa pieza de plata con la empuñadura de oro - y si este es
inexperto contacta con su maestro, y con el maestro de su maestro si es
necesario - y tendiéndole el puñal añadió - Recuerda que siempre habrá alguien
en el equipo dispuesto a enseñarte. Nunca estarás solo... siempre tendrás a
alguien luchando a tu lado.
Una gran sonrisa
cruzaba la cara del joven aprendiz, la sabiduría de las palabras del general y
la belleza del puñal, que le había regalado, harían que nunca olvidara esta
mágica tarde.
- Ahora bien -
puntualizó el general una vez regresó a su sitio - nunca debeis abusar de
vuestro mentor. Él es el hilo vital que os une con el arte Samurai, quizás os
sintais tentados de pedirle que luche por vosotros, pues esta es la salida más
fácil. No pretendais que otros luchen vuestras
batallas o... nunca aprendereis ni llegareis a nada.
¡Luchad vosotros vuestras batallas! ¡Ganaos un renombre! ¡Que vuestra fama os
preceda! ... Y llegareis a lo más alto!
Sonó una explosión y
una cortina de humo se ciñó sobre el Samurai. Cuando los ojos de los jóvenes
aprendices por fin pudieron ver a través de la espesa cortina de humo... el
General de generales ya no estaba con ellos. Sin embargo, al menos una parte de
su sabiduría permanecería para siempre en sus corazones...
COMO SER MAS FELIZ,
PARA SIEMPRE
Capítulo
12.- Goletas Samurai
Kan escrutó
entre los árboles. Su padre Kazo estaba a menos de dos pasos. Un solo salto y
estaría encima de él. Aunque Kan no era más que un chiquillo, la sorpresa sería
una gran ventaja.
Era la hora de la siesta y su padre, el viejo Samurai, dormía plácidamente
confiado. Su abdomen subía y bajaba lentamente. Esta vez ganaría el joven
aprendiz de Samurai.
En ese momento una mano se posó en el hombro de Kan. Era la señal de que había
perdido la partida. Pero... ¡No podía ser! ¡Su padre dormía! ¿Qué era lo que
pasaba?
El inexperto Samurai miró a su espalda y vio a Aki, uno de los Siete Samurais
de su padre.
- Eso no vale - replicó Kan con su orgullo herido - es contra mi padre contra
quien juego, tú no tienes nada que ver. - había estado tan cerca de ganar... y
sin embargo su padre había vuelto a ganarle. ¡Y esta vez estando dormido!
Un estallido de cólera se apoderó de su joven cuerpo de doce años y corrió
adentrándose en el bosque mientras su espada katana replicaba contra su
armadura.
- Ah! estás aquí hijo
mío - susurró Kazo al oído de su hijo - Mi fiel Aki me ha contado lo ocurrido.
Kan sentía la suave y cálida mano de su padre en el hombro mientras la grave y
penetrante voz de su padre calaba en sus pensamientos.
- Sí padre, siento haber huido, pero perdí! y eso me indignó!
- Querido Kan, otras veces has perdido y nunca antes te habías alterado de esta
manera. ¿Por qué este enfado tan impropio de ti? - Las palabras de Kazo eran
tranquilizadoras mientras se sentaba en una frágil rama al lado de su hijo.
- La cuestión Padre es que estabas dormido, y aun así me ganaste. Al principio
no quise reconocerlo. Pero la verdad es que da lo mismo que fuera tu mano o la
de Aki la que me tocara. A efectos perdí igual. Y eso me corroe. - Los ojos de
la joven promesa Samurai irradiaban un pesar que caló en el corazón de su
padre.
- Hijo mío. ¿Y qué has aprendido de este percance?
Los ojos de Kan se clavaron interrogantes en su padre. ¿Aprender? Había algo
que aprender... sí había algo, pero todavía le resultaba muy lejano, podía
sentirlo pero no sabía exactamente lo que era.
- Ah! Mi querido Kan, te queda tanto por aprender... y prometes tanto - Los
ojos del viejo Samurai reflejaban un orgullo imposible de esconder, había visto
que el pequeño Samurai empezaba a ver la luz y decidió ayudarlo - Te contaré
una historia que te sacará de dudas:
"""Existieron
una vez, en unas tierras muy lejanas al, Oeste, más allá de las fronteras de
Nuestro Imperio, dos pescadores de Ostras llamados Stauros y Giorgos. Stauros
tenía mucho éxito, pero Giorgos no podía casí mantener a su familia.
Un día Stauros se ofreció a bucear con Giorgos para ayudarle.
Fueron los dos juntos
a la playa y Giorgos buceó hasta el fondo de un mar de aguas cristalinas y
suaves. En el fondo encontró una gran ostra grande y fuerte, con unos brillos
llamativos y pensó "esta ostra me hará rico!", así que cogió con su
cuchillo esa única ostra y se la llevó a la superficie con mucha calma y
cuidado. Apenas pudo llegar a la playa y sentarse sobre su blanca y fina arena
cuando sacó su cuchillo y empezó a abrir la ostra para recoger su perla.
Stauros, extrañado de
que su amigo saliera tan pronto del agua salió también del agua y mirándolo
extrañado le preguntó "¿Por qué has salido tan pronto?" y al ver la
ostra en las manos de Giorgos le dijo "¡Has desperdiciado toda esa energía
para coger sólo una ostra!"
"Sé lo que hago" le contestó Giorgos "tengo un presentimiento
con esta ostra. Tiene algo especial"
Stauros observó en
silencio mientras Giorgos abría la ostra ¡Dios mío!, no había perla en la
ostra! Giorgos cerró la ostra con cuidado y comenzó a acunarla entre sus
cálidas manos...
"¿Qué haces
ahora?" preguntó Stauros
"Creo en la ostra" respondió obstinadamente Giorgos "Si la cuido
y la mantengo caliente, quizás acabe haciendo una perla para mí, por
gratitud"
Negando con la cabeza
ante la obstinada actitud de Giorgos, Stauros se marchó a sumergirse en las
cálidas aguas del mar. Se estaba haciendo tarde y necesitaba trabajar. Así
mientras Giorgos cuidaba su ostra especial meciéndola entre sus brazos, Stauros
buceó solo y metió 100 ostras en su cubo, después subió a la playa y fue
abriéndolas una a una. Cada ostra que no tenía perla la devolvía al agua.
A la caída del Sol
Giorgos continuaba meciendo su ostra vacía.
"¿Ha habido suerte?" preguntó Giorgos
"Sí" contestó flamante Stauros "He tenido que devolver al mar a
noventa y tres ostras. Sin embargo siete tenían una perla dentro. Esta noche
llevaré a mi mujer a la taberna para celebrarlo!"
"Stauros. ¡Siempre tienes suerte!" Suspiró resignado Giorgos acunando
entre sus brazos su ostra vacía."""
Cuando cesó la suave
voz del viejo Samurai, en la imaginación de Kan todavía vivían los dos
pescadores de ostras. Kazo guardó silencio esperando que la sabiduría impresa
en la vieja historia de los pescadores de ostras se asentara en el cerebro de
su joven hijo.
- Padre, creo que entiendo la historia - dijo por fin Kan - pero no acabo de
ver que relación tiene con que me ganaras.
- Expresa tus pensamientos en voz alta hijo, así podré ayudarte.
- El fallo de Giorgos era confiar su fortuna a una sola ostra, en vez de buscar
entre muchas como hacía su compañero. Stauros recogía muchas ostras, y sólo se
quedaba con las que tenían perlas. Del resto se deshacía. Por eso era mas
afortunado que Giorgos ¿No es así padre?
- No hijo - corrigió el viejo Samurai - Stauros no era más afortunado que
Giorgos, sólo conocía su oficio mejor. Igual que yo conozco mejor el nuestro
que tú. La sabiduría de Stauros estaba en recoger muchas ostras y en acoger
sólo a aquellas que tenían una perla dentro. También era sabio al devolverlas
al mar, pues esas mismas ostras más adelante, quizás al año siguiente tuvieran
dentro una ostra que recoger. ¿La entiendes ahora?
- Sí, pero sigo sin ver la relación con nuestro juego padre.
- Querido Kan, se te ha pasado un detalle. ¿Cuántas ostras con perla encontraba
Stauros?
- Siete... - de repente un rayo de comprensión surcó los ojos del joven
aprendiz - ¡Claro! Ahora lo entiendo! Siete ostras y siete Samurais. Cada ostra
es un Samurai, un guerrero con características únicas de los cuales sólo hay
unos pocos entre cientos.
- Lo que me quieres decir es que la fortuna de Stauros estaba en tener a siete
perlas... a Siete Samurais ¡No me estabas hablando de perlas! - Kan lanzó una
mirada acusadora a su anciano padre que le había tendido una sutil trampa -
Giorgos no poseía fortuna por que perdía el tiempo con ostras vacías mientras
que Stauros supo encontrar a sus Siete Samurais, a sus siete ostras con perla
entre un mar lleno de ostras sin valor. Se quedó sólo con las siete ostras que
realmente eran especiales y tenían perla, las cuales representaban su gran
fortuna por poseer un equipo perfecto. Y al resto de ostras sin valor las
devolvió al cálido mar porque no estaban lo suficientemente desarrolladas para
tener perlas todavía y debían madurar.
- Correcto hijo - aprobó el padre orgulloso
- Sin embargo – Cortó el aprendiz entusiasmado - lo más importante de la
historia es que la fortuna no viene por la fe, se alcanza solo por medio del
trabajo duro y la persistencia.
- Exacto! Kan, hoy te has ganado postre extra!
- Pero padre, no acabo de ver la relación... estoy de acuerdo de que no existe
mayor fortuna que contar con tu equipo de Siete Samurais... pero que tiene que
ver eso con nuestro juego.
- Lo que quiero decirte hijo, es que la mayor fuerza, hasta para un Samurai no
está en su propia habilidad ni en su fuerza, ni en el afilado filo de su
espada. Su verdadera fuerza está en su equipo. Hoy ha sido la prueba. - Los
ojos de Kazo reflejaban un infinito amor hacia su hijo - Hoy has sido tú quien
inofensivamente me ha atacado mientras dormía, pero otro día puede ser otra
persona con mucho peores intenciones que tocarme en el hombro. Aunque ese día
llegue, yo podré seguir durmiendo tranquilo, porque sé que tengo a Siete
Samurais que me ayudan día y noche, aun cuando yo descanso.
Kan por fin comprendió, le había costado un disgusto, un enfado y una historia
pero al fin comprendió. La verdadera fuerza de un Samurai está en el trabajo en
equipo. Un Samurai solo es difícil de abatir. Pero Siete Samurais ¡PUEDEN MOVER
EL MUNDO! De repente una idea surcó por su cabeza.
- Padre! - dijo entusiasmado - ¿Puedo yo empezar a formar mi propia guardia de
Siete Samurais?
- Claro hijo, para eso te he contado esta historia.
- Sin embargo, todavía no soy un Samurai de verdad, sólo soy un aprendiz... -
dijo mientras miraba una hoja caída en el suelo - ¿Cómo voy a formarlos si aún
no se yo mismo?
- Es cierto que todavía no eres un Samurai en toda regla. Lo que sí eres es un
aprendiz y como tal conoces secretos que puedes enseñar - Explicó paciente el
padre - Cuando yo empecé a enseñar a Aki, sólo era un aprendiz como tú. Yo le
enseñaba día a día lo que sabía e iba aprendiendo. Nos adentramos juntos en el
camino de la vida por el sendero del Samurai. Después más Samurais se fueron
uniendo a nosotros y juntos les enseñamos. Poco a poco pasamos de ser dos a ser
un ejército invencible de Samurais. Tú debes hacer lo mismo. Es tu tarea como
Samurai ¿Lo harás?
- Padre, yo quiero ser un Samurai como tú. ¡Claro que lo haré!
Y un abrazo selló su pacto.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
13.- EL INCREÍBLE GOLPE DEL SAMURAI
Había pasado una semana
desde que padre e hijo se abrazaran para sellar el primer paso en la madurez
Samurai de Kan. La puesta en marcha de la creación de su guardia personal de
Siete Samurais.
Estos siete días Kan
se había pasado preguntando a todos sus amigos si querían convertirse en
Samurais, pero sólo uno, su más íntimo amigo Goku se había unido a él.
El pesar de Kan era
profundo, él sabía que no había nada más maravilloso en este mundo que ser un
Samurai, la exquisita habilidad, la pureza de espíritu y el desahogo económico
que vivían era lo que todo el mundo buscaba alcanzar. Pero parecía que el joven
aprendiz de Samurai no era capaz de convencer a nadie de que el suyo era el
mejor camino para alcanzar esas metas.
Así que apesadumbrado
decidió preguntar a su padre. En ese momento su padre tenía un enorme ejército
de Samurais, todos perfectamente entrenados. Un ejército capaz de trabajar en
equipo como si de una sola persona se tratara.
Kan fue a ver a su
padre Kazo y se encontró con que estaba hablando a todo su ejército. Estos
estaban en formación, por columnas de Siete. El número perfecto.
Eran cientos de
Samurais todos en perfecta formación. Sus limpias armaduras relucían frente al
claro sol. En el mango de sus espadas katanas, envainadas en su cintura, lucían
sus cargos y méritos. Adornos de oro, plata y diamantes lucían por doquier. Sus
miradas seguras reflejaban una formación perfecta y años de experiencia
acumulada.
La voz de su padre
recorría las filas llenándolas de orgullo mientras cientos de miradas de
respeto y admiración se dirigían al unísono hacia su general.
La voz cálida, grave y penetrante de su padre cesó y al unísono surgió un grito
de victoria de la garganta de los Samurais.
Kazo se retiró
mientras Aki, el primero de su guardia personal de Siete Samurais tomaba el
mando de la reunión y dejaba que el viejo Samurai descansara.
En menos de un
momento, Kan sintió la mano de su padre en su hombro, señal de que tenía que
estar más alerta y ser más rápido. El día que él fuera capaz de poner su mano
primero en el hombro de su padre, ese día sería todo un Samurai. Mientras tanto
sólo era un aprendiz.
- Padre, he fallado! - pronunció por fin el joven Samurai - no he podido crear
mi guardia personal de Siete Samurais, no puedo alcanzar la fuerza del equipo.
Sólo mi amigo Goku se ha unido a mí y sé que sólo ha sido por amistad.
- Hijo, no has fallado
- la mirada de Kazo comunicaba comprensión, él había pasado por lo mismo hacía
mucho tiempo - sólo has empezado, y todavía te falta mucho por aprender.
- Sí padre, pero yo he
hablado con todos mis amigos, les he contado las maravillas que haceis tú y tus
Samurais, el espíritu de trabajo en equipo, el honor... todo! y sabes lo que he
conseguido? - el rostro de Kan se enrojeció de vergüenza e ira - Me miran con
cara extraña, me dicen que eso no es posible, ¡Qué son cuentos e ilusiones de
un crío! Pero yo sé que es verdad, lo he visto con mis propios ojos y hay cosas
que ya se hacer. ¿Cómo puedo convencerles padre? ¿Cómo puedo hacer que se unan
a mí?
Kan guardó silencio,
su padre le miró y vio en sus ojos una mirada de fe absoluta. Naturalmente
Kazo, como padre suyo, podría hacer el trabajo por él, reclutar y adiestrar a
esos Siete Samurais, pero entonces su hijo no aprendería. No, debía ser él
mismo quien lo hiciera, y el viejo Samurai debía enseñarle el camino a su hijo
igual que con cada uno de los cientos de soldados Samurais que había formado
durante todos estos años.
- Hijo, con cuántas
personas has hablado?
- Con muchas padre.
Quince, quizás veinte.
- Y de veinte personas
has conseguido que una, Goku, diera el primer paso para convertirse en Samurai?
- Sí padre... pero me
faltan seis.
- Pues has tenido
éxito mi querido Kan, aun sin saber trabajar correctamente. Acuérdate de la
historia de los pescadores de ostras, Stauros para conseguir sus siete ostras
con perla necesitó pescar cien ostras. Así, para conseguir a tus Siete Samurais
tendrás que hablar con más de cien personas.
- Son muchas padre... sin embargo lo haré, hoy mismo lo haré!
- No debes precipitarte
hijo. Si hablases todos los días con tanta gente descuidarías tus obligaciones.
Lo primero que debes hacer es organizarte. Fija un horario. Reparte tu tiempo a
lo largo del día. Dedica unas horas a hablar a la gente sobre las ventajas de
ser Samurai, otras a practicar tus habilidades, otras a adquirir habilidades
nuevas, otras a enseñar lo que sabes a tu equipo y por último acuérdate de
descansar para recuperar fuerzas. A última hora del día haz un balance del día.
Analiza lo que has hecho y medita sobre cómo podías haberlo hecho mejor. Y lo
más importante, el último día de la semana analiza todo lo que has hecho y
busca los defectos o fallos que puedas encontrar en tus actos, tu forma de
actuar y de pensar. Anótalos y haz un plan de acción para remediarlos la semana
siguiente. El Samurai ha de intentar ser cada vez mejor!
- Si me fijo un
horario - dijo pensativo el hijo - podré actuar más eficientemente y me costará
menos ponerme a hacer las cosas, porque la propia fuerza de la costumbre me
empujará a hacer esa tarea. ¿No es así padre?
- Exacto hijo - El
viejo Samurai estaba muy orgulloso de su hijo, con sólo doce años ya era toda
una promesa. Aprendía muy rápidamente y ponía todo de su parte para que así
fuera. Sin duda algún día superaría en méritos a su padre. Ese sería el mejor
regalo que Kan pudiera hacerle a su anciano padre.
- A partir de ahora me
organizaré. Y me pondré pequeños objetivos que cumplir. Así cuando los alcance
sabré que he actuado correctamente.
- Sabes como se caminan mil leguas hijo mío?
- No, eso es mucha
distancia ¿Cómo?
- Pues paso a paso,
mil leguas no son más que muchos pequeños pasos que unidos hacen una distancia
descomunal. La única forma de recorrerla es un paso detrás de otro. Si lo
hacemos así, dividiendo la distancia a recorrer en noventa días y cada día en
ocho horas de camino, y cada hora en sesenta minutos... descubriremos que sólo
habremos de dar cinco pasos en un minuto durante tres meses para llegar a
recorrer mil leguas. ¿Te parece mucho dar cinco pasos en un minuto?
- No padre! - dijo
riéndose el aprendiz de Samurai - ¡Es muy fácil dar cinco pasos en un minuto!
¡¡¡Mira como los doy!!! - Y levantándose dio cinco pasos, se dio la vuelta y
dio otros cinco pasos hacia su padre - Ves diez pasos en un minuto y todavía tengo
tiempo para descansar!!!
- Pues de esta misma
forma habrás de trabajar querido hijo, poco a poco, organizadamente y sin
pausa. Hazlo así y en menos tiempo de lo que crees tendrás tu propio equipo de
Siete Samurais!
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
14.- EL SEMBRADOR
Las Negras Nubes se
esparcían caóticamente por el horizonte. El viento húmedo no traía buenos
presagios y hasta un extraño aroma parecía calar en los tristes pensamientos de
Kan.
El pobre se debatía
desolado por vientos mucho peores que el gélido y húmedo viento de su exterior.
Su espíritu estaba viviendo un verdadero huracán de emociones encontradas.
Hacía exactamente un
mes que había ingresado como Aprendiz Samurai. Él, que era el hijo del más
poderoso de los Samurais, el mismo General de Generales, había creído que el
ascenso sería fácil. Sin embargo, el día a día le había ido venciendo poco a
poco.
Una curiosa metamorfosis de había desarrollado en su interior. El primer día,
justo después de entrar a formar parte del Equipo de los Samurais, se había
sentido pletórico, cargado de energía y dispuesto a comerse el mundo, pero esta
energía había descendido día a día, había menguado primero haciendo que sus
aspiraciones se fueran reduciendo y, finalmente, haciéndole pensar que quizás
él, Kan, quizás no era lo suficientemente bueno para ser un Samurai. Quizás
quedase como Aprendiz o Caballero durante toda su vida, o quizás abandonase el
ejército y probara otra profesión, aún a riesgo de defraudar a su padre, pero
lo cierto es que él ya no se veía con fuerzas para continuar. Una gran
sensación de desánimo se había adueñado de él y ya apenas recordaba como la
vana ilusión de un niño aquella pletórica energía que había sentido cuando su
padre le entregó su maravillosa katana.
El Joven y desilusionado
aprendiz bajó los ojos hacia su hermosa espada katana, aquella que había sido
el máximo exponente de su Orgullo ahora, irónicamente, se había convertido en
el exponente de su vergüenza.
Sólo unos pocos días después de haberse hecho aprendiz había corrido a ver a
sus antiguos amigos, totalmente pletórico les había enseñado su trofeo
"Katana" que construía su magnifico orgullo. Esperaba haber sido
felicitado por haber conseguido llegar a ser aprendiz, pero en vez de ello
había recibido una dura burla y sátira que le habían herido en lo más hondo.
"¿Y qué si eres aprendiz? Hasta que no seas Samurai no eres nada"
Habían dicho algunos. "Ten cuidado, no juegues con esa espada o te
cortarás por imbécil" habían dicho otros. "¿De verdad que te has ganado
esa espada? Yo creo que la has robado, mejor será que la devuelvas a su
verdadero dueño antes que lo descubra y te de una paliza. Los Samurais son
señores muy especiales ¿Quién te crees que eres? Eres sólo un niño vulgar, no
digas mentiras, sólo serás un mimado toda tu vida. Nunca serás un Samurai, para
eso hace falta ser muy especial, y tú no lo eres". "¿Samurai tú?
JA!"
El corazón de Kan le
dolía profundamente, estaba allí, encima de ese enorme risco mirando al mar
agitado sin verlo. ¡Le había dolido tanto!
Al principio no lo había querido reconocer, pero ese dolor se había almacenado
en lo más profundo de su alma, poco a poco había alimentado una creciente
inseguridad. Cada vez que alguien le decía que no quería ser un Aprendiz de Kan
porque sólo era un niño, el joven samurai había recordado las terribles
palabras de sus amigos y la duda había crecido poco a poco enraizándose en su
alma. ¿Y si tenían razón? ¿Y si eran más sabios que él o si sabían algo que él
no sabía?. Quizás era demasiado joven y por eso la gente no le tomaba en serio,
o quizás era cierto que era sólo un niño mimado y lo había visto todo demasiado
fácil. Quizás era cierto que la vida es demasiado dura... y no merecía la pena
vivirla.
Las lágrimas de Kan
recorrían toda su cara, la prueba había sido demasiado dura para un niño de su
edad y el ya no podía más con aquella carga. ¿Qué hacer? No podía reconocer
ante su padre que había fracasado, no podía abandonar sin una salida honrosa o
se reirían de él durante toda su vida. ¿Qué salida honrosa le quedaría? ¿Cuál
sería la última medida que habría de tomar?
En ese momento su mano
sintió el, en otro tiempo, seguro tacto de su Katana. Quizás aquella arma
podría ser su salvación, quizás podría tomar la salida que otros guerreros
habían tomado antes que él cuando todo se había perdido, quizás ya no merecía
más la pena luchar y debería abandonar este mundo dejándolo el honor de haberse
sabido rendir a tiempo.
Kan había visto este ritual en antiguos dibujos, sería enormemente doloroso
cortarse su propio estómago y dejarse morir pero... ¿Qué otra opción quedaba si
no había sido capaz de triunfar y sólo le quedaba la humillación de la derrota?
Lo último que Kan
sintió fue el frío acero de su Katana en su estómago, un ciego dolor en su
corazón y las lágrimas inundando los ojos antes que el último hálito de vida
abandonase su cuerpo, cegando su vista y sus sentidos.
El viejo labrador miro con tristeza a sus pies, allí estaba ese joven desconocido
que había visto desde el pie del acantilado arrodillado y con aquella espada
entre sus manos. Sólo era apenas un niño y había decidido quitarse la vida.
¿Qué malignas fuerzas podrían provocar tal cosa? ¿Qué extraño impulso humano
podría causar que tantos se rindiesen cuando apenas habían empezado a luchar?
Tales preguntas cruzaron por la mente del anciano mientras se limpiaba la
sangre con que se había manchado la camisa al agarrar el cuerpo del muchacho
para llevarlo al cementerio de sus tierras.
El lugar era siniestro y bello al mismo tiempo, las lápidas de otros muertos
hace mucho plagaban el lugar concediéndole una santidad inigualable. Una luz
blanca y clara cruzaba por todo el lugar, y bellas figuras, blancas, de gran
porte, parecían disfrutar entre aquel lugar.
Un gélido frío golpeaba el espíritu de Kan, este se miro a si mismo, su
"cuerpo" estaba blanco como la más pura leche y un extraño aroma a
podredumbre le cubría. Había despertado sentado sobre un blanco sofá de mármol,
y a su lado había un cuerpo igual de blanco que el suyo, sólo que este era sólo
huesos apenas cubierto de un poco de carne entre la que se veían unas cuerdas
que parecían imitar toscamente a unos músculos.
Sorprendido vio que ese ser poseía una sonriente y espantosa boca llena de
dispares dientes y unos ojos hundidos en lo más profundo de sus cuencas.
- ¿Estoy muerto? -
Preguntó al fin después de intentar tragar saliva y sorprenderse al ver que su
boca estaba tan seca como una piedra, de una forma totalmente antinatural.
- ¿Es necesario que te responda o es que eres estúpido? - Espeto el saco de
huesos.
- No, veo que estoy muerto, pero lo imaginaba de otra forma - dudo unos
instantes - quizás un lugar más feliz, o quizás un sueño eterno.
- Jajaja!!! - Rió irónicamente la figura - eso imbécil es para los seres
felices que mueren por causas naturales, no para los idiotas que se rinden y
toman la salida fácil.
Kan no contestó nada a este insulto, sentía que era verdad. Hubiera querido
llorar, pero sus ojos estaban secos como el mármol y nada salía de ellos.
Finalmente un inmenso grito de dolor surgió de su garganta, un triste llanto
que resonó como surgido de las entrañas de la tierra.
-¿Qué te indujo a tomar esa decisión a tu tierna edad? - Preguntó después de
casi una hora de silencio el fantasma de huesos. - Ya que nos ha tocado pasar
la eternidad juntos, al menos podremos hablar un poco.
Kan le miró extrañado, ¿qué le importaba a él?, aunque en el fondo necesitaba
hablar con alguien.
- Fracase en mi misión en la vida. - dijo sencillamente.
El viejo saco de huesos rió estrepitosamente, su risa era como una cuchilla que
cortaba uno a uno los hilos del espíritu de Kan. El joven, enloquecido, se
llevó las manos a sus oídos, pero la risa seguía estando ahí, la sentía con toda
su alma.
- Imbécil, - espeto el fantasma - ¿Habías fracasado siendo sólo un niño? ¡Anda!
¡Di la Verdad! ¡Te rendiste como un Cobarde y tomaste la salida fácil!
Kan sostuvo la gélida mirada del saco de huesos con odio... al principio, luego
bajo la mirada y reconoció.
- Sí... - y excusándose añadió - no tenía otra salida.
- ¿No tenías otra Salida? - La horrible risa brotó de nuevo - ¡¡¡IMBÉCIL!!!
¡¡¡COBARDE!!! Siempre hay una salida! Pero no tuviste el VALOR y la CONSTANCIA
para tomarla, así que optaste por la solución más fácil, rendirte y dejar de
luchar.
Kan asintió, sabía que era verdad.
- Pero dime, de que te
rendiste exactamente tú???
El espíritu de kan ya se había doblegado completamente y habló como si nada le
importase... cosa que así era.
- Yo era un Joven y Prometedor Aprendiz de Samurai - dijo recordando su época
de vivo - mi padre era el señor más poderoso del imperio, y yo su mayor promesa
y esperanza.
"" Un buen día me concedió el mayor de los dones, me dio una
maravillosa espada Katana, una espada de aprendiz - Kan abría dado todo lo que
tenía por poder tener unos ojos vivos con los que llorar, pero no tenía nada
que dar y ni aún pudo tener ese alivio - Ese fue el día más feliz de mi vida.
Tenía toda la vida por delante y un gran Futuro pero...
- Pero qué muchacho - urgió el siempre cortante saco de huesos con forma de
viejo.
- ... pero mis ilusiones fueron destruidas - Kan cerró los ojos para continuar,
quizás no pudiera llorar pero si podía dejar de ver ese espantoso lugar - Ya mi
primer día mi padre me advirtió que mis mayores enemigos serían los Ladrones de
Sueños, los fantasmas del miedo y del fracaso...
Una cortante, áspera y dolorosa risa corto su narración - ¡¡¡IMBECIL!!! FUISTE
ADVERTIDO Y FINALMENTE HAS ACABADO EN LOS TERRITORIOS DE LOS FANTASMAS DEL
FRACASO ¡¡¡NO VALES PARA NADA!!! Hoy sólo eres un Fantasma del Fracaso más.
¡Como habría deseado
poder tragar saliva! O simplemente sentir miedo, pero ya sólo el dolor era el
poseedor del alma del antiguo joven samurai. Un dolor profundo y frío como la
noche, no mucho más aún.
Kan decidió continuar
su historia, al menos se la contaría a si mismo. Para su sorpresa, cuando
volvio a hablar, las risas se callaron automáticamente.
- Sí, mi padre me había advertido, y ese mismo día me llené de energía y
decisión, de ilusión y entusiasmo, y caminé fuerte para luchar.
- Veo que no lo bastante - contestó ridiculizando el horrible viejo
- Cierto saco de huesos, no lo bastante - rió esta vez Kan - Después de aquel
día yo empecé a trabajar, empecé a transformarme como un Samurai. Mi padre me
había avisado que eso sería un trabajo de muchos años, sin embargo yo,
internamente me fijé una fecha, mi orgullo me dictaminó que para conseguir lo
que otros necesitan años, o un mínimo de un año, yo lo conseguiría en un mes.
Porque yo era especial, yo era el hijo de Kazo, tenía la sangre y la carne del
mejor de los Samurais y para mi sería todo mucho más sencillo.
- Eso sí que es una imbecilidad - dijo el viejo, aunque esta vez de una forma
casi comprensiva - pero no fuiste tú quien plantó esa idea en tu cabeza, fue un
fantasma del miedo y del fracaso, el fantasma del orgullo que nos destierra de
la manera más sutil al fracaso total, al hacernos creer que como somos
especiales conseguiremos en unos días lo que los demás necesitan años de
dedicación y trabajo. - Esta vez el apenado parecía el pobre saco de huesos.
- Cuando pasó el mes - continuó Kan lleno de dolor - resultó que yo no era un
Samurai cualificado.
- Normal - replicó el anciano - para eso se necesita haber aprendido mucho y
una gran experiencia, fue tu orgullo lo que te mató.
- Sí, - respondió Kan - parece una obviedad y es que es así como fue, fue mi
orgullo y mi... avaricia por querer ser el mejor rápidamente lo que acabó
conmigo.
- Bueno exmozuelo - dijo riéndose el saco de huesos - la avaricia, el orgullo,
el querer ganar más y más rápido sin seguir su orden natural, el pensar que la
vida tiene que darle a uno lo que no se merece cuando no se merece y cuando no
lo consigue rápidamente abandonar, es lo que define a los cobardes, a los
chaqueteros que van de un lado a otro sin pasar más que unos pocos días o meses
en un mismo lugar. Son los traidores que cambian de bando continuamente con tal
de intentar conseguir rápidamente lo que desean. Son seres horribles y
despreciables que nunca consiguen lo que quieren y que siempre se enfadan, se
frustran y fracasan.
- ¡Pero yo no era así! - Replico Kan
La voz se rió esta vez más fuerte que nunca, su horrible sonido rompió los
hilos del espíritu de Kan haciéndole sufrir el mayor de los dolores.
- No hables tan alto jovencito!!! - Rió el viejo sarcásticamente - no me digas
tan rápido como no eras que no me dejas ver tus obras!!! - Y después de mirarle
fijamente dijo - Todos somos así jovencito, esa asquerosa cualidad de querer
recibir sin dar, de querer tener ya sin merecerlo, esa porquería esta presente
en el alma de todos y cada uno de los mortales, y han de limpiarla muy bien
antes de poder decir que no son así... y al fin y al cabo, tú abandonaste ¿No
es así? ¿Acaso no fracasaste, moriste y estás aquí con migo? Si en verdad no
hubieras sido así, entonces no estarías aquí.
- Tienes razón saco de
huesos - dijo al fin el joven - yo no era así cuando empecé, pero si cuando
finalicé fracasando y abandonando. Me convertí en un ser despreciable y al fin
acabé aquí. - Después de pensar un poco añadió - Lo que pasó es que me hicieron
así.
La risa volvio a romper sus tímpanos, esta vez era, si puede ser, más
desagradable, rastrera y dañina que las anteriores veces.
- SERÁS CÍNICO IMBÉCIL!!! Nunca nadie te hará de otra manera que no sea la que
tú quieras. SI DE ALGO ES LIBRE TODA PERSONA, ES DE DECIDIR COMO PENSAR Y COMO
SENTIR.
Kan reconoció la verdad, había abandonado presa de una frustración temporal, de
una muy profunda que le había hecho sentirse muy muy mal. Sus temores habían
crecido, se había entregado a los Fantasmas del Miedo y del Fracaso, les había
escuchado y eso le había conducido al peor de los sufrimientos... aún sabiendo
que podía ocurrir, se había entregado a ellos.
En ese momento el viejo se levantó, estaba totalmente desnudo, y en ese momento
Kan se dio cuenta que él también estaba totalmente desnudo y blanco como el
propio mármol.
- Ven hijo, tenemos que cultivar nuestros campos eternos.
Kan no sabía de que hablaba el viejo, pero decidió seguirlo, eso sería mejor
que seguir allí sufriendo.
La tierra era negra como la oscuridad y el cielo tenía también un color negro.
Sólo una extraña luz blanca iluminaba los contornos, una luz que no podía
identificar de donde surgía.
El viejo señaló dos campos y dijo al joven:
- Aquellos dos campos juntos son el tuyo y el mio. Como ves yo apenas tengo ya
carne y soy puro hueso, pero mi sabiduría es grande, si tú con tu fuerza me
ayudas labrando mi campo, luego yo te ayudaré enseñándote como labrar el tuyo.
Kan asintió con la cabeza pues le pareció un trato justo, además, después de
todo ¿Qué más podía hacer? ¿Aburrirse eternamente?
- Unos de estos cestos contienen semillas de trigo sano y otros de cardos y
espinas. Los cestos dorados y bellos contienen las semillas de trigo sano -
dijo tomando un puñado - y los mugrientos cestos los de las espinas.
"" Ese campo - continuó - es tu alma, tal y como era cuando estabas
vivo. Sólo que ahora ha sido limpiada, arada de nuevo. Acompáñame para que veas
como trabajan los vivos los fértiles campos de sus almas.
Kan quedó sumamente impresionado por esta última afirmación y le siguió
ligeramente esperanzado.
Después de caminar en
silencio por un tortuoso camino donde los guijarros se clavaban en sus pies
creándole un sufrimiento inmenso, llegaron a un pequeño monte desde el que
podían ver a coloridos espíritus paseando y labrando sus propios campos.
Kan, desde lo lejos, podía ver a estos seres vivos y veía que a cada lado
portaban un fajo dorado y otro del color de la podredumbre. La mayoría arrojaba
un puñado de dorado trigo primero y luego otro de negras semillas de zarzas.
Kan quedó enormemente impresionado por esta actitud y continuó andando con el
viejo, que no pronunciaba una sola palabra. Después, llegaron a otro campo que
estaba medio lleno de trigo y medio lleno de espinas. El propietario vivo,
parte del tiempo estaba feliz retozando entre los dorados brotes de trigo, y la
otra parte, estaba sufriendo pinchándose y sangrando al caminar entre las
espinas de los cardos y las zarzas.
Sorprendido vio como el viejo tomaba un puñado de semillas de zarza y lo
arrojaba hacia los campos de los vivos.
Después, sin decir una sola palabra, retornaron a sus propios campos.
- Ahora mozuelo,
quiero que tomes ese podrido cesto de zarzas y lo plantes por todo mi campo -
ordenó el viejo, y al ver que Kan iba a protestar, remarcó su orden con una
funesta mirada.
Kan tomó el pesado fardo y fue repartiendo las pegajosas semillas por el campo
del anciano. ¿Por qué haría tal cosa?
Finalmente, después de
dos horas de duro trabajo, Kan acabó. Parecía que estar muerto tenía sus
ventajas, el cansancio no era nada comparado con ese enorme dolor de su
espíritu que parecía ser toda su existencia.
- Dime anciano - preguntó
al fin Kan - ¿Por qué me has mandado plantar zarzas? ¿Deseas sufrir?
- Todo lo contrario joven - contestó sorprendentemente el saco de huesos - lo
que más deseo es ser feliz y triunfar.
- ¿Pero acaso las zarzas no son sufrimiento y el trigo no es la felicidad? -
Dijo sorprendido Kan - ¿Y acaso por cada semilla que siembras no recoges un
ciento de lo sembrado?
- Así es - contestó el anciano.
- Entonces... - dijo el joven samurai - ¿Por qué no plantas hermoso trigo y
recoges felicidad? ¡No es lógico plantar zarzas y esperar recoger trigo!
El anciano parecía turbado.
- Sí, tiene lógica lo
que dices joven - dijo al fin - pero dime, yo miro a todos esos seres vivos y
presupongo que serán más sabios que yo... pues ellos están vivos. ¿Tú crees que
ellos quieren ser felices o que quieren sufrir?
- Estoy seguro que quieren ser felices - contestó rápidamente Kan.
- Entonces... - dijo el anciano - ¿Por qué crees que plantan zarzas junto al
trigo? ¿Por qué crees que utilizan un puñado de trigo y otro de zarzas? ¿Por
qué crees que son algunas veces felices y otras sufren? ¿Por qué crees que no
plantan siempre Trigo para ser siempre felices?
Kan meditó durante un
rato con lentitud, después de todo estaba muerto y el tiempo le era
indiferente.
- Porque no son tan sabios como creen - dijo al fin totalmente seguro de si
mismo - porque su orgullo por hacerles creer que son mejores les hace ser -
sonrió al decirlo - IMBECILES!!!
"" Si fueran inteligentes, plantarían solo trigo y serían siempre
felices - después aseguró - si yo estuviera vivo, no desaprovecharía la
oportunidad y sembraría siempre trigo en mi alma, para recibir siempre
felicidad y ser siempre feliz.
Kan estaba a punto de prometer que siempre plantaría felicidad en su alma...
cuando se dio cuenta de que ya era tarde para hacerlo porque ya había
abandonado.
- Dime jovencito -
Preguntó curioso el saco de huesos - si es verdad lo que me dices... ¿Por qué
no plantaste ese trigo cuando estabas a tiempo? - y curioso continuó - ¿Sabes?
Yo te observé durante mucho tiempo, al principio plantaste un buen puñado de
trigo, un muy buen trigo que brotó y te hizo feliz. Luego vi como otros
plantaban un puñado de zarzas en tu alma y como tu alma se cortaba internamente
con estas zarzas.
"" También vi como tu padre, el Samurai, arrojaba de su propio trigo
en tu campo para hacerte feliz y como este prosperaba. Pero a la par vi otra
cosa aún más curiosa.
"" Cuando tu padre estaba cerca, tú arrojabas un puñado de trigo
junto al suyo, sin embargo, cuando tu padre se alejaba a sembrar su propio
campo o a luchar sus propias batallas, tu arrojabas a escondidas pequeñas
semillas de zarzas sobre tu alma.
"" Era extraño ver como disimuladamente tropezabas para que se
cayeran "como por casualidad" algunas semillas de podres zarzas al
principio, y luego cuando te cortabas, arrojabas con rabia otro puñado de
semillas podres de zarza contra las zarzas, con lo que cada vez se hacían más
fuertes en tu alma.
"" Finalmente decidiste abandonar, arrojabas semillas de zarzas a
puñados sobre toda tu alma y te sumías en el dolor, la frustración y la
autocompasión. Incluso empezabas a arrojar puñados de semillas podres de zarza
a otros para que ellos también sufrieran.
Kan tenía la cabeza gacha, reconocía su error, al principio había sido como un
descuido de sus obligaciones, el sembrar siempre trigo de Samurai en su alma,
después le había tomado el gusto y tomando cada vez menos importancia, había
arrojado puñados y puñados de dolor, sufrimientos y miedo en su alma de una
forma totalmente consciente.
Primero sin saberlo, después siendo consciente, había plantado las semillas de
lo que causaría el fracaso, el abandono, su propia muerte y un sufrimiento
eterno.
Kan respiró profundo, era una de las pocas cosas que podía seguir haciendo, no
sabía si realmente respiraba o si era sólo un hábito adquirido, pero lo cierto
es que era relajante.
- Es cierto anciano - así lo hice - Tienes toda la razón, actué como un Imbécil
y reconozco mi error.
El anciano frunció el ceño.
- ¿Reconoces tu error? ¿Qué error? - pregunto extrañado.
- Mi deber - explico - mi deber supremo como Samurai, era sembrar las semillas
del trigo en mi alma, si así lo hubiera hecho, nunca habría abandonado, y
justamente todo lo contrario, habría triunfado.
"" Ese fue mi error.
- Ese, jovenzuelo, es el error de todos los seres humanos vivos, el plantar en
su alma las semillas de las zarzas del sufrimiento.
- Explícamelo - dijo simplemente el exjoven samurai.
- Todos los humanos
somos totalmente dueños de una sola cosa, de decidir que sembramos en nuestra
alma. Sólo de eso somos dueños.
- Y sin embargo, también otros pueden plantar cosas - replicó Kan
- Eso es cierto mozuelo. - rió el viejo acordándose de como el mismo había
arrojado un puñado de zarzas en el alma de un vivo - los Fantasmas del Miedo y
del Fracaso, arrojamos puñados enteros de Zarzas en las almas de los vivos.
También las encarnaciones de nosotros, los llamados "Ogros" realizan
lo mismo, por medio de sus palabras y sus gestos, por medio de su odio, de su
ira y de su rechazo siembran pequeños puñados de podres semillas de zarza en
los campos de los demás hombres y mujeres.
"" Sin embargo - continuó - en verdad eso es irrelevante, los campos
del alma son inmensos como has visto, y un sólo puñadito no hace nada, ni
siquiera diez o cien pueden conseguir nada... porque las zarzas nacen, crecen,
dañan, y mueren. En cuanto una zarza ha producido daño, se muere
inmediatamente, igual que cuando un trigo crecido produce una sensación de
felicidad, se muere instantáneamente. Para que un campo esté bien proliferado,
ha de ser continua y diariamente sembrado con aquello que cada hombre decide.
"" El mayor problema de los hombres es que cada vez que una zarza le
manca, entonces arroja con ira y odio otro puñado de semillas de zarza, sin
saber que esas semillas proliferarán en cien zarzas que le harán muchísimo más
daño todavía.
- Anciano - cortó curioso Kan - ¿La actitud correcta sería arrojar un puñado de
trigo cada vez que hemos sentido el dolor de una zarza?
- Así es muchacho, de esa forma el dolor plantado por otros sería pasajero y
nuestra felicidad iría en aumento.
Kan meditó la importancia de estas palabras... ¡Si lo hubiera sabido en vida!
Hubiera sido un hombre feliz!!!
- También muchos
confían en la felicidad que otros les siembran - y explicando el fantasma
añadió - hay hombres muy buenos en el mundo, pocos pero los hay, hombres y
mujeres que se dedican a arrojar sus propias semillas de trigo en los campos de
los demás para que estos sean felices.
"" Son especialmente sabios y se dedican a sembrar una gran cantidad
de trigo en sus propios campos, pero siempre guardan una gran parte de su
propio trigo y lo arrojan en los campos de los demás, aún cuando esas mismas
personas les estén arrojando zarzas. Porque eso no les preocupa, saben que
ellos son dueños de su propia felicidad y lo que les arrojen los demás les es
indiferentes. Aunque también les hace enormemente felices cuando los demás les
arrojan parte de su trigo.
"" Los hombres que así actúan, pronto aprenden que cuando el campo
entero está dedicado al cultivo del trigo, entonces es posible cosechar trigo,
cosecharlo en un ciento por cada puñado sembrado, y guardan para si mismos sólo
una parte de cada cien, lo suficiente para poder seguir cultivando, y arrojan a
los campos de los demás la casi totalidad de su cosecha de felicidad sólo para
ayudar a que los demás sean tan felices como ellos.
"" Estos hombres son enseguida reconocidos como hombres totalmente
especiales y son llamados "Samurais", amados y queridos por millares
de personas.
Kan meditó durante
unos momentos como reconocía la actuación de su propio padre en esa
descripción, como le levantaba la moral con sus palabras, como plantaba una y
otra vez el dorado trigo de la felicidad en su alma.
- Luego hay muchos estúpidos
- dijo el anciano - que como yo siembran zarzas podres en sus propias almas.
"" Estos ilusos desean recoger trigo, es lo que más desean en la
vida, ser felices y alcanzar el éxito. Y son tan sumamente idiotas que creen
que plantando preocupaciones, ira, odio, criticas, inseguridades, miedo,
pensando en que pueden fracasar, en cómo o por qué podrán fracasar o podrán
ocurrirles desgracias... son tan sumamente imbéciles que creen que sembrando
esas podres semillas de zarzas... podrán recoger trigo alguna vez.
"" El problema está en que la zarza crece rápida y fácilmente, el
trigo hay que cuidarlo y cultivarlo con delicadeza. Así que dado que algo
tienen que plantar, siembran lo que están seguros de que crecerá fácilmente, su
propio fracaso y sufrimiento... y en casos extremos la enfermedad más terrible
acompañada de dolor y una muerte miserable.
"" Quizás el problema es que nadie les ha dicho que si siguen
sembrando zarzas, acabarán por matarse de sufrimiento.
Kan reconoció que el
viejo tenía toda la razón.
- Otros, también
imbéciles - continuó el anciano saco de huesos - plantan en sus tierras un
puñado del dorado trigo de la felicidad... y otro de podres zarzas del
sufrimiento y de la muerte.
"" Estos imbéciles lo hacen por puro miedo, desean la felicidad y el
éxito, por lo que de vez en cuando son felices y hacen lo que tienen que hacer,
pero sus miedos a que esta no se cumpla, el miedo a que su cosecha no de nada,
les hacen arrepentirse de sus actos, abandonar o hablar y pensar mal,
negativamente, de lo que están haciendo, frenando su éxito y causando su
fracaso y su sufrimiento.
"" Naturalmente los que hacen esto, luego siempre suelen tender a
culpar a otros de su fracaso.
- Sólo quienes son lo suficientemente inteligentes - Esta vez fue Kan quien continuó
- y plantan siempre el dorado trigo en su alma con constancia, siembran amor,
bondad, generosidad, esperanza, Fe, comprensión, felicidad... sólo ellos son
los que llegan a ser realmente felices y alcanzan el éxito total.
"" Sólo los que son tan Valerosos como para hacer lo que no hace la
mayoría, son felices. Esto les es difícil de hacer pues temen que sean los
Imbéciles los que están en razón, perdón, la mayoría que planta sufrimiento en
su alma cuando desean en verdad felicidad... cuando están equivocados. ¡Pero
que difícil resulta para una persona el hacer lo que tiene que hacer! ¡Qué
difícil resulta el plantar sólo trigo! Es tan sumamente difícil que sólo hay
que meter la mano en un bolsillo en vez de en otro, es tan sumamente difícil
que sólo hay que atajar de raíz todos los pensamientos negativos o de odio,
temor o ira y cortarlos en el mismo momento en que surgen para reemplazarlos
por un puñado más de pensamientos y sentimientos de amor, bondad y generosidad
que nos conduzcan al éxito y la felicidad que deseamos.
- Así es muchacho - verificó el fantasma de piel y huesos - en realidad si los
vivos supieran esto, nosotros los Fantasmas del Miedo y del Fracaso nos
quedaríamos sin trabajo, los Ogros desaparecerían pues no son más que hombres
sumamente desangrados por sus propias zarzas, las que ellos mismos plantaron
como pensamientos de desconfianza, ira y odio contra otros. Si los humanos
vivos supiera esto y lo aplicasen en sus vidas eliminando todos los
pensamientos negativos de sus mentes, dejando morir a las zarzas, arrancándolas
de raíz y substituyéndolas por semillas del dorado trigo del amor, la esperanza
y la generosidad... entonces serían felices.
"" Y nosotros también, porque no existiríamos.
Kan meditó durante
mucho tiempo estas palabras ¡Cómo habría deseado estar vivo para poder contarlo
a los cuatro vientos!
- ¿No es posible que algún humano aprenda esto por si mismo y se lo comunique a
los demás? - Preguntó Kan
- No - dijo el anciano - nadie que no se muera puede acceder a esta dimensión y
aprender esto que te estoy enseñando. Algunos lo siguen por instinto, pero no
pueden explicarlo con palabras a los demás.
"" Inclusive muchos lo han descubierto a lo largo de la humanidad,
grandes sabios que lo han proclamado a los cuatro vientos. Pero al faltarles la
exactitud de cómo explicarlo, no han logrado todo lo que deseaban.
"" Sólo uno que estuviese muerto y renaciera, tendría el poder de
comunicar con total claridad esto que te he enseñado. ¿Y puede existir alguien
con la capacidad de renacer de la propia muerte?
Kan no tenía la
respuesta a esta pregunta, pero si tenía otra pregunta.
- ¿Alguna vez alguien ha renacido? - después de dudar un momento aclaro - No es
eso lo que me importa, lo que quiero saber es si alguna vez ha existido un período
en el que las personas siguieran estos consejos, plantaran sólo trigo,
felicidad, en sus almas y fueran todos realmente felices.
El viejo fantasma de huesos dudo un rato antes de contestar.
- No es bueno que un Fantasma piense en esas cosas, pero sí, en verdad ha
existido ese período que me preguntas. De hecho han sido varios los períodos.
Se han sucedido una y otra vez como ciclos de una rueda, ha pasado... y durante
miles de años, sin embargo muchos lo consideran sólo leyendas debido a que
sienten pura envidia. Como comprenderás uno que está agonizando en las zarzas
que el mismo ha plantado no quiere reconocer que si hubiera plantado trigo,
sería feliz. Y si no quiere reconocer eso, mucho menos querrá reconocer que
otros muchos fueron felices.
"" Sin embargo si han existido muchas eras en las que la humanidad ha
sido totalmente feliz, eras que ya están casi en el olvido... y otras que
vendrán. De hecho, predigo que no está muy lejos una era semejante.
Kan se sentó a meditar sobre lo que había escuchado, era algo sumamente
importante, el propio destino, la felicidad, el sentido de la propia vida se
reflejaba en lo que había aprendido. Casi agradeció el haber muerto para poder
escuchar lo aprendido. ¡Si sólo estubiera Vivo para poder aplicarlo! ¡Sembraría
siempre dorado trigo en su alma! ¡Sólo pensaría en Felicidad, Amor y Bondad! Y
comunicaría lo aprendido a millones de personas para difundir la nueva era de
felicidad.
- Tu campo - dijo el saco de huesos - debes sembrarlo - añadió tendiéndole un
asqueroso cesto repleto de zarzas.
- ¿Por qué me das ese cesto? - Pregunto Kan
- Porque eres un Fantasma del Miedo y el Fracaso, un Fantasma de lo que podías
haber llegado ha ser... exactamente igual que yo. Y nuestro deber es sembrar y
cultivar las zarzas para sufrir durante toda la eternidad. - y haciendo una
mueca de dolor añadió - esa es la triste realidad.
- Sólo eres un fantasma del miedo y del fracaso que intenta arrastarme hacia el
sufrimiento - dijo Kan, a lo cual el fantasma sonrió y afirmó con la cabeza
afirmando la obviedad.
Kan rechazó el cesto
que le tendía. No cometería el mismo fallo dos veces.
Ante la estupefacción del fantasma, el joven tomó un dorado cesto de trigo, el
cual parecía arder entre sus manos... no, eran sus manos las que ardían al
contacto del cesto.
- Esa es una razón más por la que no tocamos el trigo mozuelo - dijo el saco de
huesos - somos propiedad de las zarzas, el trigo nos corroe como el ácido
corroería nuestros cuerpos vivos. Si estuvieras vivo podrías, pero una vez ya
muerto... no hay oportunidad.
- ¿Y que va ha pasarme? - Rió el joven extrañamente jovial - ¿Acaso voy a
morirme?
Y riendo corrió hacia su campo con ese enorme cesto de trigo que le corroía
como fuego ácido su ser.
Y con grandes puñados esparció trigo y más trigo sobre su campo, sus manos le
dolían y le quemaban pero continuaba sembrando y sembrando, aún cuando no
sintiera ninguna diferencia. Dos horas después, dos horas de dolor en sus manos
y una extraña felicidad, acabó, miró su campo y esté seguía yermo.
Una sutil desesperanza empezó a surgir en su corazón, y al mirar vio como el
anciano saco de huesos estaba arrojando un puñado de zarzas podridas.
Su primer reacción habría sido el arrojar otro puñado de zarzas contra el campo
del anciano para que sufriera su propia medicina... pero cambió de idea y
tomando el cesto de trigo arrojó, no un puñado, sino kilos y kilos de trigo en
el campo del anciano, el cual no sabía que hacer pues se había quedado
paralizado.
Cuando acabó el cesto, tomó otro e hizo lo mismo en su campo, plantando tanto
trigo que al final el campo quedó repleto de una enorme capa de trigo que
quemaba a Kan al contacto con su piel.
El dolor era
inmenso... y al final, perdió el conocimiento, feliz de haber reparado su
error... aunque ya fuera cuando era demasiado tarde.
Un Estruendo, parecido a un poderoso Trueno, despertó violentamente al Joven
Kan. Lo primero que vieron sus ojos fue un techo formado por esqueletos
danzando.
Sus ojos se adaptaron un poco más y pudo distinguir una oscura cúpula con
relieves tallados de esqueletos y calaveras. Estaba acostado sobre una especie
de altar, a su derecha una cara familiar le despertó una sonrisa. Era el viejo
saco de huesos, sólo que totalmente vestido y un poco más... vivo!
Kan se levantó de un salto, se miró de arriba a abajo y sí! Una oleada de
Entusiasmo le invadió.
-¡¡¡¡Estoy Vivo!!!! - Gritó a los cuatro vientos mientras las lágrimas de la
más absoluta felicidad recorrían su cara. - Es todo tan hermoso! El cielo del
exterior, el aire, el dorado de mis manos, ese resecor de mi boca... ¡Incluso
este inmenso dolor de cabeza!!! Porque estoy vivo!!!
- Eso si que son ganas de vivir - dijo el viejo sonriendo - ¿Qué te ha cambiado
tanto?
Kan le miró
atentamente e impulsado por su instinto le dio un fuerte y largo abrazo al
viejo a la par que le decía "Me parece que serás tú quien tendrá que
explicármelo"
Cinco minutos después
la extraña pareja estaba situada en el exterior del templo. El anciano le había
contado que él era un clérigo de la muerte, que esta mañana había visto
llorando, desesperado, al joven Kan en el precipicio y temeroso de que hiciera
alguna idiotez le había asestado una pedrada en la nuca con su onda. Por
desgracia el tiro había sido demasiado certero y casi había matado al joven,
cuando le tomó para llevarlo a su altar e intentar curarle, la sangre que
brotaba de la cabeza del joven había ensuciado su mejor camisa.
Después las horas habían pasado y el anciano habría jurado que el joven estaba
totalmente muerto, no era capaz de encontrar el pulso ni la respiración en su
cuerpo, pero había sentido un enraizado y básico deseo de vivir que había
evitado que su espíritu se hubiera separado totalmente de su cuerpo. Así que se
había limitado a esperar a ver que era lo que ocurría.
- Y así fue todo más o
menos - acabó de explicar el viejo - Como ves soy un anciano dedicado a un
culto ya casi extinto, hace muchas décadas que soy el único adorador de mi
culto.
- ¿En que consistía? - preguntó curioso Kan
- Era una adoración antinatural a la muerte y al sufrimiento. - explicó el
anciano - unos cuantos seres desgraciados decidieron adorar al propio
sufrimiento esperando que eso les aportase alguna ventaja egoísta.
- ¿Y que consiguieron?
- Bueno, a parte de vivir en la más absoluta de las desgracias y los sufrimientos,
consiguieron llegar a separar el espíritu, la esperanza, de nuestros cuerpos,
de tal forma que llegamos a ser una especie de podredumbre viva. - El viejo
hablaba como si todo aquello hubiese sido una locura sin sentido - Siempre
enfermos, no acabamos de alcanzar el descanso de la muerte (pues eso hubiera
sido un alivio) hasta que conseguimos separar nuestros espíritus de nuestros
cuerpos para conseguir que estos sufrieran por separado. - el viejo recapacitó
un momento al ver que el joven no acababa de entender - verás mozuelo, cuando
un hombre pasa su vida preocupándose, viendo todo lo negativo, sufriendo e
instando a los demás a que hagan lo mismo, a que se preocupen y sufran, se
convierte en un Ogro, una persona que siembra el descontento y la infelicidad
en si mismo y en los demás, condenándose al fracaso, la enfermedad y la muerte.
"" Todos podemos ser Ogros, es una capacidad latente en todo ser
humano. Todos podemos escoger entre la luz y la oscuridad, entre la felicidad y
el sufrimiento, el camino sólo depende de nosotros.
""De nuestras decisiones y nuestras acciones. Si nos preocupamos,
sufrimos, dejamos que nuestros miedos florezcan y los compartimos con los demás
haciéndoles sufrir, aún cuando sea inocentemente... entonces somos Ogros y aún
cuando aseveremos que somos positivos y que somos seres de la luz, estamos del
lado de la Oscuridad...
"" Sin embargo, si nunca un pensamiento negativo surge de nuestra
boca, si nunca desanimamos a nadie, si siempre somos positivos y vemos la
semilla que está plantada en cada desgracia, la que guarda una oportunidad aún
mayor que la desgracia que estamos viviendo... y si siempre elegimos controlar
nuestros pensamientos para que sean felices, positivos y productivos, entonces
somos seres de la luz.
"" Muchos empiezan siendo seres de luz, pero se rinden a las
circunstancias irrelevantes y se hacen seres de la oscuridad aún sin saberlo,
se inundan de inseguridad, miedos, ira y odio. Dejan de pensar positivamente y
pasan a tener miedos, a acumular rencor y reaccionar con ira y sufrimiento.
Pretenden, sin saberlo, dar pena para que otros hagan las cosas por ellos o les
den regalos, en realidad lo que están haciendo es causarse daño a si mismos, a
sus mentes y a sus cuerpos, y a los demás que sufren por verlos, metiéndose
cada vez más en el pozo de los sufrimientos, la enfermedad y la muerte, donde
finalmente acaban siendo atrapados.
""Todo por su propia voluntad y sus propios actos. Aunque
naturalmente, nunca encontrarás a un Ogro que lo reconozca, siempre le verás
bajando el pozo a la par que exclama que él es un ser positivo de la luz... aún
cuando la verdad es que se está hundiendo cada vez más en las inseguridades, la
duda, la ira, el odio y el sufrimiento. Lo que le acaba aportando sufrimiento y
fracaso.
Kan meditó durante
unos momentos la enorme sabiduría y verdad contenida en estas palabras, incluso
las repasó mentalmente para evitar tropezar en un futuro en la misma piedra.
- Pues bien amiguito -
continuó el viejo - unos cuantos Ogros nos reunimos y creamos este culto
a la muerte y al sufrimiento, nos reconocimos como verdaderos Ogros y empezamos
a infundir el sufrimiento en nosotros y en los demás de forma deliberada,
creyendo que eso nos daría la felicidad. Estábamos equivocados pues aunque la
ira y la venganza dan, en un principio, una gran satisfacción, la del Orgullo
que te sabe a ser superior, con el tiempo cada vez estábamos más hundidos,
hasta que al final logramos que nuestras almas se convirtieran en verdaderos
Fantasmas del Miedo y del Fracaso. A la par que nuestros cuerpos se convertían
en sacos de huesos, como de muertos que caminaban con una falsa vida.
Kan se estremeció ante
estas palabras pues aquellos hombres habían sido todo lo contrario al ideal de
un Samurai.
- ¿Y por qué me salvaste? - preguntó inocentemente Kan
- No creas que fue por piedad - dijo el anciano saco de huesos - mi intención
era traerte a mi altar vivo, entonces humillarte por el acto que ibas a
realizar, hacerte sufrir hasta lo indescriptible y luego convertirte en mi aprendiz
y sucesos pues yo ya estoy viejo y soy el último de los míos... - su voz acalló
de forma súbita.
- ¿Y por qué no lo has hecho? - contestó el joven cauteloso - ¿Por qué en vez
de hacer eso, me has sacado del templo traído a este descampado y me estás
abriendo tu corazón?
- Bueno... - dijo el anciano - un poco antes de que despertaras sentí un cambio
en mi interior, una felicidad... un calor... que jamás había sentido desde mi
infancia, yo... - dudó el viejo - he cambiado - dijo al fin mirando sinceramente
los ojos del joven - y creo que te lo debo a ti.
Kan asintió con la cabeza, recordaba perfectamente su vivencia, no sabía ni
comprendía como había sido posible... o por qué, pero le desveló palabra por
palabra toda su experiencia. Mientras lo hacía hubo más de un momento en el que
lloró, unas veces de felicidad por estar vivo, otras de tristeza... no sabía
por qué, pero algo dentro de él le dijo que era por aquel último puñado de
zarzas que había arrojado el anciano en su alma. Sabiendo que una vez que el
sufrimiento pasara, lo haría para siempre, en vez de resistirse o enfadarse,
dejó que las lágrimas cubrieran su cara y se sintió maravillosamente renovado y
feliz cuando terminó.
- Ahora comprendo -
dijo el anciano - hay una gran sabiduría en lo que me acabas de contar, una Ley
de Felicidad y Éxito que siempre he intuido y se que todo aquel que realmente
la siga, sembrando a cada hora pensamientos de felicidad y éxito en su mente,
alcanzará todo aquello bondadoso y bueno que desee, sin excepciones, en su
totalidad.
- Así es - confirmó
Kan - El gran problema de la humanidad, del fracaso, del no conseguir algo.
Reside en la falta de responsabilidad que demuestran todas las personas para
con su alma.
"" Deberían alimentar sus sentimientos con semillas positivas como
Amor, bondad, generosidad, seguridad y Fe.
"" De hacerlo así, simplemente conseguirían todo lo que deseasen.
"" De hecho, toda persona que actúa así, siempre consigue lo que
desea.
- En cambio - completó
el anciano solemnemente - la irresponsabilidad que demuestran reside en
alimentar los pensamientos negativos, en rendirse, en dejar que la inseguridad
penetre en sus almas, en dejar que esa inseguridad fructere como miedo, ira,
odio y les genere el mayor de los sufrimientos.
"" Simplemente habría que pedir a una persona normal que analizase
sus sentimientos de una forma sincera y abierta ¿Qué encontrarías en ellos?
Seguramente una gran abundancia de sombras obscuras, la convivencia con un gran
número de miedos habituales, una serie de iras reprimidas, reproches y sobre
todo, faltas de Fe. Unas faltas, y unos sentimientos que le hacen sentir mal,
sentirse impotente, fracasado, inseguro, con miedo... que le causan reacciones
de enfado e ira. Que le hacen Fracasar, enfermarse y morir.
""¿Alguna vez has visitado un centro méico joven Kan? - el joven negó
con la cabeza - Yo lo he hecho muchas veces, he hablado con sus miembros y
siempre he encontrado un nexo común entre todos los enfermos. Preocupaciones,
temores, miedos, odio e ira.
"" En cambio las personas sanas siempre poseen una gran Fe, una Fe
increbrantable y tranquila, porque saben que en su camino habrá dificultades,
algunas incluso inmensas, pero no pierden el sentido de la realidad y saben que
el sufrimiento o la mala suerte nunca durará para siempre y que acabarán
triunfando.
"" ¿Y sabes lo más curioso?
- Que siempre acaban
triunfando - afirmó el joven con la cabeza al reconocer en estas últimas
palabras la vida de su padre y la de los otros verdaderos Samurais.
- Anciano - dijo Kan después de meditar unos momentos sobre lo hablado - Quiero
darte las Gracias. Porque me has enseñado lo que es Realmente el Camino del
Samurai.
"" Yo, aún con mi instrucción y el apoyo de mi padre el General de
Generales, había abandonado este camino, momentáneamente, introduciéndome en el
bosque del miedo y la desesperación. No sé que es lo que he vivido, tampoco me
importa, lo que me queda es lo importante, este sentimiento de que sé que yo
soy el único que domina mi vida.
"" Por esto quiero darte las Gracias, porque me has devuelto la
alegría de vivir, me has dado el medio de decidir mi destino, de saber
controlar mis emociones, mis sentimientos y poder alcanzar todo aquello que
deseo... simplemente sembrando siempre trigo de Felicidad en mi alma!
El anciano medito, gracias a Kan había dejado de ser un Fantasma del Miedo y
del Fracaso y era feliz, él también quería demostrarle su agradecimiento a Kan
y decidió hacerlo desvelándole los secretos del trabajo, de las herramientas
que utilizan los propios Fantasmas para plantar el miedo y la desgracia en las
almas de los hombres, para que el Joven Samurai pudiera utilizar ese secreto en
su beneficio dándole la vuelta y aprendiendo a sembrar feliz trigo dorado en su
alma desde esta dimensión.
- Kan - pronunció solemnemente - voy a desvelarte el mayor de los secretos,
aquel que te permitirá sembrar siempre la felicidad en tu alma y no plantar
jamás las terribles zarzas del sufrimiento que podrían atraparte igual que
pueden atrapar a cualquier persona. Es más, voy a enseñarte a poder eliminarlas
completamente de tu alma para que puedas alcanzar la máxima felicidad y cumplir
el destino que tú mismo te marques.
El Joven Samurai sentía que este secreto sería el más importante de toda su
vida, por lo que presto atención en un grado sumo como nunca antes lo había
hecho, intentando memorizar palabra a palabra lo que el anciano iba a decirle a
continuación.
- Amigo, eres dueño de
tu destino, así como yo soy dueño de tu destino y absolutamente todas las
personas son las únicas dueñas de tu destino.
"" Esa es la gran verdad de la Libertad Suprema que todos poseemos,
algunos tienen miedo de esta libertad porque no comprenden que este es su mayor
poder, pues todo, absolutamente todo lo que puedas desear tener o ser, lo
tendrás si lo haces parte de ti y lo siembras en tu alma como voy a explicarte
a continuación.
"" Lo primero de todo, has de comprender, que somos todo aquello que
nosotros decidimos ser. Este es un poder que todo el mundo utiliza, porque es
la base misma del alma y la naturaleza humana, es la base misma por la que
estás constituido y si no lo estás utilizando, es porque otros lo están
utilizando por ti induciéndote a ser lo que ellos quieren. Tus personas
cercanas, los que te cruzas por la calle y los Ogros, sobre todo los Ogros y
los Fantasmas, están esperando a que dejes de utilizar este poder y les
permitas utilizarlo a ellos, si lo haces, estarás condenándote, y lo estarás
haciendo sólo bajo tu responsabilidad, pues también eres tú quien lo habrá
escogido, así que te recomiendo que empieces a utilizar este poder, tal y como
ahora te voy a describir, para empezar a ser todo aquello que deseas.
"" Lo segundo, es necesario que comprendas que tu alma, tu mente y tu
corazón son literalmente campos fértiles que funcionan con aquellas semillas
que les aportas. Si les aportas inseguridad, miedo, ira u odio, será eso lo que
recojas al convertirte en una persona totalmente despreciable, en un completo
Ogro.
"" Sin embargo, si los abonas con Amor, Bondad, Generosidad,
Confianza, Seguridad, Fe, Esperanza y pensamientos siempre positivos, entonces
siempre recogerás éxito y riquezas.
"" Así de sencilla es la vida.
"" Veamos ahora como puedes utilizar este poder, te sorprenderás de
su simplicidad.
"" Cuando fracasas... ¿Qué has estado haciendo antes? Has estado
teniendo sentimientos de inseguridad, sentimientos de miedo que has alimentado.
Te has planteado la posibilidad del fracaso, primero desde lejos con
escepticismo, después has pensado que es una posibilidad, a continuación lo has
visto como algo probable y has acabado fracasando porque ya era una realidad.
Durante todo ese tiempo tus pensamientos no han sido "Estoy completamente
seguro de que triunfaré, lo siento desde lo más profundo de mi ser. Estoy feliz
porque se que triunfaré, porque tengo la total Fe que el éxito es mi destino,
porque así lo siento, porque así es."
"" En cambio has estado pensando "¿Y si fracaso? ¿Qué pasaría?
No puedo fracasar porque tengo que triunfar... ¡es necesario! Porque sino habré
fracasado, pero... ¿ si está fuera de mi control? ¿Y si ocurre? ¿Quizás llegue
a ocurrir? Tengo que empezar a planear una salida por si ocurre.... ¡Tengo que
hacerlo ahora porque es probable que suceda!" Y al final acabas
fracasando, enfermo, tirado en el arrollo y muerto.
"" Sin embargo, tú mismo te lo has causado, porque de igual forma que
te condenas al fracaso, podrías "condenarte al éxito"
"" Esto es el mayor poder con el que has sido bendecido, lo tienes
desde tu nacimiento, pero quizás tengas miedo de utilizarlo por si fracasas -
el anciano sonrió - así es, hasta aquí nuestro miedo nos frenará. Porque si el
hombre comprendiera que este su máximo poder, es tan simple como es, entonces
obtendría toda la felicidad y todo lo que desea... dejando a los Fantasmas del
Miedo y del Fracaso sin trabajo, con lo que por fin podrían ser liberados y
descansarían en paz y felicidad.
"" El secreto es este:
"" Arroja un puñado de pensamientos positivos en tu mente cada media
hora.
Kan se quedo mirando
fijamente al anciano, lo que decía tenía un gran sentido y el samurai sabía que
aquello era verdad, pero necesitaba una explicación mayor.
- Kan, cuando un hombre o una mujer desea ser feliz, lo primero que debe hacer
es pensar que es lo que desea - insistió sobre ello - especificar exactamente
que es lo que desea. Ha de hacerse con dibujos de ello, mirarlos cada poco,
sentir que son suyos por derecho y que los obtendrá, ha de imaginarse
poseyéndolos... ya sea objetos materiales, o felicidad, amor... cualquier cosa
que se desee!!!
"" Entonces ha de inculcar esas imágenes en su mente, ha de hacerlo
con una total sensación de Fe, de Felicidad, de Amor, Bondad y Generosidad.
"" Es muy importante que Emocionalice esos sentimientos. Muy muy
importante.
"" Cuando una persona fracasa, es porque ha pensado
"Fracasaré" muchas veces, pero sobre todo, porque lo ha pensado
uniéndolo a una sensación, a un sentimiento de miedo, a una emoción negativa,
lo que hace que ese pensamiento se siembre en su alma como una zarza de sufrimiento
que le hará sufrir y fracasar.
"" De igual forma, cuando una persona alcanza el éxito y la
felicidad, es porque ha pensado cada media hora (como poco)
"¡¡¡TRIUNFARÉ!!! ¡Tendré éxito! Lo haré porque estoy predestinado al
éxito!" Este pensamiento, emocionalizado con una total Fe, Amor, Bondad y
Esperanza, es lo que hace que se plante una semilla del dorado trigo de la
felicidad y el éxito. Con lo que recoge éxito y felicidad.
"" El mayor problema que tienen las personas es que ven realizar una
acción a otra y ven como esa persona alcanza el éxito por medio de esa acción.
Entonces ellos realizan esa misma acción y no lo consiguen, fracasan. Y lo
hacen porque no acaban de comprender que la acción es irrelevante, lo
importante es que aquella primera persona, realizo esa acción con la total
seguridad de que conseguiría el éxito.... mientras que la segunda lo hizo con
miedo en su corazón, con lo que fracaso.
"" Me acuerdo - dijo avergonzándose - que cuando era un Fantasma
solía acudir a los locales donde los jóvenes se conocen, entonces yo buscaba a
mi presa. Veía como mi presa observaba a un chico normal y corriente que se
acercaba a una chica hermosa y le decía "Eres preciosa, ¿quieres bailar
con migo?" y triunfaba.
"" Mi pobre víctima no podía ver todo lo que yo veía, sin embargo yo
veía un alma segura, sembrada de trigo dorado que estaba segura de alcanzar el
éxito. Y por eso triunfaba.
"" Después escuchaba como mi víctima se decía que haría lo mismo para
conseguir a una chica con la que bailar. Entonces yo sembraba un manojo de
zarzas de miedo que hacían que este empezase a temblar, su inseguridad crecía y
ni siquiera era capaz de acercarse a la joven, con lo que perdía todas las
oportunidades y fracasaba, otros pocos lo intentaban tímidamente, no sabían que
sus acciones eran inútiles al ir cargadas de miedo y entonces fracasaban, con
lo que su inseguridad crecía aún mas, ellos mismos arrojaban manojos de ira y
odio a su alma culpando a la muchacha de orgullosa y pécora. Un poco de trabajo
más y ese chico ya era un ogro a mi servicio.
"" De igual forma actuaba con los vendedores o los emprendedores,
cuando estos deseaban hacer algo, primero les inculcaba miedo, un miedo que les
impedía moverse, actuar, ponerse en acción... con lo que fracasaban
irremediablemente!!!
"" Otros, unos pocos, tomaban un manojo de trigo y lo arrojaban
contra mis zarzas... con lo que estas morían y ellos empezaban su negocio con
éxito.
"" Pero todos los comienzos son difíciles, y yo aprovechaba cada
dificultad para arrojar un puñado de zarzas a su alma. Cada "No" de
un cliente, yo lo acompañaba con una semilla de zarza, y siempre venían Ogros
en mi ayuda, seres de Ira y Odio que descargaban su Ira, sus zarzas, contra mis
víctimas, que finalmente se iban apagando hasta que se convertían también en
unos Ogros.
"" Esto, lo hacía también con los Samurais. ¡Ahh!!! Su pureza es como
una tentación, su trigo es aún débil y nuestras zarzas pueden florecer bien.
Medita Kan, medita que es lo que hacías en las reuniones con tu padre.
- Yo... - dudó el
joven - bueno, escuchaba sus enseñanzas.
- Esas enseñanzas - dijo el viejo - eran trigo que tu padre te arrojaba a tu
alma.
El muchacho asintió, y el anciano le invitó a continuar hablando con un gesto
de su mano.
- Después, cuando la enseñanza acababa, yo me prometía solemnemente que lo
haría tal y como mi padre me había dicho. Con un gran sentimiento de Fe,
Seguridad y Esperanza, me prometía a mi mismo que triunfaría, que trabajaría
para ser el mejor.
- Esas promesas, amplificadas con los sentimientos de Fe, Seguridad y
Esperanza, constituían tu mayor arma, tu mayor sabiduría, constituían los
manojos de dorado trigo que arrojabas en tu alma.
"" ¿Y verdad Kan que después de cada promesa te sentías feliz y
alcanzabas los mayores éxitos? Aún cuando fueran poco a poco.
- Es cierto, -
reconoció el joven - entonces... ¿Es eso un manojo de trigo?
- Así es - confirmo el anciano
- Entonces!!! - completó entusiasmado Kan - Si repito ese tipo de promesas
habitualmente, si cada media hora repito unas palabras positivas cargadas de
amor, unas simples frases cargadas de emoción y entusiasmo...
"" ¡¡¡ ENTONCES CONSEGUIRÉ TODO LO QUE QUIERA!!!
El muchacho ya no podía estar sentado, se levantó porque su emoción ya era un
entusiasmo tan fuerte que le gritaba que se pusiera en acción fuera como fuese.
- Entonces sólo he de hacer eso cada media hora, sólo he de repetirme cada
media hora frases de estímulo, pronunciadas con emoción, con Fé, con Seguridad
y tendré todo lo que quiera!!! - Kan estaba entusiasmado por el descubrimiento
¡Era tan simple, lógico y real!
- Así es Kan, -
confirmó el viejo - sólo has de repetirte constantemente frases como "Lo
Conseguiré!!!", "Soy Entusiasmo!!!" "Soy Amor!!! Soy
Bondad!!! Soy Generosidad!!!", "Me Siento Feliz!!! Me Siento
Estupendo!!! Me Siento Entusiasmado!!!" y estarás arrojando puñados de
trigo en tu alma que te darán todo lo que quieras.
Kan estaba entusiasmado, sabía que un Ogro rechazaría totalmente esta verdad,
la ridiculizaría, pero él ya sabía la verdad y la utilizaría para poseer el
alma de Samurai que deseaba.
- Kan, haz una prueba
- dijo el anciano - repite mentalmente, con entusiasmo"Me Siento Sano!!!
Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!" y hazlo cinco veces.
Kan lo hizo así:
"Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO
ENTUSIASMADO!!!"
La frase creó un buen
sentimiento en Kan, conscientemente, Sonrió.
"Me Siento
Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!"
Esta vez sintió una
mejora en su interior su cuerpo le pedía movimiento y así lo hizo. A la par que
repetía: "Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO
ENTUSIASMADO!!!" Alzó los brazos en símbolo de victoria moviéndolos y
mirando al cielo.
Una gran felicidad
corría por Kan, inundó su corazón de amor, de Fe, creyó totalmente en la frase y
proclamó a los cuatro vientos: "Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡
ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!"
Pensó en su padre, en
su madre, en todos aquellos a los que amaba para potenciar su sentimiento de
amor y repitió en voz alta a la par que daba un salto: "Me Siento Sano!!!
Me Siento Feliz!!! Me SIENTO ESTUPENDAMENTE!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO
ENTUSIASMADO!!!"
- Sí!!! - Declaró inmensamente feliz y entusiasmado - ¡¡Es Verdad!!! "Me
Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! Me SIENTO ESTUPENDAMENTE!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO
ENTUSIASMADO!!!"
Kan casi no podía sentarse, su mente hervía frenéticamente, había comprendido
que con sólo repetir este pequeño ritual cada media hora, aquellos sentimientos
formarían parte de su ser y le otorgarían la Fama, el éxito y todo lo que
pudiera desear. También requería constancia, pero el premio lo merecía ¿Cuál
era el premio? ¡Todo lo que desease en la vida!
- Recuerda joven Kan,
- acabó el clérigo - que has de acompañar a este ritual las imágenes de todo
aquello bueno que desees, que has de erradicar la ira, el miedo y el
sufrimiento de tu alma. Simplemente cuando aparezcan, deja que se mueran, si
tienes que llorar, llora para sacarlo de ti. Pero bajo ninguna circunstancia
pronuncies jamás una palabra pesarosa, no potencies un sólo sentimiento de
miedo o de infelicidad, pues te quedarías atrapado entre las zarzas. Aunque
estés atrapado en ellas, inunda tu alma de sentimientos de Amor, Amistad,
Bondad, Generosidad.
"" Piensa bien siempre de los demás, aún cuando todo parezca apuntar
a lo contrario, piensa siempre en lo bueno... y acertarás. Mantén esta
filosofía en tu vida y verás como toda esa felicidad que vas plantando semilla
a semilla, dará unos frutos maravillosos e increíbles que te otorgarán mayor
felicidad y éxito del que jamás puedas haber imaginado hasta ahora.
Kan, pletórico,
prometió hacerlo siempre de esta forma, prometió seguir adelante, olvidar las
palabras de los Ogros, de hecho no los escucharía nunca más, y si los escuchaba
alguna vez, sembraría enseguida un buen puñado de Esperanza, Fe, Amor y Bondad
allí donde había caído la amargura para ser el dueño de su destino, de su alma
y de su felicidad.
Kan sabía que gracias
a este secreto que hoy había aprendido, llegaría a ser el más grande de los
Samurais. Una total Fe inundó su corazón sobre este hecho. Y juró sobre lo más
sagrado, que a partir de ese mismo momento, sólo cultivaría el dorado trigo de
la felicidad en su alma.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
15.- La Entrenadora
El viento soplaba fuerte
y frío, creando pequeños remolinos de hojas a la par que erizaba la piel del
joven muchacho esparciendo el olor de su esfuerzo muscular al tensar el enorme
arco.
El cielo gris tampoco ayudaba mucho ¿Por qué no podían apartarse esas nubes del
cielo? Con tan poca luz casi no podía ver a su blanco. En su opinión habían
escogido muy mal donde situar la pista de prácticas, ese cerro era
escalofriante y parecía que el viento gustaba de burlarse del aprendiz de
Samurai. Además estaba convencido de que la diana estaba torcida. ¿Cómo
pretendían que aprendiese así? ¡No era posible acertar en ese blanco!
La flecha zumbó velozmente por entre los árboles, bella como un águila surcó el
cielo para... fallar por casi una braza entera!
-Ahhh! - Rugió de rabia Khan - ¡En estas condiciones no hay quien acierte! ¡Es
imposible!
La bella Entrenadora miró sonriente al muchacho, sus negros cabellos estaban
recogidos en una hermosa tira dorada mientras que unos amplios ropajes parecían
bailar ante la silenciosa música que el travieso viento tocaba contra sus
exuberantes líneas femeninas.
- ¿De verdad crees que es imposible Khan? - y antes de que el aprendiz pudiera
responder, añadió - ¿Por qué lo crees así?
- Isis, es obvio, creo yo - contestó feliz de poder ser útil al señalar todos
los defectos de la pista de entrenamiento, y poder ayudar así a solucionarlos y
facilitar el adiestramiento de todos los Samurais que fueran detrás de él -
Quien construyó esto no se dio cuenta de que este cerro no es precisamente el
mejor lugar para una pista de entrenamiento de arqueros. Aquí el viento es
irregular y caprichoso, te despista de tu objetivo. Además hay poca luz, con lo
que el blanco se ve mal. ¿Y a quién se le ocurrió poner la diana entre los
árboles? El movimiento de las ramas distrae mucho. Creo que si alguien los
podara, sería todo mucho más sencillo. ¡Ah! - Añadió - y la diana no está recta
del todo, sino que está un poco torcida a la derecha, eso hace que una flecha
que le diese pudiera fallar el blanco. Si alguien lo corrigiese, entonces sí
podría dar en la diana. ¡Si no es imposible! ¿A quién se le ocurrió poner esta
pista aquí? Sin duda no sabía mucho de arquería.
Isis rió dulcemente, su risa era como una hermosa melodía al son de la cual
bailaba todo su hermoso cuerpo. Khan habría jurado ver danzar el espíritu de la
bella Samurai debajo de los amplios pliegues de su blanco kimono.
- ¿De verdad crees que quien puso esto aquí no sabía nada de Arquería? -
preguntó casi como para si misma - Pues quizás tengas algo de razón, pero sin
duda sabía mucho del corazón humano. - Y acto seguido arrebató el gran arco de
las manos del sorprendido joven y tomando una de las flechas clavadas en el
suelo delante de él, la tensó y apuntó con una rapidez y destreza sin igual.
La mujer sólo apuntó un momento, pero Khan jamás olvidaría la expresión de esos
ojos, normalmente vivarachos, seductores, y casi traviesos, ahora estaban
impresionantes, parecían absorber la esencia de todo lo que les rodeaba... a la
par que se centraban en un sólo y único punto.
Todo tardó menos de lo que Khan podría tardar en tomar aire, y entonces la
flecha ya estaba ahí, perfecta, precisa, en el justo centro de su diana, tal y
como si siempre hubiera pertenecido a ese lugar.
- ¿Te das cuenta ahora Khan? - Dijo la Entrenadora - Los fallos exteriores no
importan, las circunstancias son irrelevantes, sólo lo que hay en interior
importa.
Khan se quedó maravillado con, literalmente, la boca abierta, jamás habría
esperado ver tamaña Destreza ni una Sabiduría semejante en una mujer tan joven
y hermosa.
- ¿Qué quieres decir? - balbuceó finalmente.
- Pues simplemente todas esas cosas que me has dicho no importan. - dijo
sonriendo con amor.
- ¿Cómo que no importan? - se rebeló desde lo más hondo Khan - ¿Qué es eso de
que no importan? ¡Todo lo que yo he dicho son problemas gravísimos y reales que
existen! ¿Acaso no sabes mirar a tu alrededor y verlos? - ponunció ofendido.
- ¡Claro que los veo! - Contestó la Maestra en Arquería divertida - ¡ Esos y
más! - ante la extrañada mirada del joven, continuó - Tú no me has mencionado
que las flechas están mal equilibradas, ni que el arco es demasiado duro pues
ya es viejo y está gastado. Tampoco has visto que el blanco está más abajo que
nosotros, lo que siempre es incómodo, ni que las hojas que revolotean con el
viento pasan frecuentemente por delante de nosotros y la diana entorpeciendo la
visión... ni unas cuantas cositas más que nos hacen, ¿Cómo era?- y tras fingir
ponerse seria para recordar con precisión, añadió - Que hacen "imposible"
dar en el Blanco.
Khan miraba fijamente la fecha, perfectamente clavada en su diana, debatiéndose
internamente entre su joven orgullo masculino herido, y su admiración e
increíbles ansias de aprender. Finalmente sus ansias de mejora pudieron sobre
el rencor y repleto de una total admiración y aprecio, aceptó la lección de
humildad y se preparó para aprender lo verdaderamente importante de la
experiencia.
- ¿Me estás diciendo que conoces todos los fallos? - preguntó con sencillez.
La Hermosa Mujer, viendo la total sinceridad en los ojos del joven, respondió
en el mismo tono franco que él.
- Todos... o casi todos - sonrió - aunque siempre hay algún aprendiz que me
señala uno nuevo - su risa era como el dulce cantar de un ruiseñor - no sé cómo
son capaces de Dispersarse tanto ¡De Esperar tanto!
- ¿De Esperar? ¿De Dispersarse? ¿Qué significa todo eso? - preguntó intrigado.
- Está todo relacionado. - explicó - cuando la gente Espera que las cosas sean
de cierta forma, y no lo son, Dispersa su Concentración y sus Energías en
centrar inutilmente sus pensamientos en todos los fallos que no le gustan, y el
desagrado que le crean, esa Dispersión de sus recursos internos, les hace
fracasar.
Khan tragó saliva, aún no lo entendía del todo, pero aquello había tocado una
fibra blanda dentro de lo más íntimo de su ser, algo que jamás nadie había
conocido menos el mismo en lo más recóndito de sus no pronunciados
pensamientos. El joven se preguntó si aquella mujer le podría leer la mente, o
al menos su alma.
- No entiendo bien lo que me dices - farfulló finalmente Khan - ¿Qué quiere
decir "Esperar"?
La mujer dudó unos momentos antes de contestar ¿Cómo podría explicarlo para que
lo entendiera lo mejor posible? Lo que le estaba explicando llegaba justo hasta
el fondo de las más importantes hebras de la naturaleza humana ¿Cómo poder
llegar hasta ahí sin chocar con los muros de los prejuicios y orgullos que sin
duda habitaban en el joven igual que habitan en cada ser humano que respira y
camina?
- ¿Quién decide si una persona Triunfa o no? - Preguntó finalmente la
Entrenadora dando un Sabio rodeo para poder traer la más intensa luz de la
comprensión en la mente y el corazón del joven.
Khan dudó durante unos momentos, su mente le decía varias cosas
contradictorias, pero su naturaleza era de Samurai, así que acalló sus
pensamientos y se centró totalmente en escuchar a su corazón.
- Ella misma - dijo al final - Sólo una persona decide si triunfa o no ¿Cómo
podría ser de otro modo?
Iris Aplaudió Literalmente la Sabiduría y el Acierto del joven, pocos eran tan
sabios e inteligentes como para dar una respuesta tan precisa y verdadera!
- Así es! - Dijo tan contenta que le espetó un beso de recompensa en la mejilla
del joven y, posando su brazo como si fuera un camarada de batalla, añadió -
Eres muy inteligente e intuitivo Khan, pues has sabido ver y aceptar la mayor
de las verdades de esta vida, que sólo uno mismo decide si triunfa o no.
La mujer hizo un silencio y luego continuó.
- Hagamos un juego, mi joven amigo, vamos a hablar rápido, yo te hago una
pregunta y tú me respondes rápido ¿De acuerdo?
- De acuerdo! - Contestó el joven.
- ¿Quién decide si una persona triunfa o no?
- Ella misma - Respondió Khan con una sonrisa de triunfo.
- ¿Quién decide si yo triunfo o no?
- Tú misma - Respondió Khan orgulloso de sus buenas respuestas.
- ¿Quién decide si tú triunfas o no?
- Yo mismo - contestó, aunque, a ser sincero, le tembló un poco la voz. No es
que dudara de la respuesta, Khan Sabía que esa era la respuesta correcta y
verdadera, lo que pasaba es que realmente le daba un poco de miedo la
importancia que tal significado acarreaba sobre su vida.
- ¿Quién decide pues si tú triunfas y das en la diana o no?
- Yo mismo - Contestó el Joven Samurai alargando cada una de las palabras,
sabía que estaba diciendo lo correcto, pero no podía evitar sentirse como si
hubiera caido en una trampa.
La mujer sabía mucho más sobre el corazón humano de lo que nadie habría
considerado "cómodo" estando en su presencia, así que el aprendiz no
pudo evitar temblar cuando Isis sencillamente le espetó.
- ¿No te sientes ahora mismo como si hubieras caido en una trampa? - Preguntó
sonriente.
- Ciertamente si - contestó balbuceando él.
- Esta, mi joven amigo, es la Trampa de la Vida.
Khan encontró ahora algo más poderoso en su interior que esa sensación que
parecía fascinarle y revolverle el estómago a la vez, y fue la fuerte Necesidad
de Aprendizaje que siempre le dominaba.
- La Trampa de la Vida - repitió él - Fascinante... ¿Qué quieres decir
exactamente con eso?
- Es más sencillo de lo que parece - explicó ella - de pequeños se nos explica
que la vida es dura, y es cierto ¡No sabes cuánto lo es! - explicó ella seria y
feliz al mismo tiempo - La vida es inmensamente Dura porque nos ha dado a todos
y cada uno de nosotros la mayor de las cargas, la carga de la Responsabilidad
de Nuestras Propias Vidas.
- Honor - murmuró el joven identificado con el sentimiento.
- Puede ser - dijo ella - y si no es eso, sí algo muy parecido y quizás hasta
más poderoso - el joven escuchaba extasiado - Cuando a la gente le dicen que la
vida es dura, se echan a temblar y a pensar que las mayores desgracias se
abatirán sobre ellos - su hermosa cara tenía una peculiar sonrisa - no se dan
cuenta de que la dureza de la vida es algo aún mayor que todo eso, es la
Responsabilidad. El Saber Dentro de Nosotros, que en Realidad, y después de
apartar todas las telarañas de excusas que queramos poner para no poder ver lo
que es cierto, sólo existe una verdad, y es que Cada Persona, es la única que
decide si Triunfa... o no.
Khan estaba entendiendo más de lo que quizás desearía, así que cerró los ojos
para poder asumir mejor la enorme carga del Honor sobre sus Hombros y preguntó.
- ¿Quieres decir que la vida es una cuestión de Decisión y Responsabilidad?
- Así es, mi pequeño amigo. Fíjate en el Tamaño de esta verdad y comprenderás
por qué, en su inmensidad, aún las más grandes culturas sólo pudieron aceptar y
comprender pequeñas partes de su totalidad. Quizás pueda parecer que esas
pequeñas partes se contradicen, pero igual que una Pata de un Elefante es una
parte, de la misma forma que lo es su Trompa o su cola, todas son parte de la
figura total, y no podemos juzgar la Gran Verdad sólo por una de las partes,
sólo por la Totalidad de la misma.
- Dime, antes me respondiste bien y me dijiste que Sólo Tú Decides si
Triunfas... o no. - Dijo ella recalcando los hechos - Así pues, sólo tú decides
si acertarás en la diana... o no. O si amas... o no. O si ganas dinero... o no.
Cualquier cosa! Pero no nos distraigamos de lo que nos interesa, la cuestión es
que el único decide si acertarás o no en la diana ¿Quién es?
- Yo mismo - contestó Khan.
- Así es. - y añadió - así pues, dado que sólo tú decides si aciertas o no
aciertas en la diana, eso quiere decir que ¡Las Circustancias son Irrelevantes!
¿Te das cuenta de eso?
Khan dudó antes de contestar.
- Si eso que me dices es cierto... - al ver la mueca de la mujer, el joven
decidió rectificar sus palabras, pues aunque le hubiera sido más fácil decirlo
con el "Sí", debía de aceptar con Honor la Verdad - dado que lo que
me explicas Es cierto, entonces tú acertaste en la diana porque decidiste
hacerlo así ¿Verdad?
- Así es - Contestó ella
- Pero eso también quiere decir que yo Fracasé, no le di a la diana, porque así
lo decidí - dijo torciendo la cara en una mueca de disgusto.
- Así es - confirmó la chica - Pero... ¿Por qué lo hiciste?
Khan no lo sabía, no dudaba que había fracasado porque así lo había decidido,
cierto es que con todo su ser deseaba echarle la culpa a otra cosa, pero sobre
todo era un Samurai de Honor, y eso quería decir que Reconocía sus propios
fallos. Así que intentó descubrir por qué.
- Te ayudaré - dijo la joven - El Problema no está en tus pensamientos
conscientes, si no en esa parte de tu mente que trabaja sin que tú seas
consciente de que lo hace, como cuando respirar, haces que tu corazón lata, o
mueves una mano rápidamente por reflejo. - Hizo una pausa para que el aprendiz
entendiera sobre qué estaba hablando y continuó - La cuestión es que tú tienes
una constumbre que todos tenemos, y es la de hacer Juicios y Prejuicios. Los
Prejuicios son opiones sobre lo que deberían ser las cosas antes de tener datos
suficientes para tomar una opinión bien fundamentada.
"" Pues bien, cuando tú entraste en la zona de prácticas, te habías
creado en tu mente una idea de como sería todo. Tú "Esperabas" que
todo fuese de cierta manera... pero resultó que las cosas no eran tal y como
esperabas.
"" Así que acto seguido te pusiste a identificar como
"malo" todo lo que no coincidía con tu opinión de cómo deberían ser
las cosas y lo señalabas mentalmente como un "error" que debería ser
corregido ¿Por qué? Sencillamente porque tú querías que las cosas fueran tal y
como tú te las imaginabas, como Esperabas que fueran.
"" Así que ese Descontento que tenías dentro de ti identificó un
montón de errores y emitió un Juicio, un Juicio que quizás no fuiste consciente
de ello más que con un simple sentimiento interno, un pensamiento tan rápido
que no puedes identificar con palabras, sino con un movimiento rápido de la
mente, una sensación de disgusto, quizás como un malestar escondido en un
músculo, fuera como fuera, ese Juicio era "Esta Arquería está mal, nadie
puede aprender aquí"
"" Tú, al "Esperar" que las cosas fueran de una manera, y
al ver que eran de otra, NEGARTE A ACEPTAR cómo son en realidad, provocó ese
Juicio en tu Interior. Y ese Juicio creó una DECISIÓN interna, la Decisión de
Fracasar, de Errar el Tiro, para Demostrarte internamente que tu Juicio era el
correcto, autoanfianzarte en tu interior de esta manera y quizás hasta llamar
la atención sobre los demás para que corrigieran todos los errores.
"" ¿Te das cuenta ahora de que todo sucedió en tu interior tal y como
te digo?
Khan Asintió avergonzado.
- Pero no te preocupes mi amigo, esto ocurre en el interior de todas las
personas y normalmente este proceso es el causante de todos los fracasos,
simplemente la persona se convence de que las situaciones que le rodean sólo le
pueden conducir al fracaso, y entonces internamente Decide que va ha Fracasar.
Después, hace insconcientemente todo lo que está en su mano para hacerse
fracasar a si misma, pues - sonrió - necesita saber que tenía razón.
- En cierta ocasión - comentó el joven tímidamente - escuché a dos Maestros
Samurais hablando de términos parecidos... y lo llamaron ¿Cómo era? ¡Ah, sí!
¡ENTUSIASMO!
- ¡Exacto! - Exclamó complacida la hermosa Entrenadora - El Entusiasmo no es
otra cosa que cómo te hablas a ti mismo, el cómo te relacionas contigo mismo en
tu interior, el cómo funcionan tus pensamientos para formar las Decisiones
Oportunas.
"" Los que se hablan mal a si mismos, señalando los
"errores" y los "fallos", sin duda lo que están haciendo es
convenciéndose a si mismos de que tienen que Fracasar, y entonces se hacen
Fracasar.
"" Se Frenan a si mismos con sus Palabras al causarse Decisiones
Negativas para si mismos.
- Pero - añadió el
muchacho aún a riesgo de ser improcedente - pero esos errores realmente
existían. ¿Acaso si los dejo de ver no estaré errando en mi apreciación? ¿No
estaré faltando a la realidad?
Las carcajadas de la mujer jamás podían haber sido mayores.
- Esa es la excusa más vieja de los Ogros mi joven amigo - al verlo ofendido
añadió - perdona, no quería ofenderte, sin duda tú tienes talento de Samurai,
pero alguien en el pasado te metió esa idea, digna de un Ogro, en tu hermosa
cabecita. En seguida comprenderás lo que quiero decirte.
"" Imagínate que estás en un camino en medio del bosque, llamemos a
ese camino "Vida", es de noche, está oscuro y imaginémonos que enciendes
una vela entre tus manos. ¿Qué ocurrirá?
- Que se creará una luz, y podré ver mejor - respondió el joven.
- ¿Seguro? - sonrió la Entrenadora - ¿Sólo generarás una luz?
- Yo creo que sí- dijo el joven.
- De acuerdo pues, ahora estás ESPERANDO, así que acompáñame - Y rápidamente le
condujo hasta el almacen de los arcos, una pequeña caseta de madera bien
cuidada, una vez dentro cerró todas las ventanas con sus postigos y atrancó la
puerta creando una oscuridad casi absoluta. - Ahora Khan, enciende esta vela.
El muchacho así lo hizo, aunque no fue fácil en la oscuridad. En cuanto pudo
encenderla, comprendió lo que la mujer había querido expresarle.
- Ahora lo veo - dijo al fin - la vela genera luz, pero al generar esa luz,
también estoy causando sombras.
- La vida es "dura" - sonrió ella - con cada vela no sólo creamos una
luz, sino que también generamos sombras, eso es así por definición, es la pura
y dura realidad.
"" Ahora imagínate que estás en tu camino de la "vida" y
que decides encender esta vela. Bien, ahora tienes una luz que te puede
iluminar el camino. Si usas esa luz, podrás llegar al final de tu camino con
éxito.
"" Pero... qué ocurriría si te fijaras en las Sombras ¿Qué verías?
- Supongo que Oscuridad - dijo el joven
- Así es, y ¿Qué ocurre si cuando estás caminando vas mirando la oscuridad?
- Pues que veré Sombras y Oscuridad... es decir, que no veré... y si no veo.. -
pensó dubitativo - ¿Tropezaré y caeré?
- Así es: Si te fijas en las Sombras de la vela, Fracasarás.
Khan estuvo en silencio durante más de diez minutos dejando que tamaña
enseñanza penetrara hasta en lo más profundo de su mente.
-Así pues - dijo al fin - Para triunfar he de ignorar las sombras, y fijarme en
la Luz, y usar la luz que tengo para alcanzar el Exito en mi vida. ¿Verdad?
- Así es - dijo orgullosa la Maestra de su aventajado Discípulo - Así es mi
Samurai. Un Samurai se fija en la Luz, mientras que los Ogros, se centran en
las sombras. Por eso mientras los Samurais alcanzan el Exito y obtienen todo lo
que desean en la vida... los Ogros se dan con las espinillas contra las duras
rocas y se comen el barro mezclado con la furia y la rabia de su fracaso.
El joven meditó
durante mucho tiempo sobre estas palabras.
- Pero los Ogros son gente mala ¿Verdad? - dijo al final Khan
- Bueno, algunas veces si, pero en muchas ocasiones sólo son personas que
necesitan ayuda pero tienen demasiado orgullo para aceptarla. Así que optan por
actuar inapropiadamente y fracasar, para luego herir a los demás y a si mismos
con el resultado de su fracaso.
- Pero yo sé de personas que han fracasado en sus vidas y que no son malas
personas, sino buenos. ¿Son estos Ogros?
- No hijo mio - dijo Isis maternal - son sólo personas Irresponsables que no
han tomado la Decisión de controlar sus vidas.
"" Pero esa también es una decisión, la decisión de que otros
controlen tu vida, y eso es algo que suele conducir al fracaso, pues ¿A dónde
puede conducir la irresponsabilidad?
"" El éxito no llega por casualidad, hay que Decidir alcanzarlo y
aplicar esa decisión con nuestro trabajo para triunfar.
Khan estaba ansioso
por saber más sobre este tema, pues sentía que era una revelación suprema para
él, sus intereses y su vida. Pero la información y la revelación estaba siendo
tan enorme, que decidió guardar silencio durante casi cuarenta minutos para
dejar que sus hombros se adaptaran a la nueva carga que portaban, una que
siembre habían llevado pero que sólo ahora reconocían como suya.
Isis era Paciente, además de Hermosa, y mientras el joven aceptaba el control
de su vida, ella decidió disfrutar del momento y fue feliz simplemente mirando
como se ponía el Sol sitiendo la suave textura de la fresca hierba bajo su
piel.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
16.- El Viejo Sabio
El Viejo Sabio siempre
salía de su ermita muy temprano, antes de salir el Sol. Su viejo cuerpo no le
pedía demasiado descanso y seguía lleno de vitalidad. Apenas dormía cuatro o
cinco horas, despertaba rebosante de energía y salía a barrer el patio
delantero de la ermita para que los feligreses encontrasen un lugar limpio y
ordenado en el que pudieran ordenar pacíficamente su alma. Sin embargo el
primer caminante que pasaba delante de su lugar de paz no era un feligrés suyo.
Hacía varios mese que Gr'anSan venía observando a ese jovencito. Antes solía
jugar con los chicos de su edad, pero desde hace unos meses su comportamiento
había cambiado mucho... y eso le llamaba la atención al Viejo Sabio. Aunque lo
que más le extrañaba no era que ya no se relacionase con niños de su edad y
sólo caminara junto a hombres mucho más mayores que él. Lo que más le extrañaba
al Anciano clérigo era el brusco cambio que había sufrido su espíritu. Gr'anSan
calculaba que en estos últimos meses, el joven Kan, había madurado el
equivalente a 15 años. Y eso sí que le llamaba la atención.
El Viejo Sabio posó la escoba contra una de las paredes de piedra que formaban
su vieja ermita, y alzó la mano para llamar la atención del Joven Samurai.
- Joven! - gritó a Kan - ¿Dónde vas tan temprano? A estas horas sólo los
demonios y los santos andan por la calle. Los primeros retornan a las entrañas
de la tierra a protegerse del abrasador Sol y los segundos bajan del cielo para
proteger a los hombres de las calamidades y del Mal. - Y como hacía todas las
mañanas preguntó al Joven - ¿Tú que eres? ¿Santo o Demonio?
- Ninguna de las dos cosas – Replicó con una sonrisa Kan, todas las mañanas
tenía la misma conversación con el anciano y todas las mañanas las palabras
eran las mismas, se había convertido en un ritual diurno entre los dos - Sólo
soy un Joven Samurai que camina hasta los arrecifes para poder contemplar la
belleza del amanecer y la suavidad del fluir de las Olas en el Mar.
- ¿Y por qué haces tal cosa en vez de alargar tu descanso como el resto de los
mortales? – Preguntó el Viejo añadiendo una novedad a la conversación.
Kan quedó sorprendido, ya había reemprendido el camino al considerar que la
conversación había finalizado como tantos días atrás; tardó un segundo en
organizar sus ideas antes de mirar fijamente a los ojos del anciano y
responder...
- Porque mi espíritu guarda tal ansia por vivir la vida y por actuar que le es
difícil mantenerse dormido más de unas pocas horas al día. Sólo duermo lo
suficiente para deshacerme del cansancio del día anterior y despertar cargado
de nuevas energías. - Kan hizo una pausa para comprobar si el Anciano Clérigo
comprendía lo que le decía, el Sabio conocedor del corazón y las almas de los
hombres asintió y con un gesto de su mano invitó al Joven a continuar - Ver la belleza
del amanecer renueva y dobla mis energías, pues hace renacer en mi espíritu la
fe por las causas justas y las buenas acciones. Por otra parte el suave mecer
de las olas calma mi espíritu y me ayuda a ordenar mis ideas y a organizar
mentalmente mis tareas diarias de una forma más tranquila y eficiente.
Violentamente el Viejo Sabio tomó su gastada escoba y agitándola en el aire
replicó.
- ¿Entonces que haces perdiendo el tiempo con un Viejo Estúpido? Ve, Corre! Que
este Viejo Tonto te ha entretenido y no quiero que por mi culpa te pierdas ni
un momento tan sagrado de tu tiempo.
Kan, impulsivo por naturaleza, azorado de tal manera por el anciano echó a
correr como alma que lleva el diablo hacia su lugar secreto.
- Y después, cuando retornes y pases por aquí, pasa a ver a este Viejo Loco que
quiere hablar contigo! - Gritó Gr'anSan al joven mientras corría.
Turbado por las palabras del joven, el Sabio Clérigo delegó esa mañana las
tareas clericales en su ayudante, un hombre de mediana edad que había sido aprendiz
de Gr'anSan desde que era sólo un niño. El viejo Sabio se retiró a su patio
trasero desde donde vería llegar antes al Joven Samurai, y se entretuvo
barriéndolo lentamente mientras dejaba que su mente viajara por los derroteros
de la meditación.
Pocos momentos después de que los broncilíneos dedos de la Aurora dejaran de
acariciar la ondulante superficie del mar, el Anciano Clérigo vio retornar
tranquilamente a Kan por el camino del desfiladero. Su paso era tranquilo y
seguro, su postura era erguida, denotaba firmeza... y sin embargo estaba exenta
de presunción. Una de sus manos acariciaba su barbilla, aquel mentón joven que
todavía no era capaz de empezar siquiera a cubrir su cara con el vello de la
madurez. Su otra mano se movía en el aire acompañando los pensamientos del
joven. Hubiera parecido un gran Sabio meditando sobe la importancia de la
existencia del hombre sino fuera por que su joven piel y sus músculos aún sin
formar delataban su extrema juventud. Gr'anSan estaba convencido de que dentro
de ese cuerpo de niño residían el espíritu y la mente de un hombre Maduro,
Sabio y Justo. Por eso quería asegurarse de que sus intenciones eran justas y
de que sus actos serían los correctos. Pues en caso de que la injusticia
rigiera sus actos aquel pequeño sería aun más temible que el peor de los
demonios, pues si una cosa era segura era que ese niño un día cambiaría las
vidas de millares de hombres... y él debía saber si sería para bien o para
mal...
- ¿Cómo ha sido hoy el amanecer Joven Samurai?
- Precioso - respondió Kan resurgiendo de sus pensamientos - precioso... como
siempre.
- Te he visto cruzar delante de mi ermita todos los días durante meses - dijo
el Anciano Clérigo mientras invitaba con un gesto de su mano al joven Kan a
tomar asiento a su lado - Y en todos esos meses nunca has entrado a descargar
tu alma de las malas acciones que hallas cometido.
Kan miró con los ojos abiertos de par en par al viejo clérigo como sólo los
niños saben hacer. ¿Realmente habían pasado meses? Le habían parecido solo unos
pocos días... realmente el tiempo cada vez corría más rápido.
- Eh... - Kan no sabía que responder, al final miró al Viejo Sabio con una
mirada que reflejaba su inocencia y su arrepentimiento - Lo siento - Dijo
sencillamente
- Eso está bien... pero no es suficiente. - El Anciano fijó sus ojos en Kan
para escrutar atentamente su rostro y no perderse ni la más mínima reacción de
su rostro - Dime entonces ahora cuales han sido tus malas acciones en todo este
tiempo. Incluidos los malos pensamientos...
La voz del Anciano Clérigo era dulce y firme a la vez, sin embargo ni una
sombra de miedo, ni la más mínima duda recorrió el rostro de Kan cuando
respondió, casi automáticamente.
- No he cometido ninguna - Y la mirada sincera que se reflejó en sus ojos,
junto con la inocente sonrisa, exenta totalmente de orgullo que se reflejó en
su rostro convenció de la veracidad de sus palabras al Viejo Sabio... el cual
quedó increíblemente impresionado por la simple afirmación del joven Kan.
El Anciano meditó un momento, era obvio que Kan era sincero, pero sin embargo
era tan difícil... ¡Casi imposible!
- ¿No has causado mal a nadie? – Preguntó el anciano y el joven respondió
negando efusivamente con la cabeza.
- ¿No has tomado nada que no te pertenecía? - Kan negó con una incrédula
expresión en su rostro que reflejaba que, para él, eso era algo impensable.
- ¿Quizás has tenido pensamientos negativos sobre alguna persona? - Dijo el
anciano mientras guiñaba un cómplice ojo a su interlocutor.
- No! ¿Debería haberlo hecho? - Replicó Kan
- ¡Por supuesto que no! ¡No digas tonterías! - Dijo perdiendo los nervios
momentáneamente- Perdona... Es que como haya muchos como tú... ¡Me quedo sin
trabajo! - Y prorrompió en una enorme carcajada - Dime, tampoco has tenido
pensamientos extraños sobre las mujeres...
- ¿Como qué? - respondió extrañado Kan
- No, nada olvídalo - ¡Tampoco eso! Claro, era demasiado joven... físicamente
solo era un niño, aunque su mente fuera la de un adulto.
- Kan, acércate y mira... - dijo el anciano mientras sacaba un paquete de
semillas de entre su túnica blanca - Esta es mi distracción, tú miras el mar...
yo doy de comer a las palomas - Diciendo esto arrojó un gran puñado de semillas
delante de sí. Inmediatamente un estruendoso batir de alas llenó el aire, y
unas pocas palomas al principio y después docenas de ellas bajaron desde el
techo de la ermita hasta, literalmente, rodear al joven y al anciano.
- Mira atentamente a esas palomas Kan, puesto que son iguales a los hombres.
El joven Kan no sabía a qué se refería el anciano, las palomas eran pequeñas y
grises, tenían pico y alas... además no sabían hablar y volaban... ¡Eran
totalmente diferentes a los hombres! Sin embargo el Samurai sabía reconocer
cuando un hombre sabio tenía ganas de hablar y dejó que la sabiduría del
anciano fluyera por su boca como un dorado río que no encuentra ninguna
resistencia a su paso, mientras riega los puros pastos que ha de alimentar.
- Sí Kan, veo en tu cara que te extrañas... pero estas palomas, aun siendo
totalmente distintas en su envoltura a nosotros... en su esencia son iguales.
Igual que el agua que recorre el pozo y el cubo son la misma agua... el
comportamiento de las palomas es igual al de los hombres.
- Míralas atentamente Kan, míralas y dime que es lo que ves.
- Veo a muchas palomas comiendo - Dijo sinceramente Kan.
- ¿Seguro? - Dijo el anciano - Mira mejor!
Kan reflexionó unos instantes y añadió.
- Bueno, realmente hay algunas palomas comiendo y muchas que no.
- Y... ¿Por qué esas últimas no están comiendo Kan? ¿Acaso no hay suficiente
comida?
- Bueno... realmente sí hay comida bastante, si se juntaran un poco más y se
acercaran aquéllas del fondo... podrían comer más del doble de las que
realmente están comiendo.
- Y... ¿Por qué no se acercan? ¿Crees que no tienen hambre?
- Está muy claro que tienen hambre. Esa de ahí está flaquísima! - El Joven
Samurai las miró atentamente - Parece que esas del fondo tienen miedo, y por
eso no se acercan.
- ¿Dices que tienen miedo? - El anciano sonrió y miró fijamente a Kan - Pues
dices bien. Tienes toda la razón. Tienen miedo y por eso no se acercan. Y ¿Por
qué tienen miedo? ¿Les vas a hacer algo? ¿Planeas matarlas?
- ¿Yo? - Preguntó el Joven Samurai - ¡Por supuesto que no!
- Bien, yo tampoco... y a mí me conocen desde siempre, pues yo ya estaba aquí
mucho antes de que ellas nacieran - El Viejo Sabio señaló al Joven Samurai y le
dijo acusadoramente - Kan, la culpa de que no coman es tuya ¿No sientes
remordimientos?
- La verdad es que eso es lo que estaba pensando - El joven Samurai se rascó la
cabeza y al final desesperado preguntó - ¿Que puedo hacer?
- Bueno, puedes intentar decirles que no pretendes hacerles caso e invitarles a
que se acerquen a comer. - El viejo le invitó con un gesto de su mano a probar
- ¡Inténtalo!
- Palomitas bonitas, palomitas bonitas - pronunció estúpidamente Kan con una
vocecilla aguda y suavizada con intención – venid a comer, no quiero haceros
daño, si no coméis moriréis de hambre, ¡Vamos venid!!
Las palomas miraron a Kan como si estuviera loco y se alejaron unos pasos más.
- Nada, no me hacen caso! – Exclamó agobiado Kan ¡Realmente quería que las
palomas comieran!
- Puedes probar acercarte con un puñado de comida en la mano... - dijo el viejo
- quizás al ver tanta comida cojan confianza y se posen en tus manos a comer...
A Kan le pareció grata la idea, así que cogió dos puñados de comida y se acercó
lentamente a las palomas mostrándoles la comida. Estas al ver caer algún grano
de las manos de Kan hicieron amago de acercarse, pero al ver las manos llenas
de semillas del joven Samurai mientras este se acercaba... echaron a volar
espantadas por la cercanía del muchacho hasta posarse en el techo de la vieja
ermita.
- ¡No lo entiendo! - exclamó enfadado Kan - ¡Estas Palomas son tontas! ¿No se
dan cuenta de que yo sólo quiero su bien? Si pudiera hacer que entrasen en
razón... ¿Pero qué digo? – Exclamó dándose cuenta de un detalle - ¡Si son solo
palomas! ¡Son desconfiadas y cobardes por naturaleza...
- ¡IGUAL QUE LOS HUMANOS! - Exclamó de un grito el Sabio Clérigo cortando los
razonamientos de Kan.
El joven Samurai quedo paralizado al ver la sutil trampa que le había preparado
el Anciano Clérigo, y en su mente empezó a brillar la llama del
entendimiento... pero todavía sólo eran unas pocas chispas dispersas que no
eran capaces de alumbrar el complicado entramado de la argumentación del
anciano.
- ¿Entiendes Kan?
- Todavía no estoy seguro ...me quieres decir que todos los hombres son
cobardes por naturaleza?
- ¡Ni mucho menos! - El anciano palmeó el asiento de piedra - ven, vuelve a tu
asiento y mira.
Kan así lo hizo... y después de un rato sin entender nada de lo que estaba
viendo preguntó...
- ¿Que estoy viendo anciano?
- ¡El comportamiento de los hombres querido niño!
- ¿Me lo puedes explicar clérigo? - La cara de Kan era una mueca torcida...
como su cabeza, que estaba ladeada en un vano intento de entender mejor el
misterio.
- ¡Mejor explícamelo tú! - EL joven Samurai le envío una mirada de misericordia
- ¡Venga! ¡Descríbeme lo que ves!
- Bueno, veo muchas palomas a nuestro alrededor - empezó Kan resignado - unas
pocas están muy lejos, mirando y alargando la cabeza, pero tienen miedo de
nosotros y no se acercan. - Kan las señaló con un gesto - La mayoría está a una
distancia de un par de brazas de nosotros...
- La distancia justa de seguridad - añadió el anciano y ante la mirada de
extrañeza del joven agregó - Si estuvieran a una braza, podrías cogerlas con
solo alargar el brazo. Estando a dos brazas, si haces un movimiento brusco para
intentar cogerlas... ellas tendrán el tiempo justo para echar a volar y escapar
- El anciano indicó con la mano a Kan que continuara su descripción.
- Pues estas palomas están picoteando unos cuantas semillas, aunque son pocas
porque la mayoría está a nuestro alrededor - El joven Samurai guardó silencio
un segundo antes de añadir - es extraño que no se acerquen más, pues son muchas
palomas para muy pocos granos.
- Exacto! Continúa por favor.
- Bueno, muy cercanas a nosotros - Kan estiró un brazo para demostrar sus
palabras - dentro de la distancia de una braza están cerca de una docena de
palomas... que se están poniendo moradas, pues se están comiendo la mayoría de
los granos que echaste al suelo.
- Muy bien! Veo que sabes describir muy bien - El viejo señaló las manos del
chico - Ahora extiende tus manos en forma de copa y dime lo que pasa.
El joven Kan, dándose cuenta de que todavía llevaba en las manos las semillas
que antes había cogido, colocó coloco en forma de copa sus manos, igual que
cuando bebía de un río... y esperó . Unas pocas semillas cayeron de sus manos,
pero al momento una paloma enorme y preciosa se posó en el borde de sus manos y
se puso a comer de la gran cantidad de semillas que Kan tenía entre sus manos.
Era obvio que esta era la paloma más feliz de todas, pues después de echarle un
par de miradas de advertencia al joven se puso a comer como una loca, con una
gran ansia y una gran alegría. Kan la observaba con la boca abierta y sin mover
un solo músculo, casi apenas respiraba de la emoción que sentía al tener al
bello pájaro entre sus manos. Era lo que antes había deseado con las otras
palomas asustadizas... al ver que estaba segura en las manos del joven humano,
la paloma relajó sus plumas, retrajo una pata y se dispuso a comer esta vez de
una forma más calmada y relajada... aunque con grandes bocados cada vez. Si la
Palomas hubieran tenido boca en vez de Pico, Kan habría jurado que la paloma le
sonreía.
- Bien jovencito - dijo el Anciano Clérigo sacando al Joven Samurai de su
ensoñación - estoy esperando a que me lo acabes de describir.
- Eh... - exclamó Kan buscando las palabras adecuadas - Una paloma está sobre
mis manos comiendo absolutamente todas las semillas que quiere... al principio
tenía miedo, pero ahora ha visto que no tiene nada que temer de mí y come
confiada y tranquila.
- ¿Has entendido ya lo que te quiero decir?
- Aun no Clérigo - Dijo el joven ruborizándose - creo que voy viendo alguno de
los matices del tapiz, pero aun no soy capaz de admirar toda su belleza.
- Bien, te ayudaré - dijo sonriendo el Sabio Clérigo, en realidad le gustaba
resaltar ante los demás que era el más grande conocedor del corazón de los
hombres - Las palomas que ves al fondo son infelices y pasan hambre, tienen la
comida a su alcance, solo tienen que volar hasta aquí, cerca de nosotros y
cogerla... pero su miedo les impide hacerlo. Temen que les hagamos algún daño.
- El anciano hizo una pausa y miró al joven, en su rostro se empezaba a
iluminar la llama del entendimiento - Realmente esas palomas son tan capaces de
coger las semillas y comer como las demás, pero sus miedos les impiden alcanzar
la comida...
- Los fantasmas del miedo y del fracaso los detienen - Murmuró Kan entre
dientes
- Perdona ¿Qué decías? – Preguntó el anciano - Mis oídos no son lo que eran...
- Nada, nada. Por favor continuar.
- Bueno, pues decía que son tan capaces de alcanzar la comida y de comer como
las demás, pero que su miedo les impide alcanzar la comida cuando...
¡Simplemente tienen que hacerlo! - El anciano miró fijamente y con seriedad al
joven - Esto le pasa a muchos hombres, sólo han de actuar, de hacer las cosas,
de luchar por ellas para alcanzarlas y cogerlas... y no lo hacen por miedo a
fracasar.
- Estas palomas que hay más cerca - Continuó en Sabio cambiando de tono y
señalándolas - como puedes ver, y tu mismo has dicho, son la mayoría. Se
conforman con unos pocos granos seguros, aunque saben que no hay bastantes para
todas. La mayoría de ellas se quedará con hambre, y cada día las veras un poco
más flacuchas. Unos días tendrán suerte y comerán un poco más, otros días
tendrán menos suerte y comerán un poco menos... sin embargo la mayoría de las
veces sólo tendrán la comida justa para sobrevivir... Realmente sólo tienen que
dar un pasito más, acercarse a la comida... ¡Y tendrán toda la comida que
quieran! - El anciano se encogió de hombros - sin embargo prefieren estar allá,
a dos brazas de nosotros porque se sienten seguras... y esa falsa seguridad las
condena... porque ¿Cómo pueden sentirse seguras si en el fondo de sí saben que
no hay comida para todas? - El anciano guardó una pausa antes de continuar -
Muchas personas son así, se agarran a una falsa seguridad y viven infelices y
preocupadas, engañándose a sí mismas y haciéndose pensar que son felices cuando
en realidad... temen que no les llegue la comida para sobrevivir.
Kan estaba con la boca abierta, las palabras del anciano eran la sabiduría más
pura que nunca había oído... sólo estaba describiendo el comportamiento de unas
simples palomas... y estaba descubriendo el corazón humano a sangre viva... El
joven Samurai cerró su boca con la mano izquierda e intentó mantener la
compostura para asimilar mejor las palabras del Sabio Clérigo.
- Estas otras palomas que están a nuestro alrededor son afortunadas! ¿No crees?
- La pregunta era retórica, así que no esperó a que el joven le diera
contestación - ¡POR SUPUESTO QUE NO! Estas palomas simplemente han hecho lo que
las demás no se han atrevido a hacer... ¡Acercarse hasta nosotros y comer! - El
anciano esperó un momento a que la sabiduría impresa en sus simples palabras hiciera
mella en Kan - Lo único que han hecho es arriesgarse a venir hasta nosotros...
y comer. Nosotros no queríamos hacerles daño ¡Por eso les dimos la comida! - El
Viejo Sabio miró a los ojos a su joven pupilo - Y como confiaron, se
arriesgaron... y lo hicieron... ellas dormirán esta noche con la barriga bien
llena! Mientras que las demás sienten envidia de ellas y piensan que son
afortunadas... - Gr'anSan se rió de si mismo - Dirás que son paparruchadas de
un viejo, dirás que son sólo palomas... - El Sabio Anciano fijó su mirada en el
atento joven - ¿Pero cuántas personas duermen sintiendo envidia por los más
"afortunados"? ¿Cuántos seres humanos achacan a la
"fortuna" que otros tengan más que ellos? ¡MILLONES! - El anciano
hizo batir su blanca túnica espantando a algunas de las palomas más cercanas -
y ¿Por qué ? Simplemente porque no han tenido agallas para hacer lo que debían
hacer, porque no TIENEN valor para afrontar sus miedos y ¡ACTUAR! - El anciano
andaba entre las palomas entusiasmado - ¡No se dan cuenta! No se dan cuenta de
que lo único que tienen que hacer es ¡ACTUAR! - Señaló a Kan con un dedo en una
especie de ataque de locura... o de cordura - Creen - dijo bajando su tono de
voz - ¡quieren creer! que la vida es cuestión de suerte, que si hay una paloma
que tiene más que ellas, que está más cerca de la comida... es simplemente
porque tuvo más suerte al aterrizar... y no se dan cuenta, o no tienen el valor
suficiente para dar un pequeño salto y ganarse ese puesto privilegiado...
simplemente con unos pequeños pasos! - El anciano al fin se relajó y caminando
lentamente volvió a sentarse en su mármol banco. - Las que hacen eso, las que
dan esos pequeños pasos consiguen todo aquello que ansían. - Y añadió muy
serio, mirando fijamente a Kan como miraría a un hombre al que va ha revelar la
ultima y más grande verdad que va ha conocer en su vida - No creas que las
palomas que tienen mucha comida a su disposición son pocas porque sea difícil
dar ese salto, o porque haya poca comida... son pocas porque la mayoría de las
palomas no tienen el valor suficiente para acercarse a la comida...
Kan no dijo nada, estaba bien claro lo que el anciano le había dicho. La
sabiduría de sus palabras era inmensa, por fin comprendía muchas cosas... no
sólo de esa tarde, sino de toda su vida... mientras pensaba esto Kan se fijó en
la paloma de su mano, se había quedado dormida justo encima de la comida, en
ese momento despertó ligeramente, cogió un buen bocado de semillas, las tragó y
volvió a dormirse.
- Y esa Paloma Kan - dijo tranquilamente el viejo - Esa paloma eres TÚ! - El
joven le miró asombrado - Sí tú Kan, porque como tú esta paloma no se ha
conformado con las migajas del suelo, tú has ido directamente a la fuente y te
has quedado a vivir en ella. - El anciano se acomodó en su asiento - Si te
acuerdas, al principio esta paloma estaba asustada como la que más, sin embargo
vio que la recompensa por confiar en ti, por subirte a tu mano era enorme.
¡Esta es la paloma más feliz y rica de todo este palomar! - Dijo el anciano resaltando
sus palabras con un gesto de sus brazos que abarcó todo el patio - Después de
arriesgarse vio que realmente estaba segura entre tus manos y se dispuso a
comer tranquilamente. Incluso ahora, mientras las palomas del fondo pasan
hambre... ella duerme tranquila, con la barriga llena y con mucha más comida a
su disposición. - El anciano señaló a las palomas del fondo - las demás podrían
hacer lo mismo, podrían volar hasta tus manos a comer y dormir tranquilas... tú
incluso se lo ofreciste a algunas, fuiste detrás de ellas y ellas echaron a
volar asustadas... ¿Acaso no tienen alas para volar a tus manos? ¿Acaso no
tienen pico para comer? - El anciano sonrió - Lo que les falta es un corazón
puro que les infunda el valor suficiente para batir sus alas y volar hasta tus
manos.
Kan guardó silencio para meditar las palabras del anciano... eran ciertas,
todas las palomas tenían las mismas oportunidades, la única diferencia estaba
en cual era la paloma que tenía el valor para hacerlo. Igualmente todos los
seres humanos contaban con las mismas oportunidades... la diferencia estaba en
quienes eran cobardes y se escondías detrás de culpabilidades y
"suertes"... y quienes eran valientes y hacían lo que tenían que
hacer para alcanzar ese premio sublime.
- Aún más anciano - Exclamó el Joven Samurai entusiasmado - mira las palomas,
algunas son blancas y otras grises, unas tienen más plumas y otras menos, unas
tienen las patas enteras y a otras les ha comido algún dedo algún gato... sin
embargo por ninguna de esas características externas podemos juzgar cuáles de
ellas se quedarán con hambre y cuáles no, por ejemplo aquella bellísima paloma
toda blanca - dijo señalando con su mano Izquierda, ya que en la derecha dormía
la paloma-samurai - es un paloma preciosa, con unas alas que sin duda le
facilitarían el volar rápida y presta hasta la comida, sin embargo se queda
allá, alejada y muerta de hambre porque le falta valor. Y a esta de aquí le
falta una pata, y eso no le impide comer. Bellas y mutiladas, débiles y Fuertes
están mezcladas... pero ninguna de estas características les hace alcanzar la
comida, sino que es el valor y el coraje de su corazón lo que les impedirá
morirse de hambre y comer!
- Exacto! Has entendido muy bien! Sólo falta una cosa - El anciano miró fijamente
al joven - ¿Te acuerdas cuando te mandé que ofrecieras las semillas a las
palomas del fondo? A las cobardes... ¿Qué ocurrió?
- Pues que huyeron, les parecería que debía de haber alguna trampa... y
prefirieron quedarse con hambre a arriesgarse.
- Pues así actúan muchísimas personas querido Kan... ¡E incluso peor! Algunas a
las que les ofreces en bandeja de oro las semillas del éxito... huirán, otras
te insultarán, otras sospecharán de ti, otras te pondrán a prueba... ¿Por qué?
Porque su corazón es débil y cobarde, no tienen un verdadero espíritu luchador.
Y dime Kan... ¿Quieres personas así en tu ejército?
Kan despertó en ese momento a una realidad que no había visto hasta entonces,
esta no sólo era una simple lección sobre el corazón humano, la forma de comportarse
de la gente y el cómo saber diferenciarlos, era también... ¡Un consejo de
incalculable valor! Porque si aprovechaba bien los conocimientos que hoy había
adquirido podría formar un ejercito de personas verdaderamente valientes y
audaces, podría desechar a todas las palomas cobardes y a las que viven en un
mundo de sueños y falsas realidades para quedarse solamente con aquellas que
realmente eran valientes y puras de corazón, las que venían ellas solar a comer
las semillas del éxito y con aquellas únicas palomas que iban directamente a
comer de la fuente. ¡El suyo sería un ejército invencible!
- Claro que no quiero a cobardes en mi ejército! A partir de hoy dejaré de
correr detrás de las palomas cobardes y daré las semillas únicamente a aquellas
que tengan el valor de saber captar y aprovechar la oportunidad a la primera.
¡Porque únicamente esas son las que me interesan! ¡Sólo las valientes y
decididas!
- Perfecto! – Contestó el anciano - Porque yo llevo toda mi vida intentando que
las personas que son como aquellas palomas del fondo vuelen hasta la comida...
¿Y sabes lo que he conseguido? - preguntó al joven - ¡NADA! Que huyan una y
otra vez... créeme, por mucho tiempo que corras detrás de ellas no conseguirás
nada. Y eso no es lo peor ¿Sabes que es lo peor?
- Sí! - Contestó el joven Samurai sorprendiendo al Sabio Anciano - Que cada
segundo que pierdes con ello es un grano que le quitas de comer a una paloma
que sí quiere comer de tus semillas.
- Exacto! - Contesto Gr'anSan - ¿Y sabes lo que voy ha hacer ahora? - El
anciano miró con cara divertida al joven - Voy dejar de perseguir palomas
cobardes y me voy a poner con las manos abiertas a dar semillas a las palomas
valientes, pues hoy he visto que es una tarea mucho más fácil y productiva.
¡Espera aquí un momento! - Y diciendo esto desapareció dentro de su vieja
ermita.
Kan miró a su paloma y probó intentar colocarla en su hombro, milagrosamente la
paloma encontró más agradable el hombro del joven que su mano y decidió
quedarse a dormir tranquilamente en el hombro del que ya consideraba su almacén
personal de comida.
Al poco rato reapareció el anciano con un ligero saco y su vieja escoba, y
echándose el primero encima de su hombro y tomando la segunda como si de una
espada se tratara preguntó al joven Samurai...
- Admitís ancianos de noventa años en tu campamento?
- ¡Sí claro! ¿Deseas ser un Samurai?
- ¿Tendré que aprender a manejar la espada? ¿Es necesario que me levante al
amanecer y me acueste cuando la luna está en su cenit? ¿Acaso he de aprender y
enseñar todo lo que se a cientos de personas?
- Sí, sí y Sí! - Respondió automáticamente Kan.
- Pues entonces vamos... ¡Que estoy impaciente! - Y añadió mirando la paloma -
Por cierto te llevas a tu paloma-samurai.
- Parece que sí, me ha tomado por un almacén de comida andante... - y
acariciando el suave pecho de la paloma añadió - Me parece que esta paloma ya
ha solucionado su vida para siempre!
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
17.- El Mercader
Era una hermosa mañana,
los pájaros cantaban en las copas de los verdes árboles, el joven sol irradiaba
una luz clara que ya empezaba a despertar una cálida brisa de verano. Kan
aspiro fuerte, las suaves fragancias del bosque penetraron en su espíritu
despertando ansias de aventuras.
Desde la altura, el
Joven Samurai podía dislumbrar el poblado, hoy estaba muy animado pues era día
de fiesta. Con los reflejos de un experto Samurai, Kan, calculó de forma
precisa la distancia hasta la rama siguiente y saltó. Era un alto de casi
cuatro brazos metros a una altura de casi seis hombres uno encima del otro. El
joven voló como una gaviota hasta la rama y sacando una larga cuerda la ató
alrededor del tronco del árbol para asegurar su posición.
Desde aquí podía ver
todavía mejor el pueblo. Miles de personas venidas de muchos kilómetros a la
redonda se reunían hoy para comprar, vender y comerciar con todos aquellos que
pudieran. Desde la lejanía se distinguían los caballos, los carros de frutas y
los grandes puestos de telas. Estos últimos eran su objetivo. Pretendía comprar
un trozo de tela de la más alta calidad para regalárselo a la hija de unos de
los cocineros del ejército de su padre.
Era una joven sólo un
poco mayor que él, tenía el pelo más bonito que nunca había visto. Era negro
como la noche, y cuando el sol se reflejaba en sus largos cabellos parecía que
cientos de pequeñas estrellas brillaran resaltando su hermosura.
Ayer, mientras comía
con su equipo Rosana (como había sabido después que se llamaba) le había
servido la comida, ella le había preguntado "¿Quieres más pescado?" y
él se había quedado embobado mirando su precioso pelo. Todavía se sentía
avergonzado al recordar como los veinte miembros de su equipo que estaban
comiendo con el habían callado de repente y se habían quedado mirándole
sorprendidos, como si estuvieran esperando que él dijera algo. La cara de Kan
se estaba volviendo a teñir de rojo igual que cuando se sonrojó cuando Omius,
el primero de sus Samurais le dijo "Valla valla! Si parece que nuestro
joven superior está creciendo!". Aquello fue vergonzoso ¡Él sólo estaba
contemplando su pelo! ¿Que tenía de malo?. Por desgracia la joven se sintió
mucho más avergonzada que él y se marchó corriendo mientras lágrimas de
vergüenza resbalaban por sus mejillas, en la carrera se le resbaló la bandeja
de pescado cayéndosele encima del vestido. En ese momento Kan había intentado
levantarse, pero Escila, una nueva Aprendiz que se había incorporado hacía
poco, le detuvo agarrándole firmemente el brazo y diciéndole por lo bajo...
"No vallas o la avergonzarás aun más ¿Es que no sabes nada de
mujeres?". Kan se había sentado inmediatamente, tenía 12 años y realmente
no sabía nada de mujeres. Así que se quedó quieto, contemplando como la chica
del pelo precioso miraba su vestido y replicaba "No! ¡Mi vestido nuevo!
Esta mancha no se quitará nunca!" y poco después desaparecía en dirección
al río. El joven Samurai había mirado entonces interrogativamente a su rubia
compañera, la cual había comprendido su pregunta y le había respondido "La
chica tiene razón, esa mancha no se quitará nunca. Ya puede ir comprando una
tela para coserse un vestido nuevo!".
Esas palabras se
habían quedado grabadas en la memoria del joven, así que hoy por la mañana,
había cogido su bolsa de dinero y se había puesto de camino al mercado.
Pretendía comprarle la pieza de tela más bonita que nunca hubiera existido para
pedirle disculpas por haberla avergonzado tanto con su comportamiento. Kan no
quería reconocerlo, pero su corazón latía deseoso de volver a contemplar esa
bella cabellera negra.
Después de bajar del
árbol, y caminar unos pocos minutos más, Kan llegó al enorme mercado. Este
tenía cubierto todas las callejuelas del pueblo, incluida la gran plaza
central, con tenderetes de mercaderes ofreciendo sus productos a gritos. El
barullo, tanto de voces como de personas, era abrumador. Kan estaba
acostumbrado al orden de su ejército y este loco ir y venir embotaba sus
sentidos... no lo suficiente como para no notar una ligera mano que intentaba
sacar su bolsa de su cinturón.
- ¿Qué haces? -
Preguntó Kan dándose la vuelta y agarrando mejor su bolsa. Al mirar sólo
encontró a un pequeño chiquillo, de unos seis años de edad, cubierto por unos
harapos roídos. Su piel, debajo de una gran capa de barro y suciedad, se había vuelto
blanca como la leche. Su cara contestaba perfectamente la pregunta del joven
Samurai. Así que antes de que su interlocutor pudiera contestar añadió... -
¿Por qué haces esto?
- Necesito dinero para
comer - dijo el niño mirando directamente a Kan con unos ojos suplicantes - Mi
estómago me duele y nadie me da de comer - añadió llevándose la mano al
estómago distraídamente - Por favor señor, no me haga daño, no pretendía
quitárselo todo, sólo una moneda para poder comer - Las lágrimas recorrían los
jóvenes ojos del pillo. A Kan, su tierno corazón le dolía por la miseria que
estaba teniendo que pasar ese desconocido, nadie merecía llevar ese tipo de
vida... y menos aun un niño tan pequeño.
- No te preocupes, no
te voy a hacer ningún daño - Dijo Kan, aunque en la temerosa mirada del joven
ladronzuelo vio que sus palabras no eran creídas. Kan recordó la experiencia de
las palomas con el viejo sabio e intento otra estrategia distinta - Te voy a
dar de comer, ya que tienes tanta hambre, elige tú el sitio y pide lo que
quieras. - Los ojos del niño brillaron de ilusión ante estas palabras, al ver
que su nueva estrategia funcionaba añadió - Tengo dinero de sobra, así que come
todo lo que quieras.
- Aquí al lado hay una
tasca buenísima... y muy económico! - Dijo el pillastre animado
- Perfecto! -
Respondió Kan - Después de todo yo tampoco he desayunado hoy... se me ha
olvidado! - añadió rascándose la cabeza graciosamente.
El joven ladronzuelo
se lanzó, casi a la carrera a la tasca seguido por el joven Samurai que no
deseaba perderlo de vista ni por un segundo. Al cruzar la esquina los más
sabrosos olores de los manjares más apetecibles llenaron las narices de Kan. El
pillastre enseguida encontró una mesa libre en un rincón apartado y tapado por
las sobras e invitando a sentarse en un banco de madera en frente de él al
joven Samurai levantó la mano para llamar al camarero, igual que si fuera un
gran señor en un restaurante de lujo. El dueño, al ver esto escupió un trozo de
una rara planta que estaba masticando y se encamino hasta la mesa donde estaban
sentados los dos niños.
- ¿Que van a tomar los
señores? - Dijo sarcásticamente - ¿Un baso de agua del pozo? - Y antes de que
pudieran decir nada añadió - ¡Anda mocosos largaos! ¡Tengo que atender a los
clientes de verdad!
- Este niño quiere
comer, traiga algo para él - Dijo Kan ignorando las palabras del mesonero.
- Este niño... -
respondió el dueño levantándolo de una oreja e intentando sacarlo de la mesa -
Es un ladrón que ya me ha robado más de una hogaza de pan de las mesas y que
como vuelva a verlo por aquí le voy a cortar el cuello...
El mesonero calló
instantáneamente al sentir el agudo filo de la espada Katana del joven Samurai
en su garganta.
- Puede ser... -
contestó fríamente Kan, con un tono de voz que heló la sangre en las venas del
apestoso hombre... aun cuando la amenaza provenía de un niño de 12 años de edad
- Puede ser que seas tú, apestosa inmundicia, quien quiera cortarle el cuello a
mi amigo - y después de hacer una pausa añadió - pero voy a ser yo quien te
corte el cuello a ti como no le sirvas como es debido.- El rostro del mesonero
estaba blanco como la leche, no esperaba esto de un niño tan joven, había
supuesto que era un ladronzuelo compañero del otro niño y sin embargo había
manejado una espada Katana como si fuera una prolongación de su brazo - Debería
caérsele la cara de vergüenza por no dar de comer a un niño necesitado... sin
embargo aquí tiene - Y poniendo una valiosa moneda de oro encima de la mesa añadió
- Esto pagará todo lo que pueda comer este niño durante tres años ¿No es así? -
El apestoso mesonero asintió con la cabeza - Pues tómelo y hágalo como yo le
digo o vendré y se arrepentirá - dijo saliendo de las sombras donde estaba
sentado y poniéndose a la luz para que pudiera verlo bien.
El dueño del local
quedó totalmente pasmado al reconocer que el joven vestía las ropas de un
Samurai... incluida la Katana que todavía mantenía apoyada en su cuello... al
final de la cual pudo ver la característica empuñadura dorada-plateada símbolo
de un verdadero Samurai entrenado.
- S.. Se... Señor! -
dijo al fin - Por favor, perdone! - suplicó - Sé que no me he portado como he
debido, tendría que haber atendido a este niño... - rápidamente añadió - a
partir de hoy daré de comer a todos los niños pobres del pueblo... ¡Puedo
hacerlo! - Añadió - Soy dueño de la posada más grande del pueblo y todos los
días me sobra comida para darla de comer a un regimiento - y para intentar
solucionar las cosas dijo - a partir de ahora le daré esta comida a los pobres
en vez de tirarla a la basura ¡Os lo juro! Pero perdonarme la vida por favor!!!
Kan retiró la katana
del cuello del mesonero y posando otra moneda de oro en la mesa añadió. Ahora
tráenos un plato de cada una de las más ricas exquisiteces que tengas... - y
mirándolo a los ojos añadió - y no intentes nada raro, yo soy Kan. El hijo de
Kazo, el general de generales. Y en caso de que me pasara algo...
- ¡No os preocupéis
Señor! ¡Yo nunca mancillaría mi comida ni haría nada raro! ¡Y menos aun con un
cliente que paga tan generosamente!!! - y cogiendo las monedas de la mesa
marcho rápidamente a encargar en la cocina los platos ordenados y a descansar
un buen rato para quitarse el susto de encima.
Cuando desapareció los
dos niños se pusieron a reír a carcajada limpia.
- ¿Le has visto la
cara Kan? - dijo el ladronzuelo riéndose estrepitosamente - Yo creía que se iba
a hacer pis encima!!!
- ¿Crees que me habré
pasado? - Preguntó sintiéndose culpable el joven Samurai - ...quizás no tenía
que haber sido tan brusco...
- ¡De eso nada! -
Contestó su reciente amigo - ¡Tú no sabes las palizas que me ha dado por coger
trozos de pan rancio de las mesas! ¡Es un indeseable! - y mirándolo con una
cara de agradecimiento infinita añadió - ... y tú lo has cambiado en un minuto!
Los pobres llevábamos meses intentando convencerle de que nos diera los restos
de comida que tira por la noche, pero el mal nacido tiraba esos restos a cuatro
perros asesinos que tiene en la parte trasera del local... los perros
desperdiciaban toda la comida y mientras nosotros nos moríamos de hambre - y
abrazándole añadió - ¡Eres mi salvador! ¿Qué puedo hacer por ti?
- Bueno... - dijo Kan
pensativo - parece que conoces bien el pueblo ¿Podrías llevarme a la zona de
las telas después de comer?
- ¡Naturalmente! -
Dijo mientras empezaba a llenarse la boca con las carnes y las frutas que
empezaban a traer las camareras... pues misteriosamente el mesonero había
desaparecido para todo el día!
- ¿Cómo te llamas? -
Dijo Kan sirviéndose un poco en su plato
- Pibio - Contestó con
la boca rebosante de comida - aunque los amigos me llaman Pio.
Cuando hubieron
acabado de comer, Kan y Pio salieron de la posada para encaminarse a la zona
del pueblo donde los mercaderes ofrecían telas de todos los tipos. Allí Kan
encontró telas fuertes y bastas, las grandes telas con las que se hacían las
tiendas de campaña de los Samurais, ligeras telas de velos y finalmente las
finas telas que utilizaban las mujeres para hacerse sus vestidos.
- ¿Qué te parece? -
Preguntó el joven Samurai al ladronzuelo.
- A mi me parecen
todas preciosas - dijo con la boca abierta.
En ese momento Kan
reparó en que su amigo sólo portaba unos harapos que estaban totalmente
destrozados, por lo que era natural que cualquier trozo de tela le resultara
fantástica.
- ¿Tenéis ropa para
niño? - Preguntó Kan al mercader
- Sí, en la parte de
atrás joven señor - y lanzando una codiciosa mirada a la repleta bolsa del
joven Samurai añadió - ¿Queréis finos trajes de fiesta quizás?
- No - contesto Kan, y
después de mirar a su amigo añadió - Pio necesita una ropa más práctica ¿No
tenéis un Kimono del estilo de los Samurais?
- Voy a mirar y le
traeré algo de su talla - Dijo desilusionado el mercader, un kimono era una
prenda corriente y barata, mientras que un traje le hubiera aportado muchos más
beneficios.
- ¿Un Kimono? -
Preguntó Pio mirando de arriba a bajo a Kan - Te lo agradezco mucho... pero
destacaría demasiado!
En ese momento volvió
el mercader con una codiciosa mirada en sus ojos.
- Perdonarme joven
Señor, pero Kimonos no tengo - y mostrando el bulto que traía escondido añadió
- Pero tengo este precioso y ... resistente - dijo resaltando la palabra -
traje para vuestro amigo - La prenda en cuestión era un traje de cuerpo entero
que parecía muy práctico y discreto. Era de una sola pieza y se abrochaba por
un lado con unos lazos de cuero blando. Sobre una tela gruesa y resistente
estaban cosidas laminas de cuero, y en su interior un suave forro prometía un
agradable confort. Kan miró disimuladamente a su amigo, el cual estaba
visiblemente enamorado de esa práctica prenda.
- Muy bien ¡Nos la
quedamos! - Sentenció Kan - ¿Qué cuesta? - dijo abriendo su bolsa en la que
relucieron muchas monedas.
- Una moneda de oro
Señor - dijo alargando rápidamente el mercader para tomarla el mismo de la
bolsa... por si el niño no sabía distinguirla naturalmente.
- ¡LADRÓN! - Gritó
Pio... dejando totalmente paralizado al mercader que sólo se atrevió a retirar
su mano vacía lentamente.
- ¿Qué dices? - Preguntó
el Joven Samurai a su amigo.
- Qué es un Ladrón!
Esta prenda no vale más de cinco monedas de bronce - Regateó el Joven
Pillastre.
- ¿De verdad? - dijo
Kan mirando sorprendido al Mercader - Si me dijisteis una moneda de Oro!
- ¿De oro dije? - dijo
tímidamente, para reaccionar ante el regateo y contestar - Quise decir de
Plata... quizás me confundí al decir Oro, pero iba a tomar una de Plata. Que es
su valor justo y exacto.
- Tomar entonces -
Dijo Kan poniéndole una moneda de plata en las manos - Me parece justo! ¿Puede
cambiarse en vuestra tienda mi amigo?
- ¡Naturalmente! - Y
señalando una cortina colgada contra una esquina de la calle dijo - ahí puede
cambiarse el señorito.
Pio corrió detrás de
la cortina y se cambio rápidamente... y después de rebuscar entre los pliegues
de los harapos los dejó tirados en una zona oscura de la calle.
- Así si alguien los
necesita podrá utilizarlos - Exclamó alegremente.
Kan miró los roídos
harapos dudando de que sirvieran ni de cama a un gato callejero. Callándose sus
pensamientos miró a su reciente amigo y quedó sorprendido ante el porte que
desvelaban estas nuevas ropas en sus carnes.
- ¡Guau! ¡Qué bien te
quedan! - Exclamó asombrado
- ¿De verdad? - y
mirándose en un espejo de bronce situado cerca del cambiarropa exclamó -
¡Parezco un niño normal!
Ante el comentario a
Kan se le calló el alma al suelo.
- ¿Por qué estás en
las calles? - Preguntó el joven Samurai.
- Mis padres murieron
hace seis meses, una peste mató a toda mi familia y a todos mis parientes... -
Por las mejillas del niño caía una solitaria lágrima - yo enfermé también, pero
un día desperté curado en una habitación llena de cadáveres... los aldeanos
creían que estaba muerto y me tiraron junto a los demás. Yo conseguí salir... y
escapé hasta aquí temiendo que me volvieran a encerrar en esa habitación. - Y
después de tomar aire añadió - Desde entonces vivo de lo que puedo... mi padre
era un mago, un malabarista, me enseñó muchos trucos... como sacar una moneda
de una bolsa atada a un cinturón! Sin embargo no me gusta hacerlo si no es en
un espectáculo de magia, mi padre me advirtió que hacerlo en la calle está mal
y que es robar... - y mirando al suelo terminó por decir - pero mi estómago...
Kan no sabía que
decir, tenía el corazón destrozado. De momento no sabía que podía hacer, pero
se prometió que después de encontrar la tela que buscaba encontraría una
solución!
- Estás telas no son
demasiado buenas - cortó el incómodo silencio Pio - Aquí detrás del biombo he
oído a una señoras decir que cerca de aquí hay un mercader que tiene unas telas
mucho mejores que estas. ¡Quizás sea lo que estás buscando!
- ¡Sí! - Respondió
entusiasmado Kan - ¡Quiero la mejor tela del pueblo! ¿Dónde dijeron que era?
- Allí enfrente, en
esa casa verde! - Dijo señalando una pequeña casa pintada de verde que contaba
con una extraña verja delante de su puerta. Tanto la verja como la puesta
estaban cerradas, sin embargo vieron que en esos momentos salía de las casa una
señora con un gran trozo de tela rosa muy fina y una gran sonrisa en su cara. -
Preguntemos a la señora! - Y después de acercarse a la mujer con la tela en la
mano preguntó - ¿Venden telas ahí?
- Sí hijito sí, y las
mejores del pueblo!!! - Y acariciando el gran trozo de tela rosa que llevaba en
las manos añadió - Este trozo de tela es de una calidad muy superior a estas
telas que venden por la calle. Y además me ha salido por un precio muy bueno
¡Mis amigas se van a morir de envidia con el vestido que me voy a hacer! - Y
dando por terminada la conversación se marchó corriendo a su casa a empezar a
hacerse su deseado vestido.
- Esto quiero hacerlo
sólo - dijo Kan - Necesito estar concentrado - y después de ver la cara de pena
de su amigo añadió - ¿Por qué no tomas estas monedas y vas a jugar a esas
atracciones que están en la plaza? Puedes ver el espectáculo de magia y venir a
buscarme cuando termine ¿Lo harás?
- Sí ¡Vendré a
buscarte! - Contestó ilusionado al ver la sincera mirada de su amigo Samurai -
¡Suerte con tu compra! - añadió, y marchó corriendo a contemplar en espectáculo
de magia que ya estaba comenzando.
Kan se dirigió a la
verja, había una campanilla y tirando de la cuerda la hizo sonar. Una criada de
unos veinte años salió de la casa y abriendo la verja invitó a pasar al joven
Samurai. Después de acompañarle hasta el salón de dentro de la casa y sentarle
en unos cómodos cojines le indicó que esperara unos minutos.
Kan miró a su
alrededor, el Salón era grande y espacioso, su suelo estaba cubierto por una
bella alfombra de muy alta calidad, en las paredes lucían unos exquisitos
tapices y la ventana estaba tapada por una blanca y fina seda translucida que
permitía pasar la cálida luz del Sol mientras guardaba la intimidad de la
estancia. Aparte de estos adornos, ninguna otra tela había en la estancia. Kan
extrañado ante la diferencia de este local y los de los mercaderes de la calle
se preguntaba si realmente venderían las más finas telas en este sitio.
Al momento entró un
hombre alto, de mediana edad, con la cara rasurada y un pelo muy negro finamente
cortado. Vestía un traje de una seda exquisita que producía un muy agradable
sonido al frotarse pliegue contra pliegue. El hombre olía a menta y a incienso,
en una agradable fragancia que penetraba lentamente por los pulmones. Kan no
pudo resistir la tentación de acariciar la suave tela que conformaba el traje
del hombre.
- ¡Sí! ¡Esto es lo que
busco! - Dijo plenamente convencido.
- ¿Mi traje? -
Preguntó el hombre con una mueca de sorpresa que no ocultaba una cálida
sonrisa.
- No perdón! - respondió
Kan - La tela! Busco una tela de la más alta calidad.
- ¿Para qué la
quieres? - Preguntó
- Para una... amiga -
contestó el joven sonrojándose.
- Entiendo - Contestó
el hombre - ¿Y cómo es ella?
- Preciosa - respondió
Kan automáticamente sin haberlo pensado, después pensando que no sería bastante
añadió - Es un poco mayor que yo, un par de dedos más baja... Y tiene un pelo
negro precioso! - Aseguró.
- Ya - dijo sonriendo
ligeramente el hombre - ¿Y cómo es su piel?
- ¿Por qué lo
pregunta? - Preguntó extrañado Kan
- Para poder escoger
la tela ideal para tú... amiga. - dijo sonriendo - es imprescindible saber como
es su piel, su cara, sus volúmenes, su personalidad, su edad y sus costumbres.
Sólo así podremos escoger la tela ideal.
- Ah! No lo sabía -
respondió simplemente el joven Samurai - Pues como ya te dije debe tener uno o
dos años más que yo, tiene el pelo muy negro, brillante y largo... hasta aquí -
dijo señalándose la cadera - su piel es muy pálida, blanca como la luna. Es
delgada, pero no demasiado. Tímida y vergonzosa... aunque tengo oído que
también tiene buen genio cuando lo saca! Ayuda a su padre en la cocina y le
gusta pasear sola por el campo y el bosque por las tardes... - e intentando
hacer memoria añadió - y creo que no sé nada más.
- Es más que
suficiente! - dijo el hombre - Sólo necesito un dato más. - y mirándole añadió
- La tela, es para un vestido ¿No? - Kan asintió con la cabeza - Y ese vestido
es para trabajar o para pasear?
Kan medito un momento,
no estaba seguro, sin embargo si la tela iba a ser la mejor... mejor sería que
fuese para pasear.
- Para pasear! -
Añadió al fin Kan.
- ¿Y tú siempre vistes
con esos colores?
- Sí - Respondió
automáticamente, y al darse cuenta de la pregunta añadió - ¿Por qué lo
preguntas?
- Bueno, si tu novia va
a llevar el vestido cuando salga contigo a pasear por el bosque será
conveniente que no desentone con tus colores...
El hombre calló cuando
vio la cara de sorpresa del joven. Kan se había quedado totalmente quieto, sin
respirar siquiera ante la impresión, sólo sus pestañas se movían pestañeando
continuamente... era una estampa de un muñeco de feria a tamaño real!
- Perdona. - dijo
avergonzado el hombre por su suposición - no quería ofen... bueno! Lo que
quiera que se llame el estado en que estas.
Kan dando cuenta de
que estaba haciendo el más completo de los ridículos intentó recuperar la
compostura desviando la atención hacía otra cosa.
- ¿Qué tipo de tela me
llevo entonces? - Preguntó directamente.
- Lo mejor es una
Seda, la más fina y exquisita de las telas. Es suave y un poco transparente,
pero no demasiado. Dos capas bien colocadas son suficientes para formar el más
pudoroso y bello de los vestidos. Con una textura ideal para la fina piel de
tu... amiga - dijo sonriendo - El color habrá de ser tenue y suave para que
haga juego con su blanca piel mientras que crea un bello contraste con el negro
pelo de tú amiga. Quizás un... - y saliendo de la habitación añadió - Espera un
momento que te traigo unas muestras.
Kan estaba ya más
tranquilo... ¿Qué le habría hecho pensar que era su novia? Si él todavía no
tenía de eso... a pesar de las continuas insistencias de su madre, que
aseguraba que ya tenía edad para comprometerse con algo más que con sus artes
marciales. ¿Tendría razón? Los demás chicos con los que solía jugar de pequeño
ya estaban todos prometidos o casados. y tenían su misma edad... cuando Kan
estaba pensando esto entró el elegante hombre con tres trozos de la más bella
tela.
- Yo te aconsejo este
azul suave, es como el cielo... pero un poquito más suave y brillante, para que
resalte la belleza y la inocencia de su portadora - Y mientras decía esto puso
el trozo de tela encima de una larga mesa que había en la estancia. - Este otro
es del mismo verde que los retoños de primavera. Un color muy bueno para pasear
por el bosque - Posó el bulto al lado del otro - Y este blanco es también
ideal, contrastará con su negro pelo. Aunque si ella es demasiado pálida
parecerá un fantasma... eso sí, muy bello.
Como a Kan le parecía
un disfraz de fantasma no sería el mejor regalo apartó la tela blanca a un
lado. Después miro los dos trozos de tela restantes y decidió quedarse con el
azul suave, pues era de un color parecido al que la hija del cocinero había
manchado, sólo que mucho más bello y brillante, además la tela era
exquisitamente bella y agradable al tacto. Sería un regalo perfecto!
- ¿Cuánto cuesta? -
Preguntó Kan echando mano a su bolsa.
- El telar completo
cuesta diez monedas de plata - Kan quedó sorprendido de que le dijeran un
precio tan justo, sin duda por un producto de esta calidad le habrían pedido
cien veces más en la calle... si hubiera conseguido encontrarlo! - sin embargo
sólo necesitas llevarte un par de brazas, con lo que serán solo cuatro monedas
de plata.
- Me lo llevo todo - y
posando las diez monedas de plata encima de la mesa añadió - Muchísimas gracias
por tus consejos. Sin tu ayuda no habría encontrado nunca una tela de esta
calidad.
- Muchas gracias! -
Respondió agradecido el hombre - Espera, guarda la tela entre este mantón de cuero
blando, así no se te estropeará por el camino. - Y mientras protegía
envolviendo la tela en cuero añadió - Por cierto ¿Quién te ha recomendado mi
casa?
- Bueno, en realidad
nadie - y al ver la cara de extrañeza de su interlocutor añadió - En realidad
pregunté a una señora que salió de su casa con una tela rosa magnífica.
- Ah! ¡Ya me extrañaba
a mi! - Y sonriendo añadió - Así que parece que fue la mano del destino la que
te trajo a mi casa.
- ¿Usted vive de esto
verdad? - Preguntó Kan
- Sí claro, es mi
negocio! - y acordándose añadió - Y por cierto, mi nombre es Hano. Con las
prisas de tu compra nos olvidamos de presentarnos. Y tú Samurai te llamas...
- Kan, hijo de Kazo -
Respondió orgulloso.
- ¿El general de
generales Samurai? - Preguntó sorprendido.
- Así es! - Y dando
cuenta de una cosa añadió - Y siendo usted comerciante... ¿Cómo es que no está
en la calle pregonando sus productos a gritos en un tenderete????
- Bueno, es una larga
historia, permíteme que traiga un poco de té.
Al momento volvió con una
gran bandeja de plata cargada de un té que despedía un delicioso aroma a menta.
- Este es té mezclado
con menta, una exquisitez que se toma en unos países muy lejanos. - Y después
de servir una taza para cada uno empezó a contar su historia -
Cuando quise abrir mi
negocio no contaba con dinero suficiente para abrir un puesto en la calle. Las
autoridades te cobran altos impuestos por ello, y además existen unos gastos
inevitables entre comprar la madera y las pinturas. - Hano tomó un trago de su
lujosa taza y continuó - La otra opción era coger mis telas e ir a venderlas
por las casas, llamando en todas las puertas igual que hacen los vendedores
ambulantes, en cuanto a esa opción... bueno, simplemente yo no valgo para eso!
- mirando fijamente al joven añadió - Yo soy una persona muy tímida y aunque es
cierto que enseguida conecto con la gente y que me gusta tratar con las
personas soy incapaz de hacer una sola venta o de regatear decentemente...
- Sin embargo me has
vendido un gran trozo de tela - protestó Kan
- Oh no! - respondió
ofendido Hano - Yo simplemente me he limitado a aconsejarte sobre la tela que
necesitabas y a ayudarte a escoger la mejor para tu amiga. Soy experto en
telas, eso es cierto. Me formaron grandes maestros sobre el tema y se escoger el
trozo de tela más conveniente en cada caso. Por eso he tenido éxito.
Kan asintió mudamente
para darle la razón, en ningún momento había intentado "venderle", es
decir, empaquetarle un trozo de tela que no necesitaba o cobrarle de más, de
hecho todo el tiempo había estado escuchando sus necesidades y después le había
recomendado la cantidad exacta de la tela exacta que necesitaba. Después la
decisión de comprársela a él y de coger más cantidad de la cuenta había sido
del joven Samurai... de hecho el dueño del negocio de telas le había aconsejado
que gastase menos de lo que finalmente gastó.
- ¿Y entonces como
llevas tu negocio? - preguntó intrigado Kan.
- Pues de la única
forma que yo podría hacerlo - Contestó Huno tomando otro sorbo de té - Como no
sirvo para vender y no tenía dinero para abrir un puesto de comercio en la
calle... pues abrí mi propio negocio de telas en el Salón de mi casa - El
hombre sonrío con orgullo ante su gran idea. Kan todavía dudaba de que
realmente la idea hubiera sido tan buena, no acaba de comprender como se podía
llevar un negocio sin un puesto en el mercado, y así se lo dijo.
- Pero... ¿Como puedes
vender entonces? - Kan le miró extrañado - No tienes expuestas tus telas,
alguien que pase por la calle no puede adivinar que tu vendes telas... ¿No
tienen ventaja sobre ti los Mercaderes de afuera??
- Eso es lo que me
decían mis familiares cuando les conté mi idea - Huno se reía abiertamente -
sin embargo yo fui más inteligente que ellos, supe ver la realidad sin dejarme
influenciar por los estándares predefinidos.
- ¿Qué quieres decir?
- Pregunto el joven Samurai
- Todo el mundo cree
que para llevar un negocio con éxito hace falta tener un tenderete en la calle
para exponer tus productos... o si no lo tienes ir picando por las puertas de
las casas para intentar vender ¡¡¡No pueden estar más equivocados!!! - Huno
estaba entusiasmando por lo inteligente que había sido - ¿Te has fijado en los
tenderetes de fuera?
- Sí - respondió Kan -
De allí vengo!
- ¡Exactamente! -
Contestó enérgicamente Huno - ¡De allí vienes! - Y después de mirarle durante
un segundo para aumentar el misterio añadió - En la calle la competencia es
increíble, cientos de Mercaderes tienen sus tenderetes y se hacen una
competencia mordaz unos a otros. ¿Por qué? Porque existen tantos puestos que
los ciudadanos normales ya no saben donde ir. La mercancía de todos los puestos
es muy parecida, los precios también... y todos son personas desconocidas en
las que uno nunca sabe si puede confiar... ¿Estás de acuerdo con esto que te
digo?
Kan asintió con la
cabeza, recordó como el mercader de la calle había intentado cobrarle de más
por una prenda, recordó como todas las mercancías eran más o menos iguales,
recordó la avariciosa mirada de los mercaderes... a los que solamente les importaba
su oro, no sus necesidades ni sus gustos. Lo único que querían era vender para
obtener beneficios. Realmente era bastante desagradable comprar en esos
puestos... Era imposible encontrar a un solo mercader totalmente honrado!
- Pues yo me di cuenta
de que lo que la gente buscaba era alguien en quien poder confiar y... que les
aconsejase sinceramente! - continuó orgullosamente Hano - así que decidí abrir
mi propio negocio, totalmente distinto a los demás. ¡Eso hace que no tenga
competencia! - Kan estaba sorprendido ante la simpleza y lo obvio de la
solución tomada por Hano... así como de la realidad de la situación, nunca
había visto las cosas de esa forma - Además yo tuve muchos menos problemas que
cualquier mercader al principio. - Al ver la mirada interrogante del joven
decidió aclarar más el asunto - Normalmente, para abrir un tenderete en la
calle tienes que pedir permiso a las autoridades, rellenar mil y un papeles,
pagar impuestos abusivos, desperdiciar el dinero en arreglar el local... y luego
pasarte horas y horas en tu tenderete esperando a que los clientes se acerquen
y te compren algo... ¡Es un riesgo increíble! - aseguró - Para ganar dinero de
esta forma tienes que poder disponer de toneladas de dinero antes... y si no lo
tienes pedirlo prestado a un usurero que andará toda la vida detrás de ti
cobrándote intereses... - Entonces exclamó alegremente - ¡Yo lo hice más fácil!
Simplemente abrí mi negocio en el Salón de mi casa, lo adorné un poco... y el
dinero que tenía, en vez de gastarlo en impuestos y tonterías... lo invertí en
conseguir las mejores telas de la más alta calidad. Dicen que "Paño de oro
sólo se vende! ¡Y es verdad!
Kan estaba
impresionado ante la inteligente filosofía de Huno.
- Lo primero que hice
- Continuó Hano entusiasmando - fue avisar a TODAS mis amistades y familiares
de que había abierto mi propio negocio de telas. - Hano sonrío recordando
aquellos tiempos - Les envíe cartas a todos con pequeños catálogos
describiéndoles mis telas y su alta calidad. A todos las personas que conocía
les informaba de que tenía un negocio de telas de la más alta calidad... - Kan
empezaba a comprender mientras el hombre hablaba - Al principio me preguntaban
porque preferían comprar a un amigo que a un desconocido ¡Esto es obvio! De un
desconocido no te puedes fiar... pero en un amigo confías, así que se sentían
más seguros comprándome a mi. - el hombre señaló las telas - Cada amigo que me
compraba quedaba encantado por dos cosas. La primera que yo siempre le
aconsejaba sinceramente sobre lo que necesitaba, y la segunda porque mis telas
son de la más alta calidad ¡No tengo competencia en este sentido! - dijo
acariciando las sedas que tenía encima de la mesa - Además mis precios, aunque
no son baratos... tampoco son demasiado altos, intento ser justo en ellos, de
tal forma que mis clientes paguen exactamente lo que vale la tela y que yo me
lleve un buen beneficio. - Hano se rió feliz - Además mis márgenes son mucho
mayores porque no tengo ningún gasto, no tengo que pagar un local ni impuestos
sobre él. Naturalmente doy a las autoridades la parte que les corresponde...
pero como no tengo otros gastos ¡Gano mucho más que los mercaderes de la calle!
¡Y sin tantos problemas!
- ¿Y cómo haces saber
a tus clientes que tienes nuevos productos? - Preguntó Kan - y ¿Cómo consigues
nuevos clientes?
- Oh! ¡Muy fácil! -
dijo sonriendo ante la sencillez de su método - Simplemente les escribo cartas.
Suelo dedicar una parte del día a escribir cartas a mis amistades y a mis
clientes informándoles sobre mis productos, sus cualidades y alguna oferta
especial que hago de vez en cuando. Esa es toda la publicidad que necesito - y
añadió - En cuanto a cómo consigo nuevos clientes... ¡Me los buscan mis
clientes!
- ¿Cómo es eso? -
Preguntó extrañado el Joven Samurai
- Muy fácil! Mis
clientes están todos muy satisfechos de mis productos, así que me recomiendan a
sus amistades... no es raro que un cliente me traiga a cuatro o cinco clientes
en un par de meses... lo cual hace que mi clientela vaya creciendo poco a poco.
- Es maravilloso -
exclamó el joven - y todos lo hacen? ¿Todos te traen clientes?
- Casi todos - dijo el
elegante hombre girando la cabeza hacia un lado, y con una picara sonrisa
añadió - a los que no lo hacen les pregunto si conocen a alguien a quien pueda
interesar mis productos, anoto sus direcciones y les escribo una carta
diciéndoles que su amigo me ha dado su dirección y que les recomienda mis
productos únicos, les describo mis productos y les digo que si quieren alguna
referencia que le pregunten a su amigo.
Kan reconoció
internamente que era una jugada muy inteligente y decidió que a partir de ahora
les preguntaría a todas las personas que rechazasen ser Samurais si conocían a
alguien a quien pudiera interesarle, eso haría que pudiera reclutar a mucha más
gente, también decidió recomendar a todos su Samurais que hicieran lo mismo que
él.
- Por cierto joven
Kan... ¿Conoces a alguien que le pueda interesar mis telas de alta calidad? -
Preguntó Hano como si tal cosa.
- Sí claro! -
respondió automáticamente Kan - Escribe a mi madre, al palacio de Kazo, el
general del generales. Compra muchísimas telas, estoy seguro de que estará
encantada con tus productos... Y también a Escila, es una mujer Samurai muy
bella que siempre anda mirando trapitos... puedes mandarles mi recomendación.
- Muchas gracias! ¿Te
importaría darles mi tarjeta?
- ¿Tarjeta? ¿Qué es
eso? - Preguntó curioso Kan
- Mira, es esto - Y le
tendió un bello trozo de cuero con unas letras y dibujos grabadas a fuego en
él. - Tiene escrito mi dirección y una breve descripción de los productos que
llevo, es una buena arma de publicidad. Como es muy original llama la atención
y hace que las personas que quieran comprar una tela se acuerden de mi. - y
después de un momento de silencio añadió - Naturalmente también les mandaré una
carta, así les picará la curiosidad y querrán comprobar por si mismas la
calidad de las telas. - Hano sonrió - como verás utilizo técnicas poco comunes
para llevar mi negocio.
- ¡Por mi Katana que
SÍ! - respondió Kan - Aunque por el lujo que veo en tu habitación y en tus
vestidos te debe de ir muy bien!
- Sí, es cierto! - le
dio la razón el hombre acariciando su caro traje - al principio no tenía muchos
clientes, pero ahora ya son casi cien!
- No son muchos para
un negocio - respondió Kan escéptico.
- No para un negocio
normal - le dio la razón Hano - sin embargo mis clientes son muy fieles, y
siempre que tienen que comprar algo vienen a mi, en la práctica atiendo a dos o
tres clientes cada día. - Y haciendo un gran gesto con su brazo para cubrir
todo su salón añadió - vienen a mi casa, nos reunimos en este salón, me cuentan
lo que necesitan, yo les aconsejo y se marchan con la mercancía que
necesitan... y muy contentos. - y terminó diciendo - Además, como mis márgenes
son amplios me proporcionan unos ingresos bastante altos... como bien puedes
ver por el lujo que me rodea.
- ¡Eres un genio! -
Halagó Kan al hombre - ¡¡¡Vaya olfato para los negocios!!! Has logrado tener un
gran éxito en un mercado tan saturado como es el de las telas gracias a tus
técnicas!
El hombre sonrío
tiernamente por única respuesta, era agradable que le reconocieran sus méritos
cuando al principio le habían tachado de loco. Ahora que tenía éxito los hechos
demostraban que tenía razón. Era agradable que alguien se lo reconociera.
-Bueno, entonces me
marcho. - Dijo al fin Kan - Le daré tú tarjeta a mi madre y a Escila con mis
recomendaciones... llevas las mejores telas de la comarca, estoy seguro que más
adelante vendrán de muy lejos para comprarte!
- Muchas gracias -
contestó sencillamente Hano - serás bien venido siempre que vengas Samurai.
En ese momento entró
la mujer que le había abierto la puerta y conducido a Kan al Salón con un
paquete en la mano.
- Toma este regalo -
dijo tendiéndoselo - es un osito de seda que cosí para mi hijo... - y una mueca
de tristeza cubrió su rostro - tú podrás darle mejor uso.
- ¿Qué le pasó? -
Preguntó el joven Samurai temiendo una desgracia.
- Nada - contestó Hano
por la mujer - Mi esposa y yo nunca hemos llegado a tener hijos... parece que
el destino nos niega esa última cosa que nos haría ser totalmente felices.
- ¿Tú mujer? -
preguntó Kan, ella tímidamente asintió afirmativamente con la cabeza - ¡Oh!
Debeis disculparme! En un principio creí que era una criada... por la forma de
moverse. - y agachando la cabeza en una reverencia ante la mujer añadió -
¡Discúlpeme señora! ¡Discúlpeme!
- ¡No te preocupes
joven Samurai! - respondió ella graciosamente - Suele pasar, incluso es bueno
para el negocio. Yo antes era la criada de mi querido esposo... con el tiempo
nos enamoramos y nos casamos. - dijo enseñando un dorado anillo en su dedo que
indicaba que estaba casada - El siempre insiste en que me vista como una
señora... sin embargo yo me siento más cómoda con ropas sencillas, paso desapercibida
en el mercado y nadie me molesta.
De repente a Kan se le
ocurrió una idea brillante... ¡El destino estaba de su lado!
- ¿Desde hace mucho
que deseáis un hijo? - Preguntó a la mujer.
- ¡Una eternidad! -
contestó - o al menos eso me parece a mí. ¡Daría todas la riquezas de mi marido
por un hijo al que cuidar!
Kan miró de reojo a
Hano y vio que estaba acostumbrado a este tipo de comentarios de la mujer, así
que decidió preguntar.
- ¿Y si yo te diera
uno?
- ¿Cómo? - Preguntó
extrañada la mujer.
- Conozco a un
huérfano que apenas tendrá seis años. Es un chico muy alegre y guapo, tiene una
gran habilidad con las manos y necesita mucho amor... y un techo que le proteja
del frío invierno. No tiene a nadie que lo cuide y le quiera... quizás podrías cuidarlo
como si fuera tu propio hijo, abrazándolo y queriéndolo como a tal. - Y mirando
a Hano añadió - Y así tú tendrías a alguien a quien enseñar tus conocimientos
sobre telas... un niño que haría muy feliz a tu mujer ¿Qué te parece?
- ¡En vaya compromiso
me has metido! - contestó el hombre - Primero le metes las ganas a mi mujer de
cuidar a ese niño y después me cargas la responsabilidad a mi! ¿Seguro que eres
un joven Samurai y no un anciano Clérigo?
- Puedo ser más malo
si quereis - contestó sonriendo Kan con cara de pillastre.
En ese momento sonó la
campanilla de la verja y la mujer fue a abrir la puerta, al momento volvió con
un niño.
- Este niño tan mono
pregunta por ti Kan - dijo la mujer - dice ser tu guardaespaldas - añadió
acariciando el pelo de Pio.
- Es de quien te había
hablado - dijo directamente Kan a la mujer con tranquilidad, después de todo
estaba haciendo una buena obra para ambas partes. Pio necesitaba unos padres y
la pareja necesitaba un hijo. Así que lo más lógico es que vivieran juntos.
- ¡Yo no he hecho
nada! - Respondió automáticamente el niño.
- Ja! Parece que está
acostumbrado a armarlas! - Rió Hano nervioso viendo la encerrona en la que le
estaban metiendo... no es que le disgustase la idea de adoptar al niño, el
estaba tan deseoso como su mujer, sin embargo quería saber si el niño le
gustaba realmente a su esposa - No sé, no sé ¿Tú que dices cariño?
- Es precioso dijo
agachándose para ponerse a su altura.
- Gracias - contestó
Pio sin saber de que iba el asunto - No me iras a vender verdad Kan???
- ¿Yo? - Contestó el
joven Samurai sorprendido ante la pregunta de su amigo - solo estoy aconsejando
a este matrimonio tan amable... - dijo recordando las palabras de Hano - y
encontrando la mejor solución para todos - dijo sonriendo orgulloso ante su
ingeniosa respuesta.
- Pero dará mucho
trabajo - replicó Hano - No sé cariño, si fuera algo más mayor...
El hombre calló
inmediatamente al ver la fulminante mirada de su esposa, y abrazando al niño
como si fuera suyo dijo.
- Hano! Como no adoptemos
a este niño vas a dormir en el cuarto de las telas durante toda tu vida - y
terminando de decir esto empezó a llenar de besos la cabecita del niño que los
recibía con el mismo agradecimiento que un sediento gotas de agua.
- Bueno! ¡Parece que
no me queda opción! - contestó su marido haciéndose el hombre perjudicado...
aunque su corazón estaba rebosante de alegría por su reciente adopción -
¡Puedes considerarte nuestro hijo desde este mismo momento! - dijo mirando a
Pio.
El pequeño niño,
incapaz de contestar por la emoción, se abrazó contra su nueva madre llorando
de alegría.
- ¡Mamá! - dijo al fin
entre suspiros y lloros.
- Eh... creo que sobro
- dijo Kan incómodo - me marcho a llevar mi paquete ¿Puedes pasar a verme
mañana al campamento? - preguntó a Pio, este asintió entre sollozos de alegría.
De repente una nube de
humo apareció tras una ligera explosión, momentos después el humo se había
disipado y Kan había desaparecido haciendo gala de uno de sus trucos Samurai.
En la calle Kan se
seco la frente, podía oír las exclamaciones de sorpresa dentro de la casa y los
sollozos de todos por la gran felicidad que les había traído ese día el
destino. Se puso a caminar feliz por la buena obra que había hecho... y por
haber conseguido la tela que buscaba. Estaba tan contento que se puso a correr
hasta el campamento, sus pies parecían flotar sobre la hierba mientras él
corría y corría cargado de energía y felicidad.
- Hola mamá! - Dijo
Kan viendo a su madre al entrar en el palacio.
- Kan ¿De dónde vienes
tan sudado? - Preguntó extrañada, los ejercicios físicos se hacían por la tarde
y aun no era medio día.
- Del mercado, de
comprar una tela para un vestido - dijo sencillamente, y después de darle un
beso a su madre añadió - voy a cambiarme a mi habitación, quiero entregar la
tela antes de comer en el campamento.
Su madre asintió con
una extraña sonrisa en su boca que el joven Samurai no pudo identificar, como
tenía prisa fue a lavarse y a cambiarse rápidamente. Poco después salía de la
casa perfumado y limpio. Su madre, a la que no se le había pasado un solo
detalle por alto mando a Gui, un Samurai experto en camuflaje que siguiera a su
hijo y le informara después de todo lo que había hecho, así como dónde llevaba
el paquete.
Kan vio a su amiga a
las afueras de la enorme tienda que servía como cocina al ejército. Había
supuesto que estaría aquí, puesto que sólo faltaba una hora para comer. Estaba
sentada sobre la hierba con su larga cabellera negra extendida sobre su
espalda, el Sol se reflejaba en su pelo dando aquella sensación de que las
estrellas vivían entre sus cabellos. El joven Samurai estaba silenciosamente
colocado a su espalda, y se sorprendió cuando vio que su mano estaba a punto de
acariciar ese pelo que le tenía tan fascinado. Retiró la mano con un brusco movimiento
que puso sobre alerta a Rosana, que se dio la vuelta rápidamente mientras que
poniéndose de pies se fijaba en Kan.
- Perdona - dijo el
joven Samurai - No quería asustarte.
- Hola! - Respondió la
joven - No te preocupes, estoy acostumbrada con tanto Samurai por los
alrededores - dijo sonriendo - te acabas acostumbrando cuando vives en un
campamento Samurai.
Kan sonrío, nunca lo
había pensado! Para él era de lo más normal encontrarse de repente con un amigo
a un lado o con su padre en su espalda tocándole el hombro con su mano, símbolo
de que le había pillado por sorpresa.
- ¡Tienes razón! ¡No
me había dado cuenta! - Dijo rascándose la cabeza despistadamente - ¡Qué
observadora eres! - Rosana se río ante la idea de que ese joven Samurai, que
según decían era el más prometedor de todo el ejército no se hubiera dado
cuenta de algo tan obvio. - Eh... Rosana, quiero pedirte disculpas por mi
comportamiento de ayer, no pretendía avergonzarte de esa manera.
- No fue culpa tuya -
contestó ella sentándose sobre la hierba e invitando que el joven Samurai se
sentara a su lado - fue culpa de ese maleducado de Omius que me puso en
ridículo delante de todos... - y haciéndole un guiño de complicidad a su nuevo
amigo añadió - hoy he añadido cinco guindillas a su plato ¡Va a saber lo que es
bueno ese sinvergüenza!
Kan agradeció
internamente que le echara la culpa a su Samurai y no a él... parecía que los
rumores sobre su terrible genio eran fundados!
- Yo quería darte esto
para compensarte por el incidente... - y tendiéndole el paquete de cuero espero
a que lo cogiera.
Rosana miró el paquete
extrañada, tenía una forma extraña y supuso que sería una bolsa de shurikens o
alguna otra arma rara Samurai... de todas formas lo tomó para no ofender al
joven y después de dudar si abrirlo ahora o más tarde decidió que ya que el
chico se había tomado la molestia debería agradecérselo en el momento. Bajo la
atenta mirada de Kan empezó a desatar las correas que mantenían cerrado el
paquete para encontrarse... ¡Con el trozo de tela más bonito que había visto
nunca! Su color era perfecto! un azul claro precioso, su tacto era
increíblemente suave... ¿Podría ser...? Sí! ¡Era Seda! Seda de verdad! Cuando
lo acariciaba sonaba un delicado sonido que hacía desear tenerlo puesto,
acarició el trozo de tela contra su cara y miró feliz al joven.
- Kan, es precioso!
¿Cómo has podido escogerlo tan bien? - Y antes de que el joven pudiera
contestar añadió - ¿Por qué me lo has regalado? ¡No hacía falta! pero... ¡Es
tan precioso! No sabía que fueras experto en telas! - Y abrazándolo de alegría
añadió - ¡Oh Gracias Kan!
El joven Samurai no
sabía que hacer, no había esperado una reacción tan exagerada por parte de
Rosana, en el fondo no era más que un trozo de tela... o así lo veía él! Sin
embargo estaba feliz por su amiga... y cerró los ojos para poder aspirar mejor
el ensoñador perfume que surgía de los cabellos de la chica. Ella le soltó y
empezó a medir si la tela sería suficiente para coserse un vestido... mientras
tanto Kan no se había dado ni cuenta de que la había soltado y estaba
idiotamente sentado con los ojos cerrados balanceándose ligeramente... sólo
despertó al oír el gritito de alegría que soltó la chica al comprobar que tenía
para más de dos vestidos con aquel trozo de tela tan hermoso.
- ¡Eres un cielo! - le
dijo - ¡Hoy tendrás ración doble! - y echó a correr hasta su casa para guardar
el trozo de tela en un sitio donde fuera imposible que se estropeara - ¡Gracias
Kan! - Gritó mientras se alejaba.
Kan siguió un rato
sentado viendo como se alejaba graciosamente sin darse cuenta de que dos
personas le observaban a escondidas, una Gui, el Samurai mandado por su madre
para espiarle y otra el Cocinero, el padre de la joven.
Para cuando despertó
de su ensoñación ambos habían marchado y ya era hora de comer. Kan se levanto
feliz por los acontecimientos del día. Había encontrado una familia para un
niño y había hecho feliz a una nueva amiga... Aun y así el joven Samurai no
acababa de comprender por qué su corazón, loco de alegría. Intentaba escapar de
su pecho para seguir a aquella joven en su graciosa carrera.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
18.- El Cocinero
El Sol del mediodía
caldeaba el ambiente prometiendo un día caluroso, la única esperanza de frescor
provenía de una lijera brisa del norte que mecía suavemente las verdes copas de
los árboles contra el cielo azul. Los olores a comida hacían rugir los
estómagos de los Samurais congregados en el comedor a cielo abierto del
ejército Samurai. Ya se estaban sirviendo los primeros platos y el joven Kan
estaba muerto de hambre tras una mañana muy ajetreada. Las voces de miles de
Samurais invadían el ambiente, sin embargo el joven Samurai no escuchaba
ninguna, no podía dejar de recordar a Rosana corriendo por encima de la verde
hierba mientras le daba las gracias por haberle regalado aquella preciosa tela
para que se hiciese un vestido.
- Aquí tiene su ración
doble joven Samurai - dijo una voz despertando a Kan.
El joven Samurai miró
a su lado y encontró allí al cocinero que le estaba sirviendo su ración.
- Muchas gracias! -
contestó Kan - ¡Estoy muerto de hambre! - y agarrando un trozo de pan se puso a
comer vorazmente el delicioso guiso que le había servido el cocinero - Esta riquísimo
- farfulló con la boca llena de comida mientras se alejaba el concinero del
ejército.
- Vaya suerte Kan! -
Dijo Omius, su primer Samurai, a su lado derecho - Estoy de acuerdo con que te
den doble ración - el Samurai Invencible miraba con envidia el gran plato de su
joven superior - eres joven y tienes que crecer... pero yo llevo pidiendo doble
ración desde hace un mes y no me han hecho ni caso! - mostró su plato igual al
del resto de la mesa para demostrarlo - No es que me quede con hambre... pero soy
un hombre maduro y musculoso... - dijo a la par que marcaba los grandes
músculos de sus brazos... mientras que a la Bella Escila, sentada en frente
suyo se le caía la cuchara de las manos a medio camino de su boca. Por alguna
razón nadie se dio cuenta del percance de la chica para su tranquilidad -
¡Necesito más comida! - Añadio el exGuerrero - Estoy harto de ir a la posada
del pueblo a tomarme una comida extra cada día... ¿Qué narices has hecho? - y
bajando la voz susurró - Yo he intentado sobornar al cocinero, a los
camareros... ¡Y nada! ¡Son incorruptibles! Dime que has hecho - dijo levantando
la voz - me tienes intrigado.
Kan miró a Omius como
si este estuviera loco ¿Sobornar a un camarero para que le diera más comida?
¡Qué tontería! La comida era medida exactamente según las necesidades de cada
Samurai para que se mantuviera en la mejor forma posible, Omius era amigo de
grandes comilonas que si no controlaba harían que sus grandes músculos acabasen
siendo grandes sacos de grasa, el cocinero se lo había dicho mil y una veces
sin que le hiciera caso... ¿No aprendería nunca? Bueno, después de todo antes
había sido un Guerrero, y aunque ahora era un Samurai seguía arrastrando alguna
que otra mala constumbre...
- No he necesitado
ningún soborno - dijo por fin Kan - La doble ración me la prometió Rosana - Al
ver la cara de extrañeza de Omius aclaró - La hija del cocinero, la chica a la
que ayer avergonzamos sin querer y que se manchó aquel vestido nuevo al
caérsele encima la bandeja de la carne.
- Recuerdo la mancha -
dijo Escila - No se quitará nunca, es una pena que un vestido tan bonito se
perdiera así - y tomando su vaso echó un elegante trago.
- ¡Increíble! - dijo
sorprendido Omius - Así que avergüenzas a su hija, le estropeas un vestido y te
dan doble ración - y negando con la cabeza terminó - Me parece que voy a ir
corriendo a decirle al cocinero que realmente fui yo el causante de la
vergüenza de su hija ¡A ver si me da otra ración! - y abriendo enormemente la
boca empujó la mitad del guiso dentro de su boca con un enorme trozo de pan,
como no le cabía más la cerró y empezó a masticar a toda prisa intentando
tragarlo todo sin apenas masticar. Escila estaba visiblemente escandalizada y
Kan avergonzado porque su primer Samurai mantuviera tales modales a la mesa. Le
iba a decir cuatro cositas cuando recordó la amenaza de Rosana.
Ella sabía que el
culpable del malentendido había sido Omius, hacía unos momentos, cuando Kan
había hablado con ella, había asegurado que a Kan le iba a dar doble ración y a
Omius le iba a poner cinco guindillas picantes en su plato. El primero de los
puntos se había cumplido... y si el segundo de los puntos era cierto... con el
gran bocado que había tomado Omius...
Era bien visible que
la chica había cumplido su venganza, ya que la cara de Omius se estaba tornando
de un rojo intenso... Aun así el Samurai estaba intentando guardar la
compostura, pues creía que todos los platos eran igual de picantes y no quería
ser él quien se quejase y quedase en ridículo. Así que haciendo un esfuerzo de
voluntad se tragó todo aquel bocado poco a poco y cerrando los ojos para
contener las lágrimas estiró la mano para coger su vaso de agua. Kan se lo
acercó en un acto de piedad mientras intentaba aguantar la risa, puesto que era
el único de la mesa que sabía que el plato de Omius estaba "trucado".
- No te ha gustado la
comida Samurai Omius - Dijo Escila al ver la extraña cara de su compañero -
Está un pelín alegre para mi gusto, pero sin duda un guerrero experimentado
como tú habrá comido cosas peores - aseguró inocentemente.
- Sí, así es -
contestó Omius después de haberse bebido su vaso de un solo trago y mientras se
servía otro vaso más se quejó para si mismo - ¡Un pelín alegre dice! ¡No sabía
que estos Samurais eran tan amigos del picante!
- ¿Decías? - Preguntó
Escila
- No, nada... -
aseguró el Samurai atormentado por las guindillas - que está delicioso, en su
punto diria yo - Y agarrando su cuchara se introdujo otro bocado en la boca,
intentando apaciguar el sabor a picante con un gran trozo de pan de arroz.
- ¡Qué chico más raro!
- susurró Escila a Kan que apenas podía contener la risa.
- Tienes razón -
contestó por lo bajo a Escila - pero vaya aguante que tiene! - La bella
Samurai, que no comprendía nada miró extrañamente al joven con una mirada que
Kan todavía no conocía, una mirada que decía "¡Hombres! ¡Están todos
locos!" y continuó comiendo su ración tanquilamente.
Por su parte el joven
Samurai aceleró su ritmo de comida puesto que ya estaban empezando a servir los
postres. En este momento Kan se dio cuenta de que Rosana no estaba por los
alrededores y se dio cuenta de que había un detalle que no encajaba ¿Cómo sabía
el cocinero que ella le había prometido doble ración? Ella había marchado a
guardar su tela en su casa y según parecía no había vuelto. El joven decidió
resolver el misterio preguntándoselo directamente al cocinero después de comer.
Antes de finalizar su
postre, Omius, que ya estaba rojo como un tomate. Se excusó diciendo que tenía
muchos ejercios que prácticar, el primero la carrera y el segundo la
natación... tras lo cual salió corriendo hacia el río como alma que lleva el
diablo.
Kan que no podía
aguantar más rompió a reir estruendosamente ante la extrañada mirada de todos
sus Samurais.
Después de la comida
todos los Samurais retornaron a sus labores. Kan, con la excusa de agradecer al
Cocinero la doble ración se acercó a la gran cocina instalada bajo una enorme
tienda de campaña Samurai.
- Hola! - dijo
asomándose por entre los plieges de la cortina que hacía de puerta - Está el
Cocinero por aquí!
- Sí llego a ser un
lobo te como - Exclamó una voz a su izquierda.
Kan miró en esa
dirección y vio al cocinero tomando su chaqueta de una percha situada al lado
de la puerta. Era un hombre grande y grueso, Kan nesitaría un brazo más para
poder rodear su gran cintura. Tenía el pelo corto y negro como el ala de un
cuervo. A pesar de haber pasado toda la mañana en la cocina estaba totalmente
limpio, y sólo el agradable olor a especias que desprendía revelaba su
verdadero trabajo.
- Quisiera hablar con
Usted un momento... - afirmó el joven Samurai - si puede naturalmente.
- Puedo, puedo -
afirmó mientras movía su enorme papada de arriba a abajo - yo ya he terminado
mi trabajo, ahora les toca a los camareros recogerlo y limpiarlo todo hasta la
hora de la cena cuando volveré a ensuciarlo todo con mi sabrosa comida -
comentó mientras se acariciaba su gran panza con orgullo. - pero salgamos
afuera, ya estoy cansado de estar en esta tienda. ¿Podemos hablar mientras
camino a mi casa?
- Naturalmente - respondió
Kan y ambos se pusieron a caminar hacia la casa del cocinero en el pueblo.
- Y bien ¿Qué es lo
que querías perguntarme? - Y mirándolo pícaramente añadió - es sobre mi hija
quizás. - el hombre gordo miró fijamente al jovenzuelo para asimilar su reacción
lo mejor posible... y se sorprendió al ver la sincera mirada de inocencia que
le lanzó el Samurai.
- No directamente -
contestó Kan - lo que quería era preguntarle como sabía que Rosana me había
prometido doble ración.
- Eh... - El Padre de
Rosana no sabía hacia donde mirar - pues... - Kan estaba muy extrañado por la
peculiar reacción del cocinero - Mira chico, no quiero mentirte - contestó al
fin - os vi a los dos por casualidad en el patio, cuando estabais juntos y
Rosana te prometía la doble ración. También vi como se alejaba con la tela
entre sus brazos, y conociéndola supuse que se quedaría encerrada en casa hasta
que cosiera el vestido. - y golpeando sonadamente su panza con ambas manos
añadió - Como era obvio que ella no podría cumplir su promesa decidí cumplirla
yo mismo! - y mirando fijamente al joven añadió - El honor de mi hija es muy
importante para mi ¿Sabes?
- No lo sabía -
contestó sinceramente Kan - aunque eso esta muy bien, va de acuerdo con el
código de honor de los Samurais.
El Padre de Rosana se
paró en seco para mirar fijamente, de arriba a abajo, al jovencito que tenía
delante de si. ¿Podía ser realmente tan inocente como parecía?... después de
ver sus ojos, que mantenían su mirada sin amenaza ni falsedad, y su dulce
sonrisa... decidió que aunque pareciera imposible este chico era real. Y
menando la cabeza volvió a andar lentamente.
- Te estoy muy
agradecido Kan - dijo al fin - mi hija estaba muy ilusionada con su vestido
nuevo, el que manchó - el joven asintió con la cabeza para indicar que sabía de
sobra a que vestido se refería - me había estado pidiendo esa tela durante
semanas. Sin embargo el sueldo de un cocinero no da para mucho... pero al fin
se lo compré. - una sonrisa de orgullo se reflejaba en sus ojos - Estaba tan
contenta que se encerró una tarde entera cosiendo su vestido, y al día
siguiente no quería quitárselo. Le advertí que se pusiera otra cosa - dijo
resaltándolo con una mano - pero ella insitió en que nunca se había manchado
sirviendo una mesa... - la cara del cocinero reflejaba orgullo y pesar al mismo
tiempo - y eso era cierto... hasta ayer que se le cayó toda la bandeja por
encima... - al recordarlo el enorme hombre meneaba la cabeza negativamente-
destrozando la carne... ¡Y el vestido! - y golpendo su barriga añadió - Se pasó
llorando toda la noche! y tuve que dárselo de comer a los perros. ¡Un verdadero
desperdicio!
- ¿Le diste de comer
un vestido a tus perros? - Preguntó asombradísimo Kan.
- ¡No hombre! -
contestó golpeando con fuerza la espalda del joven - el vestido no... ¡La
carne!
Kan se relajó, ese
hombre era un tanto extraño... aunque parecía buena persona.
- Quise comprarle otro
trozo - continuó el Cocinero, que al ver la cara de extañeza de Kan agregó - de
tela, para que se hiciera otro vestido... - y mirando con visible envidia la
espada Katana del joven terminó - pero los concineros no ganamos tanto como los
Samurais!
- Parece que te
gustaría ser Samurai - dijo directamente Kan.
- Si, es cierto -
respondió sinceramente el padre de Rosana.
- Entonces ¿Por qué no
lo eres? - al joven le parecía extraño que conociendo la orden como debía
conocerla aun no se hubiera alistado si lo deseaba.
- Bueno, yo soy
coninero - respondió el enorme hombre, que ante la cara de incredulidad de Kan
añadió - bueno, en realidad es por esta gran panza mia. ¿Te imaginas a un
Samurai rebotando contra el suelo en los ejercios diarios?
- ¡Eso es una
tontería! - respondió el joven Samurai - ¡Como si tu forma física importara!
¡Ya te pondrás en forma poco a poco! - Y enfatizándolo con los brazos añadió -
¡Eso es lo que se enseña! No importa lo que seas ahora, sino lo que puedes
llegar a ser con el entrenamiento.
El cocinero asintió
dándole la razón a Kan, en el fondo estaba ansioso por ser un Samurai, pero
para ello necesitaba que algún Samurai lo tomara como aprendiz y el núnca se
atrevería a pedir tal cosa a nadie.
- A media tarde - dijo
Kan finalmente - pásate por mi tienda, yo te nombraré aprendiz Samurai, te daré
tu espada Katana y te enseñaré las artes Samurai... - y dándose cuenta de una
cosa preguntó - por cierto ¿Cómo te llamas?
- Soy Grad'ui - y
acariciando su gran barriga añadió - Aunque puedes llamarme "Grande"
todos mis amigos me llaman así... y me gusta!
- Muy bien Grande,
¿Vendrás?
- ¡Puedes apostar por ello!
- dijo resaltando el hecho golpeando amistosamente el hombro de Kan... donde le
salió un feo moretón horas más tarde - llevo años escuchando entre las mesas
del comedor las técnicas y la filosofía Samurai. Se puede decir que soy un
Aprendiz con Ventaja. ¡Ya verás que sorpresa te doy!
- Espero que no sea
otra doble ración - contestó alegremente Kan - hoy estoy que rebiento, creo que
tendré que ir a mi tienda a dormir un poco para poder dijerirlo todo.
- Pues vete y descansa
joven Samurai - respondió Grande - Que te quiero bien despejado para cuando me
nombres Aprendiz esta tarde. - Y apretando el puño a la estilo de los samurais
gritó - ¡¡¡GAMBARUZO!!! - el saludo Samurai que significa "Me esforzaré
totalmente"
- ¡¡¡GAMBARUZO!!! -
Respondió Kan... y marchó hacia su tienda a preparar las cosas... no sabía si
en todo el campamento encontraría un Kimono de la talla de Grand'ui!
Mientas pensaba en
esto no escuchó una voz que susurraba detrás de un arbusto... "Querida, es
nuestro hijo, no me parece bien que nos escondamos de él... recuerda que yo soy
un general de generales" ni a otra voz más aguda que contestó "Tú
serás todo lo general que quieras... pero en este tipo de asuntos mando yo. Asi
que cállate! Como nos oiga te acuerdas...". Kan tampoco notó el chillido
de dolor ahogado de un hombre mayor que detrás de unos arbustos había sido
golpeado con un abanico en la cabeza.
Era media tarde y Kan
no había conseguido encontrar un Kimono adecuado para la talla de Grad'ui,
gracias al cielo había encontrado un gran cinturón del que colgar su Katana de
aprendiz. Esperaba que fuera suficiente puesto que no había podido hacer otra
cosa.
Grand'ui se acercaba
por el camino vestido con un gran kimono Samurai, el joven Samurai dio gracias
internamente porque el mismo cocinero se hubiera proporcionado a si mismo unas
vestiduras correctas.
- Buenas tardes
Samurai - Dijo contento el enorme hombre con una descomunal sonrisa de oreja a
oreja.
- Buenas tardes Grande
- contestó Kan - ¿Estás preparado?
- Nunca lo he estado
más! ¡Gambarazo! - contestó efusivamente.
- ¡Gambarazo! -
Contestó el joven Samurai contento de que un aprendiz contara con tanta
pasión... y empezó la ceremonia que convertiría a el cocinero en un Aprendiz de
Samurai.
Ya era tarde y era una
noche fría. La luna estaba menguando en el cielo y las estrellas estaban
ocultadas por las nubes. Había sido un día muy movido y Kan decidió dormir esa
noche en el palacio de sus padres, su tienda de Samurai estaba muy revuelta por
el ajetreo de las lecciones de la tarde y estaba demasiado cansado para
ordenarla en ese momento.
Al salir de su tienda,
el joven Samurai escuchó un movimiento extraño entre unos arbustos, no era la
primera vez que le pasaba hoy... como estaba cansado continuó andando sin
investigar, el camino hasta la enorme mansión de sus padres era algo largo, y
estaba ansioso por acostarse. Sin embargo esperaba que pasear bajo la fresca
noche le ayudara a meditar sobre algunos puntos... como por ejemplo los enormes
conocimientos que había demostrado Grand'ui sobre las artes Samurais. Al
parecer había estado escuchando varios años conversar en las comidas a los
Samurais y había aprendido mucho. También se había estado preparando en
secreto, puesto que parecía que deseaba ser un verdadero Samurai de todo
corazón. Kan estaba seguro de esos conocimientos le serían muy prácticos en su
carrera como Samurai, sin embargo no podía decir con presición en cuanto le
ayudarían. El Cocinero aprendiz de Samurai contaba con unos profundos
conocimientos teóricos y una gran pasión nacida del convencimiento, sólo le
faltaba la experiencia... normalmente un Samurai adquiría conocimientos, pasión
y experiencia en sus primeros meses de aprendiz. Sin embargo esto hacía que
algunos no llegaran nunca al grado de Samurai y que quedasen con el grado de
"Caballeros", un grado casi perpetuo que le era otorgado al aprendiz
de Samurai que no acababa por asimilar totalmente la filosofía de vida Samurai.
Desde hacía mucho al Joven Samurai le intrigaban cuales podían ser las causas
para que un Aprendiz de Samurai se quedara a medio camino de convertirse en un
verdadero Samurai y fuera nombrado Caballero. Muchos ancianos Samurais a los
que había preguntado le habían respondido que el factor clave estaba en
"la pasión", "Un hombre, cuya conducta, NO esta regida por el
fuego de su corazón, nunca será un verdadero Samurai" Le habían dicho...
Él estaba totalmente de acuerdo, sin embargo el sabía que la llama de la pasión
debía de estar alimentada por algo... y estaba casi seguro de que ese "algo"
eran los conocimentos. Todo caballero con el que había hablado desconocía algún
punto de la doctrina Samurai, todos tenían fallos en su formación... quizás si
esa formación se mejorase...
Mientras pensaba esto,
Kan, llegó a la puerta del palacio de su padre. Rumiko, la propia madre le
abrió la puerta. Al parecer había presentido que en vez de dormir esa noche en
su tienda de Samurai, iría a dormir a su lujosa habitación en el palacio de sus
padres.
- ¡Mi querido hijo! -
dijo su madre mientras abrazaba a su hijo y lo llenaba de besos - ¡Qué
orgullosa estoy de ti! - añadió mirándolo con la misma mirada de orgullo con la
que le había estado mirando cuando paso de ser un Aprendiz y se convirtió en
verdadero Samurai
- Gracias mamá... -
respondió tímidamente Kan - pero hoy no he hecho nada especial.
- ¡Me has hecho muy
feliz! - contestó Rumiko, y antes de que su hijo pudiera contestar añadió -
pero ahora vete a la cama corriendo que es tarde, luces cansado y mañana te
levantarás antes de la aurora como siempre - y le empujó hacia el pasillo que
daba a su habitación en palacio.
El joven Samurai no
entendía nada de nada, al final se encogió de hombros y siguió el largo pasillo
adornado con las más ricas maderas y los más preciosos tapices hasta el baño
que estaba junto a su habitación. Una vez allí se desnudo y se metió en el baño
de agua caliente que le habían preparado. Una vez dentro y relajado se preguntó
como su madre había podido ordenar que le preparasen un baño tan rápidamente...
El día empezaba a presentar muchos misterios.
Primero el cocinero le
había servido una doble ración que le había prometido su hija... sin haberla
visto, a continuación Grand'ui se había presentado con un Kimono Samurai en
toda regla a pesar de no tener dinero para comprárselo. Después estaban los
extraños movimientos de los arbustos... y por último el extraño comportamiento
de su madre. No sabía por qué, pero su intuición le decía que su querida madre
estaba detrás de todos estos extraños sucesos...
El joven Samurai
apenas pudo acabar de secarse e introducirse en su lujosa cama antes de
quedarse profundamente dormido... por primera vez en toda su vida no se
despertó antes del ocaso, sino que su madre tuvo que despertarlo al medio día.
- Cariño despierta -
escuchó Kan decir a una voz suave entre sueños - El sol ya está en su cenit y
es hora de comer... - y acabó diciendo disgustada - vas a llegar tarde al
comedor del campamento
- Oh! - despertó por
fin el joven - ¿Cómo he podido dormirme? - dijo levantándose de un salto, y
mientras se vestía a toda prisa añadió - ¡Nunca me he dormido!
- Me temo que es culpa
mia - contestó su madre, que al ver la extrañada mirada de su hijo añadió -
ayer me tomé la libertad de echarte unas hierbas en el baño que te ayudaran a
dormir... ¡Parecías tan cansado! - y dándole un beso a Kan mientras este
intentaba guardar el equilibrio calzándose... terminó - parece que se me ha
pasado la mano en la cantidad de hierbas.
- ¡Últimamente estás
muy rara mamá! - dijo Kan mientras se colocaba la Katana - ¿Qué estás tramando?
- Nada malo hijo -
contestó Rumiko - Sólo que una madre se siente feliz y apenada al mismo tiempo
cuando ve que su hijo se hace mayor - dijo sacando un pañuelo y enjuagándose
los ojos... mientras que en su boca lucía una gran sonrisa.
Kan quedó un momento
paralizado mirando a su madre, no entendía nada de nada, sin embargo no tenía
tiempo para contestar, habrío la ventana y después de dar un beso de despedida
a su madre... de un magnífico salto Samurai se posó en la rama de un árbol del
jardín. Este camino, de rama en rama sobre los árboles era el camino más
corto... aunque sólo un ágil Samurai pudiera seguirlo...
- Por la noche quiero
que hablemos y me cuentes todos los detalles - gritó mientras se alejaba.
- Hay mi inocente hijo...
- dijo por lo bajo Rumiko - ¡Cuánto te queda por aprender a pesar de ser todo
un Samurai!
Todos estaban reunidos
y los camareros estaban sirviendo ya el primer plato. Rosana, la hija del
cocinero, estaba empezando a servir la mesa de los Samurais de Kan. Era una
gran mesa de roble en la que estaban sentados más de veinte samurais y
aprendices, los mejores del equipo del joven Samurai... sin embargo faltaba el
propio Kan, y la joven no era capaz de explicarse el por qué, nadie lo había
visto en toda la mañana... ¿Le habría pasado algo?
Mientras la joven
pensaba esto llegó al plato preparado para Kan, como el samurai no estaba se
dio media vuelta para marchar... justo en ese momento escucho una hermosa voz
que le decía.
- ¿A mi no me sirves
Rosana? ¿Me he de quedar con hambre?
Asustada por haberse
olvidado de alguien en sus ensoñaciones se dio la vuelta para ver quien le
había dirigido la palabra y... vio sentado en su sitio, como si llevara
esperando toda la mañana al joven Samurai Kan con una cuchara en la mano y un
trozo de pan mordido en la otra.
- Vaya vaya! -
contestó la chica sonriendo - si parece que al jovencito ahora le gusta jugar
ha hacerse el invisible. - Y sirviéndole doble ración añadió - Pues cómetelo
todo, que tanta invisibilidad debe de haberte dado mucha hambre.
Por única respuesta
Kan empezó a comer con una gran sonrisa en su boca, conocía el genio de la
joven y lo mejor era obedecerla y no replicar... no fuera que le llenase el
plato de guindillas como a Omius. Ella le devolvió la sonrisa y se marchó
caminando tranquilamente hasta la cocina, no antes sin susurrarle al oído que
quería verle detrás de la cocina después de comer.
- ¡Muy buen truco Kan!
- Dijo Omius una vez que la joven se hubo alejado lo bastante - Una aparición
sin necesidad de humos... ¿Cómo lo has hecho?
- Oh! no ha sido
difícil - respondió Kan - todos estabais mirando a vuestros platos y ella se
había dado la vuelta. Iba a utilizar una bomba de humo, pero no quería armar
tanto escándalo... ni estropear este delicioso olor - añadió aspirando el aroma
de su comida.
- Por cierto, ya me he
enterado de que lo de ayer fue una broma - Respondió ofendido el Samurai
invencible.
- Tu Samurai no se
había enterado y se tragó un plato con cinco guindilla entero.- añadió la bella
Escila.
- Si hubieran sido
Siete guindillas no hubiera podido luchar contra ellas - replicó el viejo
Ortack a su lado imitando al padre de Kan. Kazo, el General de generales
siempre insistía en que Siete era el número de Samurais perfecto para formar un
equipo, y nunca se cansaba de dar ejemplos que lo demostraban... Todos
empezaron a reír estruendosamente ante la broma...
- Pues tiene razón el
viejo - dijo entre risas Omius - si hubieran sido Siete guindillas habría caído
al suelo medio muerto... - y soltando una gran carcajada añadió - ¡Menos mal
que la chica no es una Samurai!
- Sí, de momento no lo
es... - respondió Escila - en cuanto lo sea sera terrible... - y utilizando su
cuchara como espada contra Omius añadió - Os imaginais "Rosana, La Samurai
Picante"
Kan también reía ante
la inocente broma de Escila, realmente era una chica terrible. ¡Cinco
guindillas! Era increíble que le hubiera echado cinco guindillas al pobre Omius
cuando dos eran suficientes en un guiso preparado para más de cien personas...
¡El pobre Samurai debía de haber pasado una tarde horrible!
- ¿Qué tal pasaste la
tarde? - Pregutó Kan
- En el río, con la
boca abierta metida en el agua... - El Samurai hizo un gesto con la cabeza
imitando la postura - y sudando como un loco! ...Al menos esto me ha enseñado a
comer con más moderación... y tranquilidad!
Kan sonrió
internamente, llevaba tres meses intentado eneñar esa lección a su primer
Samurai y Rosana lo había logrado en solo una tarde... era una chica tan
hermosa!
- Por cierto Kan -
dijo Escila - ¡Felicidades!
- Gracias - contestó -
¿Por qué?
- ¿Realmente no lo
sabes? - dijo la bella Samurai
- Pues no... - y
mirándola interrogativamente preguntó - ¿Me he perdido algo?
- Vaya que sí! -
Respondió Escila - Esta tarde serás condecorado Comandante!
- ¡Comandante! -
Respondió Asombrado Kan - ¡Pero eso es imposible! Me faltaba una tropa entera
para alcanzar el grado de comandante!
- ¡Pues hoy la has
conseguido! - Respondió Escila - Es una tropa constituida por cerca de un
centenar de Aprendices Samurai... todos inexpertos naturalmente - y añadió -
pero una tropa al fin y al cabo.
- ¡Guau! - respondió
simplemente el joven Samurai - ¿Y quién de vosotros ha sido? - dijo mirando a
sus Samurais.
- ¡Ninguno de
nosotros! - Añadió Escila - Por desgracia mi equipo todavía no llega a tropa...
aunque estoy muy cerca de conseguirlo! - y señalando su plato añadió - ¿No te
dice nada este guiso?
Kan miró su plato un
momento, el día anterior había alistado al cocinero... ¿Sería posible?
- ¿Fue Grand'ui? - Dijo
sorprendido - Si se alisto ayer!
- Sí! - respondió
Escila - se alistó ayer a media tarde, asistió a su primera clase toda la
tarde... y hoy por la mañana ha reclutado a todos los camareros, y estos a
muchos de sus amigos... - y añadió con admiración - ¡Ha formado una tropa en un
solo día!
- Y como con este ya
tienes a cuatro Samurais reconocidos bajo tu mando... - dijo Omius - según las
normativas serás condecorado Comandante Samurai esta misma tarde. - y después
de un segundo añadió - El ya ha sido nombrado Samurai por el propio general de
generales esta mañana, alegó que por la tarde no podría... tenía que ir al
mercado a comprar provisiones para el banquete de por la noche.
Ya estaban sirviendo
los postres y Kan estaba muy feliz. Tragó su postre de dos bocados y corrió a
la parte trasera de la cocina. Rosana le vio marchar, pues estaba vijilándolo
desde lejos... y se reunio con él después de retocarse el pelo utilizando una
gran bandeja como espejo.
Kan estaba brillante
de alegría, no sabía por qué pero su corazón desbordante necesitaba contarle la
buena noticia a Rosana, deseaba compartir su felicidad con ella. El joven
Samurai, en su inociencia, no pensó en los motivos que podían causar esta
reacción en su ser, acostumbrado y entrenado a actuar rápidamente fue corriendo
al claro situado detrás de la enorme tienda que constituía la cocina, al llegar
se econtró con que su amiga ya estaba allí esperándolo, sentada sobre la hierba
de una forma aparentemente tranquila y reposada, la hermosa joven ofrecía su
mejor perfil al impetuoso Samurai mientras que su larga cabellera negra
reposaba en su costado reflejando los dorados rayos del Sol.
Kan quedó paralizado
por la vista, a sus ojos era como si una diosa se hubiera presentado ante él,
los reflejos del fogoso astro en el vestido de la joven creaban la ilusión de
que una auoreora divina rodease su joven y hermosa figura.
El joven Kan grabó esa
imagen en su memoria, años después aun en su vejez, sería capaz de recordar con
todo lujo de detalles lo que el llamaría "La aparición de una Diosa ante
mi"
Al fin Rosana se giró
y dedicándole una sonrisa le invitó a recostarse a su lado sobre la hierba, así
lo hizo Kan descubriendo mientras se sentaba la hermosa vista que se
contemplaba desde ese lugar.
"Es
hermoso," Pensó el Reciente Comandante "no me había dado cuenta de lo
hermosas que son estas tierras, de la belleza contenida en el verde de los
árboles, de lo maravilloso que es el azul del cielo y de lo increíbles que son
las hermosas nubes que hay en el cielo...Aunque más que todo el paisaje y las
montañas..."
- Tú si que eres
hermosa- pensó en voz alta Kan sin darse cuenta.
Rosana reaccionó
asombrada ante las palabras del muchacho recostado a su lado, no esperaba nada
semejante y un lijero rubor tiñó de rojo su pálida faz. Miró sin saber que
contestar al peculiar muchacho que se encontraba a su lado, pero este estaba
contemplando una nube en la lejanía.
- Gracias - Contestó
al fin la azorada muchacha.
En ese momento Kan se
dio cuenta de que había expresado ese pensamiento pribado en voz alta y quiso
morirse de vergüenza, miró asustado a la muchacha sentada a su lado pero ya no
vio ninguna niña, sino una mujer segura de si misma que alargando un dedo le
tapó la boca impidiéndole hablar.
- Entonces... - dijo
tranquilamente Rosana - supongo que ya conoces la noticia.
Kan asintió con la
cabeza.
- Y qué te parece? -
dijo apartando el dedo de la boca del Samurai hacia un lado para dejarle hablar
mientras le acariciaba tiernamente su suave piel inverbe.
- ¡Me encanta! - explotó
con ansia Kan, la joven vio un extraño brillo de pasión en los ojos del Samurai
que le hizo sospechar... - ¡Por fin soy comandante! - Rosana apartó bruscamente
su mano de la mejilla del joven repentinamente avergonzada, gesto que le pasó
desapercibido al joven en su alegría - Es algo que he deseado desde hace
muchísimo tiempo ¿Sabes lo que significa? ¡Soy el más joven Comandante Samuai
de la historia! - después de tomar aire continuó - Al principio pensé muchas
veces que nunca llegaría a Samurai, muchas veces estuve a punto de rendirme!
¡Pero mírame ahora! Mi carrera cada vez va a mejor! - y como si no se lo
pudiera acabar de creer exclamó con júbilo - ¡Esta tarde voy a ser Comandante
Samurai!
La muchacha, una vez
salió de su estupor no acababa de creérselo cuando al fin reaccionó
preguntando:
- ¿Qué vas a ser
nombrado Comandante Samurai? - Le miró perpleja - ¿Pero no hay que tener muchos
años de servicio para ser nombrado Comandante?
-¡Qué va! - Contestó
Kan feliz - Eso es lo que creen muchos, pero lo cierto es que los años de
servicio nada tienen que ver con el título. Las normas son muy claras - explicó
Kan - Para ser nombrado Comandante el Samurai ha de tener a su cargo a 4
Samurais activos al mando de sus tropas respectivas. - Y orgulloso terminó - A
muchos eso les cuesta años de servicio, de ahí viene la equivocación, pero yo
ya he conseguido mis 4 primeros Samuriais Titulados, Omius el primero - La
chica giñó una ceja de desagrado al oír al que consideraba responsable del
destrozo de su mejor vestido - Ortak el segundo, Gr'anSan el tercero y el
cuarto ha sido hoy nombrado... - Y mirándola orgulloso pronunció - ¡Tu propio
Padre!
Rosana se quedó
paralizada ante estas tres últimas palabras, eso explicaba porque había andado
desde ayer "disfrazado" de Samurai por casa, así que realmente por
fin había conseguido llegar a cumplir su más ansiado sueño... un profundo temor
recorrió la espalda de la joven, quizás...
- Dime Kan - dijo
alejándose un poco - ¿Tú has tenido algo que ver en eso? - preguntó mientras le
escrutaba con una helada glacial que no advertió el joven.
- ¡Por supuesto! -
Exclamó el reciente comandante sin percibir la mueca de cólera e indignación
que nacía en la cara de su interlocutora - Ayer hablé con tu padre, fui a verle
para preguntarle como sabía que me habías prometido una doble ración - explicó
- me extrañó que me sirviese doble ración pues tú te habías ido a tu casa para
coserte el vestido sin tiempo de decirle nada - la chica cabeceó levemente -
descubrí que nos había escuchado mientras hablabamos y te daba la tela - así
que su padre la espiaba! pensó la joven - y mientras tu padre y yo conversamos
yo noté que deseaba ser un Samurai, así que esa misma tarde lo alisté y...
¡Parece que no perdió el tiempo!
- ¿Por qué? - preguntó
la joven a punto de explotar de cólera
- Por lo que sé esta
misma mañana formó un ejército de aprendices Samurai formado por camareros y
pinches de cocina, tantos que alcanzó hoy mismo el grado de Samurai. - después
de una lijera pausa continuó - esta misma mañana mi padre le entregó su espada
de Verdadero Samurai con todos los honores, yo no pude asisitir - comentó
avergonzado - mi madre me drogó ayer con unas hierbas para que durmiera toda la
noche y descansara, según ella lucía totalmente agotado y... bueno!- quitó
importancia con un gesto de la mano - se pasó en la dosis y dormí hasta justo
antes de comer. - dicho esto regaló a la joven su mejor sonrisa, la cual estaba
desconcertada.
- ¿De verdad pasó todo
cómo me cuentas? - preguntó esta.
- ¡Naturalmente! - Exclamó
instantáneamente Kan - ¡Yo nunca miento! - y como si eso zanjase el tema
terminó a la vez que asintía con la cabeza - ¡Soy un Comandante Samurai!
Rosana meditó unos
momentos, cuando Kan había dicho que había tenido algo que ver con el
nombramiento de su padre había pensado que él había utilizado su influencia
sobre el General de Generales para que le concediera el Título de Samurai a su
padre, obviamente con la intención de canjearse su favor... pero si las cosas
habían sido así estaba claro que el pobre muchacho era totalmente inocente de
sus sospechas y que todo habían sido imaginaciones suyas, la joven se sintió
avergonzada de pensar así de su futuro... ¡No! Prefirió cortar el pensamiento
antes de estar segura, era obvio que el joven aún desconocía "la
noticia"
- Rosana... -
Interrumpió el joven Samurai los pensamientos de la joven - ... si no sabías ni
lo de mi nombramiento como Comandante ni el de tu padre como Samurai... ¿Cuál
era la noticia que debía saber?
La pobre joven se puso
roja como un tomate, hacía un momento todo había parecido idóneo, pero ahora se
sentía tonta por sus sospechas y porque... no era así como deseaba habérselo
dicho.
- ¿No te contó nada tu
madre? - preguntó con una ligera vocecita.
- No - contestó
directamente Kan - hoy por la mañana mi madre se comportaba de una forma muy
extraña, lloraba y sonreía al mismo tiempo, pero no quería llegar tarde a comer
por si no te veía - ¡Hay! había dicho demasiado! - Así que apenas nos dimos los
buenos días - acabó atropelladamente mientras tanto él como Rosana se ponían
colorados... aunque parecía que contrariamente a avergonzarse, la joven había
vuelto a perder la apariencia de una niña y volvía a tomar la apariencia de una
mujer... al menos a los ojos de Kan!
- Antes, cuando me
dijiste que era hermosa - preguntó en una mezcla de timidez y seguridad - ¿Era
cierto?
A Kan se le cayó el
mundo al suelo, no sabía por qué pero deseaba que se abriera un agujero en la
tierra y le tragase para ocultar su vergüenza, sólo había sido un pensamiento
en voz alta... y también se le había escapado que esta mañana en lo primero que
había pensado era en ver a la joven. Seguramente ella se sintiera ofendida, era
mayor que él y seguramente ya estaría comprometida con otro chico, si ahora
negaba que era hermosa mentiría... y además seguramnete se ofendiera. Pero si
le decía la verdad seguramente se reiría de él, con 12 años era soltero, por no
tener no tenía ni prometida (toda una vergüenza para un chico de su edad como
no cansaba de repetirle su madre) Seguramente la chica pensaría que estaba
intentando conquistarla y se reiría abiertamente de él ¿Cómo podía un joven
como Kan pretender conquistar a una Mujer tan bella como Rosana? Además el no
tenía experiencia en estas lides, en un momento se dio cuenta de que aparte de
su formación samurai sobre ejércitos, armas, etc... ¡Nada sabía sobre mujeres!
Si pudiera habría consultado con Omius ¡El sí era un hombre! Era apuesto,
maduro, musculoso, las mujeres siempre se le quedaban mirando, pero el joven samurai
aún no era capaz ni de hacer asomar un solo pelo en su inverbe cara, su cuerpo
aunque era ágil y fuerte para su edad no tenía aun la fuerza y la forma de un
adulto...
Todas estas dudas
pasaron en menos de un segundo por su mente, sin embargo al final su formación
Samurai, aun en este angustioso momento, prevaleció al fín "Quien no lo
intenta, fracasa antes de comenzar" recordó que siempre decía a sus
aprendices Samurais.
- Eres la mujer más
hermosa que jamás he visto - Dijo al fin Kan, parecía que el tiempo se había
hecho más lento, pero sólo había pasado un segundo desde que la chica había
realizado la pregunta, de hecho aún estaba terminando de decir la frase cuando
el joven contestó a la hermosa hija del concinero.
Rosana pareció
complacida con su respuesta, contrariamente a lo que él había supuesto no se
rió ni se burló de él, sino que alargó su blanca mano para apartar un mechón
del cabello del reciente Comandante Samurai y en un impulso se acercó y posó
suavemente sus labios sobre los suyos, depositando un inocente y suave beso en
la boca del que pronto sería su prometido.
El joven Samurai no
sabía como reaccionar, dejó de sentir su cuerpo, no sabía si su corazón se
agitaba alocadamente en su pecho latiendo en sus oídos y nublando su vista... o
si por el contrario se había parado igual que su respiración. Lo único que Kan
notaba era la cálida mano de Rosana sobre su cuello y sus suaves labios rozando
los suyos.
El beso fue rápido,
inocente y puro, pero para Kan fue lo más importante que le había pasado en su
vida, aún más que su reciente condecoración Samurai... ¿Cuál había sido?
¿Comandante, General, Aprendiz??? No le importaba, en ese momento había
descubierto una nueva dimensión, había aprendido algo que ningún sabio o
anciano podría haberle explicado... que la felicidad no sólo consistía en el
éxito profesional, que había algo mucho más importante que todas las
condecoraciones y técnicas del mundo... ¡El Amor!
Mas tarde no supo bien
por qué lo había hecho, algo en su interior había saltado igual que un resorte
largamente escondido, su mano se había deslizado debajo de su túnica y con el
mismo movimiento había arrojado una estella shuriken hacia unos arbustos a la
par que empujaba a Rosana a cubierto detrás de su propio cuerpo.
Un instinto de protección
se había impuesto en él, un instinto que se había sumado a su entrenamiento
Samurai... un instinto que había salvado la vida de la joven justo en el último
segundo.
Todo ocurrió muy
rápido, Rosana aún no sabía como había llegado al suelo detrás del joven que
había saltado detrás de ella a la par que la empujaba. Sólo había visto algo
brillante desilzarse a toda velocidad donde un instante antes había estado su
cabeza, levantó la mirada, lo justo para ver una estrella shuriken clavada en
un árbol delante de ella. En un momento comprendió que esa estrella habría
impactado en su nuca si Kan no la hubiera empujado.
La muchacha miró para
atrás justo para ver como Kan lanzaba su segundo shuriken hacia unos arbustos,
un grito ahogado le informó de que Kan no había fallado su primer blanco... ni
el segundo.
Aun antes de acabar de
lanzar su primer Shuriken, Kan ya había empezado su primer paso, sólo dos pasos
le distanciaban del matorral. Uno - ¿O habían sido dos? - le habían informado
de que había acertado el blanco.
De una cosa no había
duda, esa estrella había sido lanzado para matar a la mujer que amaba.
Instantáneamente una cólera fría se apoderó de su cuerpo, junto con el segundo
paso una Kantana surcó el aire partiendo el arbusto en un ángulo extraño. Kan recordó
después que esa Katana había sido la suya.
El arbusto se deslizó
hacia abajo como si de una pieza sólida se tratara. Detrás de él un samurai
oscuro miraba con sorpresa al terrible enemigo que en menos de un par de
segundos había hecho fracasar su intento de asesinato, le había acertado con
dos Shurikens en su brazo y en su pierna y había hecho deslizarse un arbusto
como si de magia se tratase. Un frío miedo trepó por la columna del asesino que
agarró una bomba de humo y la arrojó al suelo para intentar escapar
desesperadamente.
De una forma increíble
Kan frenó la caída de la bomba con el plano de su espada y con el mismo
movimiento la desvió unos metros hacia la derecha.
El asesino tembló al
ver la mirada del joven, ya no parecía un indefenso niño de 12 años disfrazado
de Samurai, sino un arcángel blanco lleno de un poder invencible.
Kan trazó un arco
mortal con su Katana, con toda seguridad su enemigo habría perecido decapitado
si una jugarreta del destino no hubiera querido que la pierna del asesino,
herida con el shuriken del joven Samurai, fallase justo en ese instante
haciéndole caer... y esquibar el arco mortal de Kan. Al no encontrar la
resistencia esperada, la espada continuó su camino cargada de una fuerza letal
que cortó limpiamente el tronco de un árbol situado sólo un poco a la derecha
de donde antes había estado el asesino... un tronco que tenía el grosor de una
pierna humana!
El Samurai oscuro miró
desde el suelo, como si estuviera loco, como el árbol caía lentamente. Esto
bastó para que Kan se distragera sólo una milésima de segundo y mirase hacia el
árbol.. ¿Había sido el capaz de realizar esa azaña? En un instante decidió que
eso no tenía importancia en ese momento, y volvió su atención hacia el asesino.
Sin embargo ese instante era todo lo que necesitaba su contrincante, un sonido
siguió a una cortina de humo. En un intento desesperado Kan lanzó una estocada
hacia adelante... pero su espada no cortó otra cosa que aire y humo.
Kan conocía la ténica
lo suficiente como para saber que su contrincante podía ya estar a varios
metros de allí... o justo detrás suyo listo para acabar su trabajo. Así que en
un sólo movimiento enfundó su Katana y dando una doble voltereta mortal hacia
atras aterrizó al lado de Rosana, la cual había quedado hipnotizada por la
agiliadad y destreza de los movimientos del joven. Un instante después supo que
estaba en sus brazos, él la había levantado como si fuera una pluma, en ese
momento no se preguntó como un niño de 12 años podría levantarla sin aparente
esfuerzo, en ese momento Kan no era ningún niño, era un poderoso Comandante
Samurai, la cabeza de la joven se enterró en el pecho del Samurai mientras que
una acogedora cortina de humo les rodeaba a ambos.
En ese momento la
gravedad pareció ser algo sin sentido para la joven. Siempre protegida por los
brazos de su amado y envuelta en una cortina de un cálido humo, fue sintiendo
como si flotara y se deslizase por el aire a una velocidad increíble. El viento
acunaba su cabello como si estuviese bañándose en un lago, y los rayos del sol
la adormencían tranquilizándola.
No podría decir si
habían pasado segundos... o una eternidad. Pero cuando abrió los ojos se
encontró con que un palacio había surgido de la nada.
El Asesino quedó
mirando el claro. Aún no se podía creer lo que había ocurrido. Después de caer
al suelo notó que su contrincante, aquella especie de niño Samurai... no, no
era un niño, más bien un arcangel o un demonio! Fuera lo que fuera había
perdido la concentración unos instantes, los suficientes para que él lanzase su
cortina de humo. De un salto se había posado en una rama alta de un árbol a su
izquierda, oculto por el follaje del árbol había introducido la mano sana en su
manga para sacar otro Shuriken envenenado, sólo necesitaba un tiro y acertaría
a la chica de lleno tal y como le habían ordenado. Despues podría escapar como
alma que lleva el diablo y marcharse lejos, muy lejos donde nunca más tuviera
que ver esos ojos cuyo propietario hacía un segundo casi le había matado. Sin
embargo, aun antes de que pudiese agarrar el Shuriken ese demonio había saltado
hacia atrás como un angeles y había tomado a la chica en brazos, el
pensó que le preguntaría como estaba, antes de que pudiera contestar ella ya
estaría muerta por el veneno de su arma. Sin embargo él no había abierto la
boca, de la nada había surgido un humo blanco, como el de una nube celestial.
El Samurai Oscuro entendió en el momento lo que intentaba el muchacho, pero
sería inútil, estaba justo en el centro de un claro y desde su posición podría
ver hacia que lado saldría corriendo, no podría moverse demasiado rápido con la
chica en brazos y aunque tenía órdenes explícitas de no dañar al samurai, sólo
necesitaba un segundo para poder acertar en su blanco, por tal eficacia era
conocido y por tal fama había sido contratado.
Sin embargo nada
pareció salir de la nube, hubo un efecto raro, como si la realidad se
distorsinara un momento, un efecto que el asesino achacó a las heridas
recibidas, pero ni aun así cerró los ojos, se obligó a fijarse aún más en su
blanco y esperó a que la nube de humo blanco se disipara... ¡Pero fue inútil!
No había nadie en el claro! ¡¡Pero él no había visto huir a nadie!
Sólo quedaba una
explicación, saltó al claro, justo donde había estado hace unos segundos el
joven y hundió su katana en el suelo. Si existía alguna trampilla o puerta
oculta en el suelo él la descubriría... ¡Pero no! No había nada más que hierba
y tierra!!!
En esos momentos
empezaron a oírse ruidos provenientes de su espala ¡Maldita sea! Se había
olvidado de los demás samurais!
A su espalda miles de
Samurais terminaban su comida, algunos habían oído el estruendo de bombas de
humo y un árbol al derrumbarse y acudían prestos a ver lo que pasaba. El
asesino dio dos pasos, lanzó la última bomba de humo que le quedaba y
desapareció en la profunidad del bosque. Corrió y corrió durante horas hasta
que estuvo a Kilómetros del claro... oculto y a salvo en la profunidad del
bosque. Aquí, en la seguridad del profundo bosque, el Asesino rogó con toda su
alma no tener que volver a hacer frente a nada parecido. Por primera vez en su
vida, el miedo, el terror y el pánico se adueñaron de su alma.
-¡Hijo! Qué es lo que
pasa! - Kazo estaba alarmado, nunca había visto esa mirada en el rostro de su
hijo. Hacía un segundo que Kan había aparecido "de la nada" justo en
medio de la sala de audiencias. Aún estaba allí de pies, con su prometida
Rosana en sus brazos.
Kazo no reconocía a su
hijo... sí, era el mismo, pero diez o veinte años mayor. No, claro que no había
crecido, su cuerpo era el mismo, el cuerpo de un joven . Sin embargo su
postura, su mirada, la forma de sostener a su amada como si fuera parte de
sí... y la forma en que esta enterraba su cabeza en el pecho de su hijo consiguiendo
protección y tranquilidad... además estaba esa sensación, la sensación de que
el ser que tenía delante de sí guardaba un poder increíble.
En esos momentos Kazo,
el General de Generales Samurais, el más diestro y poderoso de todos los
Samurais... habría dudado poder vencer a su hijo en un combate frontal.
Pero Kan no era su
enemigo, todo lo contrario, era su hijo y algo terrible tenía que haberle
pasado para que esa mirada anidase en sus ojos.
Justo en ese momento
Kan miró a su alrededor, se encontraba a salvo, en el palacio de su padre. Los
7 Samurais de la guardia personal de su padre estaban allí, los que le habían
protegido y cuidado como sus más poderosos guardianes. También su padre, el más
poderoso Samurai que había existido estaba delante de él. Nada podía ocurrirle
aquí...
Esto pensaba Kan
mientras se relajaba y volvía a ser otra vez el alegre e inocente Samurai que
siempre había sido. Notó que tenía a Rosana en sus brazos, recordaba vagamente
haberla tomado del suelo. Repentinamente avergonzado por su atrevimiento la
posó, de pies, en el suelo. Sus ojos sólo se cruzaron un momento, pero Kan vio
un amor como nunca había visto en su vida.
-¿Qué ha pasado? -
Preguntó otra vez Kazo a su hijo.
- Yo... - dijo Kan
extrañamente afectado - no lo recuerdo muy bien.
- Pero yo sí! - saltó
la joven
Kazo miró a Rosana,
justo ayer habían concretado en una reunión secreta con sus padres que Kan y
Rosana serían prometidos. La medida no era del todo del agrado del General de
Generales, pero su esposa había insistido y el reconocía que en esos aspectos
Rumiko era más sabia que él. Apartando estos pensamientos a un lado se centró
en la joven y la invitó a hablar con un gesto.
-Su hijo y yo nos
estabamos... hablando- se corrigió en el último momento la joven, sin embargo
el rubor de sus mejillas no le pasó desapercibido al General de Generales -
cuando de repente Kan me apartó a un lado salvándome la vida, antes de que yo
supiera que era lo que ocurría el ya había herido a mi agresor y casi lo mata,
si no fuera porque logró huir, entonces Kan me tomó en sus brazos - dijo
acercándose más a su salvador - y me trajo aquí.
Kazo la miró
extrañamente, por la forma de relatar los hechos de la joven y la extraña
mirada de Kan - que ya volvía a ser él otra vez - todo había ocurrido en menos
tiempo del que se tarda en pronunciar una palabra, sin embargo tenía la
sensación de que, para ellos, había parecido un tiempo increíblemente largo.
- Y bien Kan - Dijo su
padre - es así como ocurrió hijo mío?
El joven Samurai tardó
unos momentos en responder.
- Por lo que puedo
recordar, fue así.
- ¿Por lo que puedes
recordar? - Le preguntó otra vez su padre
- Sí - contestó con
una mirada llena de inocencia muy propia del joven - todo pasó muy rápido, yo
no pensaba, sólo seguía mis instintos y mi entrenamiento Samurai para salvar la
vida de Rosana. Eso era lo más importante para mi en esos momentos y lo demás
carecía de total importancia. - Las palabras, tan cargadas de responsabilidad y
madurez, sonaron extrañas pronunciadas por su joven boca.
- Está claro que
alguien ha intentado asesinar a tu prometida Kan - dijo después de unos
momentos - ¿Tienes idea de quién puede haber sido?
Pero Kan no había
escuchado esas última palabras... ¿¿¿Su prometida??? Indiferente a todo lo que
ocurría a su alrededor se sentó en el suelo para pensar sobre el asunto sin
observar la mirada mortal que lanzaba Rosana sobre su anciano padre... el cual
si la había captado perfectamente y sentía una gran necesidad de esconderse
detrás de su asiento.
El Joven Samurai, sentado
sobre el frío suelo de mármol del palacio fue atando los cabos. Todo tomaba más
sentido ahora, la extraña actitud de su madre, las extrañas miradas del
cocinero, las palabras de Rosana antes del ataque, "la noticia"...
sin duda en algún momento los padres de Kan y Rosana se habrían reunido para
prometer a sus dos hijos. Eso era algo totalmente común en su sociedad, siempre
se hacía de esa forma y él se alegraba de que fuera la mujer que amaba - Kan
era incapaz de pensar en Rosana como en una muchacha - la que hubiera sido
escogida por sus padres, de hecho el acuerdo facilitaba mucho la relación, ya
casi estaban casados, la ceremonia sería una simple formalidad que se llevaría
a cabo cuando fueran a vivir juntos. Esta medida hacía que el honor de la joven
estuviera totalmente protegido en contra de las habladurías de la gente, el
propio padre de Rosana, el concinero "Grande" le había informado de
que para él lo más importante era el honor de su hija... ahora comprendía Kan
por qué se lo había dicho, él no lo había comprendido en su momento pero era
claro que todo el mundo ya se imaginaba la relación cuando él aun ni la
sospechaba, suponía que sería por su inocencia... En esos momentos el asunto
carecía de importancia, igual que cuando su padre le explicaba alguna
importante lección, Kan estaba seguro de que la vida le estaba enseñando una
lección muy importante... ¡Quizás la lección más importante de su vida!
Además estaba seguro
de que Rosana y él estuviesen prometidos era la causa de que la hubieran intentado
asesinar. De eso no tenía ninguna duda. Su prometida era hija de un Cocinero,
nadie odiaba tanto a un cocinero como para mandar un asesino a matar a su hija.
Sin embargo el propio Kan era hijo del que sin duda era el hombre más poderoso.
Hasta ahora nunca le había dado importancia al asunto, pero Kan se había dado
cuenta de que si quería conservar a Rosana con vida - ¡Y vaya si quería! -
tenía que empezar a darse cuenta de que había algo más en todo este asunto.
Fue la propia Rosana
la que le sacó de su ensimismamiento, había pasado cinco minutos sentado en el
suelo, justo en el centro de la sala sin responder a ningún llamamiento. Su
padre y sus samurais, lejos de preocuparse conocían la capacidad de
concentración del joven y se limitaban a esperar a que saliese por si mismo,
pero la hija del cocinero no estaba acostumbrada y aunque le habían dicho que
lo mejor era que esperase ella temía que su joven prometido estuviese herido y
un veneno fuera la causa de su mal.
- Kan, Kan - le
llamaba la joven - ¿Estás herido? - Ella habría deseado llamarlo ¡Amor mío!
pero temió que los ocho ancianos reunidos a su alrededor se rieran de ella y se
contuvo.
- ¿Qué? - Preguntó al
fin el aludido - Oh! perdona! - Dijo al fin dándose cuenta de dónde y cómo
estaba a la par que se sonrojaba - ¡Debes pensar que soy tonto! - dijo
rascándose vergonzosamente la cabeza - Estoy bien - dijo al fin - sólo estaba
pensando, no recibí ninguna herida en la lucha.
En ese momento Omius
entró corriendo en la sala seguido por Escila, los dos quedaron paralizados,
con la respiración entrecortada y mirando asombrados a su Comandante.
-¿Y bien? - Preguntó
el anciano a la par que tomaba una taza de té entre sus manos.
- No se padre, estoy seguro
de que el asesino había sido mandado a asesinar a Rosana - dijo a la par que
cogía una mano de su prometida debajo de la mesa.Kan tomó un sorbo de su propia
taza de té y miró a Omius que le miraba extrañado al otro lado de la mesa. Algo
se preguntaba el gerrero. El Joven Samurai aún recordaba como le habían mirado
después de entrar en la sala... justo antes de que el General de Generales
impusiera el orden y se sentaran todos en la mesa para tomar un pequeño
refrigerio y recuperar fuerzas - No te ofendas cariño - dijo mirando a Rosana,
la cual se sorprendió con la rapidez que se acostumbraba su reciente prometido
a los cambios, sólo hacía unos minutos que sabía que estaban prometidos y ya
actuaba como si lo llevaran toda la vida, algo había cambiado, madurado, en la
mirada de Kan, algo que le decía que había aprendido que debía disfrutar de
cada segundo a su lado.
- ... pero no creo que
tu padre sea lo suficientemente importante para que contraten a un asesino para
acabar con su hija. - completó el joven Comandante Samurai
- No me ofendo... -
Rosana quería haber dicho "querido" igual que él había dicho, pero se
avergonzó y cortó la palabra en su boca - es lo cierto, un Cocinero no es una
persona tan importante.
- Eso sólo deja una
posibilidad - respondió Kan - si la intentaron asesinar fue por mi culpa, algo
hay que no sé pero estoy seguro de que pronto me lo contarán - El joven Samurai
dirigió una mirada directa a su padre, el cual se revolvio en su asiento
nervioso
- Bueno - dijo al fin
- puede haber algo... aunque no le había dado imporancia hasta ahora.
- Sí querido, tenías
que habérselo contado hace mucho tiempo - Había sido la voz de Rumiko, la madre
de Kan la que había hablado - Hijo, tú sabes que es costumbre que los niños se
prometan en matrimonio justo después de su nacimiento ¿Verdad? - Kan asintió
con la cabeza y miró a su madre mientras entraba en la habitación calmadamente
- Hace muchos años tu padre luchó en otro ejército, donde hizo un amigo. Los
dos fueron como hermanos durante mucho tiempo y prometieron que sus hijos se
casarían cuando fueran mayores - La Gran Dama miró a su esposo como si hubiera
sido una locura de juventud - con el tiempo sus caminos se separaron y el amigo
de tu padre, en otro tiempo honrado hasta la médula, se fue acercando cada vez
más al mundo de las sombras. - Un respingo recorrió su cuerpo al pronunciar
estas palabras - Ambos se convirtieron en enemigos y al final tu padre salió
victorioso y lo expulsó del país.
Aprovechando la pausa
de su esposa, el General de Generales continuó el relato.
- Pasaron muchos años,
y justo cuando creíamos que no seríamos bendecidos con el precioso don de un
hijo... naciste tú - En los ojos de Kazo lucía una mirada de amor y orgullo por
su hijo - Al año de tu nacimiento amargó nuestra dicha una visita de mi viejo
enemigo, me recordaba nuestro pacto.- una mueca de asco cruzó la cara del
General de Generales - Él en su orrenda maldad, al enterarse de tu nacimiento
había tomado por la fuerza un pueblo muy lejano... y había tomado por la fuerza
a veinte muchachas jóvenes del pueblo a fin de asegurarse de tener una hija. -
Rosana estaba horrorizada con solo pensar en la escena - Así que al fin tuvo la
hija que deseaba para tramar sus planes y la trajo a palacio con el objetivo de
prometeros.
Kazo hizo una pausa
antes de continuar.
- El muy rastrero
pretendía que olvidase su maldad para hacerme cumplir la promesa hecha a él
hacía tantos años. - El general miró a su hijo - Yo por supuesto me negué. Él
viendo frustrados sus planes arrojó a su propia hija al suelo e intentó matarla
pisándole su pequeña cabeza- Kazo respiró aliviado - Por suerte mi
entrenamiento Samurai me hizo reaccionar rápido y pude impedirle que realizara
tal maldad. Así que él se lo pensó mejor y me gritó que él cuidaría a su hija y
la haría crecer... para casarla contigo cuando tuviera edad. - El anciano
parecía abatido después de contar la historia.
-En el último momento
- continuó su esposa - justo cuando desaparecía detrás de una nube de humo
negro y apestoso chilló que si intentábamos casar a alguna otra niña con
nuestro hijo... el la haría matar. - Rumiko miró a Rosana con pesar - con el
tiempo nos olvidamos de las amenazas de ese hombre. Pero por precaución no
prometimos a ninguna niña a Kan, esperamos a que se hiciera mayor y le quisimos
dar la oportunidad de escoger su propia esposa como hacen en los lejanos reinos
del oeste.
Rosana asintió
temerosa, sintiendo como la mano de Kan apretaba la suya de forma protectora.
Ella misma había decidido no casarse con su prometido, derecho que todas las
mujeres tenían de hacer gala aunque rara vez lo hicieran, había decidido seguir
soltera hasta que encontrase a un hombre tan bueno como su padre... al final
había encontrado uno aún más bueno, pero quizás eso le costase la vida.
- Omius - Pronunció al
fin Kan - ¿Por qué entrasteis corriendo en el salón de audiencias?
- Después de comer -
explicó el interpelado con energía contento de poder hablar - escuche unos
ruidos extraños, como bombas de humo en la parte trasera de la cocina, al principio
pensé que serían estrépitos de potas y cazuelas, pero Escila - dijo señalando a
la hermosa mujer a su izquierda - me recordó que habías ido a la parte trasera
de la cocina... a reunirte con la hija del concinero según ella - La chica
sonrió por lo bajo - no sé esta mujer es adivina o como podía haber sabido que
te habías reunido con tu... prometida. Pero lo cierto es que después de ver y
oír un árbol cayéndose me preocupé y acudimos al claro - Escila asintió para
reforzar las palabras de su fornido compañero - cuando llegamos apenas vimos un
humo negro estinguiéndose en el bosque, me extrañé pues sé que tú sólo haces
uso del humo blanco... y entonces fue cuando vi claramente un arbusto partido
limpiamente por el corte de una espada - se veía que Omius estaba claramente
impresionado - al acercarme vi un árbol tan grueso como mi pierna cortado de un
solo y limpio tajo!!!
- Y yo econtré esta
estrella shuriken clavada en un árbol - dijo Escila orgullosa de su
descubrimiento.
- ¡Ten cuidado! -
Exclamó Kazo alarmado
- ¿Qué ocurre? -
Preguntó alarmada la Bella Escila
- Esa estrella
contiene un veneno que te provocaría una muerte instantánea si te cortases con
ella!
Escila alarmada ante
el peligro que había corrido dejó la estrella sobre la mesa... y después de
pensárselo mejor la tomó y arrojó a la chimenea para que el claro del fuego
acabase con el veneno y la estrella para siempre.
- Contra quien te
enfrentaste era un adversario terrible - exclamó Kazo - Un famoso asesino
samurai, un miembro de la tenebrosa orden de las sombras, muy poderoso...
- ¡Y tanto! -
Pronunció Omius - ¡Si cortó un árbol de un tajo debía de tener una fuerza
descomunal! - El general de generales asintió dándole la razón.
- ¡Pero si no fue él!
- Exclamó Rosana.
- ¿Quién fue entonces?
- Preguntó alarmada Escila - Acaso te enfrentaste a dos samurais mi Comandante?
- Dijo visiblemente orgullosa de que su joven superior saliese airoso de una
liza similar.
- ¡No! - contestó
orgullosa la hija del cocinero - Fue Kan quien cortó el árbol! ¡De un sólo
tajo!
Todos miraron
asombrados al unísono al joven Samruai. El cual quedó avergonzado, no le
gustaba reconocer que había fallado al intentar atacar a su adversario, además
le daba pena el pobre árbol.
-¿Es eso verad? -
Preguntó Kazo a su hijo a la par que ignoraba la ofendida mirada de su futura
Nuera.
- Sí - contestó
sencillamente este - No fue a propósito! - se defendió - Ataque al asesino y
fallé... corté el árbol sin querer - aseguró inocentemente.
Su padre le miraba con
un orgullo increíble, Escila tenía la boca abierta ante la fuerza de su
Comandante y Omius sorprendido exclamó:
- ¡Pues menos mal que
fue sin querer! Si llega a ser queriendo te cargas la cocina entera - Y depués
de mirar a su superior otra vez añadió - ¿Pero cómo narices lo hiciste? ¡No es
tan sencilo! ¿Sabes? ¡Dudo que yo mismo pudiera! - y marcando uno de sus
poderosos músculos añadió - y me parece que soy varias veces más fuerte que tú!
¡Si apenas eres un brazo mio!
- Cuando un hombre puro
lo necesita, su fuerza es cien veces la normal y nada es imposible para él -
fue ahora el Silencioso Aki el que habló. - Normalmente sólo usamos una décima
parte de nuestras posibilidades, tanto físicas como mentales. Cuando es
totalmente necesario, y siempre que seas puro de corazón y mente, podrás
encontrar en tu alma y en tu cuerpo unas reservas que te parecerán increíbles,
sea lo que sea contra lo que te enfrentes.
Kazo asintió ante
estas palabras, y después de un momento todos asintieron reconociendo la
sabiduría del Primer Samurai de Kazo y General de sus ejércitos.
Kazo miró el cielo a
través de la ventana. La oscuridad de una noche sin luna no presagiaba nada
bueno. Decidió que todo el mundo debía irse a su casa.. o a su tienda a dormir.
- Mañana nos vemos -
dijo Rosana a Kan - ¿Detrás de la cocina? - El joven asintió con la cabeza.
-De eso nada! -
Exclamó Kazo rotundamente
Rosana saltó como
accionada por un resorte.
- Si se cree que va a
impedirme ver a su hijo por muy poderoso y general que sea va listo! - la
ferocidad en la mirada de la joven impresionó al anciano.
- ¡Me has
malinterpretado! - Exclamó el general de generales levantando las manos en
gesto de paz - lo que quiero decir es que tú hoy no sales del palacio, tu casa
es un sitio demasiado inseguro para ti esta noche - explicó - ayer la vi y
sería como colgarte de una diana y tenderle una flecha al asesino a la par que
le pedimos que te dispare. - La joven palideció ante estas palabras. - Lo que
está claro es que hoy dormireis los dos en la habitación de invitados del
centro del palacio, es la más segura de todas y tendreis una guardia de élite
que os protegerá.
Rosana asintió
obediente igual que Kan. Rumiko, por su parte, miró significamente primero a su
marido y luego a los dos jóvenes.
- ¡Mujer! - exclamó
sorprendiendo a los dos prometidos - ¡No seas mal pensada! Los dos ya están
prometidos, con lo que están a salvo de habladurías, las medidas de seguridad
son necesarias y Rosana necesita la protección personal de Kan, pocos de mis
Samurais son capaces de hacer frente a ese asesino en un combate directo -
reconoció - además ya conoces a nuestro hijo ¡Es más inocente que una lechuga!
- En verdad fue este último comentario lo que tranquilizó a la madre de Rumiko,
la cual partió inmediatamente, custodiada por el Samurai Gui a poner al tanto a
los padres de la joven.
Kan, extrañado, partió
a la habitación de invitados con Rosana agarrada cariñosamente a su brazo. Como
iban escoltados por ocho samurais, cuatro delante y cuatro atrás, el joven comandante
susurró al oído de su prometida:
- A qué se refería mi
madre con su mirada... - y continuó
- y a que vino el
comentario de mi padre de que "soy más inocente que una lechuga"???
Por única respuesta
recibió una callada sonrisa de su prometida la cual pensó pícaramente que una
lechuga sería más peligrosa que su prometido.
- Hola padre - dijo de
impovisto Kan alarmando a Rosana, la cual al mirar detrás de ella vio al
anciano con su mano a punto de posarse en el hombro de su prometido.
- Ummm! - exclamó Kazo
- ¡Muy bien! Nunca habías podido detectarme tan pronto!
- Hoy he aprendido
mucho... - susurró mientras se acercaban a la puerta de la segura habitación.
- Y qué has aprendido?
- contestó Kazo - ¿Qué en caso de necesidad eres más poderoso de lo que tú
mismo piensas?
- No - respondió
sorprendentemente Kan - eso ya lo sospechaba hace tiempo. En realidad he
aprendido algo mucho más sutil e importante que todo eso. Hoy la vida me ha
enseñado la lección más importante que existe, mucho más que todo lo que he
aprendido en todos estos meses de entrenamiento.
Su padre estaba
sorprendido por la gravedad impresa en las palabras de su hijo, y gratamente
intrigado por cual sería el contenido de la lección.
- ¿Y cuál es? -
preguntó sinceramente interesado el general.
- Algo tan sencillo y
cierto que no somos capaces de verlo diariamente - empezó a hablar el
Comandante Samurai - algo tan simple como que lo más importante en esta vida no
son los rangos, ni los méritos, ni las capacidades económicas... - Kazo asintió
en silencio deseoso de escuchar lo que venía a continuación para grabarlo a
fuego en su mente - Hoy he aprendido que lo más importante en la vida es ser
Feliz. Que el Amor y la Felicidad son los bienes más preciados que tenemos y
que hemos de disfrutar de cada segundo de nuestras vidas porque una vez que un
segundo ha pasado nunca volverá.
"" Que cada
segundo que pasamos sufriendo y temiendo estamos desperdiciando nuestra vida
porque para ser totalmente feliz sólo se necesitan tener Amor y voluntad de ser
Feliz.
"" Padre, he
hecho muchas promesas en los últimos meses, pero ninguna tan solemne como la
que me hago ahora mismo ante ti y ante la mujer que amo:
"" Nunca
desperdiciaré más ni un sólo segundo de mi vida, a partir de ahora viviré cada
segundo como un tesoro concedido de incalculable valor y Me Esforzaré por ser
Feliz a cada momento y disfrutar de los seres que amo porque no sé si mañana
estarán ahí. Pero en vez de preocuparme lo que haré será hacerlos Felices con
mi presencia y mis atenciones hacia ellos, y yo mismo me haré felíz a mi mismo
con su mera presencia, pues hoy he descubierto que lo más importante en esta
vida es la felicidad y el Amor.""
Kazo quedó pensativo
en el pasillo mientras la joven pareja se dirigía a la seguridad de las sólidas
paredes. Por primera ocasión su hijo le había superado en Sabiduría y Grandeza
de corazón. Lágrimas de pura felicidad brotaban de los ojos del anciano,
bañando la que fue la más hermosa de todas las sonrisas de su larga vida. Hoy
su hijo le había enseñado la que también había sido la más importante para él.
El anciano General de
generales repitió la promesa de su hijo en silencio, con la mano en su corazón
y lágrimas de felicidad en su cara. También él disfrutaría de cada uno de los
segundos que le quedaban en su vida del Amor de sus seres queridos, pues sabía
que esa felicidad era el más preciado de todos los tesoros que jamás había
atesorado.
COMO SER MAS
FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo
19.- Chang, el Samurai Obscuro
La bella joven se estiró
entre las suaves sábanas de seda. Su larga y reluciente cabellera negra
recorría su cuerpo como si el manto de la noche hubiera deseado posarse sobre
la suave y pura tela. La enstancia tenía un suave olor a incienso y menta, el
suave aroma penetró por sus pulmones haciendo aun más agradable su lento
despertar.
Una sonrisa de
satisfacción y felicidad cubrió su rostro cuando al abrir los ojos vio al
hombre que amaba.
Kan estaba aun sentado
en medio de la lujosa estancia. Bellos tapices adornaban las paredes de una
exquisita madera rematada con adornos de oro y plata. El suelo, cubierto de un
fino y suave tatami invitaba a caminar descalzo sobre él. En el techo una bella
pintura ofrecía la imagen de un fenix protector.
La muchacha miró otra
vez al joven, aparentemente no se había movido en toda la noche. Rosana, ya
totalmente despejada recordó la dureza del día anterior, poco después de saber
que estaba prometida al joven situado en el medio de la estancia había sufrido
un atentado contra su vida. De no ser por la rápida actuación de su prometido
ahora mismo sus familiares la estarían llorando y enterrando. Aún su vida
corría peligro, por ese motivo había dormido en esa hermosa habitación, la
habitación central del Palacio del General de Generales Samurai, sin duda el
lugar más seguro de todo el imperio. Aun y así su prometido había decidido
montar guardia toda la noche, se había sentado en medio de la habitación en una
postura de meditación y había permanecido igual toda la noche. La joven se
preguntó si habría dormido o si, como sospechaba, esa meditación le permitía
estar alerta y descansar al mismo tiempo.
Rosana era una
muchacha tímida por naturaleza, sobre todo en público. Sin embargo en privado y
con los seres amados era una "pequeña fierecilla indomable" como
solía llamarla su padre. Contenta gracias a un descanso reparador, decidió
gastarle una pequeña broma a su reciente prometido. La mujer alargó la mano
hasta la mesita que se encontraba al lado de su cama y agarró silenciosamente
un pequeño broche de bronce que solía utilizar para atar su larga melena en un
práctico moño cuando ayudaba a su padre en su trabajo en la cocina.
Silenciosamente se
sentó sobre la cama tapándose lo más posible con las mantas, apuntó y... lanzó
el bello adorno contra el homoplato derecho del joven con una pícara sonrisa de
triunfo en la voca.
En menos de un
parpadeo el joven presintió el broche, alargando una mano hacia atrás, lo
agarró en pleno vuelo en el aire con la misma facilidad con que Rosana lo había
cogido de la mesita. Y dándose la vuelta burlonamente dijo:
- ¿Has perdido esto? -
Pronunció alegre Kan - ¿Me parece que se ha caído del pelo? - dijo jugetón
mostrando el broche de la chica en su mano.
Rosana lanzó un bufido
fingiendo indignación, en el fondo estaba impresionada pero no quería
reconocerlo... al menos no tan fácilmente.
- ¿Qué tal has
dormido? - Preguntó el joven - Te revolviste mucho por la noche.
- Al principio
descansé mal - reconoció la joven - pero después de despertar un par de veces
dormí de maravilla - y estirándose agregó - ¡Son tan cómodas estas sábanas de
seda!
Al decir eso se le
escapó la sábana de las manos, deslizando rápidamente por su cuerpo. La joven
alarmada alargó la mano, tomó las sábanas y se tapó pudorosamente, debido a la
rapidez de la decisión la noche anterior había tenido que dormir desnuda al
carecer de ropa de dormir. En su desliz había enseñado, sólo durante medio
segundo, un poco más de lo que deseaba. Después de comprobar que estaba ya
tapada correctamente escrutó al joven que había delante de ella intentando
hacerse creer que quizás no había visto nada distraído con alguna otra cosa.
La mirada del joven
estaba fijada en ella, así que era obvio que no se había perdido nada del
"espectáculo", la joven no pudo menos que ruborizarse, tímida por
naturaleza no pudo pronunciar ninguna palabra aunque hubiera deseado decir
algo...
El joven, notando su
vergüenza intentó subirle el ánimo a su amiga.
- No sé por qué te
tapas tanto - dijo - Eres muy hermosa, tanto encima como debajo de las sabanas.
Rosana enrojeció de
cólera ¡Sería descarado! Le miró fijamente dipuesta a cantarle las cuarenta
cuando... se fijó en la inocente mirada del muchacho. La miraba como se puede
mirar una bella pintura, no había nada lascivo ni pervertido en él, más bien
todo lo contrario, su mirada sólo reflejaba una inocencia increíble. En ese
momento la joven recordó las palabras del General de generales el día anterior
"¡Mi hijo es más inocente que una lechuga!" había dicho... Rosana no
pudo menos que imaginarse a Kan como una lechuga gigante con kimono y espada
Samurai. Ante la mera idea de que estaba prometida a una "lechuga
Samurai" no pudo contener una enorme carcajada.
- ¿De qué te ríes? -
Dijo el Joven Samurai incómodo - ¿He dicho algo inapropiado?
- No Kan - contestó
alegre conteniendo la risa - todo lo contrario - y lanzándole un beso añadió -
¡Eres un cielo!
Ahora fue el joven
quien se ruborizó de arriba a abajo, la joven no pudo contener el pensamiento
de pensar que igual en vez de una lechuga samurai era un "tomate
Samurai!". Una risita contenida cruzó la cara de la bella muchacha que,
temiendo ofender a su salvador, se controló para que no fuera a más.
- Estoy muy contento
de saber que eres feliz - dijo el joven comandante acercándose al lecho de la
hermosa muchacha y sentándose en su borde.
Rosana se
intranquilizó un poco, un mar de sentimientos cruzó su pecho. Por un lado Kan
la había salvado de la muerte el día anterior, también sabía que era su
prometido y que era aún un niño inocente, pero ella no
podía dejar de ver a
un Samurai, a un hombre y después de todo ella estaba totalmente desnuda debajo
de las sábanas y él estaba allí sentado tranquilamente en su lecho, es cierto
que lo hacía con inociencia, sin segundas intenciones, pero la joven no pudo menos
que ruborizarse y sentirse un poco insegura... a la par que también se sentía
segura por la protección que sabía que el joven le brindaba ante cualquier
ataque... en un momento cortó el hilo de pensamientos temiendo que su prometido
pudiera leerlos en su cara, sin embargo después de mirarlo fijamente comprendió
que él no era capaz de intuir tales cosas. Quizás fuera un Comandante Samurai
exquisitamente entrenado en el arte de la guerra y los ejércitos, pero respecto
a mujeres aún sabía menos que la mayoría de los hombres ¡Y eso ya era decir
poco!
Kan por su parte
interpretó el tibio rubor de su prometida como un efecto secundario de la risa.
Tampoco le extrañó su silencio pues él lo agradeció para poder contemplarla
hermosa y pálida contra la suavidad de las sedas y el negro ondular de sus
cabellos.
Justo en ese momento
Rosana se dio cuenta de como contemplaba su prometido su larga cabellera negra.
La joven estaba muy orgullosa de ella y en ese momento se le ocurrió una idea,
con un movimiento de su brazo cambió de postura el largo fluir de sus cabellos
recostándolos por encima de su hombro derecho y colocándolo por encima de las
sábanas. De esta forma, mientras ella permaneciera sentada, sus propios
cabellos le cubrían el cuerpo por encima de las sábanas, aun en el caso de que
se le resbalase la sábana otra vez su pudor quedaría totalmente tapado por sus
negros cabellos.
- ¿De verdad te
parezco guapa? - Preguntó ella al fin
- Eres más que eso,
eres muy hermosa - contestó honestamente Kan.
Una sonrisa elevó el
ánimo de la muchacha que justo iba a decir algo cuando sonó la puerta.
- Es Gui - susurró Kan
antes de decir más alto - ¿Quién es?
- Soy Gui comandante -
dijo el interpelado detrás de la puerta - me manda su madre, desea que acudais
a desayunar al salón principal.
- ¿Y por qué no me lo
dice ella misma? - Preguntó extrañado Kan - Si está ahí mismo contigo - Una
mueca de sorpresa cruzó la cara de Rosana ¿Acaso su prometido veía a través de
las puertas?
- Eh... - contestó
nervioso el experto en camuflaje detrás de la puerta - Su madre pensó que yo
resultaría menos... "agresivo" para su prometida, no deseaba causarle
pesar - contestó sinceramente como se espera de todo Samurai. Después de decir
esto se escuchó un enfadado bufido procendente de una mujer que decía algo así
como "Estos hombres no saben nada!!!"
Kan miró sorprendido a
Rosana, visiblemente incomodada por la discursión y decició atajar el asunto
contestando.
- De acuerdo, en 15
minutos estaremos en el salón - y después de escuchar atentamente unos segundos
añadió - y Mamá, márchate con Gui.
Rosana miró
atentamente a su prometido, el cual le explicó sencillamente:
- Mi madre es muy
amiga de espiar detrás de las puertas - durante un momento su mirada se perdió
en el infinito y al fin dijo - ya puedes estar tranquila, la persona más
cercana está a 15 metros de la puerta.
- ¿Cómo puedes
saberlo? - preguntó impresionada la joven.
- Oh! Es muy sencillo,
es parte de mi entrenamiento samurai - explicó - además yo he crecido en este
lugar, así que me es más facil situarme que, por ejemplo, en un bosque.
Rosana meditó un
momento sobre el hecho, eran increíbles todas las habilidades del joven...
tanto como que se refiriera a ese increíble palacio como "este lugar"
¡Igual que si fuera una simple choza!
-Será mejor que te
vistas - dijo el joven, ella le contestó con una significativa mirada ¡No
prentendería que se vistiera delante de él!
Ni que decir tiene que
Kan no entendió la mirada de la joven, después de un rato pensó que igual le
estaba pisando la sábana, miró donde estaba sentado pero comprobó que no, así
que lanzó una inocente mirada a la joven... la cual le fulminó con la mirada.
¿Qué era lo que pasaba? Kan al final comprendió... o creyó comprender. ¡Pero no
era para tanto!. Alargó su mano, cogió la ropa de la joven y se la tendió, al
ver que no la cogía se la posó al lado.
- ¿No prentenderás que
me vista delante tuyo, VERDAD? - dijo a la par enfadada y divertida ante la
visión del desconcertado joven, el cual quedo durante un momento paralizado
pensando en cual era la respuesta correcta.
- Eh... ¿Sí? -
Contestó tímidamente.
Un sonoro bofetón
cruzó la cara del joven.
- ¡Ay! - exclamó - ¿La
respuesta era No??? - preguntó tímidamente ¡Vaya genio!, al ver el cabeceo de
la joven Kan se levantó y fue hasta la puerta. Dudó un momento antes de salir,
no deseaba dejarla sola, además no comprendía el por qué del asunto y menos de
la bofetada, así que preguntó inocentemente...
- ¿Tengo que salir de
la habitación? - y añadió - no quisiera dejarte sola... por si acaso.
La chica meditó un
momento y al fin contestó:
- Con que te quedes
ahí es suficiente - y aclaró por si acaso - pero tienes que prometerme que no
te darás la vuelta hasta que yo te lo diga.
- Te lo prometo -
después por si acaso añadió - te prometo que si no oigo ningún ruido extraño o
ningún peligro inminente no me daré la vuelta... - después de dudar preguntó -
¿Te vale eso?
- Sí - Rió la joven
que ya había saltado de la cama y se estiraba tranquilamente disfrutando de la
suave sensación del tatami debajo de sus pies. Azoto su cabello para su espalda
y pícaramente se acercó hacia su prometido con la total seguridad de que Kan
nunca incumpliría una promesa como Samurai de honor que era.
- ¿No has descansado
nada en toda la noche? - preguntó acariciando suavemente la espalda del joven
buscando músculos tensos y después de encontrar un par de ellos empezó a
masageárselos suavemente.
- ¡Qué gusto! -
susurró Kan - No he dormido, si es eso lo que preguntas. Simplemente he
meditado, mantiene descansado el cuerpo y alerta la mente - casi no podía
pronunciar las palabras del placer que sentía con el ágil masaje de la joven en
su espalda - ¿Te puedo preguntar algo?
La mujer guardó
silencio un momento, estaba disfrutando con su juego, estaba completamente
desnuda en una lujosa habitación con su prometido, eso la hacía sentirse muy
mujer. A la par el joven era un hombre de honor con el que estaba totalmente
segura y que, realmente, no la estaba viendo, así que en la práctica era igual
que si ella estuviera totalmente vestida delante de él charlando amigablemente.
Curiosamente, a parte de su timidez habitual, la situación le proporcionaba una
seguridad en si misma y una feminidad de la que estaba disfrutando.
- Pregunta - contestó
al fín.
- ¿Por qué me has mandado
que me diera la vuelta? - y añadió ofendido - ¿Y por qué me has pegado? -
después como si temiese algo añadió - ¿Te he ofendido en algo?
- ¿De verdad no lo
sabes? - preguntó extrañada y sorprendida ¡Si que era inocente como una
lechuga!
- Si lo supiera no lo
preguntaría - contestó molesto Kan mientras la mujer notaba que sus músculos se
tensaban incómodos.
- Relájate - ordenó
ella, él se destensó y una sonrisa cruzó la cara de la bella muchacha - No
sabes nada de mujeres - era una afirmación, no una pregunta, después de
pensarlo un momento continuó. - a las mujeres nos molesta que los hombres nos
vean desnudas - dijo al fin.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué? - la
sencilla pregunta alarmó a la joven que interrumpió su masaje... pero continuó
después de un leve gimoteo del joven - Bueno, supongo que nos hace sentir
inseguras. Además un hombre no suele mirar a una mujer desnuda con muy buenos
pensamientos.
- ¡Yo no tengo malos
pensamientos! - exclamó Kan no del todo seguro de que eran "malos
pensamientos" - además no tienes porque sentirte insegura porque te mire
¿Acaso no te miro cuando estás vestida? - La muchacha no sabía si le acababa de
gustar que Kan "la mirase" cuando estaba vestida... pero decidió que
lo decía con buena intención - Eres preciosa, no deberías avergonzarte de ti
misma. Ninguna mujer es tan hermosa como tú.
La sencilla afirmación
encantó a la joven que reaccionó impulsivamente poniéndose de puntillas y
lanzando un beso a la mejilla de Kan desde la espalda. Al ver que este giraba
un poco la cabeza se la sujetó con ambas manos para que mirase otra vez hacia
la puerta.
- No soy tan hermosa!
- contestó medio en serio medio en broma Rosana - ¿No crees que Escila es más
guapa que yo?
Kan lo meditó y
momento y rápidamente contestó.
- Sois distintas,
Escila es Rubia y de ojos azules, tú pelo es... - dudó un momento - como la
noche iluminada por las estrellas - la descripción encantó a la joven - y tus
ojos son como puntos negros en los que me hundo cada vez que los miro - Kan
sentía algo de vergüenza al decir lo que sentía, pero sencillamente no
encontraba otra forma de expersarlo - Escila está algo morena por el sol, tú
eres blanca como la leche - y después de dudar un momento añadió - además
Escila es demasiado... ¿Cómo se dice?
- Boluptuosa? - Le
ayudó al joven.
- Sí eso, Bolptosa -
contestó incapaz de pronunciar correctamente la palabra.
- Yo creía que eso era
algo que gustaba a los hombres - dijo interesada la joven sin darse cuenta de
que se había abrazado a la espalda de Kan para susurrarle al oído y escucharle
mejor.
- Normalmente sí -
contestó él - suelo escuchar muchos comentarios sobre los distintos tamaños
de.. las boltposas mujeres. - la palabra se le seguía atragantando, lo cual
causaba un visible agrado a la joven - pero yo no le veo un por qué, quizás sea
porque soy aún joven y eso son cosas "de mayores" pero creo que una
Samurai es mejor si no es tan... eso, que si lo es. Debe de estorbar mucho en
la lucha!
Rosana no pudo
reprimir una carcajada y le propinó otro beso en la mejilla al joven antes de
separarse e ir, al fin, a vestirse sin poder reprimir un pensamiento
"Depende del tipo de lucha".
Rosana y Kan entraron
de la mano en el gran salón, la madre del muchacho los miraba entre con pena y
alegría y los invitó a sentarse a la mesa. Kazo presidía la mesa y los dos
jóvenes se sentaron en el medio de la larga mesa uno al lado del otro.
- Padre - dijo Kan
mientras se servía una taza de zumo - he estado pensando esta noche - dijo
enigmáticamente - he decidido que sólo hay una forma de acabar con esto - y
mirando fijamente al general de generales añadió - He de ir a luchar contra el
asesino personalmente.
Kazo meditó un
momento, había previsto una acción similar y contestó:
- Eso sería inútil -
al ver la cara del muchacho añadió - cuando acabases con el asesino, otro
vendría en su lugar. Como reza el dicho "Para prender a los bandidos
captura al que los manda." - Kan asintió pues lo conocía - Hay que acabar
con el padre de tu otra... falsa prometida. - después de un segundo añadió -
con "Chang, El Samurai Oscuro"
Rosana se atragantó,
no le gustaba como sonaba eso. Ya había visto las habilidades de Kan y sólo era
un muchacho, un poder similar mal utilizado sería horrible!
- Bien, lucharé contra
ese Chang en combate singular, le venceré y volveré - dijo simplemente Kan
mientras acababa de desayunar - ¿Dónde puedo encontrarlo?
Kazo miró a su hijo,
el joven Samurai creía que todo el mundo cumplía su palabra y su honor, no se
daba cuenta de que algunos seres como Chang hacían uso de las más torcidas
artimañas para conseguir lo que deseaban. Un lijero temor por su hijo recorrió
el cuerpo del anciano Samurai, no sabía si Kan estaría ya preparado para
enfrentarse a la realidad por su cuenta.
- Chang está exiliado
en una pequeña Isla muy al sur. Una zona volcánica muy peligrosa donde él mismo
se ha refugiado. - explicó el anciano Samurai - nunca la hemos atacado pues
sería una perdida inútil de vidas, ningún ejército puede recorrer la zona sin
sufrir graves pérdidas por los nocivos gases y la lava ardiente... eso sin
contar que habría que hacer frente a un ejército de renegados que no tienen
sentido del honor, dispuestos a hacer lo que sea para conseguir la victoria.
- Pero eso es
horrible! - saltó la joven
Kazo asintió con la
cabeza, para él se había guardado que esos renegados eran, en su mayoría, gente
engañada y utilizada, que temía día a día por su vida, pues si fracasaban en
una misión serían ejecutados sin contemplaciones... tanto ellos como sus
familias.
- Por desgracia no es
posible erradicar la maldad de la tierra, siempre habrá gente malvada... - Kazo
suspiró - lo único y lo mejor que se puede hacer es enseñar el camino correcto
a cuantas más personas mejor, pues de esta forma los salvarás del camino de las
desgracias, la envidia, el fracaso, la estafa, el asesinato y la deprabación.
Kan continuó
pensativo, lo había decidido, esa misma mañana se reuniría con sus Samurais y
formarían una tropa de élite con la que atacarían el reducto de Chang para
terminar con sus maldades y así se lo dijo a su padre.
- Si tan decidido
estás yo mismo te acompañaré - Rumiko y Rosana temblaron visiblemente -
Triplicaré la guardia de palacio para que cuiden de tu madre y tu prometida,
mis mejores Samurais quedarán aquí junto con Gui para guardarlas, y marcharemos
Siete Samurais para cortar el tema de raíz.
Kan asintió y se iba a
levantar cuando Rosana le tomó la mano "quiero hablar contigo a
solas" le susurró al oído. El joven asintió y después de disculparlos se
dirigieron a la puerta. En el último momento Rosana volvió sobre sus pasos y
susurró unas palabras al oído de Rumiko, la cual asintió e hizo un gesto con la
mano, cuando los dos jóvenes prometidos salían por la puerta principal Gui
partía presto a cumplir las órdenes de la Gran Dama.
Kan y Rosana se
dirigieron a los jardines interiores del palacio. Kan podía sentir la presencia
de varios Samurais de la guardia de palacio escondidos en las sombras. Sin
embargo su entrenamiento incluía la discrección, nada de lo que se dijeran los
jóvenes prometidos sería nunca repetido.
- Temo por ti - dijo
al fin la joven - se que eres poderoso y capaz, pero te vas a adentrar en un
terreno desconocido para ti, donde estarás en desventaja y donde cabe la
posibilidad de que fracases.
Kan sonrió tranquilamente,
ese era un buen resumen de la vida del Samurai. Meses atrás - ¡Parecían años! -
había decidido hacer frente a la vida del Samurai, ya su primer día venció a
los fantasmas del miedo y del fracaso. El sabía que siempre estaban ahí, al
borde del camino, intentando capturarlo para que se rindiera, ahora hacían uso
de su bella amada para que dejara de intentarlo.
- Si no lo intento ya
habré fracasado ¿Lo entiendes? - La joven asintió reconociéndolo - es cierto,
siempre puedo fracasar, nada en esta vida es seguro. Pero nunca me entregaré
sin antes haber luchado con todas mis fuerzas. - Kan hizo una pausa para dejar
que la joven comprendiera - Me hice una promesa a mi mismo hace mucho tiempo de
que así actuaría siempre. - después de otra pausa añadió - Se que arriesgo
mucho, mi apuesta es muy alta amor mío - La joven quedó paralizada por las
palabras y escuchó atentamente - me juego mi propia vida, si fracaso la
perderé... si obtengo el éxito te ganaré a ti. Y contigo la felicidad de toda
una vida - El Comandante Samurai la miró directamente a los ojos - Sin riesgo
no hay beneficio. - ella asintió calladamente - La recompensa vale la pena - él
sonrió ligeramente - me arriesgaré y triunfaré.
Rosana entendió muchas
cosas en ese momento. Sólo gracias a un continuo arriesgar Kan había conseguido
llegar a ser lo que era actualmente. En un principio se habría arriesgado a
triunfar y a cambiar. Seguramente habría sufrido desprecios y burlas por
trabajar para cumplir sus sueños. Poco a poco había ido consiguiendo pequeños
logros que le habían forjado como hombre y como Samurai.
La joven, por un
momemto, volvió a ver al hombre escondido en el niño y supo que estaba ahí,
esperando a aflorar cada vez más poderoso y seguro de si mismo.
- Entonces te ayudaré
- contestó ella al fin posando sus labios suavemente sobre los de él.
Poco después se
encontraban en las habitaciones donde habían pasado la noche, sin darle ninguna
explicación la joven le había arrastrado corriendo hasta ellas. Al llegar había
mirado a su alrededor y sonreído. Después cerró la puerta detrás de ellos y
atrancó la puerta con el cerrojo. Kan estaba anodadado y no sabía como
reaccionar. Ella tomó una toalla de encima de la cama y se la arrojó al pecho,
el joven la tomó en el último momento y la miró extrañado.
- Desnúdate - dijo
ella riéndose pícaramente.
El joven Samurai quedó
pasmado por la insólita petición. Sin embargo, acostumbrado a obedecer y a
actuar empezó a desabrocharse la parte superior de su kimono. En el último
momento sonrió como si se acordara de una antigua broma y dijo:
- De acuerdo, pero
date la vuelta
Ella sonrió, medio
indignada medio divertida, pero cumplió su petición, aunque Rosana, más astuta
por naturaleza miró al joven utilizando para ello el reflejo de uno de los
dorados adornos de las paredes mientras su sonrisa pícara aumentaba por
momentos. Lo que más le sorprendió fue la gran cantidad de armas que el joven
guardaba entre los plieges de su Kimono Samurai. Cuando acabó le dijo
sencillamente.
- Tápate con la toalla
El joven tomó la
toalla y se la enroscó en la cintura. Un segundo después extrañado por el
detalle de que la mujer supiera exactamente en que momento había terminado la
miró y buscó con la mirada por la habitación. Poco tardó en darse cuenta del
engaño de la mujer y se rió ante su astucia haciéndole una seña por medio del
reflejo.
Rosana se rió
abiertamente y puso una sonrisa de "te gané" a la par que se daba la
vuelta.
- Ahora métete en la
bañera - ordenó señalando.
Kan miró una gran
bañera de bronce que había sido situada en una esquina de la habitación junto a
una mesita repleta de hierbas, se fustigó mentalmente por no haberla advertido,
de haber sido un enemigo los habría matado a los dos. Sólo entonces se dio
cuenta de lo mucho que había relajado su defensa en los últimos minutos.
Kan tanteó el agua con
su mano ¡Estaba ardiendo! miró de reojo a su prometida pero su postura no
admitía replicas. Suspiró y metió una pierna en el agua, después de dudar un
segundo dejó que la toalla deslizase entre sus piernas y se posara en el seco
suelo, él no tenía los mismos prejuicios de la joven, sólo había querido darle
a probar una muestra de su propia medicina. Arggg ¡El agua estaba realmente
ardiendo!
- ¿Prentendes
guisarme? - Preguntó el joven
Rosana sonrió como
única respuesta, a la par que tomaba una pequeña esponja marina y la untaba con
una pastilla de un agradable jabón. Después empezó a frotar al joven con la
esponja para limpiarle y masajearle al mismo tiempo.
- Te has pasado toda
la noche despierto - susurró ella - tus músculos están tensos y resentidos,
necesitan un poco de descanso si vas a afrontar una batalla - razonó ella -
necesitarás estar al tope de tus posiblidades ¿Verdad?
- Tienes razón -
contestó él relajándose - pero podías haber esperado a que se enfriase un poco
el agua no crees?
- No! - contestó ella
enérgicamente - este calor ayudará a relajarse a tus músculos, mira - señaló -
tú piel ya está roja, eso indica que tu sangre está fluyendo con más libertad,
limpiando tu cuerpo por dentro y nutriéndolo - explicó ella - yo que estaba
segura que un fornido samurai como tú no tendría problemas en aguantar un
poquito de agua caliente - se burló
- Y no lo tengo! - se
defendió ofendido - Sólo había sido un comentario. - refunfuñó.
- Además - siguió como
si él no hubiera dicho nada - en esa isla habrá mucho calor, necesitas tener
los poros muy limpios para poder sudar adecuadamente y no desmayarte por el
calor. - dijo mientras le frotaba la espalda.
- ¿Cómo sabes tanto de
medicina? - preguntó él directamente.
- Desciendo de una
larga familia de médicos y herbalistas - ante la mueca del joven ella aclaró -
mi padre es "la obeja negra de la familia" - en vez de utilizar las
plantas para curar... ¡Prefiere cocinarlas y comérselas! - una carcajada surgió
de la joven como si fuera una vieja broma familiar. - si hicieras un poco de
memoria recordarías que mi madre es la que se encarga de efectuar los primeros
auxilios a los samurais en la batalla.
- No lo sabía -
contestó honestamente Kan - nunca he acudido a una batalla con el ejército -
calló un momento para tragar saliva - hasta hoy.
Rosana se preocupó por
este hecho, pero ahora ya nada podía hacer para cambiar la decisión de Kan...
menos apoyarle y ayudarle en todo lo posible.
- No importa - le dijo
ella besándole la mejilla - seguro que lo harás de maravilla - y antes de que
el pudiera contestar hundió su cabeza en el agua de un tirón!
Kan pataleó y tiró
hasta que al final sacó la cabeza del agua, no había podido tomar aire e instintivamente
había tragado un buen bocado de agua.
- ¡No te entiendo! -
dijo al fin - primero me besas y luego me intentas matar - añadió ofendido -
¿Me quieres o me odias?
Rosana quedó fría ante
la directa pregunta del joven, no pensaba que fuera a hacerle esa pregunta tan
directamente, avergonzada metió otra vez la cabeza de Kan bajo el agua, pero
esta vez el estaba preparado y pudo aguantar la respiración durante el minuto
que la joven, distraída en sus propios pensamientos, lo mantuvo en esa posición.
- No te odio - le dijo
al fin sacándolo del agua - y si me comporto así... - dijo seductora - es
sencillamente porque soy una mujer. - Le había dado una respuesta lo
suficientemente buena, razonó ella, no decía nada ¡Y decía mucho!
Kan quedó pensativo unos
momentos recostado relajado contra la bañera mientras Rosana le lavaba el pelo
con un suave masaje en la cabeza que hacía sus más gratas delicias. Por lo que
sabía podía ser que el minuto siguiente estuviera otra vez bajo el agua, así
que decidió que lo mejor era disfrutar cada segundo agradable y procurar no
salir mal herido de los ataques de genio de la mujer. Estaba decidido a
disfrutar todo lo posible esos momentos. Después de todo cabía la posiblidad de
que estos fueran sus últimos momentos juntos. Kan era inocente, pero no iluso,
como samurai entrenado tenía plena conciencia de que podía morir en sólo unas
pocas horas bajo el filo de una Katana enemiga. No permitiría que pequeños
detalles sin importancia estropeasen ningún momento de su vida.
No tanto lo era la
joven Rosana que, quizás por su juventud, creía que aún le quedaban largos años
de vida, de no haber sido así quizás se hubiera entregado a disfrutar esos
instantes con la misma intensidad del joven y sabio samurai.
Después del baño
caliente, la joven tumbó a Kan boca abajo en la cama y, sentándose sobre él con
suavidad, empezó a masajearle primero la espalda, seguido de la cabeza, los
brazos y los músculos. Al principio de una forma suave, casi acariciándolo,
para a continuación ir aumentando la presión hasta relajar y destensar todos
los músculos del joven.
- Estoy en la gloria -
logró balbucear el joven.
- Cuando acabe - dijo
sonriendo la chica - te encontrarás totalmente descansado y sin tensiones, como
si fueras un "nuevo Kan" recién sacado de su envoltorio.
- Eres maravillosa -
balbuceó por respuesta Kan
- Gracias - contestó
ella sencillamente - sólo quiero que vayas a la batalla al máximo de tus
posibilidades, ya que yo no voy a poder estar a tu lado para curarte las
heridas y.. - después de tragar saliva nerviosamente añadió - como no puedo
parar las Katanas por ti. Al menos puedo ayudarte para que ningún músculo te
falle y a que no sufras fatiga mientras peleas.
- Eres maravillosa -
repitió sencillamente el joven guerrero.
- Si tanto me lo
repites me lo voy a creer! - replicó ella contenta. Después venciendo su
timidez se tumbó como una ligera pluma sobre la espalda de su protector y lo
acarició suavemente... quizás no volviera a verle vivo nunca más pensó y cerró
los ojos disfrutando del suave aroma del joven.
Tres bruscos golpes
sonaron en la puerta. Antes de que el primero acabase de sonar, Kan ya había
abierto los ojos, se había despertado y había analizado la situación. Estaba en
la habitación más profunda de palacio, se había quedado dormido durante el
masaje que Rosana le había dado. La joven estaba tumbada sobre él, aún dormida.
La habitación, a parte de ellos, estaba vacía, había alguien detrás de la
puerta y sus armas estaban a más de 3 metros de él.
Kan se reprendió
cuando sonó el segundo golpe. Podía ser un enemigo, de un movimiento se libró
de Rosana, la cual se despertó de su duermevela, y dando una voltereta saltó
hacia sus armas agarrando su espada Katana. Con el tercer golpe se puso en
posición delante de la puerta, listo y apuntó con su arma preparada en
situación de lucha y... según se dio cuenta en ese momento ¡Totalmente desnudo!
Descartó este último
pensamiento de su mente y lo centró en lo importante ¿Sería un ataque?
- Kan - gritó una voz
detrás de la puerta - tu hora ya ha llegado.
El joven Comandante se
relajó, sólo era Gui, el servicial Samurai, que le avisaba de algo... intentó
rebuscar en su mente para saber que era pero su memoria aún estaba nublada por
el sueño.
- ¿Para qué? -
preguntó directamente el joven.
- Para partir hacia la
isla de Chang. - contestó detrás de la puerta la voz - en 30 minutos partís. -
dijo directamente - y luego desapareció por el pasillo para no molestar más a
los jóvenes.
Kan relajado se dio la
vuelta con la Katana en su mano derecha apuntando hacia el suelo.
- ¿Me vas a atacar? -
Sonrió pícaramente la muchacha mirando al comandante desnudo con su katana en
la mano.
Kan se miró de arriba
a abajo y estalló en carcajadas.
- Vuelve sano - dijo
simplemente Rosana posando un beso en la mejilla del joven.
Él se volvió y la
besó, esta vez en los labios. No sabría decir que le impulsó a hacerlo pero
Rosana le devolvió el beso con amor.
- Lo haré - afirmó él
soltándola, aunque no pudo aplacar la sensación de tristeza que anidaba en su
corazón. Cierta sensación de temor por su vida... y un gran descontento por
estar lejos de quien amaba.
- ¿Me lo prometes? -
preguntó ella dudando
- Te prometo que haré
todo lo que pueda por conseguirlo - respondió con sinceridad, ella sonrió y le
dejó partir.
Kan miró al frente, su
padre estaba en su cuádriga esperándole sobre el camino, debajo de los
escalones las huellas de su padre se veían claramente sobre la tierra batida. A
su espalda estaba Rosana y a su izquierda, protegiéndola, Gui, el más experto
Samurai en camuflaje y hombre de confianza de su padre.
Kan se lanzó al aire
para cruzar de un salto los escalones, tal y como tenía por costumbre, para ir
a aterrizar directamente sobre la tierra batida al pie de los mismos.
En ese mismo momento
Kan supo que algo iba mal. Esa tierra Nunca había estado batida, siempre había
estado aplastada por el frecuente tráfico de palacio. Un segundo antes de caer
torció la cabeza en el aire y gritó:
- Gui ¡Actúa! - eso
fue todo lo que pudo decir antes de tocar el suelo. Instantáneamente una red le
redeó surgiendo del mismo suelo.
Gui reaccionó como el
rayo, instantáneamente alzó su capa tapando a la joven... un parpadeo después
el lugar ya estaba vacío. Kan sabía que Rosana ya estaba a salvo, miró para
arriba y vio como dos Samurais Oscuros tiraban de unas cuerdas casi invisibles
acercándole a una velocidad increíble.
Kan no podía mover las
manos ¡Ni el cuerpo! La red le tenía cogido con fuerza y nada podía hacer para
defenderse en ese momento. Kan escuchó un grito detrás de él. Su padre ya
estaba en plena acción, de un increíble salto se lanzó contra los renegados que
estaban raptando a su hijo... para quedar incrustado a medio camino entre unas
cuerdas invisibles estrategicamente colocadas.
Kan sintió como
tiraban de él entre los dos. Cargado como un saco de patatas se debatió
inútilmente mientras sus raptores corrían sobre el techo del palacio.
Kazo, de un solo
movimiento de su Katana, se libró de las cuerdas que lo sujetaban y corrió
detrás de los captores, no se atrevió a lanzar ninguna estrella Shuriken por
miedo a herir a su hijo así que intentó alcanzar a los perseguidores.
Quizás de haber sido
un recorrido más largo habrían sido alcanzados, pero sólo necesitaban correr
unos metros hasta el rápido río que cruzaba por el ala este del palacio. Los
dos asesinos se lanzaron hacia el río y nadaron, aún con el joven cazado en la
red, hacia una rápida barca situada en la orilla.
Kan creyó haberse roto
la columna cuando un tablero le golpeó la espalda al ser descargado en el suelo
de la balsa. Al momento siguiente los dos samurais renegados y su presa ya
estaban a cientos de metros río abajo gracias a su rápida corriente.
Kazo, abatido, sólo
pudo contemplar como dos rufianes se alejaban en el horizonte con su hijo. Su
única satisfacción fue pensar que, aunque podían correr más que él, sabía
perfectamente hacia donde se dirigían.
Kan agradeció estar
boca arriba, desde su posición podía contemplar a sus dos guardianes, y aunque
nada podía sacar de sus caras pues estaban tapadas con horribles máscaras
sangrientas, si pudo ver que estaban totalmente concentrados en dirigir la
rápida y frágil barca a través de los peligrosos rápidos del río. Kan deslizó
sus brazos a su espalda buscando algún saliente en la madera, al no encontrarlo
intentó deslizar un shuriken de su manga, sus esfuerzos le llevaron casi cinco
minutos de intentos, pero al fin pudo tomar la afilada estrella y utilizarla
para ir cortando, una a una, las miles de finísimas cuerdas que formaban la red
que le inmovilizaba.
El trabajo no tenía
nada de fácil pues el arma estaba diseñada para penetrar y aunque tenía una
punta fina y penetrante, su filo era casi inexistente, el joven se recriminó
por no haber escogido otro tipo de estrella, pues las había que si eran
cortantes, pero esas, por ser más difíciles de utilizar, las había dejado de
lado en sus entrenamientos y a la larga no se había acordado más de ellas.
Ya habían salido a mar
abierto cuando uno de sus captores se dio cuenta de que la red cada vez estaba
más floja en ciertas zonas del cuerpo del joven. Sin ninguna piedad agarró el
remo y golpeó con fuerza la cabeza de su rehén. Kan se sumió en las
profundidades de la inconsciencia sin que nada pudiera hacer.
Cuando despertó una
bellísima joven le limpiaba cuidadosamente la herida de su frente. Kan intentó
aclarar su vista y vio una faz blanca remarcada por unos ojos verdes
penetrantes. Sus cabellos eran rubios como la arena y toda ella estaba cubierta
con una túnica de seda semitransparente.
- ¿Cómo estais mi
Señor? - la voz suave como la cálida arena surgía de unos labios sugerentes y
estaban acompañados por una mirada que decía muchas cosas... por desgracia Kan
aún no era capaz de leer correctamente lo que esos ojos querían decirle.
Kan recordó lo
acahecido, su primer pensamiento fue que había sido rescatado y asignado a los
cuidados de la bella joven.
- ¿Me han rescatado
mientras estaba incosciente? - preguntó
- Sí, le hemos
rescatado mi Señor - contestó la joven beldad - pero temo que no de lo que
Usted piensa - mientras esto decía acababa de curar la fea herida del joven.
Kan reaccionó y
apartando suavemente la mano de la joven se sentó y miró a su alrededor.
Ante sí tenía una
bella playa de finísima arena, las palmeras lucían hermosas dejando entrever un
cielo azul y un sol reluciente. Daba la impresión de ser un paraíso sin
límites... pero algo no encajaba en la escena.
El Comandante Samurai
se fijó entonces en la figura de un hombre maduro de rubios cabellos que estaba
apoyado contra una palmera. Su porte era seguro y orgulloso, vestía un Kimono
negro adornado con unas tiras rojas transversales. Sus ojos eran verdes y
miraban profundamente, su cara lucía una sonrisa amistosa... que no engañó al
joven samurai, pues vio que la sonrisa no se reflejaba en sus ojos, al acecho,
vigilantes.
En la cintura del
hombre lucía una Katana lujosamente adornada, su vaina estaba recubierta de
todo tipo de piedras preciosas como si de galardones se trataran, sin embargo
Kan no fue capaz de identificar ninguno de los galardones y pensó que estaba en
exceso adornada, como si pretendiera impresionar a alguien.
El hombre lanzó una
mirada rápida a la joven, la cual se acercó más al joven Samurai y,
arrodillándose a sus pies, le ofreció una copa con algún tipo de caldo. En un
acto reflejo Kan tomó la copa para beberla, sin embargo antes la olió,
identificando algún tipo de licor disuelto en el mismo, por lo que mojó los
labios sin llegar a tomarse el contenido ni a meterlo en su boca, tal y como le
había enseñado a hacer Omius en cierta ocasión. Después alargó la mano para
devolver el recipiente a la joven chocando "por accidente" con sus
manos y tirándolo al suelo de tal forma que todo el contenido cayó en la arena
sin que nadie pudiera saber si había bebido realmente.
La reacción de la muchacha
le impresionó, la seguridad en si mismo se disipó en un instante y como si
fuera culpable del peor de los delitos se arrojó al suelo intentando
inútilmente rescatar la bebida del suelo repitiendo "perdóneme,
perdóneme"
Kan escrutó al hombre,
el cual estaba dirijiendo una mirada fulminante a la joven, más cuando advirtió
que Kan lo miraba retornó a su mueca anterior. Esto confirmó las sospechas de
Kan quien decidió arriesgarse lanzando un golpe al aire.
- Ha sido culpa mía
Chang, no regañes a tu hija por ello - y estudiando la reacción de ambos añadió
- después de todo mi verdadera - recalcó la palabra - prometida es la más
hermosa de las mujeres - dijo ayudando a levantarse del suelo a la joven.
Kan guardó hasta el
último vestigio de información que la cara del hombre le ofreció, primero lució
increíblemente sorprendido, después una máscara de increíble astucia y maldad
cubrió su rostro, finalmente la victoria y el orgullo de saberse en una
posición de ventaja cubrió su cara. Sin embargo aún no dijo nada, obviamente
estudiando al joven.
La chica estaba
visiblemente complacida por el comentario, era obvio que realmente era la hija
del hombre, sus ojos le habían hecho sospechar, igual que el color del pelo y
la forma de la mandíbula. Parecía un ser bello y malvado, sin embargo también
su alma estaba totalmente atemorizada, Kan se sabía observado, sabía que su
reacción podría costarle la vida o la muerte y decidió seguir el juego para
hacer confiar al hombre, esperó no haberlo juzgado mal y decidió "cruzar
el mar confundiendo al cielo", era una estrategia arriesgada, tendría que
crear una ilusión para poder encontrar el momento de escapar. Así que cogió a
la hija de Chang por los hombros y la contempló profundamente, su pelo dorado
era largo y suave, comprobó el joven acariciándolo. También era suave su tez,
toda una beldad como diría Gr'anSan, el viejo Sabio. "Ningún hombre puede
cruzar el desfiladero de las beldades" le habían dicho en cierta ocasión
¿Había sido el anciando clérigo? No importaba, en unos segundos ya se había
fraguado un arriesgado plan en la mente del joven, quizás lograse salir con
vida de la situación, sino se libraría para siempre de la amenaza de Chang
aunque le costase la vida!
- Sí señor, es muy
bella tu hija Chang - contestó Kan con sinceridad contento de no tener que
mentir.
- ¿Te parece una buena
esposa? - contestó el aludido al fin, las cosas estaban saliendo mejor de lo
que había pensado, pero después de todo estaba seguro de que la belleza de su
hija sería aliciente suficiente para cualquier hombre, igual que el poder y las
riquezas que tendría quien se casara con ella.
- Sin duda - replicó
el joven - el hombre que se case con ella será muy afortunado - contestó de
forma disimuladamente evasiba - es bella, servicial, delicada y sin duda tendrá
una extensa dote ¿Verdad? - dijo mirando a su enemigo directamente.
- Sin duda - replicó
este animado - estaba seguro de que reaccionarías así. Siempre pensé que el
hijo de Kazo habría de ser un muchacho inteligente. ¿Quién rechazaría poder,
riquezas y placer sólo por unas tontas normas morales?
- Sí ¿Quién lo haría?
- contestó inteligentemente Kan, por supuesto que él no lo haría! Pero el joven
samurai sabía que el Ladrón siempre cree que todos son de su condición y se
limitó a dejar que Chang se engañase a si mismo.
- Perfecto, perfecto -
rumió Chang - Esto es lo que te ofrezco Kan, mis dominios - dijo abarcando el
terreno con el brazo - mi fortuna - pronunció lanzando una bolsa llena de
diamantes al muchacho que la abrió y miró asombrado, cosa que complació al
Samurai Oscuro pues creyó ver codicia donde sólo había sorpresa - y mi hija...
- dijo señalándola - para que hagas con estas tres cosas lo que te plazca.
El joven miró a la
muchacha para ver como reaccionaba, la cual le respondió con un gesto
sugerente.
- Sabía que por tu
edad sería esto último lo que más te interesaría - después de un momento añadió
- no te preocupes, sólo tendrás que tomarla por esposa y podrás disponer de
ella como te plazca, igual que de todas las mujeres de la isla. Incluso podrás
matarla si lo deseas - el malvado ser asqueaba al puro Kan que intentaba darle
la espalda aparentando mirar a la joven para que el despreciable ser no pudiera
ver su rostro - La verdad Kan. Creí que sería más difícil convencerte, pero veo
que eres inteligente. Si yo estuviera en tu lugar sin duda haría lo mismo que
tú - dijo apoyando su mano en su hombro.
Kan estuvo a punto de
tirar de esa mano y acuchillar a ese despreciable hombre con su puñal, pero no
le pasaban desapercibidos la docena de arqueros apostados sobre las palmeras y
decidió que ese no era un buen momento para morir.
- ¿Qué es lo que
tendré que hacer? - Pronunció al fin Kan
- Sígueme, te lo
enseñaré - contestó Chang partiendo.
El joven comandante
siguió sus pasos, pero una pequeña duda surgió en la mente del Samurai Oscuro,
había sido muy fácil, estaba convencido de que le conseguiría pero... había
sido demasiado fácil. Podía ser un engaño. Por supuesto no quería mostrar sus
dudas en voz alta, esto podría causar la pérdida del joven pero sí pedir un
pequeño gesto, un gesto insignificante que mostrara la corrupción del alma de
Kan. Se frenó en seco, sacó una daga de entre su ropa y se la tendió al joven
que miraba el arma sorprendido.
- Mata a mi hija -
dijo sencillamente y para reforzar la orden añadió - o yo te mataré a ti
primero y luego a ella.
Kan palideció, la
maldad de ese hombre era impensable, su alma parecía formada por retazos de
porquería, en ese momento el joven comprendió que el "Samurai Oscuro"
estaba totalmente loco... pero era increíblemente inteligente. Si ahora se
negaba sin duda moriría, pero no podía matar a la chica aunque de haberlo hecho
habría sido liberada de su loco padre.
Kan tomó el puñal con
aparente decisión, tenía que pensar una salida a esta situación. Manejó las
opciones:
Si mataba a la joven,
ya no podría ser un Samurai nunca más, seguiría vivo pero perdería su honor y
no podría mirar a la cara a los seres que amaba.
Si no la mataba sin
duda el moriría, y luego ella también moriría! Su negativa sería en vano.
También podía intentar
atacar a Chang, quizás pudiera herirle, aunque dudaba poder matarle antes de
caer abatido por el sin número de flechas que dispararían contra él. Chang
conocía esta baza y por eso se sentía tan seguro, quizás incluso portase una
armadura debajo del kimono, una cota de mallas que le protegería de Shurikens,
puñales y flechas.
La tensión era
horrible, cuatro pasos más tarde ya había llegado a la chica, esta estaba
horriblemente pálida de puro terror, sus ojos estaban casi desencajados de sus
órbitas, quizás si hubiera huído habría podido salvar la vida... no, está claro
que entonces sería abatida por los arqueros. Kan notó la horrible tensión en
los músculos de su espalda, la misma espalda que horas antes había masajeado
Rosana, ansiaba estar allí a kilómetros de distancia, seguro en el palacio
cuando de repente...
Antes de pensar más
Kan actuó, pasó rápidamente el puñal a la mano izquierda e imitando a un
bandido que había visto en cierta ocasión agarró a la muchacha por el pelo.
Odiaba tener que hacer esto pero era la única forma de salvar sus vidas y era
un mal menor comparado con la muerte. Tirando del pelo de la joven y apoyando
su puñal contra su estómago le retorció la cara para que no pudiera mirarle a
los ojos y la besó en un amago de brutalidad fingida que esperó pareciese lo
más real posible, después la tiró sobre la misma sábana sobre la que minutos
antes ella le había curado la herida e intentando no vomitar por el horror que
sentía empezo a deslizar el puñal debajo de las ropas de la joven.
- ¡MÁTALA! - Gruñó
Chang entusiasmado - ¡MÁTALA Y TODO ESTO SERÁ TUYO!
Ante la sorpresa del
samurai oscuro, Kan no hundió el puñal en la joven, sino que lo levantó
rasgando sus vestiduras y mostrando su desnudez.
- ¿QUÉ HACES? - Gritó
Chang - No te demores ¡MÁTALA!
- TE QUIERES CALLAR
VIEJO LOCO - Gritó Kan indignado por la cólera, rápidamente rectificó
intentando sonar lo más amenazador posible, cosa que le fue fácil gracias al
odio que sentía contra ese ser inmundo - ESTÁS LOCO SI CREES QUE MATARÉ A ESTE
MANJAR ANTES DE HABERLO DISFRUTADO UN BUEN RATO ¡¡¡IDIOTA!!! - Lágrimas de
cólera e indignación recorrían la cara del joven, sin embargo el silencio que
surgió detrás de él le hizo pensar que su plan había dado resultado.
A su espalda Chang
estaba complacido y horrorizado al mismo tiempo. Él mismo había sugerido que lo
que más tentaba al joven de su oferta era la posibilidad de poseer a la hermosa
beldad, esta había sido su primer y más importante baza y en un descuido casi la
había perdido! Si Kan cumplía su orden y la mataba podía ser que perdiese su
baza más importante y al chico. El aparente intento de violación del joven le
había convencido de que tenía que conservar a su hija viva, además si moría no
habría matrimonio legal y las posesiones heredadas de Kan no serían suyas tal y
como había planeado! Chang no era capaz de comprender el ataque de locura que
le había estado a punto de costar su mejor baza. Hechó a correr hacia la pareja
y agarró al joven.
Kan ya no podía seguir
fingiendo, la cólera era mayor de lo que podía aguantar, cuando sintió que
Chang le tocaba lanzó un empujón hacia atrás con su puñal que golpeó en un
brazo a su contrincante, este saltó hacia atrás aparentemente indemne y dijo:
- Tranquilo muchaho,
no tienes que matarla, no hace falta, has superado la prueba - aseguró - puedes
quedarte con ella y podrás tomarla todas las veces que quieras, pero ahora
tranquilízate y marchémonos de aquí.
Kan quedó paralizado,
ya estaba dispuesto a morir y la situación había cambiado completamente, una
zona de su cerebro le dijo que su estrategia había dado resultado y otra parte
le informó que la cara de terror de la joven debajo de él le asaltaría en sus
peores pesadillas durante la noche. Lo único que le tranquilizaba era el saber
que había logrado salvar la vida de la hija de ese loco.
Chang dejó que el
joven, a cuatro patas sobre la arena se tranquilizara. Pensó que tenía una gran
debilidad por las mujeres si había decidido arriesgar su vida sólo por tomar
una vez a una mujer. Chang en la oscuridad de su corazón, hundido en su propia
deprabación no podía entender que las lágrimas de Kan eran de indignación y no
de cólera, y que su acto había sido una muestra de pureza y valor, pues se
había jugado su propia vida para salvar la de una total desconocida que, sin
duda, no habría dudado en apuñalarle sin parpadear.
- ¿Por qué me quieres
a mi? - Preguntó más tarde el joven comandante al ser perverso llamado Chang.
- Eres mi medio para
salir de esta isla - explicó - tu padre ha sido para mi el carcelero perpetuo,
si saliese de mis dominios me abatiría con sus ejércitos. Por su culpa no puedo
dejar que mis ejércitos arrasen libremente los pueblos, no puedo gobernar a mi
placer las tierras y no puedo ofrecer nuevas mujeres a mis hombres para
pagarles su lealtad.
Kan estaba asqueado al
escuchar las palabras de su adversario, pero escuchó atentamente, debía conocer
el mal para poder combatirlo igual que había hecho su padre durante toda su
vida.
- Cuando te cases con
mi hija - continuó Chang - uniremos legalmente el impero de tu padre con mis
dominios. Entonces, tarde o temprano, tomarás el mando sobre todas las tierras
y yo reinaré en tu nombre
Kan le miró asombrado,
su plan era de locos, irrealizable! Los Samurais seguían a su padre por lealtad
y amor. Nunca acatarían las órdenes de un ser despreciable como Chang. El honor
es el principio de todo Samurai!
- Por tu mirada veo
que ves la inteligencia de mi plan - comentó el loco que vivía en su propio
mundo de ilusiones mentales - si algún samurai se niega a seguirme lo mataré
igual que hago con los que fracasan en mi ejército. Y aquel que exprese la más
mínima duda será expulsado de mi ejército y todas sus posesiones pasarán a
formar parte de mi tesoro personal - y en un alarde de cordura añadió - pero no
te creas que te seré desagradecido Kan, por tus servicios llevarás una vida
cómoda, llena de riqueza y sin responsabilidades. Te sobornaré con las más
hermosas mujeres y tendrás increíbles tesoros, sólo comerás los más deliciosos
manjares y no tendrás que preocuparte por nada.
- Si alguna mujer
tiene un embarazo que no es de tu agrado sólo habrás que hacer como yo - dijo
macabramente - mandarla matar o, por el contrario, abortar, para poder
disfrutarla otra vez hasta que te canses de ella. - despues miró con una
asquerosa mueca al joven que estaba asqueado a punto de vomitar - Todo en este
mundo está para que lo utilices, mujeres, dinero, placer, sólo está ahí para
satisfacerte, serás más poderoso si lo tomas - y riéndose histéricamete cayó al
suelo presa de un ataque de locura.
Kan no sabía que
hacer, Chang estaba tirado a sus pies, loco, retorciéndose en extraños
movimientos hasta que al fin se levantó.
- Mira y aprende como
organizo yo a mi ejército joven yerno.
El campo de
entrenamiento era un enorme círculo de piedra natural por el que corrían
pequeños ríos de lava. Los Samurais Renegados luchaban salvajemente entre ellos
con un salvajismo antinatural. Kan impresionado pensó que una reyerta se estaba
produciendo, quizás sería su momento de escapar. Después de mirar al desalmado
que tenía a su lado se dio cuenta de que era algo normal, quizás una sesión de
entrenamiento común y corriente.
- Como ves son todos
novatos - proclamó Chang - están intentado sobrevivir para alistarse en mi
ejército - El joven le miró impresionado y escandalizado, tal y como él había
pretendido - mis técnicas no son tan blandas como las de tu padre, querido
yerno. Yo sólo admito a los mejores entre mis filas - rió - todos los que se
alistan en mi ejército lo hacen bajo promesas de riquezas y mujeres sin
paragón. - después de un momento continuó - sin embargo para ello primero han
de entregarme todas sus posesiones - afirmó categóricamente - después lucharán
a vida o muerte entre ellos, sólo uno de cada veinte tiene éxito y pasa a
formar parte de mis exquisitas filas, el resto - dijo quitándole importancia
con un gesto - muere o como poco queda desfigurado o mutilado. Sólo a cambio de
un rescate pagado por sus familiares permitimos que retorne vivo a su región.
Kan le miraba con los
ojos totalmente abiertos, no podía creer lo que oía, ese hombre arruinaba la
vida de todos los que tomaban contacto con él, los que así lo hacían perdían
sus posesiones, su honor y en muchos casos, la vida.
Era más peligroso aún
de lo que había creído en un primer momento.
- ¿Qué haces con el
dinero que recaudas? - preguntó Kan
- Oh! No creas que lo
tiro ayudando a otros como hace tu padre - comentó - lo utilizo para aumentar
mis posesiones y cubrir de oro a aquellos que regresan con éxito de las
misiones que les mando. - después de un momento de duda añadió un ejemplo - De
los dos hombres que te trageron hasta mí, a uno le pagué su peso en oro y ahora
tiene una fortuna suficiente para vivir cinco vidas opulentamente... si no lo
desperdicia como seguramente hará.
- ¿Y el otro? -
Preguntó inocentemente el joven
- El otro fue
ejecutado - dijo como si no tuviera importancia - mis órdenes eran claras,
traerte ileso. El muy imbécil te irió con el remo incumpliendo mis órdenes y
pagó el error con su vida - después sonriendo añadió - también todas sus
posesiones han sido confiscadas, incluidas sus mujeres jóvenes. Las que eran
demasiado viejas, como su madre, han sido pasadas por la cuchilla - y reafirmó
sus palabras gesticulando como el mismo degollaría a una persona.
Kan estaba
horrorizado, ese hombre despreciable estafaba y asesinaba a sus propios
soldados. Gobernaba por el miedo, no comprendía como nadie podía seguirlo...
pero después de mirar atentamente la escena que se desarrollaba debajo de él
comprendió que todos los miembros de su ejército eran tan despreciables como
él, deseaban poder y riquezas, sin importarles los medios para conseguirlos. El
camino del robo, la estafa y la rapiña era un camino rápido... pero acabaría
trayendo la desgracia del que lo siguiera. Hasta ahora Chang había conseguido
sacrificar a otros para salvarse a si mismo pero su suerte estaba a punto de
terminar.
- ¿Nunca se ha
revelado ningún soldado? - preguntó el joven
- Sí, en muchas
ocasiones - reconoció Chang sin importarle - de vez en cuando algún comandante
se sentía engañado, antes trabajaba más en las sombras - explicó - predicaba
buena voluntad y con el tiempo iba, poco a poco, corrompiendo a mis soldados.
Eso me permitía actuar en terrenos abiertos sin tener necesidad de estar
escondido como estoy ahora - después de un silencio dramático añadió - tu padre
fue uno de esos soldados, el creyó todas las paparruchas que le dije sobre el
honor, parece que ya las llevaba dentro, pero cuando quise corromperle creó una
rebelión, me traicionó en nombre de ese estúpido honor y - comentó con una
mueca de desagrado - creó el imperio que ahora regenta expulsándome a esta
isla, el único lugar seguro que existe para mi. Ahora actuo directamente,
escojo sólo a los seres más deprabados para enseñarles una parte de las artes
samurais.
Kan miró extrañado al
hombre
-¿Por qué sólo una
parte? - preguntó el joven
- Así me es más facil
controlarlos - explicó el estúpido ser - me conservo más poderoso que ellos
para que me teman.
- Pero si les enseñas
todo lo que sabes tu ejército sería mucho más poderoso - replicó el Comandante
Samurai - ¿No te beneficiaría eso más aún? ¡Así es como trabajamos en el
campamento! Lo enseñamos todo, de esta forma al crecer el poder del individuo
crece el poder del equipo!
- Eres imbécil - le
espetó Chan directamente - si les enseñas todo lo que sabes podrán volverse
contra ti y matarte para tomar el mando. Aún eres muy joven para comprender.
El verdaderamente idiota
era el maligno Chang, no comprendía que la lealtad de los hombres se conseguía
por medio de unos actos justos y un honor increbrantable. No era capaz de
comprender que para recibir primero hay que dar. En su egoísmo sólo se
debilitaba y eso causaría su caída.
- Ahora serás tú quien
ha de pelear - dijo de repente el retorcido ser
- ¿Qué? - preguntó
atónito Kan
- Sí, has de pelear
contra 20 de mis comandantes, si matas a alguno tomarás su puesto en mi
ejército. - despues añadió - Si mueres mis planes se verán frustrados, tendré
que matar a mi hija, pues ya no me será de utilidad y planear alguna otra forma
de conquistar el imperio de tu padre - dijo resignado - pero no permitiré que
un débil forme parte de mi ejército.
Kan tragó saliva, el
viaje había sido algo horrible y las últimas horas habían sido agotadoras para
él. Intentó despejar su mente y midió el estado de sus músculos. En ese momento
agradeció infinitamente los cuidados de Rosana, gracias a ellos tenía los
músculos totalmente descansados y en forma, su agotamiento sólo era mental, con
tres minutos de relajación estaría perfecto.
- Sígueme, te espera
el triunfo o la muerte en mi casa de reposo, ahí te batirás en duelo. - A una
orden del oscuro sus veinte comandantes formaron guardia detrás del joven,
estaban nerviosos pues uno de ellos moriría hoy, el corto trecho hasta la casa
serían los últimos momentos de uno de ellos.
- ¿Por qué veinte
comandantes? - Preguntó extrañado Kan
- Yo no tengo en
cuenta las idioteces del trabajo en equipo como tu padre - replicó Chang
mientras andaba - mi número de comandantes es infinito, todo aquel que consiga
sobrevivir hasta llegar a ese puesto será bienvenido.
Kan no respondió, cada
vez veía con más claridad que el ejército de renegados era mucho más frágil de lo
que parecía, relajó su mente para aprovechar el corto trayecto para descansar y
prepararse para la batalla. Era una sencilla técnica Samurai de nublar su vista
privándola de los detalles más relevantes limitándolo a simples formas para
aumentar su percepción en movimientos, lo cual le otorgaba un relajamiento
completo, una forma de lucha mecánica y una percepción infinitamente mejor para
la lucha.
A medio camino paró,
había sentido algo familiar en las cercanías, no era capaz de explicarlo pero
antes de que Chang pudiera invitarle a continuar se dobló hacia un lado
aplicando una terrible patada lateral contra el oscuro ser.
Los veinte comandantes
tardaron sólo un segundo en reaccionar, desenfundaron sus espadas dispuestos a
lanzarse sobre el joven. Sin embargo temiendo represarias por su amo y señor
esperaron a que la orden fuera dada.
Entonces ya era tarde,
seis samurais salieron de la maleza y de un salto se colocaron entre las filas
enemigas. Kan en su estado actual no era capaz de ver más que formas, sin
embargo reconoció los destellos arcoiris de la Katana doble diamante de su
padre ¡Había esperanza!
Entusiasmado el joven
intentó aclarar su vista lo suficiente para ver a su primer Samurai, Omius,
apodado "el Invencible" portando su enorme espada bastarda de doble
puño, era un arma terrible que de un solo tajo desgarró a dos de sus
contrincantes. También luchaba la bella Escila, portaba una elegante armadura
que dejaba al descubierto más piel de lo que Kan habría considerado óptimo para
una prenda de ese estilo, sin embargo la sutil técnica parecía tener su razón
de ser, en ese momento su contrincante bajo su mirada un poco más abajo del
rostro de la joven para admirar sus formas en un mero acto reflejo. Eso era
todo lo que necesitaba la joven que aprovechó el despiste de su contrincante
para hundir su espada Katana en un golpe mortal... técnicamente no muy bueno,
pero mortal de necesidad.
Poco más pudo ver Kan
pues sintió un movimiento a su espalda. Se reprendió por haberse distraído y se
arrojó al suelo rodando imprebisiblemente para un lado, eso le salvó la vida
pues dos Shurikens pasaron por donde, momentos antes, había estado su cuerpo.
Los dos Shurikens siguieron su camino hasta enterrarse en la espalda de uno de
los comandates de Chang, sin duda las armas debían estar envenenadas, pensó,
pues el comandante cayó muerto en el sitio.
El joven comandante
Samurai se levantó de un salto y miró fijamente a su contrincante. Este lucía
una perversa mueca en su cara seguro de su victoria sobre el joven.
Kan recordó las
palabras de Omius "Al enfrentarse a la muerte, el que está listo para
morir sobrevivirá, mientras que el que quiere vivir a toda costa morirá",
se tranquilizó y se mostró lo más seguro que podía. Entrecerró sus ojos y
sonriendo alegremente se lanzó al ataque con la misma alegría que se lanzaría
en un ensayo.
Chang quedó
consternado, la seguridad del joven era increíble, en vez de temer por su vida,
como él había supuesto, se mostraba feliz igual que si esto sólo fuera un juego
para él. El Samurai Oscuro había oído grandes azañas sobre el muchacho los
últimos días, como había vencido a su asesino... ¿Podrían ser verdad? Un pésimo
presagio recorrió su columna vertebral e incapaz de defenderse de puro miedo
cruzó los brazos sobre su cara en un patético intento de defenderse.
Kan no creía lo que
veía, su sonrisa aumento más aún, en vez de parar el golpe su contrincante se
cubría como una niña. El joven impulsó aún con más fuerza su katana lanzando un
tajo transversal directamente al estómago de su oponente. Su espada dio en el
blanco, cortando el kimono alegremente y... ¡Chocando con algo duro!
Kan retrocedió para
fijarse mejor. El villano tenía una cota de mallas protegiéndole debajo del
kimono, esto no lo había previsto Kan y era muy grave, la cota ni siquiera
había sido arañada por la afilada espada Katana del joven. Y era normal, la
Katana era un arma cortante, una cota de mallas sólo era vulnerable a las armas
penetradoras, con punta como una espada corta o un estilete. Sin embargo la
Katana de Kan no tenía ninguna punta, contaba con un maravilloso filo...
totalmente inútil contra la armadura de su enemigo.
Incapaz de rendirse
Kan atacó a las piernas del enemigo y lanzó varios tajos rápidos en todas
direcciones. Como resultado de su rápido ataque el Kimono del enemigo quedo
completamente destrozado, sin embargo una extraña cota de mallas cubría todo su
cuerpo. Sin duda era de una exquisita calidad pues no había sufrido ni un
arañazo, si contase con algún arma penetradora... pero no, el puñal lo había abandonado
en la playa ¡Sería estúpido! Chang estaba allí delante de él lloriqueando como
una niña y él era incapaz de herirle.
En ese momento el
Samruai Oscuro se dio cuenta de que aún estaba vivo, miró hacia abajo y recordó
la armadura que cubría su cuerpo, le había costado dos bolsas de los más puros
diamantes pero había válido la pena. Recuperando la confianza miró a Kan y vio
que sólo contaba con una Katana, un arma terrible... pero totalmente inútil
contra la cara cota de mallas que le cubría el cuerpo, de haber sido de menor
calidad seguramente habría muerto, pero ahora se sentía casi invulnerable.
- Parece que hoy
moriras tú - dijo sonriendo, miró a la batalla a su izquierda y vio que sus
guerreros estaban cayendo, estaban en clara desventaja contra los verdaderos
Samurais. Estos eran un equipo mucho más organizado y los comandantes oscuros,
a pesar de estar en mayoría caían como moscas. Sin embargo la distracción sería
suficiente para acabar con el joven y huir rápidamente. En su huída disfrutaría
del dolor causado a Kazo, su ancestral enemigo.
Chang se deshizo de
los pocos girones del Kimono que cubrían su cuerpo y tranquilamente tomó su
Katana y atacó al joven. Kan paró el ataque con facilidad. Un ataque siguió al
otro, cada vez más rápido, cada vez más preciso. El joven contaba con la
rapidez de la juventud y una energía sin tacha, el anciano con la experiencia
de mil batallas y la precisión de años de entrenamiento. Pero encima Kan no
podía hacer otra cosa que parar los ataques de su adversario, contraatacar
sería inútil pues su armadura era totalmente impenetrable.
Chang aumentó poco a
poco la velocidad de sus golpes, hasta ahora el joven le había frenado cada
golpe con habilidad, pero conocía su ventaja y sólo tenía que esperar a que un
pequeño error por parte del joven fuera su perdición.
Kan viendo que las
cosas iban cada vez peor dejó que su mente inconsciente buscara una solución.
Todo ataque hacia su armadura sería inútil, razonó, y de seguir frenando sus
golpes moriría al primer fallo. Una gota de sudor bajó por su frente
acercándose peligrosamente a uno de sus ojos, de dejar de ver no podría frenar
los ataques de su enemigo y estaría a su merced. Parpadeó enérgicamente y se
libró de la gota... dando, sin querer, una idea a su enemigo. Kan en el último
momento, en vez de frenar un ataque giró su cuerpo hacia un lado esquivando el
tajo, era un movimiento muy arriesgado, la Katana le pasó a menos de un
centímetro de su cuerpo cortando el aire con una precisión aterradora, sin
embargo el joven no se dejó distraer, aprovechando su oportunidad lanzó un
ataque... ¡Hacia la empuñadura de la Katana!
Chang reaccionó tarde,
pensó que el joven se había vuelto loco y pretendía romper de un golpe su
espada por la empuñadura ¡Iluso!, pensó. Pero cuando entendió el verdadero
motivo ya era demasiado tarde para el Samurai Oscuro. Un dolor frío como el
hielo recorrió su mano derecha.
Chang no pudo reprimir
mirar la fuente de su dolor y donde debía estar su dolorida mano sólo había un
muñón sangrante. El Samurai Oscuro miró en un repentino reflejo al suelo, donde
vio su propia mano, aún temblante, recostada patéticamente sobre la tierra. Un
chorro de una sustancia roja, ¿sería sangre?, caía sobre ella. Un segundo
después comprendió que era su propia sangre brotando a borbotones de su brazo
herido.
En un acceso de pánico
soltó su Katana dejando sorprendido al joven
- ¡Me rindo! - Gritó.
Kan, hombre de honor,
bajó su propia espada aceptando la rendición del hombre, el cual se arrojó
hacia el suelo. En un principio el joven temió que fuera a recoger la espada
caída y de una patada la alejó. Pero las intenciones del perverso samurai eran
otras, agarró su mano e intentó colocársela como si sólo con juntar ambos lados
se fuera a regenerar.
Obviamente no ocurrió
nada y Chang seguía sangrando.
Los comandantes
oscuros pararon de luchar al unísono como si fueran marionetas cuyo titiritero
hubiese muerto.
Kan sonrió, contento
por haber salvado la vida y haber vencido.
El joven comandante se
agachó y alargó su brazo libre hacia la herida de su adversario, debía vendarle
la herida si no quería que se muriera desangrado. A pesar de ser el ser más
despreciable que había conocido, Kan no podía desearle la muerte como no podía
deseársela a nadie. Incluso el malvado Samurai podría cambiar y pagar sus
errores.
Chang se revolvió
rápido como el viento, soltó su mano herida, agarró un puñado de tierra con su
mano ilesa y lo lanzó hacia los ojos del joven.
Kan quedó paralizado,
no podía ver nada y los ojos le escocían. A punto estuvo de soltar su espada
pero un ruido le informó que el oscuro samurai había recogido la suya del
suelo.
A su izquierda la
lucha retomó su caliz cobrándose el grito de una joven. Kan temió que su joven
Aprendiz, la bella Escila, hubiera perecido distraída.
Sabiéndose un blanco
fácil el joven se arrojó al suelo y rodó sobre si mismo para levantarse, aun
sin ver, sobre un lugar desconocido. Al borde del pánico analizó la situación.
Estaba ciego, desamparado, a la merced de los golpes de un enemigo furioso que
era invulnerable a su espada. Un nudo se solidificó en el estómago del joven,
la cosa no podía ir peor, deseó tener otra vez sus problemas cotidianos, el
miedo al fracaso, los entrenamientos diarios... todo le pareció poco comparados
con la certeza de su muerte. Estaba a punto de rendirse a la muerte cuando
recordó sus propias palabras "Quien no lo intenta, fracasa aún antes de
empezar!" no estaba dispuesto a dar su vida sin antes luchar con todos sus
recursos, reconoció que sus posibilidades eran pocas pero las exprimiría una a
una hasta la última ¡Seguiría luchando!
No supo por qué pero
su instinto le empujó a levantar su Katana, el movimiento fue torpe e inseguro
pero logró parar un golpe mortal lanzado contra su cabeza, ¡La cabeza! pensó entusiasmado
¿Cómo no se había dado cuenta antes? De haber sido así, podría haber cortado la
cabeza de Chang de un solo tajo de igual forma que había hecho con sus dedos.
Ahora no veía y sería más difícil pero... Dando una doble voltereta mortal
sobre donde creía que estaba su enemigo Kan aterrizó en el suelo y lanzó un
tajo hacia donde calculaba que estaría aún quieto el Samurai Oscuro, justo a la
altura de su cabeza.
Sin embargo la espada
sólo cortó aire.
Sin que Kan pudiera
saberlo Chang había retrocedido después de que el joven parase su ataque
temiendo que hubiera recobrado su vista. El Smaurai Oscuro había temido por su
vida al ver la acrobacia del joven, pero después de ver hacia donde había
atacado se dio cuenta de que aún estaba ciego. La oportunidad era única, Kan
estaba delante del él, su cuello ofrecía una diana perfecta y muy muy fácil.
Sin pensarlo otra vez lanzó un tajo mortal de necesidad, el que sería el último
golpe que lanzaría en el duelo.
Kan actuó por
instinto, si Chang no estaba delante suyo... sólo podía estar en un sitio. No
supo que es lo que le llevó a tomar la decisión pero el momento no era para
pensar, era su vida lo que estaba en juego, todo su futuro, sus sueños, sus
ilusiones, sus viviencias, sus futuros hijos ¡Nada de eso tendría si moría! En
un rápido movimiento se agachó medio cuerpo haciendo descender sus piernas a la
par que rotaba sobre si mismo y lanzaba un arco cortante hasta donde le
permitieron estirar sus brazos.
De los dos golpes sólo
el de Kan llegó a su destino. Aún teniéndolo todo en su contra, el arrojo del
muchacho le había impulsado a continuar luchando hasta vencer.
De la cabeza del
pérfido Chang, el Samurai Oscuro brotó un extraño ruido al chocar contra el
suelo. La sangre salpicó al joven y le manchó el Kimono de una forma muy
desgradable, pero ni eso fue capaz de apaciguar la sonrisa que brotaba en su
cara. ¿Su motivo? No eran la victoria ni el ansia de sangre satisfecho, sonreía
por un motivo más importante que todos esos, sonreía porque era feliz. Era feliz,
simplemente, porque vivía.
Cuando recobró la
vista Kan vio a su padre sentado al lado de la Bella Escila tapando su cuerpo
desde su postura. Omius retenía el sólo a los tres samurais Oscuros que aun
quedaban vivos y entre los otros Verdaderos Samurais reconoció al anciano
mercader, al viejo sabio y a Aki, que ahora mismo se acercaba hacia el joven
preocupado.
- ¿Estás herido? -
preguntó directamente con cierto temor en la voz.
- ¡Estoy
perfectamente! - contestó alegremente dejando anonadado al General, sin perder
un momento se acercó a comprobar como estaba Escila - ¿Cómo está? - preguntó a
su padre.
- Sobreviviré -
contestó la misma Escila - uno de esos cabrones me pegó un buen corte en la
pierna. - dijo con furia mientras reprimía un chillido de dolor
- No es muy grave -
comentó Kazo - pero cortó algo importante, sangra mucho, ya le he aplicado un
torniquete y estoy acabando de vendarla. - sobrevivirá... ¡Pero sólo si nos
damos prisa!
Kan quedó paralizado,
el corte no parecía muy profundo, pero la sangre fluía inundando los vendajes.
Él mismo apretó un poco más el torniquete y pareció que la sangre dejaba de
manar. Aún así reconoció la urgencia, habrían de llevarla al campamento donde
podrían curarla mejor.
- Marchemos ya! -
exclamó alarmado - si vienen refuerzos nos entretendremos y podría costarle la
vida a Escila - su padre asintió e hizo amago de cogerla en brazos.
- Si me permite el
honor - escuchó una voz grave detrás de él.
El general de
generales miró hacia atrás y asintiendo con la cabeza se apartó. Omius, mucho
más joven y cuyos brazos tenían la fuerza de varios hombres era mucho más
apropiado para el trabajo. Así podrían moverse más deprisa.
- Señorita - dijo
medio burlándose el guerrero mientras la tomaba en brazos - espero que se
encuentre cómoda.
- Mucho - replicó
Escila sonriente - pero esas manitas quietas - añadió con un guiño - que te
conozco.
Por toda respuesta
Omius le lanzó una pretendida mirada ofendida y hechó a correr sin notar su
peso en la carrera, como si la samurai fuera una niña recién nacida ligera como
una pluma.
El resto del grupo
siguió al guerrero que iba en cabeza, Kan se orientó ligeramente y reconoció
que iban hacia la playa donde había despertado.
- En esa playa hay
arqueros! - exclamó alarmado - nos abatirán!
- Ya nos hemos
encargado de ellos - dijo Aki al joven con un guiño.
- No estoy para estos
trotes - exclamó el viejo sabio, a Kan le pareció sorprendente como un poco de
entrenamiento Samurai había hecho posible que el achacoso clérigo hubiese
vencido a unos jóvenes y pletóricos samurais oscuros... igual que el anciano
exMercader que poca menos edad tendría.
- No te quejes -
contestó Omius - al menos tú no tienes que cargar con una mujer a cuestas - rió
alegre por haber recuperado sano y salvo a su joven comandante.
- ¡Ni que estuvieramos
casados! - replicó jubilosa la joven siguiendo la broma.
En poco tiempo
llegaron a la playa, sin embargo la carrera había supuesto demasiado para la
Bella Samurai. Escila había perdido la conciencia y Omius temía lo peor.
- No sé si aguantará
el viaje por mar - dijo
Kazo asintió
penosamente y el antiguo clérigo empezó a recitar una salmodia por lo bajo.
Kan frenó en seco, no
podía creer que se rindiesen. ¡Era Escila! él no permitiría que la joven diese
la vida en su lugar.
Mientras cruzaban la
playa aún a la carrera, el joven empezó a recordar algo que le pareció muy
importante... ¿qué era?
Un rayo de luz acalaró
su mente.
- Seguirme! - gritó y
cambió de dirección.
Los Seis Samurais
restantes se miraron unos a otros y por fin siguieron al joven. Este los
condujo hasta una manta tendida en el suelo donde les ordenó tumbar a la
Samurai.
Kan oteaba nervioso
los alrededores, había estado seguro de que aún estaría allí, era su única
posibilidad. ¡Tienes que estar! gritó mentalmente.
Como conjurado por su
mensamiento pudo divisar un leve movimiento entre dos arbustos no muy lejanos,
sin pensarlo saltó hacia ellos y agarró a la joven situada entre ellos para que
no pudiese escapar.
- Te necesito - Dijo
Kan a la bella hija de Chang - ¡Ahora! - y sin mayores delicadezas la arrastró
hasta la rica sábana tendida en el suelo que ya estaba tiñéndose por la sangre
de la mujer.
Por un momento la
muchacha dudó, luego miró a los samurais y en una repentina decisión escrutó la
herida de la joven.
- Hacer un fuego -
ordenó sencillamente.
Omius fue el primero
en reaccionar, corrió hacia el bosque y en menos de dos minutos ya había
montado un pequeño montón de ramas al que añadió un trozo de seda blanca que
encontró tendida en el suelo. Prendió el conjunto con su yesquera y avivó el
fuego para crear una llama fuerte.
- ¿Para qué lo
quieres? - preguntó Kan inocente
- Dadme una daga -
ordenó la joven sin contestar a la pregunta.
Kazo dudó un momento,
había reconocido en la joven los rasgos de su malvado padre, pero viendo que no
tenía otra opción que confiar en ella le tendió una exquisita daga adornada de
oro y piedras preciosas, la muchacha pensó que era una pena estropear una
belleza así pero hundió su hoja en lo más caliente del fuego encendido. Cuando
la hoja se había tornado totalmente roja retiró los vendajes de la pierna de la
hermosa samurai, con lo que la sangre brotó fuertemente.
Con precisión la rubia
beldad de ojos verdes tomó la daga del fuego y posó la parte plana, al rojo,
sobre la herida, cauterizándola automáticamente, quemando piel, músculo y
venas. Formando una costra que seguramente nunca se iría. Pensó que a la mujer
no le gustaría contar con esa herida en sus, hasta ahora, perfectas piernas.
Pero de nada le servirían sus bellas piernas si moría.
Aplicó otra vez la
daga, por la otra cara, contra la herida, esta vez más rápidamente y la herida
cortante había desaparecido, en su lugar había una fea quemadura que duraría
mucho tiempo y le causaría graves dolores a la bella Samurai, pero sin duda
viviría..
- Vivirá - dijo
sencillamente la joven. - teneis que dejar reposar la quemadura durante dos
minutos exactos, después habréis de calmarla con agua de mar. Eso la
desinfectará - dijo poniendo una desgradable mueca - pero también le dolerá en
extremo. Antes de que acabe el día renegará por no haberse muerto y tener que
soportar ese dolor.
- Mucha gracias - dijo
al fin Kan tranquilizado.
- No me las des -
contestó la joven mirándolo curiosamente, seguramente porque tenía todo el
rostro teñido de rojo por la sangre - Soy yo la que te he de dar las gracias.
- ¿Por qué? - preguntó
Kan - después de lo que te hice... - fue incapaz de acabar la frase recordando
como hacía sólo unas horas había intentado forzar a la muchacha.
La joven sonrió y le
miró dulcemente.
- No soy tonta - dijo
al fin - me salvaste la vida - y mirándolo cariñosamente añadió - ningún hombre
llora de rabia cuando fuerza a una mujer, estoy acostumbrada a ver la mirada de
los hombres de mi padre mientras hacen cosas similares - dijo restándole
importancia - arriesgaste tu vida para salvar la mia - después de una breve
pausa sacó la duda que la corroía - ¿Por qué lo hiciste? Sólo tenías que
matarme y tu salvarías tu propia vida ¿Tanto te he gustado? - preguntó
intrigada.
- No es eso - contestó
sencillamente Kan - no eres fea en absoluto. Simplemente no dejaría que muriese
ningún inocente.
- Es un Samurai - dijo
Omius como si eso lo explicara todo - Un Verdadero Samurai - recalcó
La muchacha quedó
pensativa, toda la vida había pensado que los Samurais eran como su padre,
seres temibles que sólo buscaban su propio beneficio, pero delante de sus ojos
tenía la prueba de lo contrario, lo que es más, el acto de Kan había sido el
acto más hermoso y desinteresado que ella nunca había contemplado. Quizás a
otra mujer le resultara una experiencia traumática la situación, pero ella
había sabido durante toda su vida que su padre bien podía entergarla en
recompensa a algún vasallo que le satisfaciera, además enseguida había
comprendido que aquello era una farsa destinada a salvarle la vida, en ningún
momento Kan la había tocado más que los hombros, la había tirado del pelo sí,
pero muy suavemente, y el beso había sido totalmente finguido ni siquiera había
acertado en la boca, estaba muy claro que todo había sido una interpretación...
¡Y muy mala! Lo que más le había extrañado a la joven habían sido las lágrimas
de cólera e indignación que recorrían la cara de Kan mientras interpretaba la
farsa, aunque en realidad nada había hecho, el solo pensar en la escena le
había indignado aun sabiendo que era la única forma de que ambos conservasen la
vida.
En ese momento la hija
de Chang descubrió que no todo el mundo era como su horrible padre, descubrió
que en el corazón de todo Verdadero Samurai había una bondad y una pureza que
la extrañaban y la entusiasmaban a la par. Ella nunca podría llegar a guardar
tal bondad pues toda la vida había crecido entre la más pura maldad y
perversión. Sin embargo decidió que quería salir de
aquella maldita isla y
descubrir el mundo, con sus defectos y sus virtudes. Sin duda lo que le
esperaba ahí fuera sería un paraíso de bondad comparado a la vida que había
llevado hasta el momento. Los que vivían en un mundo normal no sabían que
tesoro poseían.
Por fin despertó la
bella Escila, según despertó gritó de dolor y miró extrañada a los alrededores.
- ¿Estamos esperando
al enemigo? - preguntó - lo digo porque aquí tumbada me voy a perder la
diversión.
La tensión acumulada
en las últimas horas hizo que todos estallaran en sonoras carcajadas. Omius
agarró a la Samurai enrollándola en la sábana y todos partieron hacia la barca
que les esperaba.
Al llegar Kan se fijó
en que dos Samurais más les estaban esperando con los remos listos. Todos
montaron uno a uno en la barca, incluida la hija de Chang a la que nadie
replicó nada porque subiera por propia iniciativa.
- ¿Qué harás ahora? -
Preguntó Kazo a la joven.
- Iré a recorrer mundo
- contestó ella - deseo explorar todo lo que me negó mi padre.
- ¿Por qué no te haces
Samurai? - replicó la herida Escila desde el fondo de la barca pues tenía la
costumbre de no perder ni una sola oportunidad de reclutamiento.
- No es lo que deseo -
replicó sonriendo la joven ante la idea de que ella fuera una Samurai - tengo
mucho que aprender del mundo y deseo hacerlo por mi propio pie.
- Te enfrentarás a
muchos peligros - aseveró el Viejo Sabio
- ¿Te crees que mi
padre era un payaso de circo? - contestó ella indignada - Se defenderme tan
bien como cualquier guerrero y he vivido situaciones mucho más peligrosas que
ninguno de vosotros - aseveró, y después de mirar a su salvador rectificó - sin
contar a Kan, claro.
El joven se sintió
alagado por el comentario, pero dudó que tanto su padre como Omius o el propio
Aki no hubiesen vivido situaciones igualmente peligrosas, pero nadie replicó
nada. Por toda respuesta Kazo lanzó una bolsa llena de monedas de oro a la
joven.
- Toma - ordenó - con
ese dinero podrás vivir una vida cómoda sin pasar jamás necesidad - aseguró -
compra unas tierras y adminístralas bien y podrás doblarlo.
- Gracias - dijo ella
- pero no quiero caridad - contestó orgullosa tendiendo la bolsa - ya me las
arreglaré - aseveró, aunque no tenía ni idea de cómo.
- No es caridad -
contestó inteligentemente el general de generales acostumbrado a esas muestras
de orgullo - considéralo un pago justo por salvar la vida de mi compañera
samurai - añadió señalando a Escila en el suelo, la cual respondió calladamente
con una media sonrisa.
La joven se lo pensó
mejor y sujetó la bolsa al fino cinturón de cuero que lucía en su cintura.
Kan dándose cuenta de
que la muchacha casi no llevaba ropa se quitó su propia chaqueta y se la tendió
a la joven, esta la cogió agradecida, empezaba a tener frío por la brisa marina.
Contenta vio que la parte superior del Kimono de su salvador le llegaba hasta
un punto entre su cadera y sus piernas, como si fuera una especie de sexi
vestido Samurai. Se ciñó un poco más la tela a la cintura y sonrió al ver la
tierra ya en el horizonte.
Poco después estaban
ya entrando en la playa. La hija de Kan, temerosa de que la retenieran saltó a
tierra y se despidió de todos con una mano mientras corría. Su pelo ondeando al
viento fue lo último que Kan vio de su falsa prometida.
Después montaron de
regreso al palacio en las rápidas cuádrigas Samurai que les habían traído, por
tierra, hasta el mar.
El viaje de ida había
sido de sólo unas horas, o eso pensaba Kan que había estado inconsciente la
mitad del trayecto. Pero el viaje de vuelta les llevó el resto de la tarde y
toda la noche.
Los Samurais se
turnaron en conducir las cuádrigas, a paso ligero para no agotar a los caballos
que llegaron al límite de sus fuerzas al despuntar la madrugada, por suerte
para entonces ya habían llegado al palacio, donde un alegre Gui y una
preocupada Rumiko acompañaban a una espectante Rosana vestida con una bellísima
seda azul cielo, un poco más pálida que el cielo y también algo más brillante.
Kan saltó impaciente
de la cuádriga aún en marcha, a causa del cansancio y la falta de sueño casi se
torció un tobillo al aterrizar en falso, ignorando el tropiezo se levantó y se
echó a la carrera hacia su prometida, la cual ya corría hacia él.
Ambos se abrazaron
temiendo volver a separarse. Estaban vivos y juntos, lágrimas de felicidad
cubrieron la cara de los jóvenes amantes.
- Estás asqueroso -
dijo entre risas la joven después de besarle.
El Comandante Samurai
quedó paralizado, se había esperado cualquier cosa... !menos eso¡ Se miró de
arriba a abajo sin soltar a la joven y pensó que "asqueroso" era un
calificativo muy amable. Tenía el pelo pringoso por el sudor y la sangre, la
cara estaba cubierta de negros coágulos, tenía el pecho desnudo y cubierto de
sudor y polvo del camino, incluso sus pantalones estaban embarrados y
endurecidos.
Entre risas escuchó a
su madre decir muy seria y ofendida al general de generales "No, no, tú a
mi no me tocas hasta que te pegues un buen baño!" "Pero cariño, acabo
de venir de una batalla, he salvado a nuestro hijo" replicaba el general
"Sí, sí, todo eso y además lo que quieras" contestó Rumiko "Pero
eres un guarro indecente General Samurai!" Kan miró de reojo a sus padres
y no se sorprendió al ver como, a pesar de sus palabras, su madre se lanzaba
sobre su padre para abrazarlo posesivamente... justo antes de decir por lo bajo
"Ya me puedes ir comprando un vestido para enmendar que tenga que tirar
este" Una sonrisa cruzó la cara del General y de su hijo, ya comandante,
conocedores del amor de su madre por la ropa. "Por cierto, me han
recomendado un tratante de telas buenísimo..." aprovechaba a comentar
Rumiko a su esposo mientras entraban en la casa.
- ¡Que bonita escena!
- replicó Escila irónicamente - y a la herida que le parta un rayo! - añadió
ofendida.
- Si quieres que
alguien te abrace yo me ofrezco voluntario - tronó contento Omius
- Si te acercas te
cerceno un brazo - amenazó la bella samurai - conozco perfectamente tu fama,
algunas de mis samurais aseguran que debes de tener, como poco, cuatro o cinco.
- En ese caso, por uno
tampoco me pasará nada - replicó sonriente el guerrero, que sin embargo no se
acercó.
- ¿Qué te paso? -
preguntó Rosana preocupada
- Un indeseable me
lanzó un tajo en la pierna - dijo señalando la herida - y estos bestias
acabaron su trabajo tostándomela como si fuera un trozo de pan y dejándome una
marca que estropeará mi figura para toda la vida - añadió sinceramente enfadada
- eso si no me mata de dolor la puñetera.
Kan pensó que debía
dolerle horrores para que Escila, famosa por su dulzura, tuviera el lenguaje de
un borracho de taberna. Después recordó que durante mucho tiempo la Samurai
había sido camarera en tabernas algo dudosas.
- Sí que es fea -
reconoció Rosana
- Tú para encima
recálcalo - replicó la Samurai más triste que ofendida.
- Pero tiene solución
- siguió la joven - unas compresas de Sabila te calmarán el dolor.
- ¿De qué? - Preguntó
la samurai interesada
- Sabila, Aloe Vera. -
explicó la joven - es una planta medicinal muy utilizada en el lejano Egipto.
Mi padre me llevó allí cuando tenía apenas seis años y recuerdo como la usaban
para que los soldados se recuperaran de las peores mordeduras del Sol - ante la
insólita mirada de la Bella Escila, añadió - En esas tierras el Sol es mortal,
si te descuidas acabas tostado como si te hubieras tendido en una hogera.
- Pero seguro que será
muy difícil conseguirla - tanteó Escila
- ¡Qué Va! - contestó
- en casa tenemos a montones, según creo el Aloe crece en casi todo el mundo
sólo que hay que saber diferenciar cual es la especie que se necesita. Kan,
crees que podrás conducirnos en la cuádriga hasta casa de mis padres? Allí me
será muy fácil curar a tu aprendiz.
Por toda respuesta el
joven saltó a la cuádriga donde estaba Escila tendida y después de ayudar a
subir a su prometida azoró a los caballos hasta que llegaron a la misma puerta
de la casa del cocinero. Rosana saltó corriendo de la cuádriga y, después de
desaparecer en la casa unos minutos, regresó con una hoja de cactus de una
braza de tamaño. También tenía un limón en su mano dentro de un cazo y unas
vendas.
Cuidadosamente posó el
cazo en la tierra, exprimió un poco la hoja, de la que brotó una savia
transparente y brillante. Después metiendo los dedos dentro de la hoja extrajo
la pulpa, brillante y pastosa pero de una sola pieza, la arrojó en el tarro y
exprimió el limón encima de la mezcla, revolviéndola cuidadosamente con su
mano.
Debido a la
sensibilidad de la herida Rosana decidió aplicar primero parte del líquido
utilizando su propia mano. Escila, según sintió el néctar en su piel vio las
estrellas, aquello dolía increíblemente.
- Es el primer efecto
- explicó la joven - primero escuece porque está limpiando la herida, en cuanto
penetre un poco notarás que se calma el dolor.
Y así fue, unos
segundos después el dolor fue mitigándose y Rosana limpió la herida dos veces
más, estas fueron totalmente indoloras. Escila no acababa de creérselo cuando
la joven levantó un poco la pierna de la Samurai pidiéndole que la mantuviese
en esa postura. Kan la ayudó sujetando el peso de la pierna por el pie mientras
la joven sanadora tomaba la pulpa, aún de una sola gelatinosa pieza, y la
colocó suavemente en contacto con la herida. Después impregnó las vendas con el
líquido que quedaba y realizó un vendaje de tal forma que mantenía apretada la
pulpa contra la herida.
Satisfecha se secó las
manos y ordenó bajar la pierna cuidadosamente.
- Ahora te llevaremos
a tu tienda, hasta mañana por la tarde no debes andar, haz que te atienda
alguna de las samurais de tu equipo - al ver que la mujer fruncía el ceño
añadió - es muy importante, si lo haces como te digo cabe la esperanza de que
el Aloe haga desaparecer la herida como si nunca hubiese existido, sino tendrás
una pierna horrible para toda la vida.
La Bella Escila,
atemorizada, asintió con la cabeza.
- Mandaré a buscar a
mi madre, te repetirá el tratamiento cada seis horas durante una semana. Pero
recuerda que hasta que pase todo un día no debes caminar.
- Te lo prometo -
aseguró totalmente convencida la Samurai.
Después de dejar a la
Samurai en su tienda, los dos prometidos fueron a dar un paseo por el bosque
siguiendo el riachuelo cercano al comedor Samurai.
- Estás muy hermosa -
dijo al fin Kan
- Gracias, no se puede
decir lo mismo de ti - contestó ella jugetona. Kan rió sonoramente ella
continuó diciendo - es la tela que me regalaste.
El asintió la había
reconocido, pensó que Huno, el mercader que le había vendido la pieza, conocía
verdaderamente su trabajo. Aquel color le quedaba maravillosamente.
Kan, en un impulso se arrojó
al riachuelo, el agua estaba fresca y el Sol ya calentaba lo suficiente en el
cielo como para secarle cuando saliera.
- Así no estaré más
asqueroso - gritó él
- Con toda esa sangre,
dudo que se te quite sólo por el agua - contestó ella desde la orilla
divertida.
- Ven pues a ayudarme
- gritó desde el agua.
La joven dudó un
momento, no quería estropear la seda con el agua y no tenía ningún bañador
cerca.
- Date la vuelta -
Ordenó ella
Kan obedeció, le
resultaba curioso esa costumbre de la chica, pero no le importaba. Sólo le
importaba que estaban juntos, que los dos estaban vivos y que la vida era
preciosa. Miró al Sol deslumbrante en el cielo azul feliz de disfrutar cada
momento de su vida. Se había ganado esa felicidad y estaba dispuesto a disfrutarla
sanamente.
Escuchó un ligero
chapoteo a su espalda.
- Ya puedes mirar -
dijo Rosana.
Kan obedeció dándose
la vuelta... ¡Pero no había nadie! Escrutó el bosque sopesando la posiblidad de
otro ataque sorpresa ¿Acaso no podría descansar nunca?
De repente se vio
impulsado hacia abajo, con la sorpresa tragó agua y casi se queda sin aire.
Abrió los ojos para ver a una bella ninfa bajo el agua, su negro pelo ondulaba
como si tuviera vida propia, la palidez de su piel rosada hacía un hermoso
contraste con las piedras del fondo y sus negros ojos le invitaban a perderse
en sus profundidades. Si no fuera por su sonrisa, pícara y jugetona habría
asegurado encontrarse ante una de las leyendas más famosas y mortales de su
tiempo, una verdadera ninfa.
El joven, sin darse
cuenta, como si estuviera poseído por un hechizo, había estado largo rato
mirando a la joven, bajo el agua, sin respirar. En ese momento sus pulmones se
agitaron pidiendo aire. Kan no contaba con ningún punto de apoyo para
impulsarse hacia arriba, el fondo estaba aún a un metro, la superficie a metro
y medio y Rosana le mantenía agarrado suave pero posesivamente por la mano. Kan
intentó nadar hacia la superficie, pero la joven, dándose cuenta de su problema
le frenó y le atrajo hacia ella.
Kan pensó que ya era
demasiado alargar así la broma, pero antes de poder moverse se encontró con los
labios de la muchacha en su boca. "¿Qué mejor forma de morir?" Pensó
y juntó sus labios a los suyos. Cuando ya empezaba a desmayarse percibió la
verdadera intención de la muchacha y, agradecido, tomó aquellas burbujas de
aire que le ofrecía. Sólo fue un pequeño bocado de aire, pero fue suficiente
para que la cordura retornara a la mente del Comandante Samurai, que lejos de
soltarse abrazó con más fuerza a la joven y correspondió su beso vital.
Momentos después
estaban ambos en la superficie. Kan respiró profundamente, sin embargo ella no
dio muestras de sentirse fatigada, parecía que habría podido pasar toda la vida
debajo de las aguas.
- ¿Eres una mujer o
una ninfa? - preguntó sinceramente Kan impresionado por la belleza y la soltura
de la joven.
- No sé - contestó
ella enigmática - quizás lo sea - añadió sellando los labios del joven con otro
suave beso.
- Ya es hora de comer
- replicó él después de jugar un poco más en el agua - no tengo ganas, pero si
no acudimos al palacio se preocuparán.
Rosana asintió con la
cabeza de mala gana. Había estado pensando ir a ayudar a las cocinas a su
padre, como tenía costumbre, pero parecía que en su nuevo "cargo" de
prometida de Kan su vida iba a cambiar en más de una cuestión. La joven ya se
dirigía a la orilla cuando se dio cuenta de un pequeño detalle que cada vez
parecía tener menos en cuenta cuando estaba con el muchacho.
- Sal tu primero -
ordenó la joven.
Por toda respuesta Kan
se acercó a la orilla y alargó la mano para ayudar a la muchacha, la cual le
respondió con una significativa mirada que ya empezaba a serle familiar a Kan.
Soltando un suspiro de resignación se dio la vuelta sin que ella se lo pidiese
¡Vaya manía más tonta! pensó él ¿Por qué sería?
- No te entiendo -
expresó en voz alta
Mientras tanto la
mujer salió del agua y escurrió su larga cabellera para secarla un poco. Esto
presentaba un problema añadido, estaban en un claro y el sol secaría
rápidamente sus cabellos si se recostaba sobre la hierba, pero hasta entonces
no podía vestirse, a riesgo de estropear sin remedio la fina seda que tanto
apreciaba.
- ¿Qué no entiendes? -
preguntó la muchacha sin atender demasiado la conversación.
- Tu manía porque me
de la vuelta - estas palabras dejaron fría a la joven, que recordó con una
sonrisa que estaba prometida a "una lechuga Samurai" - sé que me lo
has explicado varias veces, pero no acabo de comprender por qué algunas veces
me mandas que me de la vuelta y otras no.
-¿Otras no? - se
extrañó intrigada la joven mientras se recostaba sobre una larga piedra boca
abajo con su larga cabellera estirada en la espalda para que secara - ¿A qué te
refieres con otras no? Cada vez que me he desnudado delante tuyo te he mandado
que te des la vuelta - la joven no pudo menos que sentirse avergonzada por como
habían sonado las palabras.
- Sí claro! - contestó
directamente el joven - pero bajo el agua no me mandaste que me diera la vuelta
- como la muchacha no respondía pareciendo no entender continuó - y allí te
veía con tanta claridad como te puedo ver ahora si me diese la vuelta.
Por toda respuesta, el
joven Kan, recibió una pedrada en el hombro derecho. Rosana la había lanzado
por puro impulso y un segundo después ya se había arrepentido. No había pensado
que el chico pudiera verla con tanta claridad, pensó que la vería como a través
de una nube o algo similar... estaba roja como un tomate y hundió su cara entre
sus brazos llorando de rabia y pudor.
Kan se agarró el
hombro con la mano izquierda, realmente la muchacha le había mancado, tendría
un buen moratón en esa zona, iba a replicar indignado cuando la escuchó llorar.
Aquello resultó para
él como una patada en el estómago, rápidamente se dio la vuelta y se sentó
junto a ella sin saber que hacer, por fin tocó su hombro y agachándose intentó
captar su mirada.
- Lo siento - dijo él
- no pretendía hacerte daño con mis palabras - se disculpó - no estaba ofendido
de verdad - añadió incapaz de comprender porque lloraba la joven.
Ella lo miró de reojo,
estaba sentado junto a ella intentando consolarala, era obvio que él no
entendía nada pero aún así siguió llorando un par de minutos hasta que se calmó
sintiéndose maravillosamente renovada.
- Mi lechugita! - dijo
en voz alta contenta
Kan no sabía a que se
refería pero estaba feliz de que ella riese de nuevo, aquellos minutos habían
sido los más tristes de su vida.
- ¿De verdad no
entiendes nada? - preguntó ella curiosa aunque era obvio que no. Sin embargo la
respuesta la tomó por sorpresa.
- No, además mi otra
prometida - al ver una amenazadora mirada en los ojos de la joven aclaró - mi
falsa prometida, no tenía ningún impedimento en estar desnuda o casi desnuda
delante mío, y también era hermosa.
Aquello acabó por
sacar de quicio a la joven que se lanzó sobre su prometido una tigresa
olvidando todos sus pudores por la rabia.
- ¿Cómo que otra
prometida? - dijo tirándolo en el suelo - ¿Cómo que otra mujer? - replicó
enfadada mientras se sentaba sobre él y le apretaba el pecho - ¿Cómo que
desnuda eh? - y después de pegarle un buen golpe en el pecho que le costaría un
buen renegrón de varios días al joven y cogiendo una piedra con la obvia
intención de pegarle con ella añadió - ¿Qué hacías tú con otra mujer desnuda?
¡A VER! ¡Explícate!
Kan tuvo el tiempo
suficiente para agarrar las muñecas de la joven y explicar rápidamente.
- Fue cuando le corté
el vestido para forzarla - y viendo que aquello no mejoraba las cosas sino que
la chica intentaba soltarse para cometer una locura explicó a toda prisa- Chang
quiso que matara a su propia hija, si no lo hacía me mataría a mi, yo para
engañarle finjí que pretendía abusar de ella antes de matarla, de esta forma se
convenció de que yo era malvado y salvamos la vida los dos.
La muchacha, no muy
convencida por la explicación preguntó tanteando:
- ¿Y sigue viva esa
muchacha?
- Sí, - después de un
momento preguntó - ¿Por qué lo preguntas?
- ¡Para matarla yo
misma! - estalló ciega de celos Rosana - ¿Y con quién más estuviste mocoso
sinvergüenza? - dijo amenazándolo con la piedra.
- Con unos Samurais y
con Chang con quien me batí a muerte - explicó rápidamente
- ¿Y ninguna chica
más? ¿Ninguna chica desnuda más? - insistió la celosa prometida
- Menos tú no -
contestó sinceramente Kan
En ese momento ella se
dio cuenta de que estaba totalmente desnuda sentada sobre el joven a punto de
"matarlo inocentemente" con una piedra, se puso completamente roja de
vergüenza y saltó de encima de él corriendo hacia el vestido.
Kan atontado por la
situación se levantó... justo antes de darse la vuelta. La piedra que le había
lanzado la chica antes de coger el vestido le había convencido completamente.
- Ya estoy más calmada
- y acercándose por detrás añadió - a ver, explícame lentamente porque no debo
matarte por haber estado con otras mujeres ¡y desnudas!
- No fueron mujeres -
replicó el - fue una mujer, de hecho ni eso, aún era una chica.
- Sí, pero tú mismo
reconociste que era hermosa ¡Y que estaba desnuda!
- ¿No estás demasiado
obsesionada con el tema de la desnudez? - ¡Ay! Kan reprimió un gritito, la
mujer había agarrado un pequeño músculo de su espalda y lo giraba suavemente en
un sentido muy doloroso... sin duda adviertiéndolo de que midiese sus palabras.
- De acuerdo, de
acuerdo, es cierto - reoncoció el joven - era una muchacha hermosa - y
sintiendo la punzada más dolorosa añadió - pero no tanto como tú - esto pareció
calmar a la joven que relajó la presión y se acercó más amistosamente.
- ¿De veras fue
totalmente necesario? - preguntó ella sintiéndose culpable de hacerle tantos
reproches al joven, al fin y al cabo había vuelto vivo que era lo que
importaba, pensó ahora más fría.
- Sí - contestó
sencillamente - además le entregué la parte superior de mi Kimono para que se
tapara cuando acabó todo - a lo que añadió resentido - ¿Te crees que voy medio
desnudo por puro placer?
- Pues no lo había
pensado - se rió la joven ahora risueña como de costumbre abrazándolo desde la
espalda - te favorece y pensé que era una nueva moda entre los Samurais - se
burló de él - enseñar tu "pecho de lobo" igual que hace Omius - esto
era, obviamente, una pulla humillante e injusta, el joven no tenía ni un sólo
pelo en el pecho ¡Pero no era justo compararlo con el fornido guerrero!
Temiendo haberlo herido demasiado le dio la vuelta y se abrazó a él.
- De verdad te parezco
más hermosa que ella - preguntó
- Sin duda - contestó
Kan - ¡Y mucho más peligrosa!
La mujer se hizo la
ofendida.
- ¿Peligrosa yo? -
puso poniendo cara buena - Si sólo soy una niñita buena y sumisa.
Kan la miró atentamente,
ahora si parecía buena... lo de sumisa habría que discutirlo. Pero Kan no se
dejaba convencer tan fácilmente.
- ¡Qué genio tienes! -
dijo rascándose el hombro - por unas palabritas y casi me matas. ¡Asesina! -
rió
La joven se plantó
frente a él moviendo los puños de arriba a abajo como si fuera una adorable
boxeadora. Una carcajada surgió de la garganta de Kan.
- Temo preguntarte...
- dijo con un susurro de voz.
- Pregunta - sonrió
ella contenta
- ¿No me pegarás? -
dijo el acariciándose el hombro.
- No cariño - dijo
abrazándolo, contenta de estar en privado y poder llamarlo como deseara.
- ¿Por qué te molesta
tanto el tema? - insistió Kan - Yo no le veo ni pies ni cabeza.
Ella se quedó
pensativa durante un momento:
- No está bien que un
hombre vea desnuda a una mujer que no es su esposa - dijo al fin - puede ser
que este le pierda el respeto, la deshonre y la abandone - explicó - al menos
así me lo explicó mi madre.
Kan quedó con la boca
abierta.
- Yo nunca haría eso!
- se defendió - ¿Me crees capaz de hacer algo así?
Rosana iba a responder
automáticamente que TODOS los hombres eran así, pero después de un momento
cambió de idea y contestó:
- No, a tí no te creo
capaz de hacer algo así - y sincerándose añadió - pero no puedo dejar de tener
un poco de cuidado, es parte de mi ¿Comprendes?
- Supongo que sí -
admitió Kan - Pero estamos prometidos! - exclamó como si eso lo aclarase todo.
- nos vamos a casar, con lo que no tienes porque temer nada.
La joven quedó anonada
por la facilidad con la que él había asimilado que se iban a casar, ella aún no
se hacía a la idea, aunque si es cierto que le gustaba mucho. Pero en el fondo
ella seguía siendo la hija de un cocinero y él el hijo del hombre más poderoso
del reino, si la abandonase por cualquier razón nadie diría nada en su contra.
Sólo en ese momento se dio cuenta de que eso era lo que temía, no que la
abandonase deshonrada, sino perderlo. Amaba mucho más a Kan de lo que quería
reconocerse a si misma.
- Eso tampoco es una
seguridad completa - dijo ella eludiendo el tema que ya le estaba siendo
incómodo - además, por eso mismo te he permitido estar delante de mi cuando me
he desnudado, aún estando de espaldas me parece que ya son bastantes
libertades. No creo que mi madre aprobase mucho mi conducta ¡Y menos mi padre!
- esto era una escusa y ella la sabía, ella era dueña de si misma y poco le
importaba lo que pensasen sus padres, nunca dejaría de hacer algo que ella
consideraba que estaba bien. Rosana no encontraba nada mailicioso en los
momentos que habían pasado a solas, ni en el baño que habían tomado, mucho
menos en los besos que se habían dado. Eran acciones naturales y totalmente
puras e inocentes. Es cierto que había cierto jugueteo entre ellos, pero era
normal entre dos prometidos, lo malo habría sido que no existiese nada de amor
en la pareja como sabía que pasaba entre parejas mucho más mayores, e incluso,
casadas. Eso si lo consideraba algo malo y antinatural.
Kan había estado
pensando durante un momento a la par que la joven. Al fin dijo sencillamente.
- Entonces nos
casaremos.
- Ya sé que nos
casaremos - contestó la joven que aún no había interpretado correctamente la
afirmación del joven - algún día, cuando nuestros padres lo consideren oportuno
y tú no te sientas forzado por el compromiso lo haremos - y rápidamente aclaró
- sé que a los hombres no os gusta comprometeros, pero yo... - su voz templó un
momento - yo te Amo Kan - dijo al fin haciendo al Comandante el hombre más
feliz de la tierra - lo supe desde el momento en que te vi hace meses sentado
como aprendiz en la mesa de tu padre - y después de mirarlo añadió - pero no
quiero que te cases conmigo sólo porque tu madre lo tramase todo para encontrar
una esposa a su hijo. Sé que tú no tenías ni idea de que era así y temo haberme
aprovechado de el neviosismo y el ímpetu de tu madre. - y sintiéndose por fin
descargada de lo que tanto tiempo había retenido en su pecho añadió - tú eres
el hijo del hombre más importante del imperio, tienes una gran carrera ante ti
y yo no soy más que la hija de un humilde cocinero, no quiero ser una carga
para ti y que en el futuro me guardes rencor por no haberte dejado cumplir tus
sueños. Te quiero demasiado para hacerte eso. - después añadió - Además estoy
segura de que siendo quien eres tendrás miles de mujeres dispuestas a casarse
con alguien con tu fortuna. ¡Pero a mi eso no me importa! - aseguró - Te quiero
porque eres bueno y valiente... porque eres tú. Si fueras pobre te querría
igualmente - Rosana se calló porque si fuera pobre quizás lo querría aún más
pues no tendría estas dudas que la atormentaban.
Kan estaba paralizado,
apenas había podido seguir el razonamiento expresado a toda prisa por la joven.
- Yo ... - dijo al fin
- lo que quería decir es que nos casaríamos hoy mismo - añadió al fin - así me
ahorraré más pedradas - explicó
Rosana, nerviosa como
estaba, no pudo reprimir una estruendosa carcajada, tumbó al chico en la hierba
y se rió feliz mientras lágrimas de felicidad caían por su rostro bañando al
joven. Kan se unió también al momento de felicidad sin acabar de comprender del
todo que le pasaba a la joven, pero ya estaba empezando a acostumbrarse a
aquella extraña doble personalidad que Rosana parecía hacer gala con él.
- Te quiero - dijo él
sencillamente, no esperaba la gran sonrisa de felicidad que cubrió el rostro de
la joven, decidió que si esa era la reacción que causaban en ella esas simples
palabras... se las repetiría una y otra vez durante toda su vida.
La joven pareja quedó
allí, tumbados en el claro sobre la hierba horas y horas hasta bien pasado el
medio día, no dijeron una palabra, sus ojos hablaban por ellos. Y eso fue lo
único que hicieron durante todas esas horas. Disfrutar de su mutua compañía,
sólo aquello parecía encerrar la máxima de las felicidades.
Otra vez la vida le
eneñaba que la máxima felicidad se alcanza de la forma más senilla, estando
sencillamente tumbado sobre la hierba con la persona amada.
Cuando por fin
regresaron a palacio Rosana le preguntó si les reñirían por llegar tarde,
después de todo sus padres tenían que estar preocupados al no saber de ellos
durante tanto tiempo.
- ¡Qué va! - aseguró
el joven - Gui nos encontró justo cuando el sol estaba en su cénit, nos miró un
momento para ver si estabamos bien y después partió para avisar a mi madre de
que nos encontrabamos sanos y a salvo.
- ¿Me dormí en algún
momento? - preguntó la joven extrañada, no recordaba haber visto al alto
Samurai en toda la mañana.
- No que yo sepa -
contestó el joven y viendo la mirada extrañada de su futura esposa añadió - Gui
estaba perfectamente camuflado entre unos árboles a nuestra derecha. Era
imposible verlo aunque estubieses a medio metro de él.
Rosana le miró
sorprendida, de sus ojos prendía una pregunta que el joven no acababa de leer.
- ¿Cómo lo viste? -
dijo al fin
- Ah! - contestó
alarmado - Bueno... realmente no lo vi.
- Y entonces como
sabes que estaba allí ¿Acaso te lo imaginas?
- No no! - aclaró el
joven - ¡Nunca haría esto! Sencillamente lo sabía. - al ver que Rosana quería
saber más añadió - es como un sexto sentido. Estos días he aprendido muchas
cosas, entre otras a no fiarme de las apariencias - dijo recordando la faz de
Chang que supuestamente era totalmente amable y que en realidad ocultaba la más
profunda de las locuras - Estos días he aprendido a fiarme mucho más de mi
"instinto", ignoro mis inseguridades y mis miedos y me guio por mi
intuición. Eso fue lo que me salvó la vida cuando me enfrente a Chang - recordó
amargamente - me había cegado con tierra suelta y no le veía - explicó a la
joven - así que tuve que fiarme de mi intuición para salvar la vida.
""Últimamente
he aprendido más lecciones de las que te imaginas. Sólo en estos dos días he
aprendido que siempre existe una salida honesta a una situación, por muy
difícil que sea.
""Aún cuando
parecía que sólo tenía dos opciones, matar a mi falsa prometida o morir,
descubrí que realmente SIEMPRE - dijo resaltando la palabra - siempre existe
una opción honrosa que conduce al éxito.
""Cuando me
enfrente a Chang al principio pareció que tenía ganada la batalla, después se
inclinaron las tornas, con lo que aprendí que nunca uno puede estar seguro
completamente de nada hasta que ya lo ha conseguido.
""También se
aplica esto a lo malo igual que a lo bueno. Cuando parecía que ya era hombre
muerto pude encontrar una salida que me salvo la vida.
""Siempre
existe una salida honrosa que te dará el éxito.
""También tu
me has enseñado algo - dijo contento de aclarar sus ideas pues hacía tiempo que
no podía hacerlo - Tanto tú como la hija de Chang me habeis enseñado que no
siempre lo que se cree por 'prejuicio" que es malo, ha de ser malo por
necesidad.
""Por
ejemplo yo me quería morir porque me consideraba un infame mientras fingía
violentar a la hija de Chang, esta me hizo ver que incluso aquel acto
deprabado, en aquellas circustancias fue para ella como una bendición, sospechó
que aún cuando mis actos no hubieran sido lastimeramente fingidos, la chica lo
habría aceptado con gusto para poder conservar la vida, sin duda algo mucho más
importante que una simple actuación.
""También tú
me has enseñado que una misma cosa vista por dos personas puede ser considerado
bien por una y mal por otra. Yo consideraba que estar juntos desnudos, era algo
bueno e inocente. Quizás sea por mi juventud, pero yo no veo distinción alguna
entre que estemos paseando ahora vestidos a que estuviesemos paseando desnudos.
- La mujer quedó ensimismada por la sencillez de los pensamientos del joven -
Quizás porque soy práctico por naturaleza comprendo la necesidad de la ropa
cuando hace frío, o de la armadura en la batalla... pero no entiendo la
necesidad de ropa por eso que llaman 'pudor' - después de hacer una pausa
añadió - sin embargo tú me has mostrado lo importante que es para tiº, tú lo
consideras algo malo o sencillamente impensable.
""Sospecho
que ambas formas de pensar, tanto la tuya como la mía son totalmente correctas
pues sólo dependen de quien esgrima el argumento a su favor o en contra para
que esté convencido de su necesidad. Unos considerarán más importantes unos
puntos que otros considerarán simples detalles y... viceversa.
""Esto me ha
enseñado a respetar más las formas de pensar de cada persona. Lo importante es
la bondad del corazón de la persona en si. Aparte de eso sus costumbres poca
importancia tienen, pues estas son cambiantes de un lugar a otro y al fin y al
cabo no son realmente importantes... mientras no se haga daño o perjucio a otra
persona - aclaró el joven - pues la base de la bondad está en no dañar a nadie
y respetar sus ideas.
""Hemos de
respetar aun lo que nos puede parecer ridículo a nosotros mismos pues de no
hacerlo podemos herir los sentimientos de otra persona.
""También he
aprendido... de nuevo - sonrió - que la máxima felicidad se consigue con
cuestiones que desechamos en el día a día.
""Ayer he
visto la muerte de cerca... varias veces - resaltó - eso me ha permitido darme
cuenta de que muchas veces nos preocupamos por detalles que no tienen
importancia y olvidamos disfrutar de cada segundo.
Después de mirar
fijamente a los ojos de su futura esposa continuó:
""No hay
nada que haga tan feliz como estar al lado de la persona amada. Eso tiene un
valor infinitamente más grande que las riquezas, el poder o cualquiera de los
placeres que nadie pueda ofrecerme, incluido Chang.
""Cuando
estuve con la hija del Samurai Oscuro tenía delante de mi a una muchacha muy
hermosa, dispuesta a satisfacer todos mis desesos. Tenía ante mi tesoros de
infinito valor a lo que había que sumar tierras y todos los placeres que puedan
llegarse a imaginar. - después de una pausa añadió - sólo un completo imbécil
cambiaría un solo segundo con el Amor de su vida por esos placeres sin
importancia.
""Nada hay
tan imporante en la vida como el Amor. Sin embargo el amor sólo puede
disfrutarse al máximo con corazón puro que no desee más que estar cercano a la
persona amada.
Sólo ahora conocía
Rosana a todo lo que Kan había renunciado por estar a su lado. No sólo casi
había muerto en la lucha, también había renunciado a todos los sueños mundanos
del hombre normal. La increíblemente hermosa mujer se maravilló de la bondad y
la pureza del joven. Supo instintivamente que eso ya lo hacía superior a todos
los hombres.
Esa pureza se le tornó
irresistible y quizás, sólo quizás, fuera la causante de que lo amase con una intensidad
tal con la que ninguna mujer había amado antes.
COMO SER MAS FELIZ, PARA SIEMPRE
Capítulo 20.- Mis Mejores Deseos,
para Usted
Carta a Usted, mi desconocido, pero Amado
Nuevo Amigo.
El Libro "Como ser Mas Feliz, para
Siempre" acaba aqui ¡Pero su Felicidad Comienza Ahora!
Espero que la forma de Exponer los
Contenidos de este libro, le fuera agradable y enriquecedora, se que si los
aplica a su vida, le ayudaran a alcanzar una felicidad Suprema que le hara
totalmente Feliz, para Siempre.
Ahora, permitame que sea yo quien le pida
Ayuda a Usted, para que Juntos, podamos traer un poco mas de Felicidad a este
Mundo ¿No le parece algo Bueno y Hermoso?
Como Usted Sabe, uno de los secretos para
alcazar la Felicidad, es hacer Feliz a Otros.
Pues aunque es dificil ser feliz en un
ambiente de personas infelices ¡Es Posible! Pero ¿Acaso no es mas Facil para
Usted ser Feliz en un Ambiente Feliz?
Si Usted ve que sus Seres Amados y Cercanos
son Felices ¡Usted sera tambien Feliz! ¿Cierto?
Ayudeme a llevar este Mensaje de Felicidad
por el Mundo ¿Como cree Usted que podemos hacerselo Llegar a Mas Personas?
¿Sabe Usted de Alguien a quien le vendria
bien ser Mas Feliz?
¿Quien?
Quizas podria Usted recomdenarle a esa
persona que leyera este libro, o podria regalarselo si es alguien a quien Ama
Intensamente.
No se, quisiera dejar en Usted la Confianza
de Saber que considera todo lo que en este libro he expuesto, como algo bueno e
importante, digno de ser compartido. Pues se que como Usted ama a los suyos, y
le interesa que sean felices, encontrara la forma de hacerles llegar este libro
para que sean ellos tambien Felices ¿Verdad? Porque entonces toda su Vida
Mejorara y sera Usted...
¡Feliz, para
Siempre!
Que Mi Bendicion le acompañe toda su vida,
trayendole Amor, Salud, Prosperidad ¡Y Felicidad!
Un Fuerte Abrazo!!! Ignacio Gonzalez
"Fenix"
Amigo suyo, desde el fondo, de Nuestro
Corazon.